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Imagina que WhatsApp, Uber o Glovo te ofrecieran préstamos. Está pasando en China
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Préstamos fáciles a golpe de móvil

Imagina que WhatsApp, Uber o Glovo te ofrecieran préstamos. Está pasando en China

China se ha convertido en el paraíso 'fintech': compañías de internet y tecnología ofrecen ya todo tipo de servicios financieros a través del móvil y hacen sombra a la banca tradicional

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Alipay, la aplicación de pagos electrónicos de Alibaba, cuenta con más de 700 millones de usuarios en China y su uso está extendidísimo. Al proceder a un pago en esa 'app', los usuarios pueden seleccionar cómo hacerlo: entre varias tarjetas, cuentas, usando el saldo disponible del monedero… Pero también ofrece otro método: a plazos. Según un informe de la propia Alipay de noviembre de 2020, el 40% de la población adulta china menor de 30 ha usado alguna vez esta modalidad, un total de 65 millones de jóvenes. Tienen difícil escapatoria. Incluso en 'apps' no financieras como WeChat (el WhatsApp chino), Didi (el Uber local) o Meituan (una especie de Glovo) se les tienta con préstamos y otros productos financieros. Estas 'apps' en China son mucho más que 'apps', son los nuevos bancos.

Los jóvenes son quienes más se han visto influidos por la omnipresencia de los préstamos fáciles a golpe de clic en el móvil. Los nacidos en los 80 y los 90 solo han conocido épocas de crecimiento económico y sus hábitos de consumo difieren de los de las generaciones anteriores, más cautas porque han conocido la escasez y la pobreza. China destaca por ser uno de los diez países con el índice más alto de ahorro interno bruto, con un 44,2%, según el Banco Mundial. A juzgar por los datos de consumo y deuda de los jóvenes chinos, eso podría cambiar en un futuro.

Foto: Repartidores de Meituan, a la espera de un pedido. (Reuters)

Según un informe de Nielsen de 2019 basado en encuestas a más de 3.000 jóvenes chinos, solo el 13% de los nacidos después de 1990 no tiene ninguna deuda. Esta generación, para la que los pagos electrónicos están completamente interiorizados, es presa fácil para estos 'neobancos'. Un pago a plazos o una solicitud de préstamo están a un clic en las aplicaciones que usan a diario. Según la publicación financiera 'Rong360', casi la mitad de los que piden préstamos al consumo en China nacieron después de 1990.

Este diario ha hecho un sencillo repaso de varias 'apps' muy comunes en China y ha encontrado ofertas de préstamos en menos de dos clics tras abrir: WeChat (mensajería instantánea), Didi (servicio de VTC), Alipay (servicio de pagos), Toutiao (agregador de noticias), WPS Office (ofimática), Meituan (comida a domicilio) y más. Incluso el propio teclado Sogou, uno de los métodos de entrada más populares entre los usuarios de smartphones, ofrece préstamos. Muchos jóvenes han caído en esa tentación y lucen un estilo de vida en sus redes sociales que puede que esté por encima de sus posibilidades.

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Foto: EFE.

La situación preocupa ahora al Gobierno. Según el informe de Nielsen mencionado, el 56% de los menores de 35 no ha comenzado a ahorrar para su vejez. Para intentar prevenir que los jóvenes caigan en una espiral de préstamos y la inestabilidad social que pudiese derivarse, la Administración Central del Ciberespacio de China y el Ministerio de Educación prohibieron en marzo que "las pequeñas empresas otorguen préstamos dirigidos específicamente a estudiantes universitarios". Además, los colegios y universidades deberán cooperar con bancos para desarrollar productos con "tasas de interés razonables y riesgos controlables". Tras el tirón de orejas del Gobierno, Ant Financial, brazo financiero de Alibaba, anunció que limitaría la cantidad de dinero que los jóvenes pueden tomar prestada.

¿Cómo ha llegado China a esto?

A finales de la década del 2000, cientos de millones de chinos carecían de acceso a financiación en los bancos tradicionales por sus altos requisitos. Tampoco tenían tarjetas de crédito. Empezaron a surgir empresas de préstamo entre particulares, también llamados préstamos P2P, un concepto traído de Estados Unidos.

