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¿Un Black Friday en paz? Así está esquivando Amazon su mayor conflicto laboral en España
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"ESTAMOS PEOR QUE HACE AÑO Y MEDIO"

¿Un Black Friday en paz? Así está esquivando Amazon su mayor conflicto laboral en España

Divisiones sindicales, la incertidumbre de la vía judicial y la falta de logros visibles desmovilizan a la plantilla de San Fernando, que aparca las huelgas de un conflicto con aires de Día de la Marmota

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Foto: Reuters.

Hace un año y medio el centro logístico de Amazon en San Fernando de Henares era un polvorín. El 21 y el 22 de marzo de 2018, este almacén de la compañía, entonces el más grande en la geografía patria y el primero que montó la multinacional de Seattle en España, vivió una huelga histórica. La empresa tenía la intención decretar un 'conveniazo' unos pocos días después para poner el marco sectorial en lugar del acuerdo laboral propio que tenía la plantilla, caduco desde el 31 de enero de 2016. El paro fue un éxito, aunque la fontanería logística de la empresa minimizó los daños. Se movilizó la práctica totalidad de los 2.000 empleados.

Foto: Un manifestante, ayer, con una careta de Bezos. (CCOO)

Fue una demostración de fuerza estéril. La dirección siguió con sus planes adelante. Los sindicatos respondieron con un rosario de movilizaciones, que pretendían impactar en la línea de flotación de las grandes fiestas de 'gastar' de la plataforma: el Prime Day y el Black Friday, así como el resto de la campaña navideña, con una batería de seis jornadas de huelga que finalizaron el 4 de enero.

Un polvorín mojado

Ahora el escenario es completamente diferente. El Black Friday, un año después, ha recuperado la paz. Al menos aparentemente. Ya en el Prime Day, el comité de empresa desechó la posibilidad de volver a los piquetes para paralizar MAD4, el código interno con el que se refieren a dicho almacén. Fiaban todo a la resolución de las diferentes demandas interpuestas y a una negociación cruzada que se torció en la recta final. "Esto sigue tan o más enquistado que entonces", cuenta una trabajadora del centro. Eso sí, lo que era un hervidero explosivo, laboralmente hablando, se asemeja más ahora a la pólvora mojada.

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Foto: EFE.

"Si hablamos objetivamente de nuestras posibilidades, ahora tenemos menos. Hay mucha desmovilización. Pero, aunque me joda, hay que reconocer que esto ha sido una partida de ajedrez, la dirección ha jugado muy bien sus cartas y estamos atrás en la partida", explica un trabajador que lleva casi cinco años allí en dicha instalación, lo que le convierte en todo un veterano.

Los motivos que han llevado, coinciden varios empleados, a convertir el conflicto en un "duermevela" de duración incierta han sido un 'mix' de elementos que incluyen desde la pérdida de confianza en la vía judicial hasta las diferencias sindicales en el corazón del comité, las presiones de la dirección así como la propia infraestructura de la compañía. "Había unas demandas que parecía que iban a ser nuestro salvavidas pero nos han dado una de cal y otra de arena", explican estas voces.

El conflicto se ha convertido en un "duermevela" incierto y la plantilla se ha desmovilizado

Se refieren al juicio que volvió a ser pospuesto el pasado 25 de septiembre hasta febrero. No era la primera vez: a principios de curso el mismo magistrado decidió retrasarlo ante el volumen de pruebas documentales presentadas por Amazon poco antes de la vista. En esta ocasión, el Juzgado de lo Social tomó la misma decisión, invitando a las partes a retomar las negociaciones.

"Esto hace referencia a las iniciativas de CCOO y CGT. También hay de CSIT, que decidió ir por su cuenta, pero básicamente vienen a denunciar lo mismo: la unilateralidad y la mala fe", explica otro conocedor de las iniciativas legales presentadas. "La cuestión —,resume— es que aunque el juez nos diese la razón y percibiese estas infracciones, aunque en menor medida, también saldríamos perjudicados y no podríamos revertir la situación".

Febrero, punto de inflexión

"No era el momento para convocar una movilización como una huelga", sostiene Douglas Harper, miembro de CCOO y una de las caras más visibles desde que el conflicto saltase a los medios. El integrante del comité de empresa no descarta volver a estas medidas de presión, porque se contemplan todos los escenarios y asegura que están esperando una respuesta por parte de la dirección.

Los sindicatos confían en un acercamiento de posturas con la última propuesta

"Toca esperar. Hemos hecho una última propuesta, que sigue la línea de acercamiento de posturas que hemos seguido recientemente", explica Harper, que también pone como ejemplo acuerdos logrados en materias más pequeñas como horarios y calendarios, donde aseguran han cedido para llegar al pacto y eso debería ser tomado en cuenta. "La respuesta que nos han dado es que tienen que valorarlo desde Europa. La fecha de referencia es febrero. Todavía nos quedan dos meses largos", insiste. "Pero si no hay gestos, acuerdos o acercamiento, no descartamos volver a convocar paros, pero de momento el Black Friday va a recuperar la normalidad".

