Diez días con el Pocophone de Xiaomi: pedir solo 330 € por esta genialidad es de risa
Qualcomm Snapdragon 845. 6 GB de RAM. Una cámara solvente. Batería que da para dos días. Esta marca blanca ha conseguido un 'más por menos' que nunca se había visto
Pocophone F1. PO-CO-FÓN. El nombre... tiene tela. Telita. Viene de la otra punta del mundo. En India y China sonará muy bien, pero los caprichos del lenguaje hacen que suene cañí a más no poder por estas latitudes. Pero que nadie se lleve a equívoco. No es ninguna cortina de humo. Bajo esta singular etiqueta, se encuentra el último invento de Xiaomi. El rey del 'low cost' ha hecho el más difícil todavía. Por resumir, lo que ha conseguido con este terminal solo es equiparable al arte que tiene cierto supermercado patrio con el 'hummus' de su marca blanca.
No será el más bonito. Tampoco el más puntero. Ni el que más memoria tenga. Pero ninguno te va a ofrecer tanto por tan poco. Ni otros terminales de la propia Xiaomi. 329 euros. Esa es la plusmarca que ha convertido este móvil en el mejor del año cuando de relación calidad-precio hablamos. Su mayor mérito: montar el Snapdragon 845 y una autonomía que quita el hipo (y muchas preocupaciones).
He pasado 10 días con este aparato. Obviamente, no es perfecto. Tiene renuncias. Lo de 'Poco' va por ahí. No es broma. Han tomado esa palabra 'prestada' del castellano para decir que quieren cumplir en lo esencial y no liarse innecesariamente la manta a la cabeza. Pero, a diferencia de lo que me ha ocurrido en otras ocasiones que he probado terminales asequibles viniendo de un alta gama, en esta ocasión no he tenido una necesidad imperiosa de volver a mi móvil de cabecera.
Cuerpo de plástico
Plástico. He aquí su mayor renuncia. Cuando todo el mundo estaba abrazando el metal y relegando este ingrediente a los móviles más básicos, viene Xiaomi con su marca blanca y lo calza en el que va a ser uno de sus terminales estrella. De esta manera, han conseguido reducir aún más sus ajustados márgenes de producción y comercialización. Por quitarle hierro a este asunto, nunca mejor dicho, los responsables de este Pocophone vienen a soltar eso de: "Total, si le vas a poner una funda".
"Total, si le vas a poner una funda". Esa es la excusa de los creadores de Pocophone
El móvil no es feo. Tampoco es bonito. El plástico da para lo que da. Cabe decir que el primer contacto no es tan chungo como uno espera de este material. Pero con el día a día se nota mucho menos prémium que el cristal o el aluminio pulido. Por mucho tratamiento que le des. Eso sí, si tienes los dedos grasos y no quieres andar dejando dedazos por todo el terminal, no es mala opción.
Lo básico de este cascarón queda más o menos disimulado según el color. El rojo, en mi opinión, es el más elegante. El problema, que no se comercializa en España, por ahora. El azul consigue disimularlo y es en el negro grafito donde más se nota lo que realmente tenemos entre manos.
Se maneja aceptablemente bien en la mano. A pesar de que hablamos de un terminal con una pantalla ('notch' incluido) de 6,13 pulgadas. Podemos llegar sin problemas a los extremos. Los bordes, redondeados, están rematados también en plástico. El conector 'jack' para auriculares queda en la parte superior, en la inferior el puerto de carga y los altavoces. El lateral derecho queda para los botones de encendido y volumen. El izquierdo, para la ranura de la SIM y microSD. El lector de huellas se lleva a la parte trasera, justo debajo de la cámara de fotos dual dispuesta en vertical. En total, 180 gramos de peso y 8,8 milímetros de grosor. Dentro de los valores normales. No es un cuerpazo. Normal. Del montón. Ni ligero ni pesado.
Un motor atípico para este precio
Imagínate que en una competición de atletismo internacional aparece en la pista un participante con una barriguilla cervecera. Pero cuando coge carrerilla es capaz de hacer un triple salto con doble mortal y tirabuzón para salir. Con el Pocophone no te puedes dejar llevar por las primeras impresiones. Dentro esconde mucha potencia.
Un Snapdragon 845. El mismo que el recién presentado Xperia XZ3, el Note 9 en EEUU o el Mi Mix 2S. Ahí es nada. Con 6 GB de RAM. Y 64 GB de memoria interna. Hay una versión con 8 GB de RAM, pero de momento esa no llega a nuestro mercado. Es un tándem que proporciona una experiencia sobresaliente, gracias también a la capa de personalización que han 'apañado' para esta nueva familia de terminales. Tanto a la hora de saltar entre 'apps', hacer procesos pesados o utilizar pantalla dividida. Ni tirones ni interrupciones.