Estas plataformas comenzaron a experimentar casi a ciegas. "Se centraron en jóvenes graduados universitarios que necesitaban dinero para cursos de formación", explica a Teknautas Bin Shuang, antigua alta directiva en una empresa de tecnología financiera. "Después, expandieron sus servicios a trabajadores cualificados que ya tuviesen una tarjeta de crédito que no satisficiese sus necesidades". Hubo un auténtico 'boom' de estas plataformas, que empezaron a prestar de forma más generalizada. Según la empresa proveedora de datos Wangdaizhijia, a finales de 2011 había en China unas 50 plataformas de préstamos P2P. A finales de 2014, el número ya llegaba a las 1.575. Las pymes, para las cuales era difícil conseguir créditos de bancos tradicionales, tenían de repente más opciones de financiación que nunca, y sin restricciones gubernamentales.

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Algunas de estas 'startups', como Yirendai o Qudian, llegaron incluso a salir a bolsa en Estados Unidos. "Las plataformas empezaron a cooperar y compartir información gracias a una ambigua regulación sobre privacidad y a construir una base de datos para identificar a los clientes más fiables", explica Shuang. Al mismo tiempo, la década de los 2010 también trajo consigo la popularización de los 'smartphones' y el surgimiento de varios gigantes tecnológicos locales: Baidu, Tencent, Alibaba, JD, Meituan… Estos también empezaron a acumular valiosos datos acerca del consumo, la ubicación y el comportamiento de los usuarios que podrían predecir sus necesidades financieras y su fiabilidad. Sobre todo, a raíz de la aparición de Wechat Pay y Alipay, los servicios de pagos electrónicos de Tencent y Alibaba que ya contaban con 910 millones y 740 millones de usuarios en 2018 respectivamente.

Las autoridades hicieron la vista gorda con el sector P2P hasta 2015. En ese momento, las aplicaciones chinas habían prestado a personas y empresas un total de 100.000 millones de dólares según el Instituto del Banco Asiático de Desarrollo. En Estados Unidos, la cifra era de 34.000 millones. A partir de entonces, se requirió que las plataformas P2P colaboraran con los bancos tradicionales, los cuales se convirtieron en los custodios de los fondos para controlar los movimientos de efectivo. Esto dejó el campo abierto a las firmas tecnológicas.

Las grandes empresas de internet ya tenían un enorme tráfico, el cual vendían a las plataformas de préstamos. "Sin embargo, se dieron cuenta de que, si lo hacían ellas mismas, básicamente no tenían coste de adquisición", explica Bin Shuang. Otro factor importante era el control del riesgo. "Estas grandes empresas de internet no tenían la necesidad de pagar a terceros por información básica acerca de un usuario", dice Bin. Ya conocían sus ubicaciones habituales, su historial de consumo, su educación…

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Foto: Reuters.

"Además, a la hora de devolver el préstamo, es más probable que el cliente lo haga si lo consiguió a través de una aplicación como WeChat o Meituan, por miedo a ser bloqueado en una aplicación que usa cada día y que puede ser necesaria en su vida o trabajo", explica Bin. En cambio, si se trata de una aplicación puramente financiera, el cliente en apuros estará más tentado de desinstalarla y desaparecer.

En los siguientes años, tuvieron lugar varios escándalos relacionados con el sector de préstamos P2P. La ley limitó el tipo de interés anual para los préstamos a un 36%, un duro golpe para el sector. Varias plataformas colapsaron y muchos inversores perdieron sus ahorros. En 2018, se produjeron protestas en Pekín ante las sedes de varias plataformas moribundas. Las autoridades endurecieron las regulaciones todavía más y se propusieron "eliminar las empresas de alto riesgo" por fraudes, cobro violento de deudas o recaudación ilegal de fondos. El número de estas plataformas llegó en su pico a 3.500, pero el año pasado, justo al comienzo de la pandemia, quedaban menos de 400 vivas.

"Sin duda, el sector de préstamos P2P aceleró la llegada a China de un sistema de crédito más maduro", asegura Bin. Parte de su legado lo han recogido ahora las grandes empresas tecnológicas. Y ya no hay vuelta atrás.

Alipay, la aplicación de pagos electrónicos de Alibaba, cuenta con más de 700 millones de usuarios en China y su uso está extendidísimo. Al proceder a un pago en esa 'app', los usuarios pueden seleccionar cómo hacerlo: entre varias tarjetas, cuentas, usando el saldo disponible del monedero… Pero también ofrece otro método: a plazos. Según un informe de la propia Alipay de noviembre de 2020, el 40% de la población adulta china menor de 30 ha usado alguna vez esta modalidad, un total de 65 millones de jóvenes. Tienen difícil escapatoria. Incluso en 'apps' no financieras como WeChat (el WhatsApp chino), Didi (el Uber local) o Meituan (una especie de Glovo) se les tienta con préstamos y otros productos financieros. Estas 'apps' en China son mucho más que 'apps', son los nuevos bancos.

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