Un telescopio tan grande como la Tierra: así se hizo la primera foto de un agujero negro
La combinación de los datos que reciben los ochos radiotelescopios del proyecto ha hecho posible crear la imagen con la ayuda de superordenadores
El secreto que ha permitido captar una imagen que ya es histórica para la ciencia, la primera foto real de un agujero negro, ha sido combinar ocho telescopios repartidos por todo el planeta como si fueran uno solo. Es decir, que los científicos han mirado con un ojo del tamaño del planeta entero. No solo la imagen ha hecho historia, también la ingeniería y la tecnología.
El proyecto Event Horizon Telescope (EHT) fue diseñado específicamente para poder captar este tipo de imágenes y, para empezar, ha apuntado hacia el centro de Messier 87 (M87), una galaxia masiva situada en el cercano cúmulo de galaxias Virgo. Aunque lo de 'cercano' suena a chiste cuando tratamos de imaginar la distancia: está a 55 millones de años luz de nosotros.
Entonces, ¿cómo es posible que hayamos conseguido 'ver' ese objeto desde la Tierra? Hay que tener en cuenta que es un agujero negro 6.500 millones de veces más masivo que el Sol. Esto quiere decir que su tamaño es gigantesco, porque es proporcional a su masa. Además, el proyecto EHT ha permitido construir un telescopio virtual que también tiene enormes dimensiones.
La imagen que nos han ofrecido está basada en una técnica conocida como interferometría, que consiste en combinar la luz o las ondas electromagnéticas que reciben diferentes receptores, en este caso, los ocho radiotelescopios distribuidos estratégicamente por puntos distantes del mundo.
Una de esas instalaciones está en España, el telescopio del Instituto de Radioastronomía Milimétrica (IRAM) de 30 metros ubicado en Sierra Nevada (Granada); dos en Chile, el conjunto de telescopios Atacama Large Millimeter/Submillimeter Array (ALMA) y el Atacama Pathfinder Experiment (APEX); dos en Hawái, el James Clerk Maxwell Telescope y el Submillimeter Array; otra en Arizona (Estados Unidos), el Submillimeter Telescope; una más en México, el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano, y la última, en la Antártida, el South Pole Telescope.
El sistema sincroniza los telescopios y aprovecha la rotación del planeta. Aun así, los investigadores explican que es una proeza comparable a tener la resolución suficiente como para "poder leer un periódico en Nueva York desde una cafetería en París" y con una dificultad que no se había podido salvar hasta ahora: un agujero negro es un objeto completamente oscuro que, por definición, atrapa la luz que tiene alrededor.
Por eso, lo que realmente se ha captado es la sombra del agujero negro. En la frontera de ese agujero, lo que se conoce como horizonte de sucesos y que marca el punto de 'no retorno' a partir del cual todo es absorbido hacia el interior, hay gas caliente arremolinándose a su alrededor y esa parte brillante es la que se distingue en la imagen y nos permite saber que hay un agujero negro en el centro.
“Esta sombra, causada por la curvatura gravitacional y la absorción de luz por el horizonte de sucesos, revela mucho sobre la naturaleza de esos fascinantes objetos”, explicó el presidente del Consejo Científico del EHT, Heino Falcke.
Aunque los telescopios no están físicamente conectados, sincronizan sus señales usando relojes atómicos. Cada telescopio produce una enorme cantidad de datos al día, unos 350 terabytes, que se graban en discos duros de alto rendimiento y se envían a superordenadores especializados. Estos superordenadores son los que realmente combinan toda esa información para obtener una imagen. Ellos también han hecho historia.
El secreto que ha permitido captar una imagen que ya es histórica para la ciencia, la primera foto real de un agujero negro, ha sido combinar ocho telescopios repartidos por todo el planeta como si fueran uno solo. Es decir, que los científicos han mirado con un ojo del tamaño del planeta entero. No solo la imagen ha hecho historia, también la ingeniería y la tecnología.