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El regalo más chusco de Calatrava: estos 'free tours' del ladrillo son el último 'hit' de internet
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PELOTAZOS, CORRUPCIÓN Y MUCHO SALSEO

El regalo más chusco de Calatrava: estos 'free tours' del ladrillo son el último 'hit' de internet

Erik Harley es un investigador que empezó denunciando por Instagram los desmanes de los 'pormishuevistas' durante el milagro español. Año y pico después, sus rutas triunfan en Madrid, Valencia, BCN y Benidorm

Foto: Erik Harley, durante una de sus rutas. (Foto: M. Mcloughlin)
Erik Harley, durante una de sus rutas. (Foto: M. Mcloughlin)

"Los regalos no se dice lo que han costado". Eso espetó el difunto Miguel Blesa, gerifalte, amo y señor de la antigua Caja Madrid. Corría el 2004 y este banquero, una de las caras más representativas de la década del ahora denostado 'milagro español', quiso tener un detalle con Madrid. Un obsequio modesto: una gran obra de Santiago Calatrava. Aunque cueste creerlo, este icono 'pop' de alcaldes y presidentes autonómicos de toda la geografía patria, aún no había hecho pie, arquitectónicamente hablando, en la capital a esas alturas. Algo que se solucionaría con un obelisco de 120 metros de altura (finalmente fueron 90), compuesto de 500 barras de bronce recubiertas de pan de oro, que simularían que las barras ascendían hacia el cielo como mecidas por el viento.

El monumento, carne de rotonda, se plantó en plaza Castilla en 2009. La factura ascendió a 14 millones. El consistorio apoquinó 5 millones, como si fuese una de esas madres que sueltan 50 euros tras recibir el regalo que le han comprado unos hijos voluntariosos, sin un clavel y venidos arriba. Además, el mantenimiento corría a cuenta de las arcas municipales. Un negocio redondo que acabó engrosando el ajuar de obras del arquitecto consideradas pifias por el españolito de a pie. Tan solo dos años después de su inauguración, el Ayuntamiento lo desenchufó porque el mantenimiento del mecanismo que lo hacía moverse era demasiado caro. 150.000 euros por año. En 2014, se tasó en solo 100.000. 145 veces menos de lo que costó.

placeholder El obelisco de Calatrava, en el centro de la imagen. (Foto: Wikicommons)
El obelisco de Calatrava, en el centro de la imagen. (Foto: Wikicommons)

"Nació para ser una obra única, el monumento más significativo de la ciudad. Y un año después, va Santi e inaugura uno casi idéntico en Israel", cuenta un joven ataviado con mono y casco de obra. Ese Calatrava es la parada final de un 'free tour' que ha partido hora y media antes desde Nuevos Ministerios y ha ido recorriendo algunos de los edificios y zonas más emblemáticos del último tramo de la Castellana, descubriendo las proezas técnicas, los conflictos y hasta los dramas familiares que se esconden detrás de cada rincón.

El guía que ha dirigido al grupo en cuestión es Erik Harley (Barcelona, 1993), padre del 'pormishuevismo'. Es probable que no haya oído hablar de esta corriente artística. Ni en la facultad ni en ningún museo. Pero probablemente se haya cruzado con algunos de sus exponentes más notables si ha caminado por las calles de Madrid, Sevilla, Oviedo o Barcelona. "Marina d´Or también es un muy buen ejemplo", apuntilla.

Pero ¿qué es exactamente el 'pormishuevismo'? "Es un falso movimiento artístico que busca la construcción de lo absurdo", responde. ¿Y en qué se plasma? "Hay muchas maneras de serlo. Arquitectos hay muchos pero también políticos, alcaldes, artistas. ¡Ah! Y periodistas. Los periodistas sois bastante 'pormishuevistas", bromea, mientras recuerda la pasarela que hubo que construir entre el Bernabéu y el Palacio de Congresos de Madrid, que hacía las veces de centro internacional de prensa en el Mundial del 82. Un edificio, el Palacio de Congresos, que lleva cerrado a cal y canto desde 2012, tras la tragedia del Madrid Arena. Muchos le recuerdan por el enorme mural de Miró que preside su fachada principal. En realidad es obra de Llorens Artigas, ceramista que se inspiró en una lámina del artista catalán. Una pieza que a la postre fue clave para que los vecinos de un inmueble cercano consiguiesen que se declarase bien de interés cultural y frenasen un megaproyecto para construir un rascacielos, con hotel, cines y teatros incluidos.

Un proyecto nacido en Instagram

"El 'pormishuevismo' puede tomar forma de muchas maneras. Desde la construcción de una torre de edificios para gentrificar un barrio de Madrid, una exposición o una campaña de publicidad. En realidad es un 'mood' de hacer las cosas", cuenta. El nombre lo toma prestado de la película de Bigas Luna, 'Los Huevos de Oro', donde un jovencísimo Javier Bardem sueña con construir un rascacielos en Benidorm. "La construcción y la arquitectura suelen dar muchas muestras porque hay que pensar que desde el 59 en España hemos edificado el 60% de todo lo que hemos levantado hasta ahora", defiende. Eso es mucho más que lo que se ha levantado en siglos y supone mezclar arquitectura medieval o romana, por citar algunas, con contemporánea. "Claro, haces eso y te encuentras una construcción visigoda enfrente de una estación del AVE y justo detrás un polideportivo".

placeholder Erik Harley, en las torres Kio. (Foto: M. Mcloughlin)
Erik Harley, en las torres Kio. (Foto: M. Mcloughlin)

El proyecto nació hace año y medio en Instagram. Harley, aficionado confeso "de la especulación y los pelotazos inmobiliarios", decidió hacer una 'story' en su perfil contando la torticera historia detrás de uno de los puentes que Calatrava construyó en Valencia. "La gente participó muchísimo. Me sorprendió, así que decidí tantear a ver qué otros cosas de este tipo querían que investigase", recuerda. De aquella ronda de preguntas salió un documento de 30 páginas con sugerencias del público que le pedían descubriese los pormenores de multitud de obras por toda España.

