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La increíble historia del primer portaaviones chino y por qué fue un gran fiasco militar
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De casco ucraniano a portaaviones defectuoso

La increíble historia del primer portaaviones chino y por qué fue un gran fiasco militar

China acelera la construcción de su próximo portaaviones, el Shandong. ¿El motivo? Su actual buque, el Liaoning, se ha quedado obsoleto demasiado pronto. Esta es su rocambolesca historia

Foto: La cubierta de vuelo del Liaoning, idéntica a la del portaaviones ruso. (Foto: Li Tang, Xinhua)
La cubierta de vuelo del Liaoning, idéntica a la del portaaviones ruso. (Foto: Li Tang, Xinhua)

Siempre se ha dicho que de China había que temer su capacidad económica. Su presidente nos acaba de visitar con un enorme paquete de acuerdos económicos. Se llevan hasta el jamón ibérico, pero ¿solo hay que temer su economía? ¿Y su capacidad militar? La respuesta es sencilla y no hay más que ver sus fuerzas armadas. Para un país que aspira a rivalizar con EEUU en el dominio del mar, disponer de portaaviones es clave. China está acelerando la puesta en marcha de su nuevo portaaviones de alta tecnología, el Shandong. Lo que no es tan conocido es lo que esconde la historia de la creación de su portaaviones actual, el Liaoning. Llamado a ser el mayor buque de guerra del mundo, acabó en rocambolesco fiasco militar.

Hay que remontarse a principios de los años 90 para entender por qué China necesita finalizar hoy en día y cuanto antes la construcción del nuevo Shandong. Por aquel entonces, solo EEUU disponía de una gran flota con grandes navíos de este tipo. Por su parte, la URRS fue capaz de responder con la construcción de algunos cruceros pesados portahelicópteros (la clase Kiev) y con los planes de construir tres portaaviones, pero no eran ni muy poderosos ni del tamaño de los estadounidenses.

Foto: El F-35 es hoy en día el avión tecnológicamente más avanzado en cuanto a integración de sistemas. (Foto USAF)

El primer barco ruso, el Admiral Kuznetsov, se terminó de construir y aún navega, pero al segundo, el Varyag, le pilló el colapso soviético en un estado avanzado de construcción (más o menos al 70%) pero incompleto de máquinas, sistemas y, por supuesto, de armas, quedando adscrito a la República de Ucrania. Ucrania no sabía qué hacer con semejante regalo. Completarlo y menos aún, operarlo, estaba fuera de su capacidad económica, por lo que intentaron venderlo sin éxito. Hasta que llegó China.

Una compra y un viaje de novela

China se interesó por el buque en 1992, dando comienzo una historia digna de novela o de guion cinematográfico. Las negociaciones entre China y Ucrania fueron de todo menos sencillas. Ucrania comenzó a poner condiciones encima de la mesa, tales como que el buque, en realidad un casco incompleto, no se usara con fines militares. Decir que aquello trajo aparejado un exagerado incremento del precio y de los plazos para cerrar el acuerdo, resulta obvio.

placeholder El casco incompleto del Varyag a remolque en Estambul. (Foto: US NAVY)
El casco incompleto del Varyag a remolque en Estambul. (Foto: US NAVY)

Para salvar el escollo de los escrúpulos ucranianos, los chinos realizaron la oferta a través de la compañía Chong Lot Travel Agency, una "empresa de turismo" basada en Macao que afirmaba que el barco se transformaría en un casino. Tampoco era algo extraño, pues por aquel entonces, en 1995, otra empresa china había comprado el crucero Minsk (segundo buque de la clase Kiev ya dado de baja) para transformarlo en un parque temático, cosa que resultó ser cierta. Sin embargo, la trama montada en el caso del Varyag era en realidad una curiosa tapadera comercial.

La compra del barco, aún sin terminar pero ya botado, se realizó finalmente en 1998. Fue remolcado hasta los astilleros chinos de Dalian tras un espectacular viaje rodeado de propaganda patriótica. El periplo, en realidad, fue una pesadilla logística y política. El primer problema fue que tuvo que vagar a remolque durante más de un año (16 meses en concreto) por el Mar Negro debido a los impedimentos que puso el gobierno turco para que semejante mole, a remolque, cruzara el Bósforo. Algo lógico. Tras lograr un acuerdo con los turcos, el buque alcanzó el Mediterráneo. Se desconocen los términos del pacto ni lo que China ofreció o cedió al final al gobierno turco, pero en su momento se estimaron cantidades astronómicas como pago para dejar circular al Varyag.

Nada más abandonar los Dardanelos sufrió un tremendo temporal cerca de Grecia que dejó el buque a la deriva

La odisea del barco no terminó ahí. Nada más abandonar los Dardanelos sufrió un tremendo temporal cerca de Grecia que dejó el buque a la deriva. Al final abandonó el Mediterráneo por el Estrecho de Gibraltar y dobló el Cabo de Buena Esperanza, ya que no se permite cruzar el Canal de Suez a barcos sin capacidad de maniobra autónoma, algo que en la jerga se denomina 'dead ships'. El futuro portaaviones alcanzó aguas chinas el 3 de marzo de 2002. Toda una odisea de más de tres años.

placeholder El portaaviones Shandong, llamado a sustituir al Liaoning, será el primero construido íntegramente en China. (Reuters)
El portaaviones Shandong, llamado a sustituir al Liaoning, será el primero construido íntegramente en China. (Reuters)

Los trabajos de reacondicionamiento fueron aún más largos y costosos, pero China quería tener su portaaviones a cualquier precio. El PLAN [People's Liberation Army Navy] Liaoning (CV 16) entró formalmente en servicio el 25 de septiembre de 2012, 10 años después de su llegada a china y 20 años después del primer intento para su adquisición, sin duda un largo recorrido para un buque.

