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El asalto de la banca a su mayor amenaza: así están colonizando el mundo de las 'cripto'
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¿Un nuevo negocio millonario a la vista?

El asalto de la banca a su mayor amenaza: así están colonizando el mundo de las 'cripto'

Tras años de guerra entre bancos y sector 'cripto', la última fiebre por el bitcoin ha hecho que las entidades tradicionales empiecen a cambiar su postura para aprovechar el tirón

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

En septiembre de 2017, Jamie Dimon, CEO y presidente de JP Morgan, el banco más grande del mundo, lo tenía claro con el bitcoin. Tras observar la volatilidad de la moneda y estando cerca de la primera gran ola alcista del sector, vivida entre finales de 2017 y principios de 2018, aseguraba que el invento de Satoshi Nakamoto no era más que un "fraude". No fue el único ejecutivo del sector financiero que usó palabras similares desde el despertar de estas tecnologías, pero sus opiniones han empezado a cambiar en los últimos tiempos. El crecimiento del sector, su apuntalamiento y, sobre todo, el interés que ha despertado entre grandes y pequeños inversores han hecho que los grandes transatlánticos dejen de ver esto como su peor enemigo y más como una oportunidad de la que sacar partido.

El propio Dimon no tardó mucho en arrepentirse de sus palabras y en 2018 dejó claro que confiaba en el 'blockchain', una tecnología que podía ofrecer grandes alternativas para el sistema financiero. E inició un giro que se fue intensificando con más y más acercamientos. En 2020 avaló a los 'exchanges' Coinbase y Germini y, según el 'Wall Street Journal', organizó varias reuniones secretas con los jefazos de estos actores clave del sector 'crypto' para destensar las relaciones. El encuentro fue tan bien que más recientemente su entidad ha montado equipos para estudiar el lanzamiento de servicios de criptoactivos, buscando numerosos empleados que tengan experiencia en esta industria y hasta, según publicó en abril Coindesk, están a punto de lanzar un primer fondo directamente ligado al bitcoin para clientes de banca privada. Un cambio de parecer que no es ni único ni exclusivo de JP Morgan o Estados Unidos.

Foto: Un cajero de criptomonedas. (BitBase)

Su ejemplo, eso sí, es una imagen perfecta para ver del baile de máscaras que ofrece el sistema financiero global con este asunto. Por un lado, hablan de cautela, peligro o falta de interés por los criptoactivos ante los problemas de regulación y la volatilidad y, siguiendo lo dictado por las autoridades y los bancos centrales, recomiendan no invertir en ellos o evitarlos de momento. Pero, por otro, empiezan a explorar formas de explotar la industria y, sobre todo, sumarse a la ola. ¿Cómo? De momento se vislumbran dos fórmulas que se adaptan bien al papel que siempre han jugado estas entidades: ofrecer custodia e iniciarse en la inversión. Además, las llamadas 'fintech' ya empiezan a apretar con ello.

Según una encuesta realizada por Statista durante 2020, España es el décimo país del mundo en porcentaje de usuarios que afirman poseer o usar criptomonedas (el segundo de Europa tras Suiza y por tanto el primero de la UE, seguido por Alemania). El estudio asegura que un 9% de los españoles, es decir, unos cuatro millones de ciudadanos, al menos han realizado una transacción relacionada con este sector. Números demasiado jugosos para dejarlos pasar.

El verso suelto del BBVA y el resto de la banca española

El primer gran nombre que se ha sumado a la fiebre en nuestro país es el BBVA. Hace menos de dos semanas que el banco de origen vasco dejó de estar en el burladero y saltó a la arena. Lo hizo con un servicio pionero de compraventa de bitcoin así como de custodia de las mismas. Lo activan tras unas pruebas específicas que se han extendido desde 2019 y calculan que, al menos, dos de cada 10 de sus clientes pueden estar interesados. De esta forma, se han convertido en el primer gran banco del euro en ofrecer algo así, permitiendo las operaciones 24/7. Los usuarios de la entidad, siempre que tengan un patrimonio mínimo de un millón de euros, podrán operar con esta divisa digital, combinando estas inversiones con otras más tradicionales. Eso sí, de momento solo estará disponible para los usuarios suizos.

No hay que olvidar que esta compañía siempre ha tenido puesto un ojo puesto en este gremio. Ya había experimentado con soluciones 'blockchain' y hace ya seis años, en 2015, invirtió a través de Propel (su fondo de capital riesgo) en una 'startup' entonces no muy conocida llamada Coinbase. A la postre se ha convertido en una de sus mejores inversiones, si no la mejor. Este 2021 les permitió embolsarse 250 millones de beneficios con la salida al Nasdaq del operador de criptomonedas, que alcanzó 100.000 millones de valoración en su estreno.