Los capítulos se fueron sucediendo."Ya van 39 historias diferentes. Y aún me queda material". Este joven catalán, que también colabora como investigador en el Macba, entre otras instituciones, ha conseguido financiación, a través de diferentes becas, para seguir con esta particular actividad de divulgación. Ya prepara nuevas entregas. El siguiente se titulará 'De pelotazo en pelotazo' y recorrerá el lucroso negocio que rodea a la construcción de estadios de fútbol. A este le seguirá otro titulado 'Gentrificación García y especulación González'. "Estudié Bellas Artes y luego Estudios geográficos. Yo no soy arquitecto, ¿eh? No te puedo levantar edificios pero si deconstruirlos".

Rutas de Madrid a 'Beniyork'

Pero aquel experimento —"el objetivo no era otra que la gente echase un buen rato viendo mis 'stories' en el metro", bromea— ha derivado también en una serie de paseos turísticos por diferentes ciudades en los que va mezclando explicaciones técnicas, artísticas, históricas y salseos de todo tipo. En Madrid tiene una dedicada al 'Propietariado' de las partes más insignes de la Castellana como el complejo Azca o la zona de Nuevos Ministerios. En Barcelona organiza dos: una que recorre y cuenta la historia oculta que rodea al sueño olímpico de Barcelona y la construcción de todas las infraestructuras y otra dedicada al Fórum de las Culturas. "Con esa intentaron repetir el pelotazo de los Juegos, pero les salió regulín".

Las otras tres actividades que organiza se desarrollan en Valencia, 'Beniyork' y Marina D´Or. No tiene web ni vende tiques en ninguna plataforma de entradas. Estos 'free tour' (que en realidad cuestan 10 euros) los organiza a través de su perfil de Instagram (Preferiría.periferia). Y no le va nada mal. De momento, ya ha colgado el 'No hay billetes' para todo el mes de febrero. La aplicación de la red social también le sirve para mantener la distancia de seguridad durante sus explicaciones gracias a la función 'Mejores amigos', que permite mostrar contenido efímero a personas seleccionadas. Ahí cuelga todas las laminas y recursos visuales que utiliza durante el trayecto para que cada uno lo pueda ver en su 'smartphone'.

placeholder Erik Harley, en una de sus rutas. (Foto: M. Mcloughlin)
Erik Harley, en una de sus rutas. (Foto: M. Mcloughlin)

PREGUNTA. De seis 'tours', tres son en la Comunidad Valenciana. ¿Es el Levante la cuna del 'pormishuevismo?

RESPUESTA. En realidad, creo que España en general es bastante 'pormishuevista'. Es cierto que Valencia, durante mucho tiempo, fue un feudo en el que no había que esconderse para hacer lo que te diese la gana desde las instituciones. Ninguna ciudad, salvo Madrid, ha promocionado tanto como ella la construcción y la edificación megalómana como respuesta a problemas sociales.

En sus rutas, se oyen los nombres de arquitectos como Sáenz de Oteiza, Miguel Oriol e Ybarra, Norman Foster, Antonio Perpiñán, Pedro Zaragoza, Oriol Bohigas... Pero si hay un exponente por excelencia, es Santiago Calatrava. "Es el mejor artista 'pormishuevista'. No hay nadie que haya acumulado la misma cantidad de honoris causa, admiración y reconocimiento que de críticas, parodias y pleitos como él".

Preguntado si ha acabado la época de que los arquitectos eran recibidos en las ciudades españolas como 'rock stars', Harley cree que hay que hacer dos lecturas. "Creo que las nuevas generaciones e ingenieros de ahora es completamente diferente a lo que nos encontramos a partir de los 50 años. Es obvio que no se puede generalizar, que en todas las edades hay diferentes formas de ser y de pensar", argumenta. "El problema es que lo que no ha evolucionado la clase política. El gremio puede transformarse que si los que siguen haciendo los pliegos, los concursos y los encargos tienen la misma mentalidad de construir para generar riqueza la cosa no va a poder cambiar".

"Los regalos no se dice lo que han costado". Eso espetó el difunto Miguel Blesa, gerifalte, amo y señor de la antigua Caja Madrid. Corría el 2004 y este banquero, una de las caras más representativas de la década del ahora denostado 'milagro español', quiso tener un detalle con Madrid. Un obsequio modesto: una gran obra de Santiago Calatrava. Aunque cueste creerlo, este icono 'pop' de alcaldes y presidentes autonómicos de toda la geografía patria, aún no había hecho pie, arquitectónicamente hablando, en la capital a esas alturas. Algo que se solucionaría con un obelisco de 120 metros de altura (finalmente fueron 90), compuesto de 500 barras de bronce recubiertas de pan de oro, que simularían que las barras ascendían hacia el cielo como mecidas por el viento.