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La engañosa geopolítica del 5G: por qué librarse de Huawei en Europa no será fácil
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NO SERÍA NI RÁPIDO, NI BARATO

La engañosa geopolítica del 5G: por qué librarse de Huawei en Europa no será fácil

Los movimientos de Francia y Reino Unido para limitar el papel de los proveedores chinos en las infraestructuras de red ponen de manifiesto los retos por su tecnología y presencia extensa

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Foto: EFE.

Ha pasado más de un año desde el momento en que EEUU declarase 'non grata' a Huawei y decretase un veto comercial de tintes marciales contra la empresa de Shenzen. El movimiento también era un pulso contra China, ya que se trata de una de las empresas punteras del 'dragón asiático'. Pasado este tiempo, la llamada guerra del 5G se ha convertido en un conflicto global, que ya no se enmarca únicamente en la faceta comercial, económica, política o tecnológica entre ambas potencias, sino que responde a todas ellas al mismo tiempo. En Europa, Huawei se las prometía más felices, pero la situación ha dado un giro en los últimos días de la mano de Reino Unido y Francia, que estudian imponer un veto definitivo al gigante chino (Actualización 14 de julio: Reino Unido, efectivamente, ha confirmado su veto definitivo y completo al 5G de Huawei). ¿Adiós al 5G de Huawei a este lado del charco? No tan rápido.

La administración Trump llevaba tiempo intentando convencer por todos los medios a sus aliados en Europa para lograr un veto completo a Huawei. Hasta ahora sus esfuerzos habían sido en vano. Tanto la Unión Europea como el Reino Unido marcaron su ritmo y todo apuntaba a que ambos iban a mantener un perfil autónomo en esta disputa.

Foto: El primer ministro Boris Johnson celebra el Año Nuevo chino este 2020. (Reuters)

Y así fue en un primer momento. Hace pocos meses, Londres decidía abrir las puertas a Huawei pero de manera limitada: no podía acceder a infraestructuras críticas ni al 'core' de la red y tenía imposiciones sobre la cuota de mercado máxima. Se trataba de una especie de 'macramé' normativo que se quedaba a caballo entre la postura de restricción auspiciada por EEUU y la libertad con la que actuaba hasta ahora. De esta manera, la firma china lograba mantener un papel relevante en suelo inglés y se marcaba un precedente para otros países que estaban deliberando qué camino tomar.

Sin embargo, en los últimas días se han producido ciertos hechos que podrían pinchar el balón de oxígeno que había encontrado en este entorno. Todo apunta ahora a que Downing Street podría deshacer su decisión y optar por extirpar completamente la tecnología china de su 5G. Y Francia parece que seguirá detrás. El Elíseo descarta una prohibición total pero reducirá la presencia de los equipos fabricados por este proveedor asiático para proteger "la soberanía nacional". Unas restricciones que no serán aplicadas a los otros dos grandes competidores de este gremio, Ericsson y Nokia. "El riesgo no es el mismo con fabricantes europeos que no europeos", remataban desde el Gobierno central.

La historia es que la decisión de Macron llega pocos meses después de la advertencia de EEUU: no compartirán "datos sensibles" con aquellos que tengan a Huawei en su red. Desde la administración Trump argumentan que la ley de seguridad china obliga a las empresas de aquel país a facilitar datos al Gobierno si lo solicitan y eso, según sus palabras, incluye información de cualquier tipo.

¿Por qué el 'core' es tan importante?

¿Qué es eso del 'core'? ¿Y qué supone mantener a Huawei alejado del mismo? Se le puede llamar parte central, núcleo o también corazón de la red. Es el lugar donde se enruta todo para que esa llamada, el mensaje o el paquete de datos en cuestión llegue al lugar deseado.Es donde reside la información de los clientes, las funciones y las herramientas. Hay que hacer una puntualización: hasta ahora dependía mayormente de equipos físicos. Pero ahora con el 5G se ha conseguido hacer, en gran parte, por 'software' y no estar vinculado al 'hardware'. Es decir, se ha virtualizado. Algo que ha pasado con muchas otras tecnologías en los últimos años.

