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Probamos el Honor 20: el 'pepino' con el que Huawei quiere recuperar la normalidad
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Probamos el Honor 20: el 'pepino' con el que Huawei quiere recuperar la normalidad

Una cámara cuádruple, con un sensor dedicado para planos 'supermacros'; un procesador propio de los 'pata negra' de la compañía y una buena autonomía son sus razones para conquistarte

Foto: Foto: M. Mcloughlin.
Foto: M. Mcloughlin.

Estar en el momento menos oportuno en el lugar menos adecuado. El Honor 20 saltó a la palestra el pasado 22 de mayo. Podría ser una fecha cualquiera pero, el destino, más que caprichoso puñetero, quiso que la presentación internacional, programada desde hace semanas, se celebrase apenas 30 horas después de la tormenta desatada por el veto a Huawei, fabricante de esta marca blanca de móviles. Se decidió aquello que 'the show must go on'. Tocaba aparentar pero el guión cambió irremediablemente. Se optó por retrasar su puesta en venta, en lugar de ponerlo en circulación inmediatamente como suelen acostumbrar. Ahora ha ocurrido justo lo contrario. La casualidad ha querido que haga acto de presencia, comercialmente hablando, casi en paralelo a la decisión de Trump de abrir la mano y aflojar el férreo veto sobre la multinacional de Shenzen.

Foto: Walter Ji, mandamás de la división de consumo en Europa. (M. Mcloughlin)

Obviamente no va a ser un camino de rosas pero en absoluto parece el campo de minas que se antojaba hace tan solo una semana, cuando se seguía hablando de crear su propio sistema operativo. El Honor 20 es, por así decirlo, el primer globo sonda para inspeccionar el alcance real de los daños, si la gente está con la mosca detrás de la oreja o va ser un capítulo que acabarán por olvidar. Se trata de un terminal de gama media que asciende hasta los 500 euros. Su apuesta es una peculiar cámara cuádruple que por primera vez incluye un sensor y una lente dedicadas en exclusiva a un modo 'súper macro', es decir, a captar objetos muy muy cercanos.

No llegó solo. Aunque de momento no se sabe cuándo se empezará a vender en el mercado patrio, el Honor 20 cuenta con un modelo vitaminado con el apellido Pro y uno de menor entidad con la coletilla Lite. Pero lo dicho, el que nos ocupa es un modelo estándar con el que hemos podido pasar unos días y esto es lo mejor y lo peor que hemos visto.

placeholder Foto: M. Mc.
Foto: M. Mc.

El caparazón de este Honor 20 es cristal templado. Es el ingrediente de moda, salvo excepciones que recurren al aluminio o, incluso, al plástico. Llega en dos colores. Por una parte, un modelo negro (el quee hemos dispuesto para esta prueba) y un azul eléctrico con reflejos que no te convencerá si lo que buscas es la discreción. Decir en este punto que al menos el terminal que nosotros hemos probado disimula bastante bien los dedazos, aunque es inevitable dada la materia primera que no se marquen las huellas. Es un diseño acorde a lo que marcan los cánones del momento, es pintón pero no transmite una sensación ultrapremium ni mucho menos. Además no cuenta con certificación IP.

Pantalla agujereada

En la frontal nos encontramos una pantalla agujereada, cada vez es más común, con marcos reducidos. Se trata de un panel LCD de 6,26 pulgadas. Los bordes del terminal son de aluminio y su principal detalle es la inclusión de un botón de huellas dactilares en el lateral, en una pieza que hace también las veces de botón de desbloqueo. Aunque ya lo habíamos visto, no deja de ser una posición algo extraña y que te hará dudar la huella que quieres registrar. Personalmente, he optado por el pulgar de la mano derecha por la forma en la que agarro el terminal.

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Foto: M. Mc.

Funciona más o menos bien, aunque si tienes el dedo ligeramente humedecido siempre no te reconocerá. Desde el punto de vista del diseño y la carrocería solo comentar que no dispone de conector jack para auriculares, llega con USB tipo C y un único altavoz, con un sonido aceptable pero no estéreo.

