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15 días con la Fitbit Charge 3: con esta pulsera deportiva me siento más 'fit' que 'fat'
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UN CLÁSICO DE LOS 'WEARABLES'

15 días con la Fitbit Charge 3: con esta pulsera deportiva me siento más 'fit' que 'fat'

Si eres activo físicamente, quieres los avisos básicos en tu muñeca pero no un torrente de notificaciones y te gusta estar al tanto de tu pulso cardiaco y tu sueño echa un ojo a este 'gadget'

Foto: Fitbit Charge 3. (C. Castellón)
Fitbit Charge 3. (C. Castellón)

Si eres un holgazán, un vago redomado o un maestro en la disciplina del 'sofing' no habrá cacharro ni pulsera inteligente alguna en el mundo que te haga levantar tus posaderas de la butaca, a excepción de una polea mecánica, una convocatoria de 'caña tapa' o algo por el estilo. Si alguno se siente identificado con alguno de los apelativos anteriores y quiere motivarse gracias a un 'gadget' deportivo que le anime a ser más activo no hace falta que se gaste más de los treinta euros que cuesta cierto dispositivo de un fabricante chino. Probablemente, acabe cogiendo un polvo.

Foto: Una esterilla y tu teléfono móvil. Poco más necesitas para entrenar en tu hogar. (Pexels)

Pero si eres de los que llevas una vida 'healthy' o más 'fit', que diría Malú, y no te ves afectado por el campo gravitatorio de tu sofá cuando toca la sesión de 'running' o fichar en el 'gym' es probable que andes detrás de un aparato un poco más refinado y sotifiscado.

Ahí es cuando empieza el baile de nombres. La historia ya no es como años atrás. Cada vez hay menos pretendientes en el mundo de los 'wearables'. Samsung, Huawei y otros fabricantes como LG siguen intentando reengancharse a la coreografía en un discreto segundo plano, sin dar con el paso correcto. En el centro de la pista se mantienen Xiaomi, por su constante recorte de precios; Apple, por la popularidad de sus relojes; y Fitbit, una de las pioneras en esto de la tecnología que se viste. Pues bien, hemos pasado dos semanas con su última pulsera inteligente, la Fitbit Charge 3. Y aquí va lo mejor y lo peor de este tiempo (que también lo hay, aparte de los entrenamientos 'extra' que me he tenido que cascar para dar fe de las funcionalidades).

Charge 3:¿Y esto qué es?

placeholder La Fitbit Charge 3. (C. Castellón)
La Fitbit Charge 3. (C. Castellón)

La Charge 3 es el último aparato de la familia más vendida de Fitbit, que también probó suerte (con menos acierto en mi opinión) en los de los relojes inteligentes. Es un monitor de actividad física hormonado. Cuenta con una generosa pantalla y recibe algunas funciones más propias de un 'smartwatch' como notificaciones, el tiempo o sesiones guiadas de respiración.

Los mayores cambios se perciben en el exterior, aunque se apuesta por la misma forma rectangular. Se ha conseguido una pulsera más fina y más ligera que, a diferencia de la Charge 2, no siente tosca en la muñeca. Una de las cosas que a ayudado a este diseño más estilizado, de 29 gramos de peso y 11,8 milímetros de grosor, ha sido el cambio de mecanismo para cambiar sus correas. Ahora consiste en un simple botón que permite extraer fácilmente cada parte y cambiarla por otra. Aunque hay varias disponibles (de cuero y deportivas) viene con una de plástico por defecto. Lo cierto es que es un material que no luce pero cuyo tacto es perfecto a la hora de hacer deporte. No se siente molesta en la muñeca ni para correr ni para dormir.

Más pantalla y batería en un dispositivo más compacto. Eso lo mejor de esta Fitbit

La pastilla central está hecha de aluminio en lugar de acero inoxidable, lo que contribuye a reforzar la ligereza del mismo. En la parte frontal tiene una pantalla táctil OLED monocroma (no hay cambios en los colores, una pena), que funciona bastante bien. Ofrece una superficie un 20% mayor que la anterior versión. La verdad que hay que decir que se agradece ese mayor espacio para manejarse con ella. En general, ha cumplido su función, aunque en determinados momentos se ha echado en falta algo más de brillo.

