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La fiebre del dogecoin no tiene fin: ¿qué pasa con esta 'cripto' y hasta dónde puede llegar?
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¿Podemos considerarlo siquiera un 'meme'?

La fiebre del dogecoin no tiene fin: ¿qué pasa con esta 'cripto' y hasta dónde puede llegar?

La 'shitcoin' por excelencia es un proyecto nacido en 2014 y abandonado durante años que ahora resucita empujado por Elon Musk. No hay nada más allá, pero a muchos les da igual

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

El bombazo llegaba a mediados de abril. En plena locura por las criptomonedas, la curva del dogecoin se disparaba en una escalada vertical. En una semana, su precio pasaba de estar en unos 0,07 dólares a rondar los 0,40, multiplicando por cinco su valor. Pero este hito va más allá, pues supuso un récord histórico que produce más vértigo cuanto más te separas del pico. Aunque ahora ha bajado algo, el pico alcanzado supuso la subida de un 15.000% en un año del activo y ha pasado de una posición insignificante a estar entre las 10 más grandes del sector, con una capitalización de mercado de 34.600 millones. Pero ¿qué le ha llevado tan lejos? Eso es lo más llamativo. Nada, es solo un 'meme', y los inversores son los primeros que lo saben.

El dogecoin o 'doge', por si aún no lo conoces, es la 'shitcoin' (moneda de mierda, inútil, sin sentido, en la jerga del sector) más famosa del mundo, y lleva desde 2013 pululando por la red. Hasta estos últimos meses, su posición era poco más que testimonial, una caricatura del sector que mantenían unos cuantos locos en una pequeña comunidad. Pero algo ha cambiado desde 2020, y no hay una sola razón. Los expertos apuntan a un cúmulo de situaciones y condicionantes que han llevado algo sin importancia a convertirse en un actor principal, y hasta en un problema para la industria. En esa lista de ingredientes, aparecen nombres como Elon Musk, la pandemia, los 'influencers' o las redes sociales. De todos ellos también depende su final, aunque eso parece más claro que su presente.

Foto: John mcafee en una conferencia sobre Blockchain. Foto: Reuters.

El nombre del creador de Tesla es fundamental en toda esta historia, y es que su apoyo, más que nada sus comentarios en Twitter sobre la moneda, ha sido básico para su éxito, al igual que lo que haga a partir de ahora puede provocar su caída. Si buscamos por su Twitter, es fácil dar con numerosos mensajes relacionados con doge y el Shiba Inu, el perro 'meme' (esta raza japonesa se ha convertido en el animal más utilizado para realizar chistes en internet) que es el icono de la criptomoneda.

El primero lo lanzó el 2 de abril de 2019, con una frase sencilla: "Dogecoin podría ser mi criptomoneda favorita. Es genial". Desde ese momento, su apoyo ha crecido y crecido, disparándose en este año de pandemia y multiplicando a la vez su precio. Tanto es así que ha tenido que desmentir que tenga algún interés económico este criptoactivo, pero pese a no estar jugando directamente con su dinero, o al menos eso dice, se ha convertido en una especie de líder de la comunidad doge. Dice que puede ser la moneda de internet, y ha atacado hasta a sus creadores y grandes tenedores por no querer repartir su riqueza.

Musk es el principal valedor del movimiento dogecoin, pero no es el único ni la única razón para que esto haya llegado tan lejos. Fuera de la fiebre 'muskiana' o 'efecto Elon Musk', que ya hemos visto reflejada en otros activos, como Clubhouse, Signal o Cyberpunk, los expertos apuntan a otras dos razones: la pandemia y el impacto de redes e 'influencers'. La primera, con sus confinamientos, ha llevado a los mercados a miles de pequeños inversores que, encerrados en casa y sin poder gastar en otras cosas, decidieron probar con la inversión. El caso más famoso de esto es el de GameStop, y esto puede ser su reflejo en el mundo 'cripto', hasta WallStreetBets, el grupo que reventó el mercado con GME, ha adoptado al Shiba Inu.

No hay que olvidar que otros oportunistas también se han sumado a este movimiento. Mark Cuban, dueño de los Dallas Mavericks, lleva meses subido a este carro e incluso acepta esta moneda como medio de pago para productos de su equipo de la NBA, y a él se han sumado más celebridades como el rapero Snoop Dog o el guitarrista de Kiss, Gene Simmon. Los 'youtubers' e 'influencers' no han faltado, Reedit ha vuelto a jugar un papel crucial, siendo doge la segunda 'cripto' más apoyada en el foro y organizando todo tipo de acciones para que su precio 'llegue a la Luna', y hasta la marca de palitos de carne Slim Jim ya lo apoya. La locura es tal que incluso ha habido retos en TikTok para que la gente comprara doge. Pero ¿esto puede durar para siempre, hay algo que apuntale su crecimiento? La respuesta sencilla es un no, aunque lo mejor es repasar lo que hay más allá.

Sin proyecto y con tecnología obsoleta

Fernando Gutiérrez, inversor y experto en criptomonedas, implicado en varios proyectos desde 2013, conoce bien dogecoin. Según explica en conversación con Teknautas, en las primeras épocas de la moneda, ese tiempo entre 2013 y 2014, incluso se sumó a la comunidad y participó de su desarrollo. "Era una broma, una parodia que intentaba reírse de lo en serio que nos tomábamos esto de las criptomonedas los inversores. Y estaba bien. La comunidad era interesante y activa, y además te permitía conocer de forma sencilla cómo funcionaban la criptografía, los pagos, las billeteras... Es más, seguramente me quedé algún doge en 'wallets' antiguas, tengo que mirar". ¿El problema? Que no era más que eso y, aunque se fue algo de las manos, en cuanto se pasó de moda el proyecto se abandonó por completo. "Es que no tenía ni estructura para mantenerlo a flote".