El lugar escogido para despegar su último proyecto no es casual: Suiza. Lo harán a través de su filial allí y la razón es clara: es probablemente el país con el marco regulatorio más avanzado del mundo en la materia, como dejan claro desde el propio BBVA. No hay que olvidar que las autoridades locales han hecho una importante apuesta por el 'blockchain' y los criptoactivos ante el fin del secreto bancario.

La elección de Suiza se debe a lo avanzado de su normativa en materia 'cripto'

El caso de BBVA, eso sí, es algo particular dentro del ecosistema español. En nuestro país, la mayoría de entidades dicen seguir de cerca la evolución de este sector y no ser ajenos a los cambios de innovación que se dan, pero funcionan con cautela y esperando, sobre todo, a ver qué hace Europa. Hasta que la UE no dé un paso definitivo en este sentido todo apunta a que el discurso seguirá siendo similar. Esa es, por ejemplo, la visión de CaixaBank. "Desde CaixaBank estamos analizando el marco legal y regulatorio existente para la prestación de servicios relacionados con criptomonedas", explican fuentes del banco en conversación con Teknautas.

Todos los grandes llevan una política similar hasta el momento. Aunque te permiten, en la mayoría de situaciones, realizar compras en sitios como Binance o Coinbase ('exchanges' de compraventa de criptoactivos) y hacerte por tanto con criptomonedas, su posición no pasa de ahí. Ni hay visos de que esto cambie en los próximos meses. Sí hay que mencionar el caso de iniciativas como Iberpay, una asociación de la mayoría de entidades financieras que trabajan en España, son 16 entes en total, en la que estudian posibles aplicaciones de la tecnología 'blockchain' en el entorno bancario y financiero actual y empiezan a hablar de un término que cada vez suena más: el euro digital. La criptomoneda creada por el BCE es algo cada vez más palpable (hasta el PSOE llevó al Congreso una proposición no de ley que recoge algunos de los puntos del proyecto comunitario) y no parece demasiado lejos su realización.

El euro digital y el MiCA

Con la mayoría de bancos centrales globales en una posición contraria a la de los proyectos criptográficos centralizados privados o descentralizados, las llamadas CBDC podrían ser la solución ante la demanda de los usuarios y el abismo entre las dos partes de esta pelea. Países como China ya están implementando su moneda y más cerca encontramos los proyectos de Suecia o incluso Bahamas (su Sand Dollar fue el primero de este tipo). Su objetivo es, básicamente, crear una moneda digital de curso legal que iguale lo que ofrece su moneda nacional en el mundo físico, sumándole lo bueno del mundo criptográfico a la hora de dar más transparencia, flexibilidad o rapidez.

La mayor parte de estos proyectos están lejos de su puesta en marcha definitiva, pero el Banco de Pagos Internacionales (BPI) aseguró hace unos días que respalda el desarrollo de monedas digitales de los bancos centrales (CBDC) y que al menos 56 bancos centrales están pensando en crear monedas digitales. El más avanzado, ya se ha mencionado, es el de Bahamas, pero hay otros proyectos en desarrollo como el de China (ya funciona en ciertas regiones), el de Brasil o el de Turquía. Europa sigue en plena investigación de este nuevo activo, pero no parece fácil que se implemente. No queda claro cómo funcionaría la tecnología ni el objetivo de esta moneda, más allá de abaratar costes, actualizar el sistema y mejorar las transacciones transfronterizas. Y encima no convence demasiado a los activistas por la privacidad que ven en esto, un activo de mayor control para el Estado al poder rastrear al dedillo cada movimiento.

Lo que sí parece mucho más cercano es el reglamento europeo en relación con los mercados de criptoactivos (o MiCA, por sus siglas en inglés). Esta normativa tiene como objetivo regularizar todo el mercado de criptoactivos a nivel regional y, aunque aún no se sabe cuándo será aprobado ni si sufrirá algún tipo de modificación (todo apunta a que hasta finales de 2021 o 2022 no se verá aprobado), si ayuda a ver cómo puede ir el futuro en estos entornos.

De momento, la propuesta es un larguísimo texto que busca regular un sector más que complejo. El artículo 67, por ejemplo, es clave para el tema de la custodia y el papel de intermediarios como bancos o casas de cambio. "Punto 3. Los proveedores de servicios de criptoactivos autorizados para prestar el servicio de custodia y administración de criptoactivos por cuenta de terceros establecerán una política de custodia que incluya normas y procedimientos internos para garantizar la guarda o el control de dichos criptoactivos, o de los medios de acceso a los criptoactivos, tales como claves criptográficas". "Punto 8. Estas normas y procedimientos garantizarán que el proveedor de servicios de criptoactivos no pueda perder los criptoactivos de los clientes o los derechos relacionados con estos activos debido a fraudes, amenazas cibernéticas o negligencias".