La solución británica o francesa permitiría actuar a Huawei en la periferia pero no en el núcleo de la red

Si una red de telefonía móvil fuese una gran circunferencia, el 'core' estaría en el anillo central. En el anillo exterior estaría el punto final de la cadena de transmisión, es decir los equipos de los usuarios. Y en medio estaría la 'RAN' ('Radio Access Network') que sería toda esa zona periférica compuesta por las antenas y estaciones base, encargadas de conectar las otras dos franjas, repitiendo la señal que en todo momento está encriptada. No haría nada más que el traslado de la señal. Es decir, toda la parte crítica del proceso y las operaciones más sensibles se realizaría en el 'core'.

El temor que existe es justo que esa virtualización abra la puerta a nuevos ataques informáticos, espionaje, puertas traseras o cortes selectivos.

Con la solución a la 'británica' -al menos la que tomó en primera instancia- se entiende que limitando la presencia de Huawei al 'extrarradio' o 'RAN' se acabaría ese peligro. Sin embargo, el perfil más duro, el de Australia, Japón y EEUU, sostiene que esa virtualización va a difuminar el aislamiento del núcleo, llevando ciertas operaciones a las estaciones base con el fin de reducir, por ejemplo, la latencia, y por tanto son partidarios de un veto total. Desde Washington argumentan, 'grosso modo', que al ser propietaria de la infraestructura, Huawei y otras empresas como ZTE no necesitarían hacer grandes piruetas para acceder a la información. Sin embargo, cabe recordar que todos estos temores no han sido aún respaldados por evidencias y pruebas públicas.

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Foto: Reuters.

La UE no inclina la balanza

España no ha variado su postura. No ha tomado medidas especificas contra Huawei, quien tiene un largo recorrido en nuestro país. En los últimos días, el Centro Criptológico Nacional, organización dependiente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), ha certificado recientemente que los equipos utilizados en la construcción de la red 5G cumplen los estándares de seguridad, tal y como adelantaba el periódico ABC.

Sin embargo, el Gobierno ha precisado que de dicha certificación no se puede “inferir” un aval a la seguridad de la compañia y simplemente ha remitido al grupo de trabajo que estableció en torno a los proveedores de alto riesgo, que está trabajando en un anteproyecto de ley.

En este bando, en el que no han puesto ningún tipo de 'pero' a la tecnología de Huawei, hay un buen número de países. Entre ellos destacan algunos europeos, como Hungría. Pero también, por citar algunas otras, Argentina, Brasil, Rusia, Taiwán o muchas de las potencias de Oriente Medio, donde siguen recibiendo contratos públicos sin ningún tipo de problema ni duda.

La UE, por su parte, no ha tomado una posición clara pero tampoco se puede decir que se haya quedado de perfil. En enero afirmó que los países debían prestar atención y crear un listado de "proveedores peligrosos". No hubo mención alguna a empresas. También realizó un llamamiento para diversificar el sector. Teniendo en cuenta que las empresas chinas manejan una cuota de mercado en la UE del 40% y que en algunos países supera ampliamente el 55%, la asociación es inevitable.

placeholder El presidente y director ejecutivo de Nokia, Rajeev Suri. (EFE)
El presidente y director ejecutivo de Nokia, Rajeev Suri. (EFE)

Pero esto no es tan fácil como decretar la expulsión. Huawei, como decimos, tiene una larga trayectoria en el gremio y ha echado raíces en la infraestructura de decenas de operadores. Lo hizo gracias a una agresiva política de costes, que incluso le llegó a costar acusaciones de 'dumping' en Europa, donde llegó a ser investigada por este asunto en 2012, aunque salió indemne finalmente. No solo se trata del 5G, que muchas compañías han empezado a desplegar gracias a la tecnología de Huawei. También hablamos de generaciones previas, como la red 4G, donde los chinos han hecho buen negocio.

Aunque sus rivales lo niegan abiertamente y afirman estar preparados, existe un consenso más o menos generalizado de que la firma china cuenta con unos sistemas aproximadamente dos años por delante. Entre otras cosas, han logrado una eficiencia con sus antenas que implica que necesitan instalar un menor número, por tanto suponen un ahorro económico pero también plazos más cortos a la hora de acometer las instalaciones.

