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Patinetes y bicis compartidas invaden la acera: ¿por qué no lo evita tu Ayuntamiento?
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REGULAR LA CIRCULACIÓN Y EL APARCAMIENTO

Patinetes y bicis compartidas invaden la acera: ¿por qué no lo evita tu Ayuntamiento?

Licencias municipales, tasas por ocupación de espacio público... Madrid, Barcelona o Valencia buscan solucionar los retos que plantean la llegada masiva de servicios como OFO o Lime

Foto: Foto:Efe.
Foto:Efe.

El pasado fin de semana un buen puñado de patinetes eléctricos se agolpaban en una zona peatonal del valenciano barrio El Maritim. Era parte de la flota de Lime, una plataforma de alquiler compartido de estos aparatos, que días antes había desembarcado en Valencia. La Policía Municipal tomaba la decisión de retirarlos tras recibir quejas de algunos vecinos. Dos días después, el Ayuntamiento dirigido por Compromís avisaba, ordenanza en mano, de que no se "podía invadir el espacio público de esta manera" e instaba a la compañía a retirarlos de las calles. Si eso no ocurría, los confiscaría. Algo que sucedió el pasado martes, cuando varios de estos patinetes aparecían geolocalizados en el depósito municipal.

Foto: Un policía local decomisa patinetes de Lime en Valencia. (EFE)

Este episodio en la Ciudad del Turia ha puesto de manifiesto un problema que adolecen desde hace tiempo en otros puntos de la geografía nacional: el encaje de los servicios de bicicletas y patinetes compartidos. No solo desde el punto de vista de circulación, sino también por el del estacionamiento. El modelo de estas empresas es sencillo: tú coges una de estas bicicletas o VMP (acrónimo de vehículos de movilidad personal) y lo aparcas donde más te convenga, el siguiente cliente lo localiza con la 'app' y lo toma dejándolo en otro punto de la ciudad. Y así sucesivamente.

El caso 'valenciano'

Esta situación ha afectado también a Madrid o Barcelona. "La cuestión es que aquí no se avisó", explican fuentes cercanas al caso levantino, que indican que Lime notificó el inicio de su actividad solo con un email. Una forma de proceder unilateralmente que Lime parece mantener visto lo que contaba este sábado Víctor Romero sobre un nuevo desafío de la compañía. No era algo nuevo. Otros servicios habían tanteado a las autoridades locales para empezar a operar allí. "El Ayuntamiento les recomendó que esperasen, que iban a regular todos los aspectos con una nueva ordenanza de movilidad", añaden.

Entre los que plantearon empezar a funcionar en suelo valenciano se encuentran la alemana Wings o BBUHOO, que planteaba acuerdos con determinados negocios (bares, parkings y similares) para recargar y depositar sus patinetes eléctricos.

Además, se da la casualidad normativa de que la ciudad prohíbe este tipo de vehículo. La ordenanza reinante es de tiempos de Rita Barberá, que cortó por lo sano debido a la polémicas que se vivió en su momento con el uso de los 'skates'. La proclama actual es hacer la vista gorda con los particulares (la geografía valenciana, muy llana, es un atractivo añadido para moverse en patinetes eléctricos) hasta que llegue la nueva regulación.

Ofo, el servicio de 'bike sharing', evitó aterrizar en Valencia por las dudas del Ayuntamiento

No es la primera vez que ocurre algo similar con uno de estos servicios. OFO, la firma responsable de inundar las calles del centro de Madrid con un enjambre de bicis amarillas, también sondeó con las autoridades desembarcar en aquel lugar. La empresa, de origen chino, desistió ante las reticencias del concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, de que sus 'velocípedos' estuviesen desperdigados por cualquier sitio.

Una de las alternativas que se ha puesto sobre la mesa en Valencia ha sido un sistema de concesiones similar al que San Francisco (EEUU) ha utilizado para incorporar estos servicios a las opciones de movilidad de sus ciudadanos.

Sin embargo, Joán Ribó ha desechado la opción de un concurso público. "Costaría al menos nueve meses y queremos tenerlo listo antes. Estamos ante un fenómeno novedoso, ante un cambio tecnológico muy positivo", explicó el alcalde. "Hacer un concurso sería cerrar muchas posibilidades tecnológicas y de mercado y, probablemente, cuando acabásemos, dentro de un año, nos arrepentiríamos". Por tanto, la opción más viable a día de hoy es: regular, exigir licencia de actividad y la correspondiente tasa.

