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España ignora la medida más barata y eficaz contra el coronavirus: ventilar interiores
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¿Hay intereses económicos detrás?

España ignora la medida más barata y eficaz contra el coronavirus: ventilar interiores

La transmisión del covid a través de aerosoles, cuya importancia es cada vez mayor, hace que la renovación del aire pase a considerarse una medida básica en algunos países

Foto: Un residente junto a una de las ventanas cerradas de la residencia de mayores Nuestra Señora de la Esperanza en la localidad orensana de A Farixa (Galicia). (EFE)
Un residente junto a una de las ventanas cerradas de la residencia de mayores Nuestra Señora de la Esperanza en la localidad orensana de A Farixa (Galicia). (EFE)
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No es la primera vez que la canciller alemana, Angela Merkel, menciona la importancia de la ventilación de los edificios públicos. De hecho, en agosto arrancó el curso político con un discurso en el que anunció que su Gobierno iba a trabajar sobre este asunto dado el papel de la transmisión aérea en los contagios de coronavirus. Sin embargo, esta semana ha vuelto a llamar la atención la relevancia que la líder germana concedía a un acto aparentemente tan banal como abrir las ventanas. En concreto, a las tres medidas básicas para contener el coronavirus —distanciamiento, higiene y mascarilla— añadía ahora la recomendación de airear los espacios interiores. Sencillamente, "puede ser una de las formas más baratas y efectivas" para combatir el virus, aseguró.

De fondo sigue el debate sobre la forma de transmisión del coronavirus. Ahora se sabe que el riesgo en objetos y superficies es muy bajo, pero permanece la discrepancia sobre el contagio directo entre personas. ¿Se produce principalmente por las gotículas de saliva que expulsamos a corta distancia o también a través de microgotas, llamadas aerosoles, que quedan flotando en el aire? Cada vez se acumulan más pruebas de la importancia de la segunda opción, no solo por evidencias experimentales, sino también por el estudio de brotes surgidos en espacios cerrados. Aceptar que los aerosoles tienen un papel destacado en la transmisión de SARS-CoV-2 implica comprender la necesidad de renovar el aire interior.

Foto: Dos mujeres descansan en un banco en el puerto de Barcelona. (EFE)

Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue sin poner en el foco la transmisión aérea y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU protagonizaron una fuerte polémica hace un par de semanas al actualizar sus guías para incluir la transmisión por aerosoles y volver a cambiarlas cinco días después para eliminar esta referencia.

Sin embargo, algunos países se van desmarcando. Por ejemplo, el Gobierno británico ha actualizado sus guías destacando el problema de los aerosoles "en espacios interiores mal ventilados, particularmente si las personas están juntas en la misma habitación durante un período prolongado de tiempo". En EEUU, a pesar de que los CDC no se aclaren, Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, ha hecho énfasis en las últimas semanas en esta cuestión.

Asimismo, la posición de Alemania tiene mucho que ver con el virólogo Christian Drosten —que tiene una función equivalente a la de nuestro director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias, Fernando Simón—, quien considera que casi la mitad de los contagios se podrían deber a la transmisión aérea. Incluso tiene una serie de podcast sobre el covid y dedicó un capítulo a esta cuestión.

placeholder Foto: EFE.
Foto: EFE.

Por eso, las autoridades germanas están haciendo tanto hincapié en las últimas semanas en la necesidad de reforzar la ventilación, con instrucciones concretas de cómo hacerlo por la mañana y por la noche, durante el tiempo suficiente y procurando abrir todas las puertas y ventanas para que la renovación del aire sea efectiva. Las instrucciones son especialmente detalladas en el ámbito educativo, donde una serie de expertos reunidos con los estados federales han determinado que se debe ventilar al menos cada 20 minutos y por un espacio de tiempo de tres a cinco minutos cada vez, además de otra serie de recomendaciones, entre las que no se descartan los filtros HEPA portátiles (dispositivos que eliminan casi el 100% de las partículas) si fuera necesario.

¿Qué pasa en España?

