Es noticia
Cambié mi MacBook por el último iPad Pro de Apple: sobra la potencia pero falta algo más
  1. Tecnología
MÁS PRO QUE NUNCA

Cambié mi MacBook por el último iPad Pro de Apple: sobra la potencia pero falta algo más

La tableta de Apple es mejor que nunca, entre otras cosas, porque monta el poderoso procesador M1. Sin embargo, su potencia sigue atada en corto por un sistema operativo estrecho de miras

Foto: El iPad Pro 2021, una bestia atada en corto. Foto: M. Mcloughlin
El iPad Pro 2021, una bestia atada en corto. Foto: M. Mcloughlin

El iPad que Apple presentó hace unas semanas es más Pro que nunca. Es mucho más Pro que el iPad Pro que ya puso sobre la mesa en 2020, que ya era Pro de narices. Para lograr ese chute extra, lo que ha hecho la compañía, entre otras cosas, el M1. Tras ese nombre se esconde el procesador que han diseñado para que sus portátiles pudiesen librarse de la arquitectura x86 y, por tanto, de Intel. Unos chips, por cierto, que han sorprendido a propios y extraños por el equilibrio que muestran entre rendimiento y eficiencia energética, dos aspectos que muchas veces parecen ser más complicados de combinar en su justa medida que el agua y el aceite. Pero el iPad Pro de 2021 tiene el mismo problema que el de 2020, que a su vez lo heredó del iPad Pro de 2018. La clave es saber cómo traducimos la coletilla Pro. Podemos entenderlo como que Pro es exactamente lo mismo que Max y lo mismo que Plus. Es decir, más. Más potencia. Más pantalla. Más calidad. Y no estaríamos equivocados, porque esta tableta es la mejor que ha creado Apple en toda su historia. En resumen, lo más Pro que se puede encontrar.

El problema aparece si queremos interpretar que Pro viene de profesional. Ahí empiezan las dudas sobre este dispositivo. Si nos fijamos en lo técnico, pieza a pieza, tiene todo para ser el sustituto ideal de tu ordenador o portátil de trabajo. Es probable que esté bastante por encima de la máquina en la que estás leyendo esto. Pocos peros se le puede sacar viendo su hoja de especificaciones. Pero es que sus lunares no están en sus capacidades físicas. Están en su sistema operativo. Ese, el de la plataforma que le da vida, es una especie de soplo al corazón que le acompaña desde hace años y que en Cupertino no logran arreglar.

No es que hayan estado de brazos cruzados. Hace tiempo que se dieron cuenta de la singularidad de la máquina, cambiaron el iOS de doble destilación que utilizaban para dar vida a sus tabletas y lo sustituyeron por iPadOS. No ha sido un cambio radical, pero ha habido importantes concesiones de cara a que estos productos puedan convertirse en un equipo de trabajo más parecido a un portátil. Una interfaz y unos 'widgets' con toques más propios de los Mac, la posibilidad de utilizar periféricos (monitores externos o ratones), la división del espacio de pantalla o 'apps' más adaptadas a este formato son algunas de las mejoras. Suena bien, sí, pero otra cosa es que resulten suficientes para todos.

He probado a cambiar el MacBook Pro con el que trabajo por este dispositivo durante diez días. El objetivo es doble. Por una parte dar fe de las mejoras y explicar qué suponen frente a la anterior edición. Y por otra, intentar aclarar a quien le puede venir bien hacerse con este dispositivo, a quién le puede venir bien para cambiar su equipo de trabajo y qué esperar si lo quieres como tableta.

placeholder iPad Pro 2021 con M1. Foto: M. Mc
iPad Pro 2021 con M1. Foto: M. Mc

El iPad Pro de 2021 repite el mismo diseño icónico e industrial de sus dos anteriores entrega. Esta tableta fue, hace casi cuatro años, la primera en sufrir un importante y necesario lavado de cara. Dejó atrás el diseño clásico de los iPads (ahora solo queda en la versión 'low cost' y la mini) y lo sustituyó por un armazón con hechuras más rectas, que luego también se adoptó en el iPhone 12. El botón de encendido y de desbloqueo queda en el lateral si lo utilizas en horizontal y en la parte superior si se utiliza en vertical. No hay TouchID, se desbloquea con reconocimiento facial. Hay poco que comentar a estas alturas. Apple, aunque la mascarilla ha podido traer de cabeza a los usuarios, es realmente la única marca que ha conseguido que este método de biometría sea la norma y no ha tenido que ofrecer otro sistema. Funciona con la eficacia de siempre.

