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Los españoles de 21 años que vendían ropa en Instagram y ahora facturan 400.000€
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NACHO RIVERA y juan fernández estrada, de blue banana

Los españoles de 21 años que vendían ropa en Instagram y ahora facturan 400.000€

Empezaron gastando 2.000 euros en 300 prendas, las vendieron en dos semanas, luego pidieron 800, las vendieron, luego 1.000... Así hasta ahora, que rozan el medio millón de euros de facturación

Foto: Nacho Rivera y Juan Fernández Estrada son los fundadores de Blue Banana Brand.
Nacho Rivera y Juan Fernández Estrada son los fundadores de Blue Banana Brand.

Hace tiempo que montar un negocio en internet no es precisamente barato. Quizá hace 15 o 20 años sí se rompió esa barrera económica, pero a día de hoy no podemos hacernos ilusiones: para emprender hay que tener dinero o, como poco, partir de muy pocos gastos e intentar escalar poco a poco hasta que la cosa sea rentable (si es que llega a serlo). Y los emprendedores tampoco se libran de esto: a día de hoy, si quieres emprender deberás tener un colchón financiero para llegar a fin de mes mientras tu 'startup' lucha entre la vida y la muerte.

Sin embargo, también es cierto que en los últimos años han surgido varios ejemplos, sobre todo entre emprendedores 'millennials', que contradicen esta teoría y que apuestan por otro modelo: lanzar algo muy pequeño sin apenas gastos ni riesgo económico, venderlo de manera escalonada, reinvertir los pocos beneficios que haya de la manera más rápida posible y, al final, hacerlo crecer para pasar de un proyecto de prueba a una empresa consistente. Lo vimos con Hawkers (aunque ahora no pasan por su mejor momento) , después lo vimos con Pompeii y ahora lo vemos con nuestros siguientes protagonistas: Blue Banana Brand.

Foto: Los empresarios David Moreno (d) y Francisco Pérez (i) de la firma española Hawkers. (EFE)

La historia de Blue Banana Brand

Ellos son Juan Fernández Estrada y Nacho Rivera, dos españoles de 21 años que se conocen desde que eran críos, iban al colegio juntos y que ahora comandan un proyecto que pretende seguir los pasos de los 'ecommerces millennials' que están teniendo visibilidad (y rentabilidad) partiendo de conseguir sus principales ventas a fuerza de intentar ser virales en redes sociales y con grupos de personas reducidos que, poco a poco, van ampliando la comunidad con el boca a oreja.

"En 2015, en un viaje de interraíl por Amsterdam, nos fijamos en las tres X de su símbolo y nos gustó mucho", nos cuenta Juan, "así que decidimos montar nuestra propia marca de camisetas y sudaderas con la X como símbolo. Si queríamos crecer teníamos que ser muy identificables, así que optamos por la X, que siempre está muy visible en todos nuestros diseños".

La cosa empezó en torno a abril de 2016 y con una inversión de 1.000 euros por cabeza: "Hicimos un pedido de 200 sudaderas y 100 camisetas, empezamos a moverlas en nuestros círculos cercanos y en Instagram... y en dos semanas ya las habíamos vendido todas". La fórmula no era demasiado costosa y, por el momento, estaba funcionando.

"Pedíamos 300 productos, los vendíamos, reinvertíamos para pedir 800 productos, los vendíamos, pedíamos otros 1.000..."

Eso sí, en este camino el modelo de negocio fue variando: "Al principio, para diferenciarnos de las demás marcas, queríamos que la gente eligiese la ropa en la web, pero también el diseño, el tipo de tela... La idea era que cada persona personalizaba su ropa, nosotros le pasábamos el diseño a la modista con la que trabajábamos y enviábamos el pedido", asegura Nacho. Lo de la ropa customizada no parecía mala idea, pero tardó poco en tiempo en venirse abajo: no solo porque quizá no fuese un modelo demasiado escalable, sino porque "al final todo el mundo optaba por la misma tela y los dos o tres mismos diseños, así que decidimos dejar los diseños fijos".

Por aquel entonces, Blue Banana Brand no contaba con grandes recursos económicos, así que, en vez de invertir dinero en campañas de marketing 'online', tuvo que optar por el marketing de guerrilla: "Intentábamos que nuestros círculos cercanos nos recomendasen, pero sobre todo nos movíamos mucho en Instagram, intentando hacer mucho ruido y, de vez en cuando, regalando camisetas o sudaderas para que nos fuese conociendo más gente".

Con estos ingredientes, el camino de la 'startup' siguió su curso: "Al principio teníamos bastante margen de beneficio, así que encargábamos 300 productos, los vendíamos, reinvertíamos para pedir 800 productos, los vendíamos, volvíamos a reinvertir para pedir 1.000 productos... La idea era crecer con lo que generábamos, pero hacerlo muy deprisa".

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400.000€ facturados... y 1M€ en el horizonte

Apenas han pasado dos años y medio desde que Blue Banana Brand echase a andar, pero las cifras hasta ahora no pueden ser más positivas: la empresa no solo ha aumentado su stock y catálogo de productos, sino que también ha pasado de estar formada por Juan Fernández Estrada y Nacho Rivera a incorporar a dos personas en plantilla y varios colaboradores externos. Tampoco existe ya la modista que cosía sus primeros diseños: ahora la 'startup' da a luz su ropa en una fábrica de Portugal.

En lo económico, la cosa tampoco ha ido mal. En 2016 facturaron cerca de 50.000 euros y, según las últimas cuentas presentadas ante el Registro Mercantil, Blue Banana Brand facturó 259.008 euros en 2017 con unos beneficios de 124.995 euros, lo que da buena cuenta del margen que han tenido hasta ahora. Las cifras, según nos aseguran, no han parado de crecer: "En lo que llevamos de 2018 llevamos facturados cerca de 400.000 euros".

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Pero el tope de este año aún está por alcanzar: "Ahora, por primero vez, vamos a empezar a invertir en marketing 'online' y tenemos previsto que, al acabar 2018, hayamos facturado un millón de euros en total". Si lo consiguen, para entonces "los márgenes de beneficio habrán bajado bastante, debido al gasto de la campaña y a que ya tenemos gente contratada", pero sigue siendo una cifra considerablemente optimista si pensamos que la 'startup' empezó en abril de 2016 con 2.000 euros y que, según nos aseguran, nunca hna contado con dinero más allá de los propios beneficios que generasen con sus ventas.

Juan y Nacho se fijan un objetivo a corto plazo: seguir creciendo en España y lanzar la marca en otros países. Habrá que ver si lo consiguen, pero por el momento pueden presumir de algo: de haber convertido un experimento de 2.000 euros en una empresa solvente que ya lleva facturados más de 400.000 euros.

Hace tiempo que montar un negocio en internet no es precisamente barato. Quizá hace 15 o 20 años sí se rompió esa barrera económica, pero a día de hoy no podemos hacernos ilusiones: para emprender hay que tener dinero o, como poco, partir de muy pocos gastos e intentar escalar poco a poco hasta que la cosa sea rentable (si es que llega a serlo). Y los emprendedores tampoco se libran de esto: a día de hoy, si quieres emprender deberás tener un colchón financiero para llegar a fin de mes mientras tu 'startup' lucha entre la vida y la muerte.

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