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Los reyes del mar: los 'superportaviones' que prepara EEUU a precio astronómico
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Los reyes del mar: los 'superportaviones' que prepara EEUU a precio astronómico

Con capacidad para 75 aeronaves, pueden albergar a 4.500 personas en su interior. Además de las innovaciones tecnológicas y militares, cuentan con un sinfín de facilidades para la vida a bordo

Foto: Un F-18 en una de las pruebas de uno de los 'Gerald Ford'. (US Navy)
Un F-18 en una de las pruebas de uno de los 'Gerald Ford'. (US Navy)

La noticia saltó recientemente a los titulares de muchos periódicos internacionales y prensa especializada. La Marina de Guerra norteamericana ha decidido iniciar la construcción simultánea de dos nuevos ‘súper portaaviones'. Dos ‘supercolosos’. Más de 100.000 toneladas de desplazamiento y 330 metros de eslora. De esta manera, ya serán cuatro bestias del tipo ‘Gerald R. Ford’ en la nómina ‘yankie’. Se trata de unos navíos de nuevo cuño con unas innovaciones tecnológicas y unas capacidades (a un precio estratosférico) que nunca antes se habían visto en la historia reciente de la tecnología militar.

Foto: El F-35 es hoy en día el avión tecnológicamente más avanzado en cuanto a integración de sistemas. (Foto USAF)

Son los mayores buques de guerra del mundo. Nada les hace sombra en tamaño, pero tampoco ni en equipos ni en potencia militar. Cada uno puede albergar a más de 4.500 tripulantes y cuenta con una capacidad aérea que supera las 75 aeronaves. Estas son cifras que ya quisieran tener muchos países en el conjunto de sus fuerzas armadas.

Vienen a sustituir a los veteranos navíos de la clase ‘Nimitz’. El primer navío de la serie y que le da nombre a toda la familia es el USS Gerald R. Ford (CVN-78), que ya ha sido entregado a la Marina pero aún está siendo sometido a una serie de ‘retoques’ y cambios que puede disparar el precio hasta los 14.000 millones de dólares (el modelo al que sustituye costaba entre 6.000 y 8.000).

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(Foto: US Navy)

Esto suele ser algo tradicional. Son las primeras unidades de una serie (de barcos, aviones o cualquier cosa) las que sacan a la luz los defectos de diseño, las cosas que fallan y las que se deben mejorar, experiencia que se aprovecha en las siguientes construcciones. Se espera que el coste total del proyecto sea de 24.000 millones, con un ahorro de costes gracias a la ejecución paralela de trabajos.

Esta decisión de construir dos portaaviones de forma simultánea sólo se había tomado otra vez en la época moderna (tras la Segunda Guerra Mundial). También responde a la necesidad de disponer de los buques con más antelación para compensar los retrasos sufridos por el USS Gerald R. Ford y por los planes navales norteamericanos de incrementar su número de portaaviones en servicio de los actuales 10 a 12.

¿Concepto obsoleto?

Existe sobre los portaaviones la idea de que son un concepto obsoleto. Podría ser. Los avances en armamento de ataque antibuque son espectaculares y si solo se mira desde este punto de vista, se podría pensar que estos buques acabarán siendo un blanco muy fácil y de tamaño considerable.

La realidad parece, sin embargo, muy distinta. Por un lado es cierto que el armamento contra buques avanza. Como todos. Se habla de los “misiles hipersónicos” y de los “torpedos de supercavitación” como las armas definitivas, pero ¿de verdad lo son? No hay armas definitivas. Los avances en armamento únicamente conceden una ventaja temporal a su poseedor, ventaja que se termina en cuanto su oponente desarrolla una contramedida o replica dicha amenaza. Ha sido así siempre.

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(Foto: US Navy)

Los misiles hipersónicos podrán ser eliminados con otro misil ‘antimisil’ (valga la redundancia) de similares características, complementado con radares de mayor alcance y discriminación y con sistemas de respuesta rápida. Los torpedos de supercavitación no son algo de hoy en día. Se diseñaron en las décadas de los 60 y 70. Tienen sus ventajas, es cierto, pero también grandes inconvenientes.

