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15 días con un robot cortacésped: esto es lo más parecido a usar una Roomba en tu jardín
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El segar se va a acabar

15 días con un robot cortacésped: esto es lo más parecido a usar una Roomba en tu jardín

La tecnología también puede ser una aliada en el jardín, en forma de robots que se encargan de cortar ellos solos el césped. Y lo hacen cada vez mejor

Foto: Foto: Mikel Cid.
Foto: Mikel Cid.

Si hemos llenado, o estamos en ello, nuestros hogares de aparatos tecnológicos diversos que hacen tareas por nosotros, ¿por qué no lo íbamos a hacer con el jardín?. Los sistemas de riego automático están cada día más presentes, y otro paso para tener un jardín impoluto con el mínimo esfuerzo pasa por un robot cortacésped. Las 'Roombas de jardín' no son nuevas, llevan varios años a la venta, por lo que deberían ser ya aparatos suficientemente inteligentes a estas alturas. Pero ¿de verdad lo son?

Lo cierto es que cada año que pasa las opciones se multiplican y sus características también, pero al poco de empezar encontramos la primera diferencia con sus 'hermanos' de interior. Así como la invasión de fabricantes chinos en el mundo de los robots aspiradores ha provocado que a día de hoy sea posible hacerse con uno por poco más de 100 euros, en el campo del cortado de césped todavía no se ha dado ese bajón de precio. Aunque sea para un jardín de tamaño reducido, es difícil encontrar algún robot que pueda bajar de 500 euros, habiendo margen para dejarse mucho más dinero, no solo en función de la superficie a cubrir.

Foto: Esta es Braava, la hermana de la Roomba que friega. (M. Mcloughlin)

El principal factor que marca el precio a pagar por un robot cortacésped es la superficie que es capaz de abarcar, pero hay más factores. Los más económicos, en torno a los 500 euros, pueden trabajar en superficies de hasta 250-300 metros cuadrados. Para ello es necesario delimitar la zona de trabajo con un cable delimitador, y en algunos casos también es necesario un cable guía para que el robot sea capaz de volver a su estación de carga.

Los más caros pueden llegar a superficies mucho más grandes, pero también permiten no tener que instalar cables, poder controlar el robot desde el móvil o aumentan la seguridad antirrobos, que en los más básicos se limita a un PIN para hacerlos funcionar. En los más caros pueden incluir una alarma sonora si el robot se aleja de su zona o un localizador.

La pregunta entonces puede pasar por si uno de los robots más económicos puede ser suficiente para olvidarnos de cortar el césped con una máquina tradicional. Y como es mejor contarlo que vivirlo, hemos hecho la prueba. Para ello hemos contado con el Gardena Sileno City, el más modesto de los robots cortacésped de esta marca alemana. Este modelo concreto tiene tres versiones, la que he probado, para hasta 300 metros cuadrados de jardín, otra para 500 metros y una tercera para esta última superficie pero 'smart', conectable al móvil para poder configurarlo desde el propio robot. El precio del robot es de 699 euros.

Un manual eterno y a clavar estacas

La verdad es que siempre he sido de los que odian los manuales de instrucciones, y a veces he pagado mis prisas queriendo estrenar aparatos. En el caso del robot cortacésped me esperaba algo tipo robot aspirador, que lo posas sobre el suelo y ale, a funcionar. Pero no. Además de que para poder verter aquí mi opinión con fundamento era necesario leer el manual, la instalación de un robot cortacésped, por lo menos de los que necesitan cables, no es tan sencilla.

placeholder Foto: M. C.
Foto: M. C.

El manual del robot explica detalladamente cómo tender el cable delimitador, que le dice a nuestro protagonista los límites de los que no podrá salir. Pero ojo, que todo dependiendo de qué obstáculo se vaya a encontrar el robot, la distancia del cable a ese impedimento es distinta. De hecho, la propia caja trae un trozo de cartón recortable con distintas medidas, para utilizarlo como referencia a la hora de tender el cable.

Especial cuidado hay que tener con los obstáculos que hay en medio del jardín, como pueden ser árboles y arbustos. Para ellos, el manual sugiere hacer “islas”, tender cable desde el límite de la zona hacia ellos, rodeándolos con el cable para que el robot no se choque con ellos. Una sugerencia que es conveniente seguir, especialmente en el caso de árboles con raíces al aire, porque el robot las podría dañar o incluso quedarse atascado en ellas.

