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Hospitales 'online', la apuesta de China para llevar la sanidad a todo el país tras el covid
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impulso a la 'telemedicina'

Hospitales 'online', la apuesta de China para llevar la sanidad a todo el país tras el covid

La pandemia del coronavirus impulsa los servicios médicos virtuales de consulta e incluso su uso para el seguimiento de enfermedades cónicas

Foto: Huang Yan, responsable de Comunicación, frente a las pantallas de la sede de Longmaster.
Huang Yan, responsable de Comunicación, frente a las pantallas de la sede de Longmaster.

Ir al médico en el sistema público de salud no suele ser una experiencia grata en China. En las grandes ciudades, que acaparan los mejores especialistas y las últimas tecnologías médicas, es una actividad estresante: los médicos pasan consulta a toda velocidad y es habitual que el resto de pacientes ni siquiera esperen a que hayan terminado para abrir la puerta para contarles sus síntomas. Pero peor aún es la situación en las ciudades de menor entidad y, sobre todo, en las zonas rurales, donde los medios materiales escasean y el personal cuenta con una formación deficiente. No en vano, el 10% de los médicos chinos ni siquiera tiene un título universitario y la mayoría se concentra en las localidades más pobres del país.

Consciente de los graves problemas que esta desigualdad provoca, el Gobierno se ha propuesto extender el seguro público de salud a sus 1.400 millones de habitantes y proporcionarles un cuidado de mayor calidad. Para lograrlo, apuesta sin fisuras por un sector que se ha visto impulsado recientemente por la pandemia del coronavirus: el de la 'telemedicina'.

Algunas grandes empresas, como la aseguradora estatal Ping An, han desarrollado sistemas de clínicas móviles autónomas para tratar de suplir estas carencias. Otras apuestan por un modelo más ambicioso que utiliza plataformas de internet para facilitar la colaboración entre los grandes hospitales tradicionales de las megalópolis y los pequeños centros sanitarios de lugares menos desarrollados. Es el caso de Longmaster, una empresa nacida en una de las provincias más depauperadas de China, Guizhou, que suma ya más de 550 millones de usuarios en los diferentes servicios que ofrece.

El Gobierno se ha propuesto extender el seguro público de salud a sus 1.400 millones de habitantes y proporcionarles un cuidado de mayor calidad

“Por un lado, tenemos la plataforma de salud ‘online’ 39.net, la más grande de China con 400 millones de usuarios activos al mes”, explica Huang Yan, responsable de Comunicación de Longmaster, durante una visita a la sede central en la ciudad de Guiyang. En esa página, los usuarios pueden acceder a todo tipo de artículos sobre salud -desde dietas sanas hasta consejos sexuales-, buscar información sobre medicamentos y la forma de adquirirlos, y también pedir consejo sobre dolencias leves al personal sanitario de la plataforma. “Por otro lado, gestionamos dos hospitales: uno tradicional que adquirimos -el Sexto Hospital de Guiyang- y otro virtual creado a través de un departamento de ese centro que utiliza televisores inteligentes para pasar consulta y nuevos aparatos que hemos desarrollado nosotros para facilitar hacerse pruebas en casa”, añade Huang.

Ese último es el proyecto más ambicioso y cuenta ya con 160 millones de usuarios en 20 provincias de China. “Tenemos un centenar de médicos de familia pasando consulta ‘online’ en tres turnos desde nuestra sede y desde el Sexto Hospital de Guiyang, y hemos contratado a más de 2.000 de los mejores especialistas chinos ubicados en diferentes ciudades del país para que hagan un seguimiento de los pacientes en cualquier punto de China”, señala Huang.

placeholder Imágenes de los aparatos para hacer pruebas en casa, del chip que los controla, y de la integración en un 'smartphone'. (Foto: Z. A)
Imágenes de los aparatos para hacer pruebas en casa, del chip que los controla, y de la integración en un 'smartphone'. (Foto: Z. A)

Xu Xueyan es una de las doctoras que atienden a los usuarios desde la sede de la empresa. Armada con un micrófono de diadema y sentada frente a una ‘webcam’, atiende a los usuarios que se conectan para pedir consejo. “En general, creo que se sienten más cómodos que cuando van al hospital, porque están en casa, en un entorno amable, y se ahorran el estrés que genera siempre la visita al médico”, cuenta. “Nosotros aquí hacemos un primer cribado y solucionamos los problemas más sencillos. Pero derivamos los casos graves o complejos al especialista adecuado”, señala Xu.