Para tener un dato significativo de cómo Huawei se ha puesto silenciosamente al frente del pelotón solo hace falta ver cómo se está definiendo el estándar del 5G. De eso se encarga una organización llamada 3GPP, que no es otra cosa que una coalición de organismos competentes procedentes de EEUU, China, Japón, Europa, India y Corea del Sur. La consultora IHS Markit analizó la contribución de cada país. Era 2019 y encontraba que China rozaba el 60% de las aportaciones, de las que la gran mayoría eran cosa de esta compañía. Algo que supone un cambio sustancial frente a las anterior generación, la del 4G, donde la carga de las empresas occidentales fue mayor.

El coste de esta cirugía

Un informe citado por Reuters, que maneja la GSMA (organizadora del Mobile de BCN y 'lobby' que representa a cerca de 750 operadoras en todo el mundo) cifra en 55.000 millones de euros el sobrecoste que tendría prescindir de la multinacional china y otras como ZTE en Europa. Pero no solo sería cuestión económica. También supondría un retraso notable en plazos. Se estima que al menos el despliegue de esta tecnología podría demorarse hasta 18 meses en caso de un veto duro. ¿Por qué? Porque los proveedores como Ericsson, Nokia o Samsung experimentarían un pico de pedidos. A los eventuales retrasos en las entregas, hay que sumarle el plazo necesario para el recambio de equipos. Todo esto en un contexto en el que diferentes naciones están en la carrera del 5G y Europa podría quedarse descolgado. El ministro del interior alemán, en una entrevista en enero, lanzó una advertencia aún más pesimista: el impacto podría de ser de entre cinco y diez años.

Los operadores juegan un papel clave. Veamos el caso francés. Por una parte está Orange, que había apostado mayoritariamente por proveedores europeos, reduciendo el papel del material chino en su 5G. Lo mismo ocurre con el grupo Illiad Free, que ha optado por Nokia para sus desarrollos en suelo galo e italiano. Sin embargo, Bouygues Telecom y SFR tienen una dependencia muy grande Huawei en la red 4G y podrían tener que reemplazar, según una información de AFP, las antenas en regiones enteras en caso de una prohibición con efectos inmediatos. Sea como sea, estas compañías no descartan pedir indemnizaciones a las autoridades correspondientes en caso de que se vean perjudicadas.

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Foto: EFE.

No hay que olvidar que la infraestructura actual juega un papel crucial en los primeros servicios comerciales del 5G, con el 'non stand alone'. Se trata de mejorar el actual despliegue para aumentar sus capacidades, a la espera que se cierren los detalles del 'stand alone' y se construyan equipos dedicados a esta generación de internet.

Para esquivar esto, el Ejecutivo de París tiene un plan. Extender licencias temporales "de 3 a 8 años" a aquellos que ya estén trabajando con los equipos que pasarían a estar vetados. De esta manera, se podría realizar una transición 'paulatina' a otros proveedores cuando finalizasen contratos. Esta opción no es nueva y es algo barajado en algunos lugares desde hace tiempo, ya que permitiría seguir el camino emprendido a las telecos y a la vez reducir la dependencia de la tecnología china, sin quedarse descolgado al cambiar abruptamente las piezas.

La fotografía se repite en varios países. Hasta en EEUU, salvando las distancias, han tenido que hacer eso. El pasado noviembre, cuando se anunció la extensión por tres meses de un veto que aún permanece intacto, se le tuvo que conceder una licencia temporal ya que los equipos de Huawei fueron una parte fundamental para llevar internet a zonas rurales de la 'América vacía', que quedarían desconectadas sin esa excepción.

La presión también en los operadores

¿Qué ocurre en España con los operadores? Aunque la equidistancia fue la nota predominante en un primer momento, han ido maniobrando paulatinamente para reducir su dependencia de Huawei. De esta manera reducen su exposición a un problema mayúsculo desde el punto de vista tecnológico si la campaña emprendida por Trump lograse que los países europeos se alineasen con sus intereses. Sin embargo, también tienen que maniobrar en el plano financiero para no incurrir en grandes costes por cambiar los equipos y renunciar a un socio con un precio competitivo.