En ambos modelos, el de 11 y 12,9 pulgadas, se mantienen prácticamente idénticas las medidas. Solo se modifican un oco en el modelo más grande, que engorda medio centímetro, algo debido a algunas de las tecnologías que han implementado este año. Sin embargo, tampoco es algo de lo que te des cuente rápidamente, a excepción de que compares las hojas de características de una generación y otra. El peso es correcto y manejable. Eso sí, hay que tener en cuenta que si añades el Magic KeyBoard (el teclado oficial de Apple para el iPad, un accesorio a tener en cuenta a pesar de su precio) hay que sumar 700 gramos más en el caso del iPad Pro de mayor tamaño, que es el que hemos tenido para este prueba.

Un par de apuntes más sobre el diseño. El primero, no tenemos jack para auriculares. En los móviles chocó la decisión, pero al final es algo que han ido asimilando muchas marcas. En una tableta puede ser más difícil de digerir, especialmente en un equipo que quiere ser el sustituto de un portátil.

El iPad Pro de 2021 cuenta con cuatro altavoces repartidos en los laterales (cuando está en formato horizontal) que ofrecen un sonido muy bueno teniendo en cuenta que es una tableta, tanto en lo que se refiere a la potencia como a la riqueza del sonido. El puerto, el único que tenemos, es un USB tipo C Thunderbolt.

La gran novedad, además del procesador M1, es la pantalla mini LED que le han puesto al modelo superior. Los que quieran optar por la versión más contenida tendrán una Liquid Retina que tiene un buen desempeño, pero que está claramente por detrás a la hora de reproducir contenidos e imágenes. ¿Por qué? El mini LED es una tecnología que ya hemos visto en algunas televisiones que lo que hace es acercar el LCD al desempeño de las pantallas OLED. ¿Y qué beneficio tiene eso? Mejores negros, entre otras cosas.

¿Cómo funciona? La pantalla está compuesta por miles de pequeños diodos de luz divididos en más de 2.500 zonas que pueden funcionar de manera completamente autónoma. Una de estas zonas puede estar encendida, mostrando un buen nivel de brillo; y justo la que está al lado, puede estar completamente apagada. El píxel que nosotros estamos viendo no se ilumina por si solo, si no que se retroilumina desde la retaguardia ya que la pantalla está compuesta por un panel superficial y otro donde se colocan los mencionados diodos de luz. Todo esto que hemos explicado, 'grosso modo', es lo que permite es ofrecer un gran contraste, poder jugar mejor con los degradados y las sombras, al manejar mucho mejor el color negro, como ocurre en los paneles OLED.

El panel miniLED, cuando muestra su potencial, es muy superior al de cualquier PC

Cuado Apple deja a este panel 'Liquid Retina XDR' -que puede alcanzar una tasa de refresco de 120Hz- hacer uso de sus capacidades, sorprende y mucho. Esto no ocurre cuando estás leyendo El Confidencial, respondiendo emails o echando una partida a cualquier título de Apple Arcade. Ahí se pueden notar una calidad de imagen superior, pero no te parece algo tan revolucionario como te han vendido.

placeholder iPad Pro 2021 con M1. Foto: M. Mcloughlin
iPad Pro 2021 con M1. Foto: M. Mcloughlin

Esto se debe simplemente a que uno no necesita estar 24/7 al máximo de revoluciones. Más que nada porque el consumo energético no compensaría sus ventajas. La pantalla del iPad Pro de 12,9 pulgadas brilla realmente cuando se ven fotos a toda pantalla y series o películas. Para hacernos una idea, puede llegar a picos de 1.600 nits de brillo, cuando lo habitual es que trabaje a 600. En estos casos les permite ofrecer una calidad de imagen insultantemente superior a cualquier cosa que haya visto en un portátil o tableta en bastante tiempo. No es perfecto, porque algunos han reportado algunos problemas a la hora de leer textos sobre fondos oscuros en entornos poco iluminados. Pero no es mi caso.

Parte de la prueba ha coincidido con una mudanza en la que no tenía televisión aún puesta en casa y he tenido que utilizar el iPad Pro para ver Netflix o Prime Video. Es cierto que echaba de menos la gran pulgada, pero he sacado mucho partido al iPad para consumir contenido.

iPad Pro 2021 M1: qué cambia

Hablemos del otro gran pilar sobre el que se sostiene la renovación de este iPad Pro. El M1. Es probable que hayas oído hablar de este procesador diseñado por la manzana para sus ordenadores. Si no lo has hecho, puedes leer nuestra review del MacBook Pro equipado con este chip para comprobar sus buenos resultados. Es una pieza cuya solvencia ha quedado demostrada en sus pocos meses de vida. En este caso se puede complementar con 8GB de RAM (versiones de menor almacenamiento) o 16 GB (versiones de 1TB o 2TB). Nuevamente, cabe remarcar que tenemos una carta de ajustes a la altura de los grandes portátiles.

