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Probamos la última idea de IKEA para llenar tu casa de música: te va a estallar la cabeza
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Probamos la última idea de IKEA para llenar tu casa de música: te va a estallar la cabeza

Después de haber creado altavoces wifi con forma de estantería y lámpara de mesa, ahora se alía con Sonos para crear un cuadro con altavoces. Este es su funcionamiento

Foto: Foto: EC.
Foto: EC.

Hace un par de años, IKEA, el rey del mueble, sorprendía con una extraña pareja de baile: Sonos, un fabricante 'indie' de equipos de audio que viene haciendo bastante ruido desde hace un tiempo. Ambos fusionaron sus respectivos mundos en una primera generación de productos que se tradujeron en una estantería que hacía las veces de altavoz y una lámpara de mesilla con tono majestuoso que podía ser una alternativa al HomePod de Apple, aunque a un precio más elegante.

Su presentación no fue la de un experimento, que fuese de tapadillo oculto en la página 30, 40 o 50 del catálogo más esperado en las casas de medio mundo (que ya ha pasado a mejor vida, por cierto). Se hizo en la Feria del Mueble de Milán, uno de los más prestigiosos encuentros del gremio a nivel mundial. Ahora han subido la apuesta en esto de crear formas diferentes para llenar tu casa de música. Y a alguno le va a estallar la cabeza con la ocurrencia: un cuadro capaz de pinchar canciones y música a todo trapo desde cualquiera de las paredes de casa.

Hemos pasado unos días probando el aparato en cuestión para saberlo. Es difícil juzgarlo porque apenas había visto cosas así. Es cierto que una empresa como la española Energy Sistems hizo también alguna probatura similar, aunque se trataba de un altavoz bluetooth a secas. En este caso es un altavoz wifi. Se configura y se gobierna a través de la aplicación de Sonos. El equipo, como ya ocurrió con los anteriores Symfonisk (nombre de esta colección) se entiende con los otros equipos lanzados por Sonos y puede integrarse como un eslabón más de un sistema 'multiroom' que tengas en tu casa.

La configuración es muy rápida. Simplemente es que la app detecte la presencia del equipo, conectarlo al wifi y asignar el altavoz a la habitación correspondiente. Luego solo tendrás que escoger tu plataforma de 'streaming' favorita y dar de alta tus credenciales. Podrás controlar Spotify, Amazon Music, Tidal, YouTube Music, Deezer, Audible... También es compatible con AirPlay, por si eres usuario de iOS o iPadOS, de manera que podrás reproducir lo que quieras en el Symfonik Frame.

Podrás hacer búsquedas por artista, álbum, listas de reproducción que te hayas montado,... La única condición es que estés conectado a la misma red wifi. Si por algún casual te desconectas, el sistema seguirá dando salida a pistas pendientes en la cola de reproducción. Si eres usuario de un iPhone podrás hacer uso de 'TruePlay', una tecnología propia de Sonos que ayuda a adaptar el sonido al entorno. Al ponerla en marcha emitirá un pitido durante un breve lapso para que tu recorras la estancia, smartphone en mano para entender cómo suena en cada rincón.

Un diseño solo con un problema

En mi caso, por no hacerle otro agujero al casero en la pared que ya he colgado demasiado cuadro, lo he tenido apoyado sobre un mueble que tengo a los pies de la cama. Colgarlo tampoco entraña mayor misterio, aunque viene bien tener un taladro a mano para hacer la instalación como es debido. Es obviamente más grueso de lo que es un cuadro normal, por las piezas que oculta en su interior. Seis centímetros. Pero han conseguido disimularlo perfectamente.

Foto: M. McFoto: M. Mcloughlin

Lo único que delata su especial naturaleza a simple vista es la presencia de un cable que sale de la parte trasera (se ha creado una 'canaleta' para que quede completamente pegado a la pared). El hueco de las conexiones consigue que quede perfectamente disimulado. Además, hay una conexión ethernet, cosa que me ha sorprendido teniendo en cuenta que es un elemento que tiene un marcado carácter decorativo, no vamos a andar tirando más cables por la pared. Siempre que he utilizado un altavoz de este tipo, no ha hecho falta tirar de la conexión física. Con el wifi es más que suficiente. Los controles físicos (pausa/play, adelantar o retroceder) están escondidos en uno de los laterales.

El cuadro se puede color tanto en vertical como en horizontal. Tiene unas medidas de 41 por 57 centímetros. La parte trasera es de plástico. La parte frontal es de poliester. Está disponible en blanco y en negro. ¿La imagen es intercambiable? Sí. El motivo que incluyen de serie es básico, discreto y sobrio. Pero es probable que no te diga nada y prefieras cambiarlo por algo que pegue más con tu decoración. El caso es que solo se puede cambiar (la tapa frontal se extrae fácilmente) por diseños creados por IKEA. La guinda hubiese sido un sistema para poner tus propias imágenes, pero eso no es posible. Esa puede ser la gran pega que se le puede sacar. Más libertad para personalizarlo. Eso puede hacer que muchos finalmente desistan de su compra.

Un sonido condicionado

Hablemos del sonido, que al final es la otra parte esencial del invento. Obviamente el formato condiciona la riqueza de lo que se escucha, de la misma forma que no suena igual algo cuando se reproduce en un altavoz bluetooth ideado para llevar en el bolsillo pequeño de la mochila que en un equipo de 30 por 30 para colocar presidiendo el salón. El sonido me recuerda al que tenía el Symfonisk original que servía como estantería. No es tan profundo como el de la lámpara. ¿En dónde se nota? Especialmente en las frecuencias más bajas. También es de ley decir que para el grosor que maneja, suficiente consiguen con los graves. Pero no es comparable a la contundencia de un equipo tradicional.

Foto: M. McloughlinFoto: M. Mcloughlin

Canciones como 'Rolling in the Deep' de Adele, 'Therapy' de Duke Dumont o 'Blinding Lights' de The Weekend suenan relativamente bien. Se nota la mano de Sonos. Los agudos los digiere muy bien y los tonos medios se respetan muy bien. La voz suena clara y no se pierde cuando subes el volumen al máximo. Creo que utilizándolo individualmente puede ser una muy buena forma de tener música en una habitación de tamaño medio como un despacho o un dormitorio.

Si eres un sibarita del sonido, un solo Symfonisk Frame te va a saber más bien a poco. Cuando gana enteros es cuando se usa en conjunto. Si quieres sonido estéreo, puedes utilizar dos de ellos. Pero eso supone pagar el doble. Estaría bien que IKEA hubiese hecho un pack algo rebajado, que cada uno cuesta 199 euros.

También, como decíamos, puedes utilizarlo como un punto más de un sistema completo de Sonos y añadir una fuente de sonido más y crear una atmósfera donde el audio salga de varias fuentes diferentes. Si tienes dos cuadros colgados de salón y una barra de sonido de la marca, podrás utilizarlos para crear sonido envolvente, no solo para la música, sino también a la hora de ver películas. Está claro que esta solución no está hecha para todo el mundo, pero puede ser una buena idea para animar una habitación de la casa o incluso tiendas pequeñas, oficinas...

Hace un par de años, IKEA, el rey del mueble, sorprendía con una extraña pareja de baile: Sonos, un fabricante 'indie' de equipos de audio que viene haciendo bastante ruido desde hace un tiempo. Ambos fusionaron sus respectivos mundos en una primera generación de productos que se tradujeron en una estantería que hacía las veces de altavoz y una lámpara de mesilla con tono majestuoso que podía ser una alternativa al HomePod de Apple, aunque a un precio más elegante.

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