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"No nos dan ni bolis". Rebelión entre los veterinarios que frenan la tuberculosis
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Controlan y sanean todo el ganado castellano

"No nos dan ni bolis". Rebelión entre los veterinarios que frenan la tuberculosis

Los profesionales que realizan las campañas de saneamiento en Castilla y León, subcontratados por Eulen, han levantado la voz por la mala situación laboral en la que se encuentran

Foto: (Foto: EFE)
(Foto: EFE)

“Estuve 3 meses pidiéndoles unos bolígrafos, porque los necesitamos para redactar informes y firmar diferentes papeles. Después de pelearme con ellos día y noche, deos meses después nos acabaron dando uno para cada pareja. Es lamentable”. El que habla es Pedro (nombre ficticio para preservar su identidad), uno de los 110 veterinarios de Castilla y León que recientemente decidieron levantar la voz por las pésimas condiciones laborales que, según ellos, tienen en Eulen, la ‘subcontrata’ para la que trabajan.

Pedro, como el resto de sus compañeros, forma parte de las brigadas de veterinarios que contrata Eulen para las campañas de control y saneamiento del ganado que la Junta de Castilla y León externaliza a través de un concurso público. Un trabajo en el que, como ellos mismos definen, funcionan como una especie de inspectores que monitorean y analizan a los animales para que no haya ningún tipo de enfermedades en las explotaciones, censan las cabezas de ganado (bovino, ovino y caprino) y hacen “el trabajo sucio” para evitar que cualquier enfermedad, como la tuberculosis o la brucelosis, lleguen a los consumidores. Normalmente las comunidades externalizan gran parte de esta gestión para ahorrarse gastos y organización, pero en este caso les ha llevado, según denuncian, a una situación extrema.

Foto: Jabalíes frente a una alambrada. (Valeriy Yurko)

“Lo de las campañas de saneamiento externalizadas es algo que se lleva haciendo desde hace mucho, pero nunca habían llegado a estos límites, que nosotros sepamos”, explica, enfadado, Pedro, en conversación con Teknautas. “Como la Junta ha ido recortando en el presupuesto en los últimos años porque se ha ido reduciendo el riesgo de encontrar animales enfermos, la empresa ha ido ajustando en todo lo que ha podido. Claro, las carencias por los recortes no han repercutido en sus beneficios, sino que las han ido cargando sobre los trabajadores”.

Para mostrar estas carencias y lo que llegan a soportar en su día a día en el campo, los veterinarios castellanos elaboraron en agosto un informe, junto al Sindicato de Veterinarios de Castilla y León, en el que recogían todo lo que llegan a padecer. En él, denunciaban deficiencias continuas como exceso de horas trabajadas, la inexistencia de calendario laboral negociado, condiciones de seguridad deficientes, bajos sueldos (unos 17.000 euros brutos al año sin posibilidad de aumento por antigüedad) e inexistencia de convenio colectivo. Todo ello en una subcontrata que ganó un concurso público con una cuantía de 3.536.916,62 euros para las campañas de 2017 y 2018 y que lleva encargándose de este servicio desde 2013.

Como las condiciones son tan malas, los veterinarios veteranos no quieren venir o se van a otras regiones

“Cuando entras en este trabajo lo haces por vocación, sabes que no hay horarios. Nosotros trabajamos por cargas de trabajo diarias que se establecen y se equilibran para cumplir las horas sin pasarnos, pero yo ahora mismo no puedo parar ni a mear si quiero ir en tiempo. La compañía nos pide que cada pareja de veterinarios controlemos unas 250 cabezas de ganado al día, y vamos a destajo”, continúa Pedro.

Su opinión la comparte Antonio (nombre ficticio), otro de los veterinarios de Eulen, que lleva trabajando para la compañía desde que ganara el primer concurso y que añade otro punto clave en esta denuncia: la falta de personal experimentado. “Como las condiciones son tan malas, los veterinarios veteranos no quieren venir o se van a comunidades que están mejor. Para cubrir las plazas traen a gente sin experiencia a la que debemos enseñar y que hace que gastemos aún más tiempo y se ralentice todo”, comenta.