Foto: El Honor View 20 aspira a ganarse un hueco en el mercado español. (M. Mcloughlin)

Hablemos sobre la pantalla. No brilla ni tiene defectos graves. Lo más molesto, en mi opinión, es el halo que se dibuja junto al agujero de la cámara frontal como en los bordes. No ocurre todo el rato. Se nota especialmente con tonalidades claras, como ya vimos con el Honor View 20. Te acabas acostumbrando pero de vez en cuando te canta a la vista. Por lo demás es un panel que no le quita a nadie el hipo. Se trata de una LCD IPS de 6,26 pulgadas (ocupa el 91% de la frontal) con resolución Full HD+ (1080 por 2340 píxeles), así que la cuenta sale a una resolución de 412 ppp. El brillo alcanza picos de 500 nits. Tanto en densidad como luminosidad son niveles normales, no espectaculares. Una pantalla correcta. Punto.

Bien de potencia

Pasamos al punto del rendimiento. Nos encontramos con el procesador estrella de la casa, el Kirin 980, un chip de ocho núcleos, equipado con una GPU Mali G76. A esto hay que sumarle 6 GB de RAM. En este aspecto sin pegas. No hay que olvidar que el motor es el mismo que monta el P30 Pro, la joya de la corona de la corona de esta primera mitad de curso. En este aspecto...va sobrado. Incluso juegos pesados como Fortnite o PUBG los maneja con cintura y sin problemas. En ese aspecto es un 'pepino'.

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Foto: M. Mcloughlin.

En este Honor 20 tenemos, por defecto, 128 gigas de memoria. No va más. No hay posibilidad de aumentarlo, ni comprando un modelo superior ni con tarjeta externa, lo que viene a ser una limitación para algunos usuarios. Si tienes, en cambio, ranura para doble SIM. Si este almacenamiento te resulta corto debes saber que la única opción que te queda, cuando llegue, es pasar por caja y comprar el modelo Pro o echarte en brazos de las apps y servicios 'cloud'.

Autonomía: otro fuerte

La batería de este modelo asciende hasta los 3.750 mAh. No son los 4.000 de su hermano mayor, una cifra en la que parecen haberse instalado buena parte de teléfonos de gama media y alta de este año. En este punto cumple sobradamente. Cuenta con un Kirin 980, un procesador de primer nivel, y una pantalla con una resolución contenida. Esta configuración le permite gozar de una buena autonomía, que me ha permitido llegar la final del día con hasta un 30% de energía restante, algo que para mí es un logro mayúsculo.

También tiene, no podía ser de otra manera para competir en esta franja de precios, carga rápida. Utiliza la tecnología SuperCharge de la casa. Viene con un cargador de 22.5 watios. Es probable que esta cifra no le diga nada. Sobre el papel, te da la mitad de la batería en unos 30-32 minutos. Eso con el teléfono apagado. Si lo utilizas mientras lo cargas esto irá más lento y se reducirá ese porcentaje en un 10%. Un tándem, batería y cargador, que puede rinde, como os digo, a un gran nivel.

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Foto: M. Mcloughlin.

Dragones de plástico

El software. ¡Ay el software, Huawei!. Es la gran asignatura pendiente de la factoría china. Aquí se llama Magic 2.0 pero en la práctica es lo mismo que EMUI, la capa de personalización que monta el Mate 20, el P Smart o el P30. Falta refinarla bastante. Es una solución sobrecargada estéticamente que acaba dejando, como hemos dicho, la misma sensación del que va a comer a un restaurante asiático de vanguardia y está decorado con dragones de plástico cubiertos de brillantina dorada.

Es una comparativa recurrente, pero es que no le han metido bisturí en los últimos tiempos lo suficiente como para hacer otra valoración. Valga como detalle esos salvapantallas que van cambiando aleatoriamente, un tanto apolillados después de dos años con las mismas imágenes.

Por lo demás, cuenta con bastante opciones de personalización. Funciona con Android 9 Pie. En lo que se refiere al futuro, podemos dar por descontado que recibirá Android Q ahora que ha escampado después de que EEUU haya relajado el veto. Es decir, ya no es una mera cuestión de fe como llegó a parecer en los días más inciertos de la crisis.

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Foto: M. Mc.

Aseguran que podrían seguir dando soporte a través de sus actualizaciones a estos teléfonos independientemente de que la situación volviese a torcerse. Independientemente de eso, un asunto nada baladí, necesita una reforma importante.