Barcelona, pionera

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Foto: Efe.

Para cuando San Francisco aprobó su norma, en España ya había un Ayuntamiento que había hecho esos deberes. A finales de 2017, Barcelona dió luz verde a una normativa pionera en nuestro país que regulaba tanto la circulación como el estacionamiento de los mismos. "Al final nos encontramos en una posición delicada. Obviamente estamos a favor de estos medios de transporte, que son limpios y ayudan a ampliar las opciones de movilidad responsable en la ciudad. Pero hay que integrarlos equlibradamente en la vida de la ciudad", explican desde la corporación municipal.

En Barcelona, las empresas de patinetes eléctricos deben funcionar con guías de grupo

La ordenanza también tenía reservada una parte a empresas que pretendiesen utilizar el 'modelo Lime'. En la Ciudad Condal están obligadas a circular con guía y con casco. "Un particular tiene responsabilidad sobre si mismo. Pero una compañía de este tipo debe controlar y hacerse responsable de las personas que utilizan estos servicios". Esa fue la premisa para confiscar hace un par de semanas cien patinetes eléctricos de la compañía alemana Wings en las calles barcelonesas. "No habían tratado con nosotros este lanzamiento", aclaran esas mismas voces. "Una vez hemos contactado con ellos, han retirado todos los patinetes".

El siguiente reto, que no tenían contemplado, es el del 'bike sharing' sin base fija. "En Barcelona tenemos mucha tradición desde que implantamos el 'Bicing' (el sistema municipal de bicis compartidas). Pero ahí está controlado y tienen puntos estacionamiento fijo", remachan. "Mientras ajustamos las normas, la Guardia Urbana vigila que no se haga un abuso del espacio público. Si se detecta una alta concentración en algún lugar, se procede a retirarlas y notificarlas a la compañía propietaria".

Equilibrios en Madrid

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Foto: Efe

Madrid última un gran cambio que se materializará con la aprobacion de Ordenanza de Movilidad Sostenible, que salvo cambios mayúsculos se aprobará en el Pleno de septiembre. Hasta ahora el principal punto de fricción habían sido las limitaciones que sufrirían los usuarios de patinetes eléctricos para circular en caso de que el texto saliese adelante sin ningún cambio. Pero ahora el acento se ha puesto en otro lado tras lo ocurrido en Valencia.

La capital es probablemente una de las ciudades de referencia en España en lo que a movilidad compartida eléctrica se refiere. Cuenta con tres empresas de coches, cinco de motos asi como tres empresas de alquiler de bicicletas sin base fija. A esto hay que sumar a Lime.

Foto: Montaje: Enrique Villarino.

"Las ciudades tiene que adaptarse para evitar que estas fórmulas supongan problemas de movilidad o de saturación del espacio público", remachan fuentes del departamento dirigido por Inés Sabanés. "Han irrumpido recientemente en las ciudades y avanzan muy rápido, aunque aún sin un modelo totalmente asentado".

Una de las últimas que probó suerte en Madrid fue precisamente OFO. Y decimos probó suerte porque recientemente este servicio de 'bike sharing' abandonó este enclave. El problema, la falta de infraestructura y el vandalismo. Eran como bicicletas huérfanas. Amanecían el viernes en Madrid y el sábado lo hacían en Segovia. "Vandalismo, acumulación desproporcionada y otros problema han llevado a otras ciudades a prohibir estos servicios (Ámsterdam es una de ellas) o imponer grandes restricciones", recuerdan desde el Ayuntamiento, que se inclinan por sumar estos medios para ayudar a paliar los problemas derivados de la contaminación.

