Powered by

Los viajes del futuro

Rutas de avión a la carta, coches autónomos y trenes a 1.000 km/h

Por EC Brands

Mucho ha llovido entre aquellos primeros viajes por la península a lomos de un Seat 600 y los vuelos transoceánicos con los que nos plantamos en la otra punta del mundo. El turismo ha sufrido una evolución considerable desde su auge en los años 60 del siglo XX; hoy es una actividad económica imprescindible para algunos países. Se estima que genera el 10% del PIB del planeta y emplea a una décima parte de los trabajadores del mundo. En España las cifras son todavía mayores: el turismo aporta más del 14% del PIB y el transporte aéreo un total de 1,7 millones de empleos.

0% del PIB del planeta lo genera el turismo

Todo comenzó con aquellos viajes en coche durante la segunda mitad del pasado siglo. Como explicaba Esther Sánchez en ‘El auge del turismo europeo en la España de los sesenta’, en España pasamos de recibir un millón de turistas en 1951 a acoger a más de 24 en 1970. Turistas, en su mayoría europeos, que llegaban a nuestro país en coche: era el medio de transporte más barato frente a un ferrocarril más centrado en las mercancías que en los pasajeros, una industria de la aviación lejos del alcance de las masas y el transporte marítimo, que suponía una pequeña parte del total de llegadas. Y desde entonces el número no ha parado de crecer. En 2018 llegaron a nuestro país 89 millones de turistas, cifra que podría haberse superado en 2019.

Si miramos a las cifras globales, la Organización Mundial del Turismo (WTMO) habla en su último informe de 1.300 millones de turistas y se espera que este sector crezca a una tasa anual del 3% hasta 2030. Y en estos años los avances en el sector del transporte mejorarán la experiencia del viajero, harán los viajes más rápidos y cómodos y hasta personalizables.

Los aviones serán más eficientes

El sector de la aviación está en constante evolución. Aunque no seamos conscientes, los nuevos materiales han permitido, por ejemplo, fabricar aviones más ligeros o ventanillas más grandes. “Los aviones por fuera no han cambiado, aparentemente, pero si analizas en profundidad ha habido muchos cambios en aerodinámica y materiales”, explica Vicente Padilla, vicedecano del Colegio Oficial de Ingenieros Aeronáuticos de España. Una menor fricción con el aire así como motores más eficientes permiten reducir el consumo de combustible por kilómetro lo que se traduce en que “se puede viajar más lejos con el mismo combustible”.

Pero surgen nuevos retos, como la sostenibilidad y la eficiencia. Europa lleva años pensando un cielo único europeo, que unificaría el actual sistema de control aéreo de cada país y permitiría que los aviones volaran en línea recta, no en zigzag. Esto reduciría hasta un 10% las emisiones de CO2, según las líneas aéreas. Mientras, las compañías mejoran la eficiencia de sus propios aviones. De hecho, las aeronaves actuales son un 80% más eficientes que en los años 60, y el A350 de Iberia, avión de nueva generación que está incorporando ahora la compañía, emite entre un 25% y un 34% menos de CO2 que los aviones a los que sustituye.

0% menos de emisiones de CO2

Aunque la aviación es solo responsables del 2% de las emisiones mundiales, según el Observatorio de la Sostenibilidad en Aviación (OBSA), la industria está viviendo un proceso acelerado de concienciación. ¿Veremos en el futuro aviones eléctricos y autónomos? Sí, pero para “transportar pasajeros en cortas distancias, como del centro de la ciudad a un aeropuerto”, apunta Gabriel Perdiguero, director de Transformación de Iberia. El avión autónomo de larga distancia parece, no obstante, lejano “debido a la cantidad de eventos externos difícilmente predecibles y gestionables, como problemas derivados de la meteorología”, señala Perdiguero. Es más factible que sean los pasajeros, y no las líneas, los que dibujen las rutas aéreas del futuro: “Quizá seamos tan eficientes que podremos poner un avión para un trayecto concreto allá donde quieran los pasajeros, y no que los clientes tengan que volar donde nosotros ponemos los vuelos”.

De manera más tangible y a medio plazo se anticipan cambios sensibles. Como ilustra Padilla, el futuro nos deparará cuatro formas de viajar en avión: “Una es la que conocemos hoy en día; una segunda pasa por hacer vuelos orbitales, saliendo al espacio, para conectar continentes en una o dos horas; el tercero serán vehículos autónomos para viajes cortos y un cuarto serán aviones híbridos eléctricos para vuelos de corto radio, capaces de conectar ciudades con poco volumen de pasajeros y a las que no es rentable viajar en aviones de 20 o 30 pasajeros”. Sobre este último punto, Padilla explica que permitiría volver a conectar capitales de provincia con grandes urbes y que gracias a esa nueva tecnología lo hará “a precios competitivos”.

De la alta velocidad al ‘hyperloop’

España puede presumir de ser uno de los pocos países en los que la alta velocidad está asentada entre una gran número de grandes capitales. Sin embargo, aún le quedan retos que alcanzar, como integrarse con otros medios de transporte como el avión; que el tren de alta velocidad llegue hasta los aeropuertos y que tenga una parada en la T4 de Barajas, como ocurre en países como Francia, Holanda o Alemania, es una forma de apostar por la eficiencia y la mejora del servicio a los pasajeros.

Si apelamos al futuro de este medio de transporte, este pasa por el tren de levitación magnética (también conocido como ‘maglev’) que circula suspendido sobre raíles y ha llegado a sobrepasar los 600 kilómetros por hora y la llegada del ‘hyperloop’, transportar pasajeros por vagones que circulan por un tubo a velocidades cercanas a los mil kilómetros por hora.