Cuatro ojos

Cuenta con una cámara cuádruple. Un 3+1 atípico. Por una parte tiene un sensor principal de 48 megapíxeles de f/1.8 de apertura, que viene acompañado por un gran angular de 16 megapíxeles de f/2.2. A esto hay que sumarle un sensor TOF de profundidad de 2 megapíxeles y f/2.4, así como una lente y un sensor para 'supermacros', también de 2MP y f/2.4. Aquí no hay un modo 'zoom' al uso, aunque tenemos la opción de x2 cuando vamos a tomar una foto. En realidad, lo que tenemos es recorte digital del disparo principal. En el caso de la cámara del modelo PRO nos encontramos una configuración también de cuatro elementos, pero tiene un telefoto y la apertura focal del sensor de 48 megapíxeles es más grande.

A pesar de ello, nos encontramos con una cámara bastante versátil. Aquí tenemos una serie tomada desde el mismo punto.

Nos encontramos también el ya clásico modo noche de Huawei que aunque no rinde al nivel de los móviles más caro de la marca también hace uun apaño. Nos permite utilizarlo tanto con el gran angular como con la lente de 48 mpx (y el modo X2). El resultado es un poquito mejor, en cuanto a definición y color, en el caso de la lente principal que la de mayor apertura. Aquí tenéis unas cuantas tomas.

El modo retrato calca el estilo al que nos tiene acostumbrado la factoría de ojos rasgados. Hace cortes demasiado rígidos en algunas ocasiones y el acabado del fondo puede resultar ligeramente artificial. A continuación tenéis varios ejemplos.

Lente 'supermacro'

Por último, el modo 'supermacro'. La primera crítica es para el 'software'. ¿Por qué narices si metes una lente dedicada escondes el acceso en un cajón de sastre titulado como 'Más'? ¿Por qué? Aparte de esto, comentar que te da cierta versatilidad (la distancia de disparo adecuada es de 4 centímetros) y que incluso te permitirá sacar algún que otro fotón. Sin embargo, la baja resolución a la que dispara (2mpx) y la ausencia de un estabilizador óptico hacen que sufra bastante si no tienes las condiciones de luz adecuadas y un pulso bastante firme. De noche, olvídate de utilizarlo.

Sobre la cámara delantera mencionar que cuenta con un sensor de 32 megapíxeles y f/2.0 de apertura. En el caso del vídeo, tenemos 4K a 30 fps en el cámara principal mientras que la de los selfies se quenda en 1080.

¿Es para mí?

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Foto: M. Mc.

Recomendar un Huawei o un Honor es más fácil ahora que la semana pasada. El Honor 20 tiene dos problemas principales. Por una parte la franja de precio en la que ha decidido competir. El modelo estándar parte de un precio de 499 euros (incluyen accesorios de regalo por valor de 108 euros). Esto le coloca muy cerca del OnePlus 7, el Mi Mix 3 5G y, por encima, por ejemplo, Mi 9T. La cámara, bastante versátil, si tiene ciertas cosas que podría mejorar. Aún así si lo que te importa es rendimiento y autonomía puede ser un buen candidato. Un pepino si nos limitamos a eso. Si tenemos en cuenta cámara, pantalla y demás aspectos se ajustaría más la descripción de 'pepinillo'. Siempre que te guste el software de la multinacional china, es un candidato a valorar.

También cabe decir que estos teléfonos en unos meses aumentarán su atractivo, porque suelen ser carne, como los Xiaomi, de ofertas flash y promociones. El otro problema es la poca diferencia de precio con el Honor 20 Pro. Por cien euros más tienes el modelo Pro, aún no ha salido a la venta en España, que te ofrece más RAM, más batería, mejor cámara y el doble de memoria. Lo ideal hubiese sido que este modelo fuese el de los 500 euros. Por pedir que no sea.

Estar en el momento menos oportuno en el lugar menos adecuado. El Honor 20 saltó a la palestra el pasado 22 de mayo. Podría ser una fecha cualquiera pero, el destino, más que caprichoso puñetero, quiso que la presentación internacional, programada desde hace semanas, se celebrase apenas 30 horas después de la tormenta desatada por el veto a Huawei, fabricante de esta marca blanca de móviles. Se decidió aquello que 'the show must go on'. Tocaba aparentar pero el guión cambió irremediablemente. Se optó por retrasar su puesta en venta, en lugar de ponerlo en circulación inmediatamente como suelen acostumbrar. Ahora ha ocurrido justo lo contrario. La casualidad ha querido que haga acto de presencia, comercialmente hablando, casi en paralelo a la decisión de Trump de abrir la mano y aflojar el férreo veto sobre la multinacional de Shenzen.

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