Foto: Foto: EFE.

En marzo, el abogado experto en tecnología Sergio Carrasco, daba su opinión al respecto en un artículo publicado en este periódico. "Lo veremos cuando llegue, pero esta normativa va a igualar mucho a 'exchanges' o plataformas como Opensea a los bancos, y todo el que quiera entrar en este terreno va a tener que adaptarse y, sobre todo, estar preparado. Hasta ahora bastaba tener poco más que una web para poder funcionar con criptoactivos, pero eso se va a acabar y puede ser un problema para el que se meta sin saberlo".

Las 'fintech' y los grandes tenedores

A la espera de que esto se lleve a cabo, los pequeños y grandes inversores siguen metiendo la patita en el entorno 'cripto' y, sin el acompañamiento de los grandes bancos, hay otros actores que empiezan a mover ficha intentando ganar cuota de mercado y, por qué no, encontrar nuevas vías de financiación. Entran, y con fuerza, las llamadas 'fintech'.

El mejor ejemplo es Revolut, la empresa creada por un 'extrader' ruso que lleva desde 2015 llamando a la puerta del sector financiero. Empezaron tirando comisiones en movimientos altamente cargados por los grandes bancos, después empezaron a ofrecer servicios y más servicios, todo de forma digital y enarbolando la bandera de la tecnología, y llevan desde 2018 tanteando el mundo de las criptomonedas. Eso sí, han pisado el acelerador en los últimos meses. En abril pasaron de ofrecer el comercio con 10 tokens a 21, ahora te permite operar con hasta 44. Están los clásicos, como Bitcoin o Ethereum, pero también Cardano, Uniswap, Synthetix, Yearn Finance, Uma, Bancor, Filecoin, Numeraire, Loopring, Orchid o The Graph. Y el último en sumarse ha sido Polkadot, uno de los nombres que más fuerte suenan en el sector.

Según explica Ed Cooper, 'head of crypto' de Revolut, su 'app' permite a los usuarios comprar y vender una serie de criptomonedas, ya sea en ese momento o a futuro a través de una compra recurrente (por ejemplo, comprar 10 dólares de BTC cada mes) o mediante una orden 'stop' o límite (por ejemplo, comprar 10 $ de BTC cuando alcance mi precio de activación). "Los usuarios tienen lo que se llama un 'interés beneficioso' en las criptomonedas, lo que significa que la propiedad final es del usuario, pero Revolut mantiene las criptomonedas de los usuarios en su nombre. Cuando un usuario realiza una orden de compra o venta en la 'app', Revolut actualiza el saldo del usuario instantáneamente a un precio de mercado en vivo. Detrás de escena, Revolut agrega estas órdenes de compra y venta y las ejecuta automáticamente en las principales plataformas de intercambio".

"Revolut almacena los fondos criptográficos de los usuarios en carteras criptográficas agrupadas, la mayoría de las cuales se encuentran en un proveedor de custodia de almacenamiento en frío. También hemos lanzado recientemente retiradas de bitcoin en el Reino Unido como una versión beta para usuarios Metal, y lo implementaremos para todos los usuarios en el EEE en breve. En este caso, nos hemos asociado con las mejores compañías de criptografía como Elliptic y Fireblocks para asegurarnos de ofrecer la mejor experiencia posible a nuestros usuarios", completa Cooper.

En España, las 'fintech' no se quieren quedar atrás y también te ofrecen servicios similares, aunque a menor escala. Es el caso de Rebellion Pay o Bnext. La segunda de las mencionadas es una de las compañías de banca 'cuqui' más conocidas de nuestro país, y desde hace tres meses ofrece un servicio de compraventa y custodia de criptoactivos en colaboración con la empresa, también española, Onyze. Esta segunda pata de la ecuación es la especializada en este mundo y la que se encarga de ofrecer la custodia, su especialidad, y la compraventa de bitcoins o ethers.

Cualquier usuario con cuenta en Bnext puede usar desde la misma 'app' este apartado 'cripto' con una comisión de 2,5% en la compraventa y 0,1% en la retirada de fondos. ¿Y cómo va el resultado? Pues, según explica Guillermo Vicandi, CEO de Bnext, en conversación con este medio: "Desde que incorporamos el monedero 'cripto' a los servicios de Bnext, este se ha convertido en uno de nuestros productos estrella. En tan solo tres meses se han dado de alta en el servicio más de 19.000 clientes que han operado más de cinco millones de euros".