Preguntados por este asunto, desde Amazon España se han limitado a explicar a Teknautas que no hacen comentarios ni valoraciones de procesos judiciales "aún abiertos".

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Foto: EFE.

¿Se podría volver a convocar una huelga como la de marzo, que llegó a paralizar el centro por completo o con un seguimiento alto que condicionase lo suficiente la actividad? "Está todo muy parado. No lo veo. La gente está muy desmovilizada", comenta uno de los 'blues' (como se conoce a los fijos de la plantilla) que coincide con otros de los anteriormente citados en este texto. "Aquí una huelga hay que hacerla para tener repercusión mediática o para condicionar el día a día de la empresa y hacer pupa", remata.

Divisiones sindicales

Destacan, varias de las fuentes consultadas, las diferencias dentro del comité de empresa. Aunque Comisiones Obreras es el que más representantes tiene, hay otras tres organizaciones: CGT, UGT y CSIT. "Se han conformado, por así decirlo, dos bloques", explica una empleada. Por una parte, CCOO y CGT que, aunque con diferencias, comparten posturas similares, y por otra, UGT y CSIT. "Estos dos últimos ya se desmarcaron de las huelgas de las pasadas navidades. Y eso hizo mucho daño. Al final, tienes a parte de los representantes de los trabajadores, de forma legítima, diciendo que no comparten esa medida de presión. Entonces cuesta mucho movilizar a la gente. Tú veías los últimos piquetes y éramos cuatro, como quien dice. Al final, había algo que no se estaba haciendo bien".

Ya en la última huelga, la mitad de las secciones sindicales no apoyó esa medida de presión

En abril se produjo otro de los hitos para entender todo lo que ha ocurrido y cómo se han desarrollado estas tensiones. Se organizó un revocatorio, una especie de moción de censura, contra algunos de los miembros del comité. "Se lograron presentar las firmas necesarias, pero luego casi nadie fue a votar", explica. "Todas estas cosas, unidas a la presión de la empresa, pues desaniman mucho. Te dicen que han logrado acuerdos en esto o aquello, pero son cosas pequeñas. No hemos recuperado las categorías profesionales. En sueldos, estamos peor que entonces. Hace falta reorganizarse, hacer pedagogía interna y volver a plantearse los movimientos".

placeholder Imagen de uno de los piquetes el 3 de enero. (Reuters)
Imagen de uno de los piquetes el 3 de enero. (Reuters)

Presiones y temporalidad

El otro asunto que subrayan, algo que han hecho desde que empezó el calendario de movilizaciones el año pasado, es el de presiones de la empresa. "Tienen una maquinaria muy engrasada para esto. Unas veces son toques de atención, pero otras veces se te cambiaban turnos, responsabilidades, tareas...", explica.

"Fíjate que la segunda huelga, la del Prime Day del pasado año, no la respaldó ningún mando intermedio. Les apretaron las tuercas", remata. La empresa, que sistemáticamente ha negado siempre estas supuestas coacciones, ha defendido en múltiples ocasiones que sus puestos de trabajo "cuentan con un salario competitivo, un paquete completo de beneficios y programas de formación innovadores", que están abiertos al diálogo y que respetan todas las formas de reivindicación.

Que el centro fuese el único con convenio propio dificultó el articular un paro más extendido

La logística y la naturaleza de la empresa tampoco ayudan. El único centro con convenio propio era el de San Fernando de Henares. Otros se regían por normas sectoriales de los diferentes territorios. "Eso impide movilizar a otros almacenes y neutralizar la fontanería logística". Este término, muy escuchado desde la primera huelga, hace referencia a cómo la empresa se las apañó para mover mercancías y tirar de otros almacenes para que los clientes recibieran sus pedidos a tiempo, salvo por retrasos muy puntuales, y que los medios no se enterasen de lo que estaba pasando.

"Gran parte de la plantilla son temporales. Además hay que tener en cuenta también la alta rotación del trabajo. En este tiempo ha salido gente que estaba convencida de las reivindicaciones. Los nuevos quizá no tienen esas necesidades y hay que acercarse a ellos, entenderles y comunicarnos bien, para poder movilizar de nuevo a una gran mayoría de trabajadores".

Hace un año y medio el centro logístico de Amazon en San Fernando de Henares era un polvorín. El 21 y el 22 de marzo de 2018, este almacén de la compañía, entonces el más grande en la geografía patria y el primero que montó la multinacional de Seattle en España, vivió una huelga histórica. La empresa tenía la intención decretar un 'conveniazo' unos pocos días después para poner el marco sectorial en lugar del acuerdo laboral propio que tenía la plantilla, caduco desde el 31 de enero de 2016. El paro fue un éxito, aunque la fontanería logística de la empresa minimizó los daños. Se movilizó la práctica totalidad de los 2.000 empleados.

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