Se nota el salto cualitativo desde un A12Z Bionic, que era el procesador que montaba en 2020, al M1. Se percibe y mucho a la hora de utilizar Lightroom, a la hora de editar vídeos y renderizar o a la hora de jugar a los juegos más exigentes de la App Store. Por supuesto, en mi día a día todo mucho más fluido. Cosas como abrir y cerrar apps, saltar de unas a otras... Se ha pasado de un sobresaliente a un sobresaliente alto.

Pero uno no termina de sentirse del todo cómodo si lo que busca es una experiencia homologable a la de un portátil. No hay que olvidar que iPadOS no deja de ser un sistema operativo nacido en el mundo móvil. En ese entorno los usos y costumbres son completamente diferentes a los que hay en un ordenador, funcione con Windows o funcione con macOS.

Esa ausencia de un escritorio al uso donde poder arrastrar carpetas y archivos al gusto, el sistema de ventanas, la forma de navegar y gestionar las descargas ... Son cosas a las que hay que acostumbrarse. Si se pone voluntad, no resulta tan complicado.

Apple es consciente de que el hombre es un animal de manías y por eso en iPadOS 15 incluirá algunas novedades para facilitar esto que comentamos así como la productividad de los usuarios, al mejorar los flujos de trabajo con apps con una multitarea renovada, que permitirá saltar mejor de documento a documento, trabajar con varios en paralelo o moverse entre los diferentes programas. Mención obligada también a la función para facilitar tomar notas más rápidamente con el Apple Pencil: cuando actualices a la nueva versión bastará con que arrastres la punta desde uno de los bordes.

placeholder Vista del conector tipo C. Foto: M. Mcloughlin
Vista del conector tipo C. Foto: M. Mcloughlin


No es el M1, es iPadOS

Pero esas mejoras van a llegar también al iPad Air que se presentó el pasado otoño y a los anteriores iPads Pro. La pregunta obligada es para qué utilizar la potencia que te da el M1 y sacarle provecho. Esa pregunta es difícil de contestar. Lo es porque Apple sigue estrangulando la potencia bruta que ofrece este dispositivo con un sistema operativo algo corto de miras. Lleva varios años haciéndolo. Algunos hablan de que esta situación se remonta a cuando apareció el iPad hace más de una década. En mi opinión, creo que esto empieza a ser un problema a partir de 2018, cuando el iPad Pro alcanzó un rendimiento mayúsculo, equiparable a muchos PC. Son mñas de tres años arrastrando el mismo problema. Y la WWDC 2021 tampoco va a ser un punto de inflexión, a pesar de que muchos guardaban esa esperanza. No se ha puesto sobre la mesa nada exclusivo. Ni funciones propias del sistema operativo, ni de terceros.

Hemos visto que en macOS se pueden utilizar apps diseñadas para el iPad. Pero ese camino solo es de una dirección. No se pueden utilizar apps diseñadas para macOS en el iPad, a pesar de que comparten el M1. Se había especulado y mucho con la llegada de Final Cut Pro, pero ni rastro. Así otras tantas 'apps'. El problema ante esta situación que las versiones que se han creado de los programas para ordenador para la tableta muchas veces no colman las expectativas de los profesionales de turno, que prefieren lo bueno conocido.

Esa sensación de quedar tareas pendientes también se sienten a la hora de utilizar un monitor externo. Muchos puestos de trabajo ahora se han formulado bajo un modelo mixto entre presencialidad y teletrabajo en el que el empleado lleva y trae el portátil y lo enchufa a una pantalla al llegar a la oficina. Mi experiencia con un monitor panorámico ha sido agridulce.

placeholder iPad Pro 2021 con el MagicKeyBoard. Foto: M. Mc
iPad Pro 2021 con el MagicKeyBoard. Foto: M. Mc

Gracias al puerto Thunderbolt 3 la conexión se ha producido en cuestión de segundos pero el iPad limita mucho las posibilidades. Mantiene la proporción de la pantalla, dejando unas gruesas franjas negras a los lados y por tanto se desaprovecha mucho espacio útil. Esto no cambiará con iPadOS 15, a excepción de que la manzana cambie de postura. Además, se dedica a replicar la pantalla, no da opción de utilizarlo como un segundo escritorio.

La última gran queja es que Apple se empeña en el mantra oficioso de un 'Un iPad, una persona'. No tenemos la opción de establecer diferentes perfiles y eso puede ser un lastre a la hora de utilizarlo como equipo familiar o como equipo corporativo para que se lo turnen diferentes empleados, por ejemplo, cuando van de viaje.