Ahí ya vemos una razón por la que las 'fintech' pueden lanzarse a abrazar esta industria, es un jugoso y lucrativo mercado con miles de entusiastas, pero no es la única, como explica José Antonio Bravo, economista y experto en criptodivisas. "Si miramos a lo lanzado por BBVA, JP Morgan o Morgan Stanley, todo está enfocado para las grandes fortunas. Cada vez hay más inversores institucionales interesados en este mundo, pero que no terminan de fiarse de los actores del entorno. Así que, dejando de lado el apartado ideológico de la descentralización y la eliminación de terceros, ven en los bancos un intermediario que les puede ayudar, sobre todo en la custodia de esos activos. Hay un nicho muy interesante para las entidades en ese punto".

Bravo remarca el punto de dejar de lado el aspecto ideológico porque la idea original del bitcoin era eliminar precisamente a todos los intermediarios descentralizando el poder, pero con su crecimiento se ha convertido en un activo muy jugoso para los inversores más grandes que buscan diversificar sus apuestas, más similar al oro o el petróleo que a una moneda fiat. "Al final lo tratan como un activo más, como el que tiene una obra de arte u otro patrimonio. Desde el principio, el tema de la custodia, las llaves y el posible robo del dinero si no eras cuidadoso con tus claves había echado para atrás a muchos inversores y la banca puede ofrecer una tranquilidad importante en esa pata del sistema, sobre todo al cliente institucional. Habrá que ver si lo hacen construyendo sus propias tecnologías o apostando por aliarse con empresas especializadas", añade.

Los estadounidenses tiran del carro

Aunque la volatilidad que ha demostrado tener este mercado siempre ha sido un condicionante para empresas cuyo 'leiv motiv' es huir del riesgo extremo y apostar a caballo ganador, no son pocos los bancos de inversión internacional que ya han empezado a tantear cómo aproximarse con garantías a este mercado. En Estados Unidos entidades como JP Morgan, Morgan Stanley, Goldman Sach o Bank of America tienen algunos, pocos aun, servicios dirigidos a los que quieren invertir en el mercado de las criptomonedas.

Apuestan por abrirse camino en este mercado, pero lo hacen con la particularidad de que quienes quieren meterse en este negocio no suelen buscar su ayuda, sino las de otro tipo de plataformas especializadas. Así lo reconocía David Solomon, gerifalte de Goldman Sach. "A menudo se van a otros sitios para invertir", explicaba. El directivo resumía muy bien en dicha audiencia el margen de actuación que tienen entidades como la suya para entrar al salvaje oeste de las criptomonedas: poco.

Ofrecen cosas como "asesoría" o servicios de custodia de los activos a "inversores e instituciones" porque los reglamentos a los que están sujetos no les permiten tener en propiedad estos valores. Citigroup o Deustche Bank (que este mismo año afirmaban que las criptos "han alcanzado un nivel" que hace imposible ignorarlas) también han explorado la posibilidad de empezar a ofrecer servicios como custodia de activos, aunque no descarten que evolucione en algo más completo. En otros casos, la solución más inmediata apunta a acuerdos de colaboración con plataformas como Coinbase.

No hay que olvidar que estos movimientos se producen en un contexto de hostilidad por parte de las autoridades bancarias de medio globo, que quieren atar en corto estos movimientos, al entender que pueden suponer un riesgo sistémico. En China, el Gobierno ha declarado la guerra total a estos activos y la pasada semana volvió a hacer una nueva demostración: prohibió a sus bancos aceptar operaciones con criptomonedas. Postal Savings Bank, el Banco agrícola de China o Alipay no han tardado en plegarse a las exigencias de Pekín.

Fuera de aquel país, el comité de Basilea, ese consejo mundial de sabios encargados de sentar las bases de la regulación bancaria, ha mostrado su disposición a crear un marco regulatorio para las entidades que quieran operar con ellos, aunque ya ha avisado que tendrá la categoría más estricta posible. Así lo dejó caer en la consulta pública, en cuyas bases se podía leer que recibiría una ponderación por riesgo de 1.250%, la más alta posible, que se asigna a inversiones más bien dudosas.

En septiembre de 2017, Jamie Dimon, CEO y presidente de JP Morgan, el banco más grande del mundo, lo tenía claro con el bitcoin. Tras observar la volatilidad de la moneda y estando cerca de la primera gran ola alcista del sector, vivida entre finales de 2017 y principios de 2018, aseguraba que el invento de Satoshi Nakamoto no era más que un "fraude". No fue el único ejecutivo del sector financiero que usó palabras similares desde el despertar de estas tecnologías, pero sus opiniones han empezado a cambiar en los últimos tiempos. El crecimiento del sector, su apuntalamiento y, sobre todo, el interés que ha despertado entre grandes y pequeños inversores han hecho que los grandes transatlánticos dejen de ver esto como su peor enemigo y más como una oportunidad de la que sacar partido.

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