El astrónomo octogenario de la NASA que desmiente las teorías de la conspiración
David Morrison lleva años enfrentándose a las mismas preguntas. Cree que la misma red que difunde los bulos tiene las respuestas para todos los ciudadanos dubitativos
Finales de 2012. En un despacho de la NASA, el correo electrónico del científico David Morrison se llenaba de mensajes de gente angustiada. Preguntaban si era verdad eso de que el mundo se acabaría el 21 de diciembre, de acuerdo al calendario maya, al chocar un planeta contra nosotros. A Morrison le tocaba explicar con argumentos científicos por qué era imposible. Seguro que en aquellos mensajes decía lo mismo que en un vídeo que publicó la agencia federal y en el que él participaba: "Si hubiese cualquier cosa similar a un planeta que estuviera dirigiéndose hacia la Tierra, sería ya uno de los objetos más brillantes en el firmamento. Todo el mundo en la Tierra podría verlo. No necesitas preguntarle al Gobierno; solo sal y mira".
A día de hoy, Morrison sigue recibiendo algunos de esos mensajes sobre el fin del mundo, cuenta a Teknautas. Solo "uno o dos al mes", afortunadamente, lo que le permite seguir con sus investigaciones. Pero, en un mundo de 'fake news' y teorías de la conspiración, su labor intelectual sigue siendo necesaria. Porque el fin del mundo no preocupa tanto, pero una invasión repentina sí. Y un choque de planetas babilónicos, también.
Morrison se proclama como una de las personas que inventó en los 90 el término astrobiología, la ciencia que estudia la vida en el universo, tanto en la Tierra como más allá de nuestros límites. Cuando era joven, se empezó a sentir, "como muchos", atraído por la inmensidad del espacio. La diferencia, explica, es que durante toda su vida estudiantil, del instituto a la universidad, "siempre tuve en mente una trayectoria profesional". Doctor en Astronomía por la Universidad de Harvard, fue profesor de esta ciencia en la Universidad de Hawái e investigador de misiones espaciales como la Voyager o la Galileo. Con más de 150 'papers' publicados, de acuerdo a su currículum en la web de la NASA, entre sus investigaciones está el descubrimiento de una fuente de calor interna en Neptuno o el hielo de metano en la superficie de Plutón. Y por si esto fuera poco, un asteroide lleva su nombre a modo de homenaje.
Sus estudios en la Universidad de Hawái recibieron muchos fondos de la agencia espacial estadounidense, así que "tenía sentido" que esta lo contratara y se trasladara a uno de sus centros. Este año cumple 30 años vinculado a ella. Ahora, es el científico sénior del SSERVI, su centro de investigación del sistema solar, pero también tiene el mismo cargo en su Instituto de Astrobiología.
Desde allí, critica las teorías de la conspiración que pululan por internet. "Las preocupaciones son más difusas ahora, creo. En 2012, el foco estaba en un escenario específico del fin del mundo, en el que se suponía que un planeta vendría y chocaría contra la Tierra". Sin embargo, cree que todavía hay mucha gente con "preguntas y preocupaciones" sobre el fin del mundo. Además, otro tipo de rumores "andan aún por ahí", y hay que combatirlo.
Así, la mayoría de consultas que recibe son sobre objetos que van a entrar al sistema solar y que no van a cambiar su trayectoria hasta afectarnos. "Esto es ficticio por completo. No existen tales cosas. Ningún astrónomo ha hablado alguna vez sobre ello, así que no sé por qué sale, pero lo hace", se queja. "Hay gente que tiene miedo de que haya planetas malvados por ahí, que de algún modo los mate o hagan daño a la Tierra, y se preocupan. No entiendo por qué no pueden aceptar que no existen esas cosas".