Además del cable delimitador, el Sileno City, también necesita de un cable guía, el mismo tipo de cable que el delimitador. En este caso se trata de trazar por el jardín un camino para que el robot pueda volver a la estación de carga. Para ambos cables hay dos opciones: clavarlos con estacas, vienen con el robot, o enterrarlos en el jardín. Siendo esto una prueba temporal, enterrarlo me parecía innecesario, por lo que opté por las estacas, aunque con consecuencias (malas) que contaré más adelante. Conocidas las indicaciones para poder tender los cables y colocada la estación de carga, que no tienen ningún misterio, es hora de colocar los cables.

placeholder Una de las estacas junto al cable. (M. C.)
Una de las estacas junto al cable. (M. C.)

Una vez los cables están tendidos, con el cable guía empalmado con el delimitador en su final, la última tarea antes de poder ver al robot rodar por el césped pasa por programarlo. Es algo sencillo, que se hace desde una pantalla escondida bajo una tapa. El Sileno City tiene un asistente para planificar las jornadas de trabajo del robot. Con indicarle la extensión del jardín, el asistente indica las horas que tendrá que pasar para completar su tarea, permitiendo elegir cualquier franja horaria, además de los días de la semana en los que quiero que pase. Ya solo queda que el robot cargue su batería para que se ponga en marcha y verle en acción.

El robot al que no le gustaban los cables

Todo listo. Importante señalar también que el robot bajo su tapa tiene un selector, no en la pantalla, para elegir la altura del corte, entre 2 y 5 centímetros. Así que sin miedo, lo puse al mínimo.

placeholder Panel de control del cortacésped. (M. C.)
Panel de control del cortacésped. (M. C.)

El robot dio marcha atrás desde la estación de carga y se puso en marcha. Lo primero que me resultó extraño es que no seguía un camino lógico, iba dando vueltas por la zona delimitada sin aparente estrategia. Lo cierto es que el manual lo explica, y es que no sigue una pauta para no dejar marcas. Evidentemente al principio las deja, se nota los caminos que ha ido haciendo, pero una vez ha completado su trabajo no se notan. Aquí hay que mencionar que hay pelea entre fabricantes, porque Gardena dice que sus robots hacen caminos aleatorios para no dejar marcas, mientras que otros fabricantes argumentan lo contrario, de hecho, tienen sistemas para seguir caminos pautados y no dejar marcas.

También me llamó la atención el hecho de que rebasa el cable delimitador, pero está calculado, porque si el cable está a 30 centímetros de una pared, el robot no llega a tocarla por dos o tres centímetros. Eso sí, para ponerlo a prueba no creé islas en todos los árboles. ¿Qué ocurre con ellos entonces? El robot choca con ellos (tampoco es que coja mucha velocidad) y cuando eso ocurre da marcha atrás y toma un nuevo rumbo, simplemente.

Antes de meternos en los primeros problemas serios, hay algo de lo que todavía no he hablado y que seguramente sea una pregunta que más de uno tenga. ¿Qué hace el robot con la hierba cortada? La deja tras de sí según va cortando. Y así lo hacen todos los robots cortacésped, o al menos la inmensa mayoría. Esa hierba es útil como abono natural y además hay que pensar que estos robots están pensados para hacer un pase completo no todos los días pero casi, por lo que la hierba cortada que va quedando sobre el césped es muy corta.

placeholder Tamaño del césped cortado. (M. C.)
Tamaño del césped cortado. (M. C.)

Primer corte, nocturno por eso de confiar en que tardaría poco en ponerlo en marcha, finalizado. Y al querer ponerlo en marcha a la mañana siguiente… sorpresa. Tanto el cable guía como el delimitador tenían cortes, no en un punto cada uno, sino en varios. La poca luz que había cuando el robot acabó su primera carrera no me dejó ver esos cortes. Había seguido todas las instrucciones del manual, pero el problema no estaba en las indicaciones. A nada que el terreno no sea totalmente liso, los cables pueden coger una ligera altura, lo que provocó que las cuchillas del robot rebanasen los cables.

Lo suyo habría sido tender nuevos cables, pero por si acaso volvía a ocurrir opté por la solución McGyver, cinta aislante. Con los cables de nuevo en contacto y alguna estaca más, para intentar que no se repitiese el problema, puse de nuevo en marcha el robot.

Solo hizo falta otro turno más para que aparecieran nuevos cortes en el cable. Definitivamente, todas aquellas estacas que me sobraron en la primera instalación, cumpliendo la recomendación de distancia entre ellas que da el fabricante, eran necesarias. E igualmente, todavía sufrí algún corte más, por lo que me quedó una conclusión clara para quien se compre un robot cortacésped: si hay que tender cables la mejor opción pasa por enterrarlos.

placeholder Foto: M. C.
Foto: M. C.

En mi caso no lo hice porque el robot estaba solo de paso, pero en una instalación definitiva merece la pena hacerlo, o al menos en terrenos mínimamente irregulares. Hay que recordar que también se puede subir la altura del corte para intentar evitar este problema, pero la solución verdadera pasa por enterrar el cable. Al menos entre corte y corte de cables podía comprobar la comodidad de cortar así el césped, básicamente dejando al robot trabajar.