¿Cuánto costó al final el primer portaaviones chino? No existe una cifra oficial, pero se estima que el coste ha podido superar con creces al del último portaaviones norteamericano de la clase Nimitz, el George H. W. Bush (6.500 millones de dólares) y el del programa para el nuevo portaaviones chino (el Type 001A Shandong, que ronda los 9.000 millones de dólares).

Capacidad militar discutible

Teniendo en cuenta la época, el primer portaaviones chino no deja de ser un buque impresionante. Tiene una eslora de 302 metros y un desplazamiento oficial de 58.000 toneladas, aunque es seguro que alcanzará las 67.000 en pleno estado operativo. Es de propulsión convencional, dispone de 8 calderas y 4 turbinas y ha sido dotado de un buen armamento defensivo de fabricación propia, lo habitual en otros buques de superficie de aquel país.

placeholder La proa elevada, o 'Sky Jump', del Liaoning facilita el despegue de los aviones sin utilizar catapulta. (Foto: Xinhua)
La proa elevada, o 'Sky Jump', del Liaoning facilita el despegue de los aviones sin utilizar catapulta. (Foto: Xinhua)

Dispone de misiles de corto alcance, sistemas de defensa de punto, defensas antisubmarinas y lanzadores de señuelos. Los misiles son del tipo "Flying Leopard", un sistema de defensa antimisil que se acerca bastante a los misiles RAM occidentales. El Liaoning dispone de tres lanzadores de 18 tubos, dos a proa (uno en cada banda) y otro a popa en la banda de babor.

El sistema de defensa de punto o CIWS, última línea defensiva, es un montaje de cañones multitubo Tipo 1130 de 30 mm y 11 tubos. El sistema antisubmarino es el extendido Tipo 75 formado por lanzadores de 12 tubos con cohetes de 240 mm ubicados uno en cada banda a popa. Por último, dispone de cuatro lanzadores de señuelos "chaff". Este sistema trata de engañar a los misiles antibuque enemigos creando falsos ecos en su radar o generando focos de calor, según el tipo de señuelo.

Pese a todo este despliegue, el Liaoning tenía un grave problema: nació anticuado. Es como si hoy nos hubiésemos fabricado un coche de hace 20 años. Será nuevo, pero no es se puede comparar con un diseño moderno. Adolece de los mismos defectos que se han puesto de manifiesto en el portaaviones ruso Admiral Kuznetsov. Uno de los principales es la planta motriz, foco de incesantes problemas en el buque ruso y que, probablemente, también los dará en el navío chino, pues la parte ya construida del buque impedía un cambio radical en este apartado. Esta planta, que nunca funcionó como se esperaba, impide a los buques alcanzar su velocidad máxima proyectada, 32 nudos, y se estima que lo normal es que consigan poco más de 20. Este es un tema crítico en un portaaviones y sobre todo en los que carecen de catapultas lanzadoras (las que tienen los buques norteamericanos) como es el caso de los portaaviones ruso y chino. Sin velocidad punta los aviones no serán capaces de despegar con su máxima carga de armas o combustible.

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Los chinos, aunque carentes de experiencia, es cierto que mejoraron algunos aspectos. Entre ellos está el hecho de eliminar del diseño los silos de misiles antibuque SSM, que sí están en el buque ruso y que ponen de manifiesto la escasa confianza que la URSS depositó en el poder aeronaval. Estos misiles son absurdos en un portaaviones y ya estaba prevista su eliminación en la modernización del Admiral Kuznetsov, que no sabemos si algún día llegará. Los chinos usaron este espacio para ampliar el hangar, ganando un espacio precioso.

Desmesuradamente caro y cuestionable respecto a su valor militar, el Liaoning debe ser considerado como un banco de pruebas o, si se quiere ser más crítico, como un enorme fiasco militar. China está apostando sin ambages por el dominio del mar y para eso hace falta disponer de capacidad aérea en cualquier punto. Esto, hoy por hoy, solo se consigue con portaaviones.

Tras el Liaoning vienen nuevos buques. El siguiente, el Shandong, es ya una construcción autóctona, con un diseño muy similar a su antecesor pero de mayores dimensiones y desplazamiento. De este nuevo buque, que no entrará en servicio antes de 2020, podemos esperar las mejoras introducidas por China en cuanto a doctrina aeronaval y calidad de construcción, pero poco más. El gran salto tecnológico lo darán (si son capaces) con el siguiente portaaviones, Type 002, que ya se ha empezado a construir y del que se comenta será una réplica a los grandes portaaviones nucleares norteamericanos. En resumen, en apenas unos años veremos en funcionamiento tres nuevos portaaviones chinos, otros tres hindúes y al menos dos japoneses. Será una de las mayores concentraciones de poder militar naval en una misma zona del planeta: el océano Pacífico.

Siempre se ha dicho que de China había que temer su capacidad económica. Su presidente nos acaba de visitar con un enorme paquete de acuerdos económicos. Se llevan hasta el jamón ibérico, pero ¿solo hay que temer su economía? ¿Y su capacidad militar? La respuesta es sencilla y no hay más que ver sus fuerzas armadas. Para un país que aspira a rivalizar con EEUU en el dominio del mar, disponer de portaaviones es clave. China está acelerando la puesta en marcha de su nuevo portaaviones de alta tecnología, el Shandong. Lo que no es tan conocido es lo que esconde la historia de la creación de su portaaviones actual, el Liaoning. Llamado a ser el mayor buque de guerra del mundo, acabó en rocambolesco fiasco militar.

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