Del calendario maya al planeta Nibiru
A Morrison le chirría la difusión del escepticismo. "Es un problema constante que haya gente que no puede aceptar la ciencia y en vez de eso quiere pensar en un cataclismo en la Tierra y publican en internet estas cosas que asustan a los niños". Lo de mencionar a los niños no es baladí: en 2011 la NASA publicó otro vídeo en el que participaba. En él, hablaba de un mensaje que había recibido de una pequeña de 12 años. Esta le pedía que explicara "desde un punto de vista científico" por qué el planeta Nibiru no es real ni un peligro, una preocupación que tenían ella y sus compañeros de clase:
Una de las teorías estrella que está desmintiendo cada poco tiempo es la de la llegada del destructor planeta Nibiru. También conocido como Planeta X, es un objeto de la cultura babilónica que supuestamente debía impactar contra nosotros en 2012. No lo hizo, y su fecha de llegada cambia cada dos por tres.
En 2008, Morrison pensaba que sería "el tipo de rumor de internet que se pasaría pronto". Entonces escribía que, en los mensajes que iba recibiendo, la gente le aseguraba que estaba poniendo en riesgo a sus familias ("¿Por qué estás mintiendo? [...] Si la NASA lo niega, entonces debe ser cierto"). Tres años después, en el vídeo del mensaje de la niña de 12 años, la NASA lo explicaba con el astrobiólogo como protagonista. Pero en noviembre de 2017, el científico seguía rechazando la idea.
Cuando esas preguntas van sobre posibles intrusos o invasores que llegarían a nuestro planeta, Morrison es muy "directo": "Hay telescopios examinando el cielo, y si los hubiera [los invasores] allí los veríamos. Y si hubiera un objeto grande llegando al sistema solar, su gravedad cambiaría la órbita de los planetas, y eso lo veríamos". Por suerte, las personas que acuden a él para saber la verdad "me creen", asegura.
Una simple comprobación en Wikipedia
Parte de la crítica se la lleva la red: "Toman sus ideas casi por completo de internet y de vídeos de YouTube". Su deseo, está claro, es que todas estas teorías de la conspiración desaparezcan. Sin embargo, "ya que hay gente en internet y YouTube que continúa diciendo que hay algo llegando [para destruir la Tierra], no espero que desaparezcan. Todo lo que puedo hacer es decir la verdad a la gente".
Morrison no sabe qué recomendar para erradicar estas teorías. "No puedes evitar que la gente publique vídeos en YouTube o alarmas en internet. Cuando la gente los vea, espero que entiendan que son falsos". Como parece que seguirán existiendo, la solución para no creérselas reside para él, irónicamente, en la propia red: "Internet es maravilloso para aportar información real", así que él siempre recomienda a quienes acuden a él que "la forma más fácil de comprobar si algo es real o no es ir a Google o Wikipedia. Wikipedia, en particular, es muy buena diciéndote lo que es cierto o no. Es siempre el primer lugar en el que busco información sobre algo que no conozco".
El astrónomo incide en esa idea de que "internet es una fuente maravillosa de información", pero también "una fuente de desinformación". "Es difícil para mucha gente que no está instruida en ciencias distinguir una de otra", lamenta. "No son solo ideas sobre destruir la Tierra o planetas que vienen. Hay muchos rumores ahí fuera". Él seguirá trabajando en ello. Y si no acudimos a él, la respuesta está a un clic de distancia.
Finales de 2012. En un despacho de la NASA, el correo electrónico del científico David Morrison se llenaba de mensajes de gente angustiada. Preguntaban si era verdad eso de que el mundo se acabaría el 21 de diciembre, de acuerdo al calendario maya, al chocar un planeta contra nosotros. A Morrison le tocaba explicar con argumentos científicos por qué era imposible. Seguro que en aquellos mensajes decía lo mismo que en un vídeo que publicó la agencia federal y en el que él participaba: "Si hubiese cualquier cosa similar a un planeta que estuviera dirigiéndose hacia la Tierra, sería ya uno de los objetos más brillantes en el firmamento. Todo el mundo en la Tierra podría verlo. No necesitas preguntarle al Gobierno; solo sal y mira".
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