Un gran aliado para un corte diario

Más allá de los problemas con los cables, que tienen solución sencilla (enterrarlos), lo cierto es que el robot hace su trabajo. Una vez configurado podemos ignorar al robot por completo, porque sin hacer nada se pondrá en marcha, hará sus pases con pausas para la recarga de por medio, y al día siguiente o cuando le corresponda volverá a ponerse en marcha. La limpieza también es sencilla, porque por lo menos a este modelo se le puede dar un manguerazo sin ningún problema.

Cabe destacar también que según el manual del Sileno City por cada ciclo de carga de 60 minutos el robot podría estar funcionando hasta 65 minutos, pero en mi caso le he visto funcionando hasta dos horas sin parar a 'repostar'. Y para tener una idea, con un jardín de 250 metros cuadrados la marca recomienda cinco días semanales de trabajo, con jornadas de 8 horas, o bien 7 días a la semana en turnos de 5,5 horas. Igualmente, recomiendan, para darle descanso al césped, que se dejen al menos tres días al mes de tregua. No son tandas cortas y además son constantes, pero ahorra el trabajo de segar el césped con una máquina de segar.

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La sensación que me queda al final es que un robot cortacésped, sea este de Gardena u otro, es un gran aliado para quien viva a diario en una casa con jardín. ¿Por qué a diario? Se puede dejar en una casa sin habitar, incluso pueden trabajar bajo la lluvia y pueden detectar si hay heladas para no salir, pero ante cualquier problema (atasco o lo que sea) no habrá nadie para rescatarlo y volver a ponerlo en marcha, aunque los modelos más avanzados pueden avisar vía 'app' de problemas.

Además, si se usan por épocas (pongamos en verano), es recomendable hacer una primera siega sin el robot, porque los robots no se deberían poner en marcha si la hierba tiene una altura mucho mayor a la que pueden, habitualmente entre cinco y ocho centímetros. Y un punto importante: en los horarios de trabajo del robot el césped tiene que estar despejado de obstáculos no delimitados, véase juguetes, balones o cualquier otra cosa. No es que los vaya a destrozar, a no ser que sean muy poco altos, pero para que trabaje sin problemas tiene que estar despejado.

Tres robots para jardines pequeños

1. Gardena Sileno City con Smartcut

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El modelo que hemos utilizado para las pruebas es el Gardena Sileno City. Como ya hemos mencionado, su versión más básica es apta para superficies de hasta 300 metros cuadrados con una inclinación máxima de 25 grados. Puede regularse la altura del corte entre 2 y 5 centímetros y cuenta con un sistema, SensorCut, para no dejar marcas de los recorridos que hace. En Amazon está disponible ahora mismo por 699 euros, aunque se puede adquirir con el dispositivo que permite conectarse a él desde una 'app'. En ese caso, el precio es de 819 euros.

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2. Indego S+ 350

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Más allá de Gardena, hay otras marcas que ofrecen robots cortacésped con precios lejos de los más caros y características a tener en cuenta. Uno de ellos es el Indego S+ 350 de Bosch. Algo más caro que el de Gardena, unos 730 euros en Amazon, es apto para jardines de hasta 350 metros cuadrados, pudiéndose enfrentar a inclinaciones de hasta 27 grados. El precio está justificado en que es un robot 'inteligente', ya que cuenta con conexión móvil, para conectarse a una 'app' móvil, pero también consulta el tiempo y si la previsión es adversa no trabaja, posponiendo su sesión. Además, se puede controlar con Alexa y es compatible con IFTTT.

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3. Worx Landroid S300 WE130E

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Otra opción interesante para jardines pequeños es el Worx Landroid S300 WE130E. El modelo más básico de esta marca está indicado para superficies de hasta 300 metros cuadrados, pudiendo superar inclinaciones de hasta 20 grados. Lo interesante de esta opción es que ofrece módulos adicionales, para rastrear su ubicación en caso de robo, para poder prescindir de cables con vallas virtuales o con un radio enlace para que se mantenga actualizado, aunque no se tenga una red wifi. El precio del robot sin accesorios es de unos 550 euros.

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Si hemos llenado, o estamos en ello, nuestros hogares de aparatos tecnológicos diversos que hacen tareas por nosotros, ¿por qué no lo íbamos a hacer con el jardín?. Los sistemas de riego automático están cada día más presentes, y otro paso para tener un jardín impoluto con el mínimo esfuerzo pasa por un robot cortacésped. Las 'Roombas de jardín' no son nuevas, llevan varios años a la venta, por lo que deberían ser ya aparatos suficientemente inteligentes a estas alturas. Pero ¿de verdad lo son?

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