Silencio desde la empresa

Tal es la situación de estos trabajadores que, según aseguran, llegan a tener que arreglar ellos mismos la maquinaria y conviven con material que se rompe cada dos por tres. “Es lamentable llegar a una granja, que esté lloviendo a mares, o incluso nevando, y te encuentres con tus botas rotas y teniendo que ponerte a encintar y reparar la peladora con la que debes tratar al animal. Con el informe solo pedíamos que las cosas se lleven a un mínimo digno para poder trabajar”, comenta Pedro, mientras asegura que Eulen internamente no les hace ni caso para intentar atajar los diferentes problemas. “No habríamos hecho este llamamiento de haber recibido alguna respuesta por parte de la empresa, a nosotros tampoco nos apetece estar con guerras, pero es que no les importamos nada”, apostilla.

Preguntados por este periódico, desde Eulen, un gigante con más de 88.000 empleados especializado en la prestación de servicios generales y externalización a empresas (generó en 2017 unos beneficios de 16 millones de euros), prefieren no decir nada sobre este asunto, por el momento. Este es un caso algo especial para la compañía, pues la castellana es la única Comunidad en la que cuentan con un contrato en el terreno veterinario.

placeholder Veterinarios de Tragsatec (Foto: Tragsa)
Veterinarios de Tragsatec (Foto: Tragsa)

Por su parte, los trabajadores siguen apuntando directamente a la empresa y aseguran que en otras regiones, donde las campañas las llevan compañías como Tragsatec (una empresa semipública que gestiona estos servicios en Extremadura, Madrid, Galicia, Asturias y Navarra), solo el sueldo casi se duplica. “Muchos compañeros se están yendo a otras regiones porque saben que allí al menos se interesan por ellos y pueden pensar en asentarse e ir creciendo dentro. Es muy difícil seguir trabajando con ganas y profesionalismo cuando llevas 5 años aquí y cobras lo mismo que el chaval que entra nuevo en el equipo”, explica Antonio.

Las huída de los trabajadores ha llevado la relación laboral a una situación aún más extrema, pues la falta de personal hace que los que están tengan que trabajar aún más. Si buscas por la red es muy fácil dar con ofertas de trabajo en las que Eulen procura nuevos veterinarios para estas brigadas de saneamiento. En concreto, en Infojobs buscan 25 licenciados (no es necesario ni tener experiencia ni estar previamente colegiado) para “programas de vigilancia, prevención control y erradicación de animales en toda Castilla y León”. El contrato es de 36 meses y aunque no ponen el salario, lo que sí aseguran es “estabilidad laboral”.

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Oferta de Eulen

Miedo a la tuberculosis

En Castilla y León hay alrededor de cuatro millones y medio de cabezas de ganado entre explotaciones ovinas, bovinas y caprinas. Es una de las comunidades con más ganadería de toda España, pero, como denuncia Manuel Martínez, presidente del Sindicato de Veterinarios de León y vicepresidente del sindicato autonómico, hay puntos muy oscuros, como el de los profesionales que controlan esos animales. “No lo conoce mucha gente, pero estos veterinarios hacen un trabajo fundamental para la salud pública. No solo evitan que haya animales enfermos sino que hacen que la carne que los alimentos que lleguen a los consumidores estén totalmente limpios, por lo que sino lo cuidamos se pueden generar problemas muy graves”, explica el especialista.

placeholder Explotación ganadera (Foto: EFE)
Explotación ganadera (Foto: EFE)

Más que otras enfermedades clásicas como la brucelosis, que aparece casi como erradicada en gran parte de la región, lo que más preocupa a Martínez es el control de la tuberculosis, que vive en los últimos años un repunte y que ha hecho que en España salten las alarmas. Ya en marzo de este año los expertos lanzaron una alerta avisando que España es el sexto país de la Unión Europea con más incidencia de esta enfermedad con un total de 4.191 nuevos casos de tuberculosis en 2015.

Esto también lo menciona Pedro, que acaba la entrevista con este periódico mencionando especialmente esta enfermedad. “La Unión Europea ahora está muy pendiente de qué se hace en España para controlar la tuberculosis, quieren resultados. A ver qué cara se les queda al ver cómo trabajamos aquí”.

“Estuve 3 meses pidiéndoles unos bolígrafos, porque los necesitamos para redactar informes y firmar diferentes papeles. Después de pelearme con ellos día y noche, deos meses después nos acabaron dando uno para cada pareja. Es lamentable”. El que habla es Pedro (nombre ficticio para preservar su identidad), uno de los 110 veterinarios de Castilla y León que recientemente decidieron levantar la voz por las pésimas condiciones laborales que, según ellos, tienen en Eulen, la ‘subcontrata’ para la que trabajan.

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