Detalles como estos hacen que muchas personas acaben optando por un Mac o, incluso, por una Surface. No se puede decir que hayan empezado por el tejado, porque no es verdad, dado lo cuidado del hardware. Pero lo han puesto sobre cuatro muros gordos y se han olvidado de aprovechar todo el espacio que queda en su interior.

Pero esto no quiere decir que estemos ante un mal dispositivo. Todo lo contrario. Como tableta es impecable (y eso se paga). Personalmente, el formato me gusta mucho pero todo lo que expongo aquí resulta una amarga cucharadita de ricino.

La cuestión es que falta algo más que un acto de fe para dar el salto a este modelo concreto. Ver, más allá de la pantalla mini LED con superficie táctil, grandes ventajas para dejar atrás un portátil y la experiencia que ello conlleva. Aún así, puede ser una herramienta de trabajo muy válida para perfiles que hagan tareas de ofimática y actividades similares, si están dispuestos a acostumbrarse a la peculiaridades del formato. Incluso para aquellos que quieren montar vídeos, y no requieren de ninguna plataforma concreta en especial, puede ser muy buena opción si buscas

Por lo demás, creo que es un producto redondo si tus necesidades caben dentro de las limitaciones de una tableta. Tiene una autonomía algo superior a la de su predecesor, aunque el avance sea pequeño. Yo he podido estar trabajando unas ocho horas y media, con conexión wifi, sin necesidad de conectarlo a la corriente. La carga completa lleva unas tres horas, pero en poco más de media hora es capaz de llenar un cuarto del tanque de gasolina.

placeholder iPad Pro 2021 con M1. Foto: M. Mcloughlin
iPad Pro 2021 con M1. Foto: M. Mcloughlin


¿Qué iPad me compro?

No hay mucho más que profundizar. Tenemos conexión 5G y Wifi 6 como hace doce meses. Las cámaras repiten la fórmula de sensor principal y ultra gran angular en la parte trasera, acompañada de un sensor TOF de profundidad, útil para hacer uso de aplicaciones de realidad aumentada. Donde hay más novedades es en la cámara delantera. No tanto por la calidad del sensor, sino por lo que es capaz de hacer. Ahora llega una función que es capaz de seguirte y ajustar el encuadre durante las videollamadas (por cierto, cuenta con. unos micrófonos sobresalientes). Esto es muy útil si estás utilizando el iPad para hablar con un compañero de trabajo o con un familiar mientras terminas otra actividad o tienes que consultar cosas en otra pantalla. Obviamente no gira como ya hemos visto en el último Amazon Echo Show 10, pero es útil para que no dejes de estar centrado.

Con las actuales barreras de iPadOS, son pocos los que pueden exprimir lo que da el M1

Llegado a este punto, creo que se puede colegir que el iPad Pro, aunque técnicamente es muy avanzado, es un producto muy de nicho desde el punto de vista de personas que pueden exprimir con las actuales limitaciones de iPadOS toda su potencia. Si lo que quieren es una buena tableta y no estás pensando en mover aplicaciones pesadas para editar vídeo y similar, te recomendaría que te vayas a un iPad Air de 2020. Si quieren un Pro, por el tamaño entre otras cosas, y no tienes este presupuesto, la del 2020 o la de 2018 son dos buenas alternativas.

Si en lo que están pensando es en el modelo de 11 pulgadas, al no contar con pantalla mini LED, el del año pasado puede ser una opción muy interesante. También es cierto que si apuestas por un modelo de iPad Pro con un chip A12Z Bionic y no con el M1 puedes perder en un futuro cercano algunas de las mejoras y funciones que la manzana diseñe para equipos que se muevan con este procesador.

El iPad que Apple presentó hace unas semanas es más Pro que nunca. Es mucho más Pro que el iPad Pro que ya puso sobre la mesa en 2020, que ya era Pro de narices. Para lograr ese chute extra, lo que ha hecho la compañía, entre otras cosas, el M1. Tras ese nombre se esconde el procesador que han diseñado para que sus portátiles pudiesen librarse de la arquitectura x86 y, por tanto, de Intel. Unos chips, por cierto, que han sorprendido a propios y extraños por el equilibrio que muestran entre rendimiento y eficiencia energética, dos aspectos que muchas veces parecen ser más complicados de combinar en su justa medida que el agua y el aceite. Pero el iPad Pro de 2021 tiene el mismo problema que el de 2020, que a su vez lo heredó del iPad Pro de 2018. La clave es saber cómo traducimos la coletilla Pro. Podemos entenderlo como que Pro es exactamente lo mismo que Max y lo mismo que Plus. Es decir, más. Más potencia. Más pantalla. Más calidad. Y no estaríamos equivocados, porque esta tableta es la mejor que ha creado Apple en toda su historia. En resumen, lo más Pro que se puede encontrar.

IPad ¿Me lo compro?