El futuro del tren pasa por el 'hyperloop', transportar viajeros a 1.000 km/h

José Carlos Domínguez Curiel, director gerente de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, apunta a que la alta velocidad que se experimenta en España, “con trenes que circulan a 300 kilómetros por hora” no se da en otros países de nuestro entorno, donde esas velocidades se quedan en los 200 por hora, lo que en cierta medida nos permite disfrutar del que será el tren del futuro en el resto del continente. En el caso del ‘maglev’, cuyas infraestructuras son incluso más costosas que las del AVE, Curiel recuerda que esta tecnología “tiene un coste elevado y por el momento solo conecta ciudades en Asia con sus aeropuertos”.

En cuanto al ‘hyperloop’, Curiel dice que “parece una idea de Julio Verne, pero las ideas de Verne, que solo se podían llevar a cabo mediante la imaginación, al final se han cumplido”. Sin embargo, recuerda que se trata de un método de transporte cuyas infraestructuras “generarían en la actualidad problemas de seguridad que el ferrocarril ya ha solucionado. No se trata de llegar rápido, se trata de llegar”.

Cruceros propulsados por GNL

Para Alfredo Serrano, director nacional de la Asociación Internacional de Líneas de Crucero, el turismo marítimo ya está haciendo una fuerte apuesta por la sostenibilidad: “En 2019 tendremos el segundo barco en el mundo propulsado por gas natural licuado (GNL), dos más para 2020 y otros cuatro para 2021. La industria de cruceros global ha vivido un vuelco hacia la sostenibilidad entendida como el desarrollo de prácticas de turismo responsable y tecnologías medioambientales innovadoras”.

Los cruceros del futuro serán "más especializados y exclusivos"

Para las próximas décadas se espera no solo una revolución tecnológica a bordo de los cruceros sino también cambios en la experiencia que ofrecerán. “Los buques serán cada vez más especializados y exclusivos”, explica Serrano. “Los viajes experienciales se han convertido en un objetivo en sí mismo, ya que los cruceristas buscan la inmersión total en experiencias culturales más allá de las visitas turísticas”.

Por ello, Serrano cree que el viajero de crucero del futuro poco tendrá que ver con el que se limitaba a disfrutar del trayecto en la cubierta mientras tomaba el sol: “Habrá que satisfacer una demanda cada vez va a ser más exigente que pasa, por ejemplo, por la obtención de un diploma de la prestigiosa escuela de cocina Cordon Bleu. Se fijarán en destinos que hasta hace muy poco estaban fuera del alcance de la mayoría, y muchos de esos destinos tan exclusivos seguirán siendo solo accesibles en crucero, como playas remotas de las Islas Galápagos o la Antártida”. Ese último punto no es baladí, ya que el crucero se adentrará cada vez más en aguas gélidas con “excursiones para ver auroras boreales, visitar colonias de pingüinos o recorrer los mercados navideños europeos”.

Taxis que se conducen solos

El vehículo autónomo es la gran apuesta de futuro aunque, por el camino, deberíamos ver la desaparición de los coches diésel y de gasolina para asistir a la progresiva implantación de híbridos, híbridos enchufables o eléctricos. La tecnología jugará un papel cada vez más predominante: algunas marcas ya han comenzado a manufacturar coches con cámaras para eliminar los espejos retrovisores, cuyas imágenes están integradas en el salpicadero.

Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados, cree que los retos más inmediatos están en tener menos coches en la carretera y más eficientes. “Se reducirá el número de vehículos de manera que 50 millones de coches ‘colectivos’ podrán sustituir a mil millones de coches particulares”. Esa idea se cimenta sobre la teoría de que los vehículos autónomos, que llegarán aunque sin fecha fija, no estarán estacionados la gran mayoría del tiempo. “El coche autónomo estará mejor gestionado y ocupado. Ese cambio de paradigma hará que se necesiten menos carreteras, túneles, puentes y aparcamientos siempre que el usuario esté dispuesto a ceder parte de su privacidad: si los algoritmos que los manejan saben dónde estamos y dónde queremos ir, podrán determinar y gestionar mejor esos desplazamientos”. Esto ayudaría a solucionar la congestión de las ciudades y la polución.

0M de coches colectivos sustituirán a los particulares

En un futuro veremos coches autónomos recogiendo y llevando pasajeros a las ciudades. También se estudia cómo recargar las baterías de esos coches autónomos, que se da por hecho que serán eléctricos en su gran mayoría. No solo se trabaja en puntos de recarga, sino también en vías electrificadas que, mediante técnicas de inducción (como las de los móviles que se cargan sin cable), alimenten el coche. Se habla, además, de la posibilidad de que se haga por conducción, el equivalente a las tradicionales catenarias.

De Madrid a Sydney ¿en 60 minutos?

Cuando Elon Musk presentó su futurista nave para viajar a la Luna y a Marte, apodada Starship, también dejó entreabierta la puerta a que se pudiera utilizar para transportar hasta a cien personas de un punto a otro del planeta de manera veloz. Muy veloz. Tanto como viajar de nuestro país a Australia “en menos de una hora”, en palabras de Musk.

Aunque su nave todavía no ha volado, ni tampoco lo ha hecho el lanzador que supuestamente la pondrá en órbita, el creador de PayPal y responsable de SpaceX y Tesla tiene claro que el futuro de la especie humana pasa por abandonar la Tierra y aprovechar esos mismos vehículos para movernos de manera más eficiente por nuestro planeta. ¿Será 2050 el año en que por fin se haya normalizado el turismo espacial?