En España, los mensajes oficiales distan mucho de ser tan claros y contundentes. Incluso siguen negando la relevancia de la transmisión aérea del coronavirus. Esta misma semana Fernando Simón reconocía que la ventilación "tiene un impacto importante en la transmisión de enfermedades respiratorias" y ponía como ejemplo la gripe. Sin embargo, con respecto al covid, aseguraba que "no tenemos evidencia muy sólida de que haya habido transmisión probada por aerosoles en medios sociales normales", una afirmación que provocó la respuesta de varios expertos en redes sociales.

En las medidas para los centros educativos previstas por el Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Educación y Formación Profesional (según la versión más actualizada, del pasado 17 de septiembre) se hace referencia a la ventilación de las instalaciones al menos durante 10 o 15 minutos "al inicio y al final de la jornada, durante el recreo, y siempre que sea posible entre clases".

Sin embargo, en la práctica cada comunidad autónoma y cada centro educativo aplican el consejo de forma diferente. A veces es imposible debido a las propias instalaciones, por falta de ventanas que se puedan abrir, como han denunciado los propios docentes. En otros casos, ni siquiera los profesores tienen muy clara tal recomendación.

"No hay normas homogéneas, hay colegios que abren las ventanas cada 15 minutos y otros que esperan a la noche para hacerlo, lo que no tiene mucho sentido, porque lo que tienes que hacer es garantizar el recambio de aire mientras hay gente dentro", comenta en declaraciones a Teknautas Salvador Peiró, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (Fisabio).

En el ámbito laboral no hay directrices generales, aunque sí algunas recomendaciones en guías destinadas a algunos sectores muy concretos en los que se han producido brotes importantes, como la industria de la carne, para la que se habla de ventilar con aire natural al menos cinco minutos al día. La guía destinada a explotaciones agrícolas que vayan a contratar temporeros dedica siete párrafos a medidas de limpieza y desinfección, pero menos de dos líneas a la ventilación con el único consejo de hacerla "de forma diaria y el máximo tiempo posible".

Implicaciones que frenan el mensaje

Al margen de este tipo de informes, más bien técnicos, los expertos echan de menos mensajes más claros por parte de las autoridades sanitarias y medidas más concretas que de verdad lleguen al público general, ya que ventilar "no cuesta nada y ayuda frente a ambos tipos de transmisión", tanto la que provocan los aerosoles como la de las gotas, explica Peiró.

placeholder La canciller alemana, Angel Merkel. Alemania es uno de los países que más impulsan la ventilación de interiores. (Reuters)
La canciller alemana, Angel Merkel. Alemania es uno de los países que más impulsan la ventilación de interiores. (Reuters)

Un contagio en interiores requiere la presencia de "alguien con carga viral alta; que esté haciendo algo que expulse muchas partículas, como cantar o hablar en voz alta; y durante bastante tiempo", recuerda. Aun así es muy posible que se produzca en bares, restaurantes, colegios, empresas y tiendas, así que "serían necesarias instrucciones más claras a todos los locales que tienen interiores abiertos al público".

"Hay gente intentando detectar supercontagiadores y no tanto preocupándose por las situaciones que pueden producir que cualquier persona genere un brote", denuncia. Es decir, "un señor que va en un autobús cuatro horas es un supercontagiador, pero ese mismo señor en su coche no lo es. Lo que tenemos son situaciones que provocan un evento supercontagiador por un montón de coincidencias", señala.

En opinión de Peiró parte del problema radica en que evidenciar la importancia de la transmisión aérea tiene implicaciones económicas. Por ejemplo, habría que revisar sistemas de aire acondicionado en transportes, empresas o edificios públicos. "Ventilar es barato, pero esa idea va unida a otras y por eso los gobiernos marean mucho con esta cuestión. La propia OMS ha intentado minimizar este tema porque tendría implicaciones en el tipo de mascarillas que se deben usar en algunos espacios, de FFP2 para arriba, y les preocupa que en algunos países hubiese carencias, así que intentan no sembrar el pánico", destaca el investigador de Fisabio.