Vodafone fue la primera en anunciar planes en firme. La operadora de origen británica anunció en febrero que seguiría en Europa el modelo que había impuesto el gobierno de Boris Johnson en su país natal. Sacar a Huawei del 'core' del 5G y contar solo con ellos para estaciones base y antenas. Es decir, en la transmisión de la señal. También invertirá 200 millones en sacar a este proveedor del 'núcleo' de la red del 4G. Algo que le llevará, según sus previsiones, cinco años.

A Telefónica le ocurre algo parecido. Aunque ha dado entrada en los últimos tiempos a Ericsson y Nokia, Huawei tuvo un gran peso en el despliegue de la red LTE de la compañía y gran parte de esa instalación estará implicada en el lanzamiento del 5G. En primer termino se había puesto en manos de los chinos para esta misión, pero después de un viaje a EEUU de Jose María Álvarez-Pallete, consejero delegado de la compañía, se rectificó dicha decisión y habló de dar entrada a otra compañía para este cometido.

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Foto: EFE.

Pallete incluso se llevó un recocimiento público por parte de Mike Pompeo, que le mencionó expresamente en un comunicado oficial después de que dijese que Teléfonica iba a ser una empresa '5G Clean Path' en todos sus mercados y que no iban a utilizar "equipos de ningún proveedor no confiable". Aunque en España todavía falta conocerse los pormenores, lo que han hecho con Telefónica Deutschland da bastantes pistas de por donde pueden ir las cosas: dejar fuera del núcleo a Huawei y escoger a Ericcson para ese cometido.

La declaración de Pompeo, que pone también la presión a las telecos, ponía de manifiesto el papel de los operadores de todo el mundo en esta guerra, que no se suscribe a la geopolítica y la diplomacia. En países como España, donde el Gobierno se ha mantenido en la inacción en este asunto, han sido las compañías privadas las que han decidido bando respondiendo a intereses propios, en muchos casos, como reducir la dependencia de estos proveedores y estar menos expuestos si se recrudece este conflicto.

En países donde no se ha tomado una postura clara, la presión recae sobre las operadoras

También se ha visto el caso contrario. Ejecutivos que quieren recortar la influencia de Huawei en sus infraestructuras, como el francés, que se encuentran que tienen que hacer malabares legislativos y medir mucho los tiempos para que estas decisiones no sean un agujero en las cuentas de empresas clave para los intereses patrios y que estas compañías no se queden descolgadas en la carrera del 5G. Siempre que quieran hacerlo. Solo hay que ver como empresas como 'Deutsche Telekom', una de las mayores empresas del sector en Alemania, ha intensificado la relación con Huawei, a pesar de las presiones reinantes.

El asunto está muy enredado y los intereses se cruzan a distintos niveles. Hasta EEUU se está encontrando que ha tenido que hacer excepciones puntuales dentro de su propio castigo. Al menos en lo que se refiere a los mencionados estándares del 5G. Consciente del alto número de patentes, registros y aportaciones que atesoran en la multinacional de Shenzen a este respecto, el Departamento de Comercio permitirá a empresas 'yankies' trabajar con Huawei, pero solo con el fin de definir dichos estándares. En absoluto, insisten desde este órgano, que esto suponga relajar un veto al que todavía le queda muchos episodios por delante hasta resolverse.

Ha pasado más de un año desde el momento en que EEUU declarase 'non grata' a Huawei y decretase un veto comercial de tintes marciales contra la empresa de Shenzen. El movimiento también era un pulso contra China, ya que se trata de una de las empresas punteras del 'dragón asiático'. Pasado este tiempo, la llamada guerra del 5G se ha convertido en un conflicto global, que ya no se enmarca únicamente en la faceta comercial, económica, política o tecnológica entre ambas potencias, sino que responde a todas ellas al mismo tiempo. En Europa, Huawei se las prometía más felices, pero la situación ha dado un giro en los últimos días de la mano de Reino Unido y Francia, que estudian imponer un veto definitivo al gigante chino (Actualización 14 de julio: Reino Unido, efectivamente, ha confirmado su veto definitivo y completo al 5G de Huawei). ¿Adiós al 5G de Huawei a este lado del charco? No tan rápido.