Manejándose con ella

placeholder La Fitbit Charge 3. (Carmen Castellón)
La Fitbit Charge 3. (Carmen Castellón)

Cabe decir que ahora esta pulsera es completamente sumergible (se puede utilizar en tus entrenamientos de natación y sumergirse hasta 50 metros de profundidad). Un avance que se ha logrado sustituyendo el botón físico por una pequeña hendidura de inducción que hace las veces de control. Recibes un pequeño 'feedback' cuando la pulsas (una mínima vibración) para indicarte que ha reconocido la orden. Sin embargo, tienes que acostumbrarte al gesto. Hasta que lo logras te ves pulsando repetidas veces e incluso aplastando tu dedo contra el lateral con una presión desmedida.

Aunque la pantalla es más grande, es limitada. Por eso controlan muchos las opciones que podemos gobernar desde ahí. Desde la muñeca podremos activar los entrenamientos, consultar el tiempo, dar respuestas rápidas a mensajes (solo desde Android por el momento), fijar temporizadores o configurar algunos parámetros,...

Quizás lo que más llame la atención es la posibilidad de hacer sesiones guiadas de respiración para relajarse. Tienes de dos minutos y de cinco de duración. Te va indicando cuando coger aire y cuando soltarlo. Útil para quien no sea un culo inquieto. Si estoy yo resoplando 120 segundos les aseguro que me pongo más de mala leche que en plan 'zen'. Me pasa con este sistema y con el del Apple Watch. Puro nervio.

La pantalla permite gestionar algunas notificaciones y opciones de la muñeca

El resto (consultar información avanzada, añadir la hidratación diaria, visualizar las estadísticas de sueño y sus diferentes fases, así como acceder a los resultados de los entrenamientos completos) se hace desde la 'app'.

En esta plataforma, disponible para iOS y Android, hay una funcionalidad que me resulta especialmente interesante: la de contar calorías añadiendo los platos y las diferentes comidas que te metas entre pecho y espalda a lo largo del día. Cuenta con una enorme base de datos con gran nivel de detalle y variedad. Eso sí, necesitas cierto compromiso para ir registrando todo lo que comes.

Entrenando: ¿qué tal va?

placeholder La Fitbit Charge 3 es resistente al agua. (C. Castellón)
La Fitbit Charge 3 es resistente al agua. (C. Castellón)

Antes de entrar al desempeño deportivo de la pulsera, hablemos de su pulsómetro. La verdad que Fitbitvuelve a rendir a un gran nivel en la monitorización del pulso cardiaco. He hecho respectivas pruebas de su precisión tanto con el Apple Watch como uno de los aparatos tradicionales. Y en todos los casos, las diferencias han sido mínimas. Siete pulsaciones en el mayor de los casos. Además, ahora esta pieza está preparada para medir la saturación de oxígeno en sangre, algo que de momento no está activo, pero que puede ser muy útil con fines médicos.

Hay una pequeña y amarga cucharadita de ricino para los 'runners'. Si eres de los que quieres dejarte el teléfono en casa, debes saber que no tiene GPS integrado. Por tanto, puede medir el entrenamiento pero no la ruta. Hace uso del sistema del teléfono. Por lo demás, no cabe queja. En línea de lo que viene haciendo Fitbit, una 'start-up' que ha conseguido mantenerse a pesar del empuje de los grandes fabricantes. Quizás haya sido la única en esta privilegiada posición. Tienen mucho currículum en lo deportivo y lo físico. Y se nota. Prueba de ello es la monitorización automática de los entrenamientos. Funciona como la seda.

placeholder La aplicación de la Fitbit Charge 3. (C. Castellón)
La aplicación de la Fitbit Charge 3. (C. Castellón)

El único reproche que se puede hacer es la falta de ciertos modos. Es capaz de medir carrera al aire libre, caminatas, carrera en cinta, entrenamiento de alta intesidad, bicicleta, natación y trabajo con pesas. Otros como elíptica o máquina de remo se hubieran agradecido y hubiesen ofrecido una horquilla un poquito más amplia para los que quieren exprimir esto en el gimnasio.