Lu Yaoyao es uno de los usuarios del servicio y lo considera satisfactorio. “A veces los tiempos de espera son prolongados y no es barato hablar con un especialista, pero eso es mejor que tener que ir a Guangzhou o Shanghái -a cientos de kilómetros- para consultar a un buen médico”, comenta. No obstante, considera que China todavía debe mejorar considerablemente la red de centros sanitarios y la cobertura de la seguridad social. “El copago, aunque sea en un porcentaje pequeño, puede suponer mucho dinero para una familia del campo como la mía. Hay gente que se ha arruinado por un cáncer”, cuenta. Longmaster da soporte a 729 centros de salud comunitarios -similares a los ambulatorios- con un objetivo doble: por un lado, sus especialistas se conectan por videoconferencia con el centro para asistir en el diagnóstico de los enfermos más graves durante la primera consulta, que debe ser presencial. Por otro lado, proporcionan cursos de formación al personal de estos centros para que puedan ofrecer mejor servicio a un precio asequible. “Hacemos diagnóstico, pero también un seguimiento de las enfermedades más severas, como el cáncer, y de dolencias crónicas”, apunta Huang.

"Tenemos un centenar de médicos de familia pasando consulta ‘online’ en tres turnos", explican desde Longmaster

En tiempos del coronavirus, cuando el contacto físico se trata de reducir al máximo, estos sistemas mejoran considerablemente la atención de estos pacientes, que pueden realizar el seguimiento de sus enfermedades a través de la televisión inteligente. Durante el confinamiento la demanda estalló y Longmaster decidió ofrecer sus servicios de forma gratuita. “En total pasamos consulta 100.000 veces”, comenta Huang con orgullo. Ahora, los usuarios pagan una cuota de 30 yuanes (3,75 euros) al mes, y luego deben abonar aparte las consultas con los especialistas, que pueden ascender hasta los 5.000 yuanes (625 euros) en los seguimientos más complejos. “Parece mucho, pero supone un ahorro considerable porque muchos pacientes tenían que viajar a menudo fuera de la provincia para ver al especialista”, puntualiza Huang, sin explicar qué porcentaje cubre la seguridad social.

Además, muchas de las pruebas de seguimiento se las pueden hacer en casa, porque Longmaster colabora con diferentes empresas de ‘hardware’ en el desarrollo de aparatos para hacer tests sencillos: desde el chip Liya, que se puede incorporar incluso en ‘smartphones’ para determinar el azúcar en sangre o la presión arterial, hasta otras pruebas que determinan diferentes variables. Longmaster vende los aparatos por unos 200 yuanes (25 euros) en la provincia de Guangdong -todavía no han sido aprobados en otras- y luego cobra otros 20 (2,5 euros) por cada bote con una decena de tests. De forma adicional, Longmaster ingresa unos 300.000 yuanes (37.500 euros) por cada centro sanitario al que ofrece formación durante un período que oscila entre tres y cinco años.

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Xu Xueyan en el cubículo en el que pasa consulta 'online'. (Foto: Z. A.)

Aun así, Huang reconoce que la suya es todavía una empresa deficitaria. No obstante, confía en su viabilidad por una razón de peso: el propio Gobierno está alentando las inversiones en este sector. De hecho, Longmaster nació en 1998 con un enfoque muy diferente. Fue una de las primeras empresas chinas de Internet y desarrolló un sistema de mensajería instantánea que llegó a gozar de una cuota de mercado superior al 70%. En 2004, todavía en la era del 2G, lanzó sus chats de audio y vídeo móvil e hizo caja al vendérselos al gigante Sina por 36 millones de dólares. “En 2013 comenzamos a pensar en tomar otra dirección, y en 2014 el gobierno de Guizhou decidió impulsar los sectores del ‘big data’ y de la industria de la sanidad ‘online’, así que decidimos ir por ese camino”, recuerda Huang.

Ahora, sus miras están puestas más allá de China. Concretamente, en los países de la Nueva Ruta de la Seda, el proyecto ideado por el presidente Xi Jinping para vertebrar el mundo de forma alternativa a la de los poderes coloniales tradicionales. Huang informa de que ya están presentes en Turquía y Argelia, y de que Egipto también tiene interés en adoptar sus sistemas. “Tenemos dos formas de cooperación: podemos venderles directamente nuestros productos y soluciones, o hacerles una transferencia tecnológica para que los fabriquen ellos mismos”, detalla.

Ir al médico en el sistema público de salud no suele ser una experiencia grata en China. En las grandes ciudades, que acaparan los mejores especialistas y las últimas tecnologías médicas, es una actividad estresante: los médicos pasan consulta a toda velocidad y es habitual que el resto de pacientes ni siquiera esperen a que hayan terminado para abrir la puerta para contarles sus síntomas. Pero peor aún es la situación en las ciudades de menor entidad y, sobre todo, en las zonas rurales, donde los medios materiales escasean y el personal cuenta con una formación deficiente. No en vano, el 10% de los médicos chinos ni siquiera tiene un título universitario y la mayoría se concentra en las localidades más pobres del país.

Xi Jinping
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