La nueva ordenanza trata de hacer malabarismos para encajar todas las piezas. Y por eso ha tomado unas medidas que serán aplicables tanto a flotas de bicis compartidas como de otros vehículos de movilidad urbana. El proyecto incluye una serie de requisitos de seguridad mantenimiento y homologaciones que deberán pasar. Estos "servicios deberán contar con seguros, asegurar la redistribución de los vehículos en las zonas donde estén autorizadas y retirar los que estén en mal estado". Si no tienen un punto o varios puntos para depositarlo, deberán obtener una licencia urbana. Además no podrán ocupar más del 50% de los aparcamientos públicos para bicis y deberán compartir la geolocalización, esto último aplicable también a servicios de motos compartidas. Si esto se aprueba, vistos los actuales modelos de negocio, Lime o Mobike deberán solicitar estos permisos sí o sí.

Otras ciudades que han empezado a estudiar cambios son Málaga o Sevilla, entre otras. En el caso de la primera, el Ayuntamiento tomó una medida drástica sobre los patinetes eléctricos: sólo pueden circular por la acera a la velocidad del peatón. El colectivo de usuarios de la ciudad ya ha trasladado una queja para que les permitan utilizar el carril bici para desplazarse por la ciudad.

Inseguridad jurídica

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Foto: Reuters

"A mi personalmente me recuerda al problema que hubo cuando llegaron Uber y las VTC. Hay un vacio legal", explica el abogado Francisco Marín, director del departamento de nuevas tecnologías del bufete Metricson, que actualmente están llevando la asesoria legal a un servicio de patinentes compartidos que quiere llegar a nuestro país. "Nosotros, salvo en el caso de Barcelona, observamos una evidente inseguridad jurídica. Hay que esperar a que se aprueben las normativas", remacha.

Marín aboga por encontrar un espacio común, "dada la naturaleza no contaminante" de estos nuevos medios. También apuesta por una actualización de la norma que promulgó la DGT a finales de 2016 para establecer las bases de circulación de los VMP y que sirve como base a las corporaciones locales para sus normativas. "Al final la realidad es muy diferente. Se ha dado un gran auge de los patinetes como opción para moverse en las ciudades en el día a día. Y hay que adaptarse a esa realidad".

La posibilidad de cobrar una tasa municipal a los patinetes y bicis compartidas de la misma manera que ocurre con los bares y las terrazas es un asunto sensible. "También hay que pensar que hay motos de gran cilindrada aparcadas en cualquier acera y nunca se ha visto como un problema. Pero ahora con bicis y patinetes sí", dice el letrado que plantea "fórmulas intermedias" para que estos vehículos no estén en la calle las 24 horas. "Una solución sería incentivar a los usuarios para que carguen o guarden los patinetes en su casa".

placeholder Foto: Mobike.
Foto: Mobike.

"Entendemos que pueda haber un impuesto por esto, pero debe estar medido y no ser exagerado, porque puede lastrar estas alternativas de movilidad", añade el CEO de eCooltra Oriol Marimón-Clos, que recurre al simil de Marín. "Hay motos viejísimas, que contaminan, circulando y aparcando en cualquier lugar. ¿Y nosotros que tenemos vehículos nuevos y eléctricos, que pagan sus impuestos, somos percibidos como un problema?", se pregunta el responsable de este servicio de motos compartidas. Al final, la problemática no es tanta, porque a través de la matriculación, las autoridades pueden controlar el tamaño de las flotas.

Marimón-Clos asegura que siempre han estado en contacto con las autoridades locales, "durante el servicio como antes de implantarlo". "Nosotros siempre hemos dialogado con ellos y prestamos nuestra experiencia cuando estudian las diferentes normas. Pero cuando nosotros llegamos, que fuimos los primeros, había un vacío legal", recuerda. "Obviamente hay que solucionarlo y los Ayuntamientos están en ello".

El pasado fin de semana un buen puñado de patinetes eléctricos se agolpaban en una zona peatonal del valenciano barrio El Maritim. Era parte de la flota de Lime, una plataforma de alquiler compartido de estos aparatos, que días antes había desembarcado en Valencia. La Policía Municipal tomaba la decisión de retirarlos tras recibir quejas de algunos vecinos. Dos días después, el Ayuntamiento dirigido por Compromís avisaba, ordenanza en mano, de que no se "podía invadir el espacio público de esta manera" e instaba a la compañía a retirarlos de las calles. Si eso no ocurría, los confiscaría. Algo que sucedió el pasado martes, cuando varios de estos patinetes aparecían geolocalizados en el depósito municipal.

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