Fitbit tiene experiencia con el deporte. Y eso se nota en las funciones, aunque sean algo escasas

La integración con el móvil, aunque más básica que los relojes inteligentes, es suficiente para alguien que quiera estar al tanto de lo básico. Mensajes, WhatsApp y llamadas (en Android puedes ya aceptar y rechazar llamadas gracias a la última actualización) y llega más madura que el caso de Versa, que ofrecía ciertas carencias de sincronización y fallos incomprensibles en su primera entrega.

Para cerrar este bloque: el medidor de sueño. Obviamente no podemos tener una evidencia científica de lo fiable que es el sistema de monitorización. Pero parece bastante regular y con resultados más o menos sostenidos en el tiempo. Diferencia entre sueño REM, sueño ligero y sueño profundo. Además, lo va integrando en un diario en el que se puede ver el histórico de tu descanso nocturno.

Casi una semana sin cargarla

placeholder La parte trasera de la Fitbit Charge. (C. Castellón)
La parte trasera de la Fitbit Charge. (C. Castellón)

La batería es fundamental. Desde Fitbit aseguran que dura siete días. Es difícil alcanzar la semana completa. Siempre pasa igual con estas promesas. Pero haciendo un uso intenso de ello me he quedado siempre entre cinco y seis jornadas, con monitorización de pulso constante y dos sesiones de entrenamiento intensas. ¿Esto qué significa? Que puedes pasar un mes entero cargándola unas cinco veces. Y además lo hace lo suficientemente rápido como para poder prescindir de ella un rato en la oficina o en casa antes de bajar a entrenar.

La batería me ha dado para entre cinco y seis días. Se carga rápido pero el cargador es exclusivo

El problema es el dichoso cargador propietario. Es como una pinza de la ropa que 'abraza' la cápsula central de la Fitbit Charge 3 para que conecten los 'pines' de la base y los del dispositivo. A estas alturas de la película ya podríamos tener un USB tipo C, para no tener que andar preocupándonos de donde tenemos el cargador. También cabe decir que teniendo que enchufarlo una vez por semana como mucho, con un poco de atención no te quedarás seco en ningún momento.

¿Es para mí?

placeholder La Fitbit Charge 3. (C. Castellón)
La Fitbit Charge 3. (C. Castellón)

Llega la gran pregunta... ¿Merece la pena? Si lo que quieres es empezar a moverte, el dispositivo puede ayudar a motivarte en determinados momentos. Pero si eres un sedentario empedernido difícilmente eso cambie por el aparato. Por eso, para estas probaturas, mejor irte a algo más barato. Como decimos, Fitbit Charge 3 ( que en Amazon la puedes encontrar desde 147 euros) es un aparato idóneo para gente que se mueve, que lleva una vida más o menos activa y que tiene interés en 'monitorizar' ciertos aspectos de su salud y su día a día. La ausencia de GPS integrado le puede alejar de cierto público más profesional y la falta de ciertos modos de entrenamiento pueden hacer que quede un poco corto para algunos usuarios.

Si no tienes un dispositivo con iOS o reniegas de los relojes inteligentes es una muy buena opción. Tienes muchas notificaciones de lo básico. Llamadas, mensajes y poco más. Si eres fan del pago móvil: tienes una versión especial que también incluye Fitbit Pay (de momento disponible con el Santander, OpenBank y servicios financieros de Carrefour), algo más cara pero que también incluye una correa especial.

Lo dicho si eres un alma 'fit', la FitbitCharge 3 es uno de los mejores aparatos para controlar cuánto mueves el culo, lo bien que descansas y llevar otros aspectos para medir lo saludable que son tus días.Es probablemente la pulsera que Malú recomendaría a Amaia Montero.

Si eres un holgazán, un vago redomado o un maestro en la disciplina del 'sofing' no habrá cacharro ni pulsera inteligente alguna en el mundo que te haga levantar tus posaderas de la butaca, a excepción de una polea mecánica, una convocatoria de 'caña tapa' o algo por el estilo. Si alguno se siente identificado con alguno de los apelativos anteriores y quiere motivarse gracias a un 'gadget' deportivo que le anime a ser más activo no hace falta que se gaste más de los treinta euros que cuesta cierto dispositivo de un fabricante chino. Probablemente, acabe cogiendo un polvo.

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