Este niño de ocho años gana más de 23.000 euros al mes con Fortnite

Joseph Deen es un californiano de ocho años que acaba de firmar su primer contrato como jugador profesional. De ahora en adelante, formará parte del Equipo 33 de Fortnite, empleo para el que se le ha proporcionado un sistema informático de alta velocidad, y por el que cobrará 33.000 dólares (casi 24.000 euros). Para aquellos que no estén familiarizados con el videojuego, Fortnite está inspirado en una Tierra asediada por una tormenta mortal que ha fomentado la ley del más fuerte.

“Me sentí increíblemente bien cuando me ofrecieron el trabajo”, contó Joseph Deen a la BBC. “He pensado mucho en ser jugador profesional, pero nadie me había tomado en serio hasta que el Equipo 33 se interesó en mí”. El californiano, que lleva jugando a Fortnite desde que tenía cuatro años, empezó a destacar con respecto al resto de participantes hace dieciocho meses

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EC/Agencias

Tyler Gallagher, director y cofundador del Equipo 33 confesó que “uno de mis cazatalentos me dijo que tenía que hablarme de un chico realmente bueno llamado Joseph”. En los siguientes días, se desarrollaron una serie de partidas y él insistió: “Tienes que fichar a este chaval. Si no lo hacemos nosotros, ¡otro lo hará!”.

Demasiado joven para Fortnite

El sitio web esportsearnings.com muestra que solo dos de los diez jugadores de Fortnite con mayores ingresos tienen la mayoría de edad. La primera, y hasta hora única, Copa Mundial Fortnite, tiene como campeón a Kyle "Bugha" Giersdorf, de 16 años, que obtuvo un premio de 3 millones de dólares (unos dos millones y medio de euros) en 2019. Joseph Deen, que estaba comenzando sus andadas ese año, vio este momento como una auténtica inspiración: “Mi sueño es ser como Bugha y jugar como él. Le admiro porque nadie lo tomó en serio hasta que ganó la Copa del Mundo”, cuenta el niño.

Sin embargo, los principales organismos de certificación del mundo creen que Deen es demasiado joven para jugar a Fortnite. Gigi, la madre el niño, no ha mostrado preocupación por esto, y no tiene problemas en deja jugar al menor durante dos o tres horas después del colegio. “No he encontrado nada malo en el juego. Es un niño que ha sido criado en una buena familia”, contó la mujer.

“Puedes tener a madres molestas diciendo que no deberían estar jugando”, añadió. “Luego, a los trece, sus hijos comienzan a jugar y se vuelven locos. Conozco a padres que han dicho esto y han visto cómo sus propios hijos se han convertido en rebeldes”. Ella afirma no ver un “problema”. Además de jugar, Gigi cuenta que a su pequeño le gusta tocar el piano, lo que tanto él como su equipo ven como la clave de su éxito.