Su propio sistema de propulsión los hace muy imprecisos en su guiado (se ha pensado en ellos para ser usados con armas nucleares tácticas) y son muy ruidosos, lo que hace muy fácil su detección y neutralización. Los torpedos actuales, por el contrario, van evolucionando en mayor alcance y, sobre todo, mayor inmunidad a los señuelos.

El control del mar

Ahora (no sabemos dentro de 50 años) si se quiere controlar una gran extensión de mar se necesita obtener superioridad en el aire o al menos control del espacio aéreo. Si un país quiere defender intereses lejos de sus costas necesita ese poder y eso solo se consigue con un portaaviones. Una aviación basada en tierra puede suplirlo en determinadas circunstancias, pero el radio de acción de las aeronaves es limitado. Y no es solo cuestión del alcance, lo es también de disponer de un punto de apoyo para reaprovisionarse, hacer mantenimiento, etc. Esto sólo lo proporciona una flota con portaaviones.

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(Foto: US Navy)

El submarino será su gran enemigo y alternativa. Es un arma muy eficaz que puede causar un daño crítico, pero no olvidemos que es un arma de “negación”. Es decir, el submarino impide al enemigo utilizar el espacio marítimo. Solo con que se sospeche su presencia puede paralizar el tráfico naval, pero no puede facilitar el uso propio. No controla el mar.

En definitiva, la realidad es la que es. Un país se podría equivocar en su política, dos ya sería raro, pero pensar que se equivocan todos, es absurdo. Estados Unidos sigue construyendo portaaviones. Gran Bretaña va a tener en breve dos de muy grandes dimensiones. Francia mantiene el suyo y ya piensa en su reemplazo. Igual Italia. Rusia, pese a sus problemas económicos y técnicos se aferra a su única unidad de este tipo.

¿Y en el Pacífico? China ya está construyendo su tercer nave de este tipo. La India también tendrá tres buques similares. Australia dos LHD’s, iguales al Juan Carlos I español; y Japón, que parecía que había renunciado, dispondrá en muy breve plazo de dos buenos navíos con aviones F-35B. ¿Todos se equivocan?

La clase ‘Gerald R. Ford’

Esta nueva clase de portaaviones supone un salto cualitativo importante frente a los anteriores ‘Nimitz’, si bien es cierto que algunas de sus características se han implementado en las últimas unidades, el USS George H.W. Bush y USS Ronald Reagan, que se consideran, sobre todo el segundo, como un diseño de transición.

En cuanto a dimensiones y desplazamiento mantienen cifras similares a los 'Nimitz': 100.000 toneladas de desplazamiento y 332 metros de eslora, pero aquí acaba todo parecido. Estéticamente se distinguen por una isla más pequeña y situada en una posición más retrasada e incorporan características ‘stealth’ que reducen su firma de radar. Disponen de tres ascensores (en lugar de los cuatro de los ‘Nimitz’) y un sistema de frenado de tres cables, en lugar de los cuatro de los ocho primeros buques.

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(Foto: Reuters)

Prácticamente todos los sistemas han sido mejorados y adaptados a nuevas tecnologías y materiales. Mantienen la doble planta de generación nuclear pero ésta es nueva, con 2 reactores Tipo A1B en los ‘Gerald R. Ford’ frente a los A4W de los ‘Nimitz’. Mucho más potentes con 300 MW cada uno, de mejor diseño y más eficientes. Esto significa que los buques de esta nueva clase tendrán una capacidad de generación eléctrica equivalente de 600 MW.

En términos mundanos, por ejemplo, esta potencia es más de la mitad de una central eléctrica nuclear como la de Almaraz o la de Trillo. Esta capacidad está además sobredimensionada en previsión de mayores necesidades energéticas en el futuro.

Catapultas y frenos

Tanta potencia de generación es necesaria no solo para la propia propulsión del buque. Sobre todo se necesita para los nuevos sistemas de lanzamiento de aviones: las catapultas EMALS. Las catapultas son un sistema que lanza al avión por la cubierta del buque y le proporciona la velocidad necesaria para elevarse en vuelo con su carga de armas y combustible. Hasta ahora las catapultas, digamos convencionales, funcionaban (y funcionan) con vapor de agua sobrecalentado.

