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Descubren el material más antiguo de la Tierra (y lo ha traído un meteorito)
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Tiene 7.000 millones de años

Descubren el material más antiguo de la Tierra (y lo ha traído un meteorito)

Un meteorito que cayó en Australia hace 50 años contenía polvo de estrellas anterior a la formación del Sistema Solar

Foto: (Foto: Janaína N. Ávila.)
(Foto: Janaína N. Ávila.)

El 28 de septiembre de 1969, cuando apenas habían pasado un par de meses desde la llegada del ser humano a la Luna, algunos fragmentos de un meteorito cayeron en el pueblo de Murchison, al sureste de Australia. Aquel suceso no era particularmente extraordinario, salvo para los habitantes del lugar, puesto que nuestro planeta sufre un auténtico bombardeo de asteroides que a veces consiguen atravesar la atmósfera y caer a tierra. Sin embargo, ahora que ya ha pasado algo más de medio siglo conocemos uno de los tesoros que contenían aquellos restos: traían el material más antiguo que se ha encontrado en la Tierra, anterior a la formación de nuestro propio planeta.

Philipp Heck, investigador del Field Museum y de la Universidad de Chicago, acaba de publicar junto a un grupo internacional de científicos un artículo en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) que revela el hallazgo de “los materiales sólidos más antiguos jamás encontrados”. Apenas unos diminutos granos que viajaban en ese meteorito australiano y que en algunos casos podrían haberse formado hace 7.000 millones de años.

Foto: La trayectoria del asteroide 2019 OD que pasará 'cerca' de la Tierra (Foto: NASA)

“Los meteoritos están llegando continuamente a la Tierra, pero solo hay un 5% que contiene este tipo de restos llamados granos presolares, porque son anteriores a la formación del Sistema Solar”, comenta Jorge Hernández Bernal, investigador del Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco y divulgador científico, que no ha formado parte del estudio pero explica a Teknautas su relevancia.

Aunque los meteoritos que caen habitualmente en la Tierra se formaron al mismo tiempo que el Sol y los planetas, hace unos 4.500 millones de años, pueden contener otros materiales porque en aquel momento había una nebulosa –una nube de partículas y polvo– que fue dando lugar a los cuerpos celestes que hoy conocemos. “Ese polvo, que en gran medida era hidrógeno y helio, tenía también restos de supernovas, estrellas que han vivido anteriormente y han muerto, y estaban en forma de pequeñas partículas que quedan integradas en los asteroides”, comenta el experto.

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(Foto: Janaína N. Ávila.)

No obstante, cuando cae un meteorito a la Tierra, lo habitual es datarlo en su conjunto. “Normalmente, tienen la edad del Sistema Solar, esos 4.500 millones de años, pero la edad real de los granos presolares que se han encontrado en este caso es más antigua porque vienen de otras estrellas. Esta vez ha sido posible datarlos porque los investigadores hallaron una aglomeración suficiente de ese material y en otras ocasiones no ha sido así”, destaca.

Una cápsula del tiempo

Estos trozos de polvo de estrellas quedaron atrapados en el meteorito que finalmente iba a caer en Australia y allí permanecieron sin cambios durante miles de millones de años, convirtiéndolos en cápsulas de tiempo y testimonio de una época anterior al Sistema Solar. En concreto, pueden tener entre 5.000 y 7.000 millones de años.

En la Tierra, “todas las rocas que tenemos son jóvenes, porque es un planeta activo, pero en el espacio la mayor parte de los asteroides están intactos y sin sufrir erosión. Por eso, sirven para estudiar los orígenes del Sistema Solar. Los granos interestelares que se encuentran en este tipo de cuerpos han quedado protegidos de la interacción con otros elementos”, añade.

Para encontrarlos entre las muestras del meteorito, que se guardan en un mayor parte en el Field Museum de Chicago, los científicos han tenido que triturar los restos y hacer una especie de pasta maloliente que disolvieron en ácido para, finalmente, encontrar fragmentos de apenas unas pocas micras (la milésima parte de un milímetro). "Es como quemar el pajar para encontrar la aguja", apunta Heck en unas declaraciones distribuidas por el museo.

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(Foto: EFE)

Una vez que se aislaron los granos presolares, los investigadores averiguaron su antigüedad. "Medimos su exposición a los rayos cósmicos, que son partículas de alta energía que viajan a través de nuestra galaxia y penetran en la materia sólida", explica Heck. "Algunos de estos rayos cósmicos interactúan con la materia y forman nuevos elementos. Y cuanto más se exponen, más se forman esos elementos”, agrega.

El científico lo compara con poner un cubo cuando está cayendo una lluvia constante. “La cantidad de agua que se acumula te dice cuánto tiempo estuvo expuesto. De la misma forma, al medir cuántos de estos nuevos elementos producidos por rayos cósmicos están presentes en un grano presolar, podemos determinar cuánto tiempo estuvo expuesto a los rayos cósmicos, lo que nos dice cuántos años tiene”, explica.

¿Qué información puede aportar?

En cualquier caso, lo más interesante es la información que pueden aportar estos materiales. “Nos hablan de nuestros orígenes”, comenta el experto de la Universidad del País Vasco. “Cuando se forma una estrella, fundamentalmente hay hidrógeno y helio, pero el hecho de que existan planetas como la Tierra se debe a que en la nebulosa anterior al Sistema Solar había otros elementos más pesados, como el carbono, el silicio y ciertos metales, elementos que se han formado en otras estrellas. Pues bien, estos granos presolares nos llegan directamente de dichas estrellas”.

Esto quiere decir que en los granos del meteorito australiano habrá elementos en proporciones que no son muy comunes en nuestro ámbito y permite obtener valiosa información sobre las estrellas que desaparecieron y posteriormente dieron lugar al Sistema Solar, “cómo eran y hace cuánto tiempo existieron”. En definitiva, “somos polvo de estrellas, pero el polvo que nos formó a nosotros ha pasado por muchos procesos que lo han transformado, mientras que el polvo que encontramos en este tipo de meteoritos viene directamente de las estrellas”.

Nosotros somos polvo de estrellas, pero el polvo que encontramos en estos meteoritos viene directamente de las estrellas

Por otra parte, este hallazgo puede aportar nuevos datos a un interesante debate que está pendiente de resolver: si las estrellas se formaron de manera constante o si hubo altibajos. Aunque algunos de los granos presolares que se han encontrado en los restos del meteorito datan de hace 7.000 millones de años, la mayoría tiene entre 4.900 y 4.600 millones de años, lo que hace que los investigadores planteen que probablemente “hubo un tiempo antes del inicio del Sistema Solar en que se formaron más estrellas de lo normal".

"Algunas personas piensan que la tasa de formación de estrellas de la galaxia es constante", dice Heck, “pero gracias a estos granos, ahora tenemos evidencia directa de un período de formación estelar acelerada en nuestra galaxia. Este es uno de los hallazgos clave de nuestro estudio".

El 28 de septiembre de 1969, cuando apenas habían pasado un par de meses desde la llegada del ser humano a la Luna, algunos fragmentos de un meteorito cayeron en el pueblo de Murchison, al sureste de Australia. Aquel suceso no era particularmente extraordinario, salvo para los habitantes del lugar, puesto que nuestro planeta sufre un auténtico bombardeo de asteroides que a veces consiguen atravesar la atmósfera y caer a tierra. Sin embargo, ahora que ya ha pasado algo más de medio siglo conocemos uno de los tesoros que contenían aquellos restos: traían el material más antiguo que se ha encontrado en la Tierra, anterior a la formación de nuestro propio planeta.

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