La gente que quedó de la nutrida comunidad (entre los que no estaba su fundador, Billy Markus, que abandonó su creación en 2015) mantuvo en parte el proyecto para que no muriese del todo, pero era tan residual el apoyo que ni su tecnología se iba actualizando. Eso sí, ahora están intentando arreglarlo. "Dogecoin es un 'fork' [bifurcación] de Litecoin que a la vez es un 'fork' de bitcoin. Funciona con una Blockchain propia, pero en los últimos años ni siquiera ha actualizado su tecnología a los estándares y da muchísimos problemas de sincronización y funcionamiento con las 'wallets'. Vamos, que hay muchas posibilidades de que si mueves doges acabes perdiendo dinero por problemas en el sistema. Ahora, con la 'fiebre', muchos desarrolladores han vuelto y están realizando cambios para que esto funcione y poder ponerse al día, aprovechando que además muchos pueden haberse forrado con esto, pero te puedes hacer una idea de lo lejos que están del resto".

Los problemas de doge no se quedan ahí. Se puede minar, pero es caro para hacerlo a nivel casero, no genera escasez porque cada día ingresan unos cinco millones de dólares en monedas al mercado y no hay límite de minado, y solo ofrece un punto positivo: es una moneda. "Lo más interesante es que existe, que puedes enviar y recibir dinero en forma de dogecoin, es decir, como la mayoría de las criptomonedas, pero no tiene nada más. No hay más allá un proyecto con ideas de futuro o una estrategia para mantener el proyecto. Nada".

A esto, el experto añade un punto clave que también ha mencionado hasta Elon Musk: la concentración del dinero. Unos pocos inversores acumulan la mayor parte de los doge que hay en el mercado. El número uno en el 'ranking' tiene hasta el 28% de todo el dinero que hay en circulación (aunque no se sabe quién es, se cree que detrás podría estar la 'app' Robinhood). "Esto no afecta en el precio de primeras, porque no hay límite de monedas, pero sí que dependes de que a una de esas 'ballenas' no le dé por vender. Si de repente se deshace de una buena parte de ellos, el precio puede caer en picado".

Gutiérrez es bastante crítico con el subidón de esta moneda, incluso señala que su éxito puede ser muy malo para la industria criptográfica que tanto ha luchado para que la tomen en serio. "Mancha más el sector que otra cosa, porque lo muestra como un lugar volátil en el que los éxitos solo dependen del dinero que meta la gente, se puede manipular fácilmente y no hay nada más". ¿Se puede mantener algo así en el tiempo? Gutiérrez tiene claro que no, aunque no sabe cuánto puede durar su éxito. "A día de hoy, depende de Elon Musk y el resto de gente que lo apoya por la moda y la apuesta. Pero en cuanto que eso pase, va a caer en picado y mucha gente se puede quedar en la estacada".

Fiebre de la inversión

Por eso, Gutiérrez relaciona este caso con el de GameStop, que estalló al inicio de este 2021 como un 'golpe de Estado' contra Wall Street, pero que tras meses de idas y venidas ha dejado tirados a muchos pequeños inversores que intentaron sumarse a la fiesta en la cresta de la ola. Ascenso meteórico sin razón aparente en plena pandemia, poco en lo que apoyarse, viralidad, redes sociales, moda, Robinhood, Reedit... Se suele decir que las comparaciones son odiosas, pero al hablar de dogecoin es difícil no acercar su caso al de GameStop. Y a algo todavía mayor: la fiebre inversora que se ha disparado con la pandemia en múltiples mercados.

Esa fiebre por la inversión (que en Teknautas se detalló con este especial) ha enganchado a muchos inversores minoristas para poner parte de sus ahorros en sectores como la reventa de zapatillas, las apuestas, la bolsa o, también, claro, las criptomonedas. Y en casos como el de dogecoin se ve hasta qué punto esto puede mover los mercados. Tal es la capacidad de movimiento que generan que un proyecto sin nada detrás, ni siquiera un equipo de soporte que lo mantenga actualizado o que cubra lo mínimo si algo falla, ha llegado a valer más que Banco Santander, Honda, eBay o Ferrari.

"Los mercados alcistas actuales están llevando a mucha gente a entrar en este tipo de proyectos e incluso a jugarse mucho dinero porque lo apoya gente como Elon Musk o simplemente por jugar y ver si se pueden forrar, pero el mercado de las criptomonedas es muy volátil, y ya lo es bastante con proyectos serios, pues imagínate uno como este. No es raro ver subidas como la que hemos visto de dogecoin, pero, claro, también hay bajadas", comenta Gutiérrez. En cuanto al límite de esta moneda, muchos lo han puesto en un dólar, pero no está claro. "La gente de Wall Street Bets y demás creen que puede llegar a valer un dólar, pero luego dependerá de que la gente al verlo no venda en masa".

El bombazo llegaba a mediados de abril. En plena locura por las criptomonedas, la curva del dogecoin se disparaba en una escalada vertical. En una semana, su precio pasaba de estar en unos 0,07 dólares a rondar los 0,40, multiplicando por cinco su valor. Pero este hito va más allá, pues supuso un récord histórico que produce más vértigo cuanto más te separas del pico. Aunque ahora ha bajado algo, el pico alcanzado supuso la subida de un 15.000% en un año del activo y ha pasado de una posición insignificante a estar entre las 10 más grandes del sector, con una capitalización de mercado de 34.600 millones. Pero ¿qué le ha llevado tan lejos? Eso es lo más llamativo. Nada, es solo un 'meme', y los inversores son los primeros que lo saben.

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