Cómo ventilar bien

Xavier Querol, científico del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAE) del CSIC, uno de los grandes expertos internacionales en calidad del aire y firmante de la carta que 239 investigadores dirigieron a la OMS para que cambiase de postura sobre la importancia de la transmisión aérea, ha calculado que basta con sustituir un 25% del aire para que los aerosoles se diluyan lo suficiente como para no resultar peligrosos. En la práctica, esto supone que un autobús urbano cada vez que abre y cierra puertas estaría renovando su aire lo suficiente.

placeholder Dos trabajadoras de la residencia DomusVi en Outeiro de Rei (Lugo). (EFE)
Dos trabajadoras de la residencia DomusVi en Outeiro de Rei (Lugo). (EFE)

Algunos expertos, como José Luis Jiménez, químico de la Universidad de Colorado en Boulder, apuestan por la instalación en interiores de medidores de CO2, dispositivos baratos, ya que sirven para saber si es necesario renovar el aire de una estancia. A mayor concentración de CO2, es más probable que también haya una mayor concentración de coronavirus en caso de que una de las personas presentes esté contagiada.

No obstante, "generalmente, todos vamos a ir a ciegas, así que lo normal es ventilar lo que puedas", señala Peiró, aclarando que su consejo es para lugares públicos o espacios de trabajo, puesto que en los domicilios particulares suelen estar únicamente las personas convivientes. Así, "un día normal puedes dejar puertas y ventanas abiertas y quizá, en un día muy frío, abrir las ventanas un rato cada 20 minutos".

En cualquier caso, en algunos ámbitos no resulta tan sencillo como parece. Por ejemplo, "en los colegios, las corrientes de aire incrementan mucho los resfriados por rinovirus", lo que en esta situación podría traducirse en síntomas similares a los del covid y generar más problemas y necesidad de realizar más PCR. Aún así, "mejor tener mocos que coronavirus", apunta.

La OMS ha minimizado este tema porque tendría implicaciones en el tipo de mascarillas que se deben usar y temen carencias

Otra de las cuestiones más comentadas en relación a la ventilación son los aires acondicionados, ya que pueden propagar el virus. "La distancia de seguridad de dos metros no tiene sentido con aire acondicionado", advierte el experto. Sin embargo, se puede minimizar el impacto: "Hay que evitar dirigir el aire acondicionado hacia las personas, es mejor hacerlo hacia arriba, porque así no arrastrará las gotitas de una mesa a la siguiente", comenta.

Además, Peiró considera que hay que conjugar la ventilación con otros factores que ayuden a reducir las concentraciones de coronavirus si hubiera alguien con una infección activa. "Hay que reducir aforos, doblar horarios y fomentar el teletrabajo para reducir el número de gente en interiores todo lo posible". Asimismo, habría que realizar al aire libre todas las actividades que fuera posible.

De hecho, para esta opción y para la ventilación interior, España cuenta con ciertas ventajas, al menos en algunas zonas: "En el sur y en este llueve poco y las temperaturas son suaves, en el norte es más complicado", reconoce. Aun así, si Alemania puede hacerlo… "Tienen un número muy inferior de casos y ponen un montón de medidas", destaca, "aparte de tener una sociedad que es menos proclive al contacto social, que también ayuda".

No es la primera vez que la canciller alemana, Angela Merkel, menciona la importancia de la ventilación de los edificios públicos. De hecho, en agosto arrancó el curso político con un discurso en el que anunció que su Gobierno iba a trabajar sobre este asunto dado el papel de la transmisión aérea en los contagios de coronavirus. Sin embargo, esta semana ha vuelto a llamar la atención la relevancia que la líder germana concedía a un acto aparentemente tan banal como abrir las ventanas. En concreto, a las tres medidas básicas para contener el coronavirus —distanciamiento, higiene y mascarilla— añadía ahora la recomendación de airear los espacios interiores. Sencillamente, "puede ser una de las formas más baratas y efectivas" para combatir el virus, aseguró.

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