Una de las principales novedades es el nuevo sistema para 'lanzar' los aviones

Estas catapultas se sustituyen en estos nuevos portaaviones por sistemas electromagnéticos basados en la utilización del “motor lineal de inducción”. Este no deja de ser un motor eléctrico de inducción con la peculiaridad de que mientras los motores eléctricos convencionales producen el giro de un rotor sobre su eje, el motor lineal de inducción genera un desplazamiento longitudinal en lugar de uno de giro.

Este sistema, pese a los lógicos problemas que van apareciendo y se van resolviendo, tiene muchas ventajas respecto a los sistemas de vapor. Elimina, por ejemplo, los voluminosos desaladores de agua (se necesita agua destilada para la catapulta de vapor) a la vez que el sistema electromagnético es mucho menos delicado y más preciso que el sistema de vapor.

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(Foto: US Navy)

En paralelo estos buques incorporan nuevos sistemas de frenado, que en este tipo de buques se realiza mediante unos cables que el avión engancha al tocar la cubierta de vuelo. Estos nuevos sistemas son energéticamente más eficientes y producen un frenado más progresivo que el tradicional, algo que agradecen pilotos y aviones. También los ascensores de aviones utilizan nuevos sistemas de elevación a base de electroimanes en lugar de los clásicos sistemas de cables, aunque también han sido fuente de algunos problemas.

En su conjunto toda esta nueva tecnología produce ahorros en energía y también en personal. La posibilidad de automatizar muchas tareas redunda en una importante disminución del personal necesario, que pasa de los 5.700 en los ‘Nimitz’ a los 4.540 de los ‘Gerald R. Ford’. Esto hace que la US NAVY insista en que, pese a su superior conste constructivo, los ahorros en operación y mantenimiento para un ciclo de vida previsto de 50 años serán de unos 4.000 millones de dólares, aunque habrá que esperar para comprobar si estos ahorros previstos se cumplen.

La vida a bordo

En el resto de características se siguen barajando cifras que dan vértigo. Más de 75 aviones a bordo, incluyendo algunos helicópteros utilitarios, más de 4.000 camarotes, estancias, salas y demás compartimentos, una panadería y una carnicería, peluquería, donde se realizan más de 1.500 cortes de pelo a la semana, carpintería, fontanería, soldadura, etc.

Peluqueria, panadería, carniceria, hospital o locales de ocio son algunas de los locales que tiene

Además hay capillas, una clínica dental atendida por 5 dentistas, farmacias y un hospital de respetable tamaño y bien provisto, con cerca de 60 camas y no menos de 6 doctores; lavandería, tintorería, sastrería y un enorme taller de reparación de radio y televisión, algo que no es nada extraño ya que a bordo hay una enorme cantidad de monitores y televisiones.

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(Foto: US Navy)

Solamente contando teléfonos hay más de 2.000. Televisores y monitores cerca de 4.000. Hay una oficina de correos donde se procesan 450.000 kg de correo cada año, un laboratorio fotográfico y una imprenta y para el ocio del personal hay heladerías, un centro comercial donde se vende casi de todo y un mini-market. En la cocina se preparan unas 15.000 comidas diarias. Todo un reto sin duda.

El armamento va en consonancia. A lo último en radares y sistemas electrónicos se une un armamento defensivo de primer nivel, aviones y buques de escolta aparte. Su sistema defensivo está basado únicamente en misiles, con el RIM-162 ESSM para alcances medios – largos y el RIM-116 RAM para alcances cortos. También está prevista la posibilidad de implementar a corto medio plazo sistemas de armas más evolucionados como los sistemas FEL basados en tecnología láser para ser usados como arma defensiva. Y muy importante, en su concepto defensivo está prevista la posibilidad de tener que responder a ataques de saturación, es decir, de grandes oleadas de misiles enemigos.

La noticia saltó recientemente a los titulares de muchos periódicos internacionales y prensa especializada. La Marina de Guerra norteamericana ha decidido iniciar la construcción simultánea de dos nuevos ‘súper portaaviones'. Dos ‘supercolosos’. Más de 100.000 toneladas de desplazamiento y 330 metros de eslora. De esta manera, ya serán cuatro bestias del tipo ‘Gerald R. Ford’ en la nómina ‘yankie’. Se trata de unos navíos de nuevo cuño con unas innovaciones tecnológicas y unas capacidades (a un precio estratosférico) que nunca antes se habían visto en la historia reciente de la tecnología militar.

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