La guinda a todo esto es un sistema de refrigeración líquida para evitar que se sobrecaliente y haya que estrangular el rendimiento. Nada de eso. No he percibido ninguna señal térmica mínimamente inquietante.
El 'notch' no es postureo
Equilibrio. Esa es la premisa. Tenemos una carrocería de clase baja, un motor de primera... ¿y la pantalla? Pues estamos ante un panel de 6,13 pulgadas. Que cumple. Volvemos a encontrarnos en ese punto intermedio. No tiene errores garrafales y no destaca en nada. Es una LCD con una correcta reproducción de colores. Bien en los ángulos de visión. El brillo te da para manejarte en exteriores, pero hay veces que se queda un pelín corto y los reflejos molestan.
Pero en general la experiencia es correcta. Se trata de un panel IPS LCD que ocupa más del 82,2% de la frontal. La resolución se queda en Full HD+ (1080 x 2246 píxeles) y la densidad por pulgada es de 403. Eso sí, el cristal es Gorila Glass de tercera generación. Un pequeño talón de Aquiles que a estas alturas de la película hubiese tenido fácil solución.
Para ganar espacio, han recurrido al 'notch'. Se puede activar o desactivar a gusto del usuario, de la misma manera que se puede mostrar u ocultar la botonera virtual y utilizar el control por gestos para tener una pantalla más generosa. En esta ocasión, la ceja no es puro postureo, como hemos visto en otras tantas ocasiones a lo largo de este año. Aquí, además del sensor de proximidad, la cámara delantera y el 'altavoz', hay una lente y un sensor de infrarrojos que sirven para ofrecer un reconocimiento facial incluso en situaciones más oscuras, como una habitación solo iluminada por la pantalla del Pocophone F1.
La pantalla es corriente. No tiene errores garrafales, pero no esperes un panel notable
De momento no viene activado de serie en nuestra región (hay que esperar a una actualización futura), pero hay ya quien ha encontrado una triquiñuela para activarlo. Hemos seguido estos consejos y la verdad es que funciona bastante bien en todos los casos. Eso sí, llamadme vago, pero yo soy de lector de huellas. Mucho mas cómodo y rápido que andar girando la muñeca y levantando el teléfono.
Un móvil con aguante
4.000 mAh de batería. Es una cima alcanzada recientemente también por el Note 9. Ovación cerrada para Xiaomi en este apartado. He conseguido, en la mejor de las pruebas, estar sin cargar este terminal dos jornadas enteras. Un mérito mayúsculo teniendo en cuenta que soy un usuario, digamos, intenso. Por lo general, he llegado al día y medio sin estrecheces energéticas. Algo que se debe a una conjugación de 'software' bien optimizado y unos componentes de primera línea.
Pero a esta ingente batería hay que sumarle la carga rápida 3.0 de Qualcomm. En el peor de los casos, si vas con prisa y el móvil ha 'muerto', en 10 minutos podrás tener un 20% rápidamente.
MIUI for Poco. Así se llama el 'software' que han calzado aquí. Y es mejor que el original
Aquí nos encontramos con MIUI for Poco. Es una versión de la capa de personalización que Xiaomi creó para vestir Android en sus teléfonos. Es una de las que mejor reputación tienen, así que cualquier experimento con gaseosa es examinado con lupa. Pues bien, en este caso, es casi mejor que la original. Está construida sobre Android Oreo 8.1, con la promesa de tener Android Pie en el último trimestre del año.
Personalmente, me ha parecido una capa de personalización muy lograda, bastante intuitiva, bien organizada y con un aspecto bonito. Sí hay que destacar tres aspectos:
- Restricción de acceso. Podemos restringir el acceso a 'apps' con PIN o huella dactilar o directamente crear un espacio secundario, donde tener un segundo 'escritorio'.
- Barra de búsqueda de 'apps' inferior. Es una de las cosas que más me han gustado. Permite la búsqueda por colores del icono. Además, está colocada en la parte inferior, lo que facilita el uso con una sola mano.
- Otros: clonación de 'apps' y opciones de optimización de recursos. Aspectos que ya habíamos visto en MIUI.
Cámara
Junto a rendimiento y autonomía, es el tercer gran pilar de un móvil. No roza la excelencia que alcanza en los otros dos apartados, pero resuelve muy bien. Cuenta con una cámara dual. El sensor principal es de 12 megapíxeles, cuenta con una apertura de f/1.9 y el tamaño de los píxeles es de 1,4 micras. El secundario, de 5MP, está dedicado a capturar la profundidad del modo 'retrato'. En líneas generales, hablamos de una buena cámara. Lo único que personalmente echo en falta es un estabilizador de imagen que nos ayude en ciertos momento de poca luz o disparos rápidos. Aquí van unos cuantos ejemplos:
En el modo retrato también aprueba con nota, incluso en situaciones de 'luz complicada'. El problema, en mi opinión, es el acabado y la distorsión que se da a los fondos, pero no es cuestión única de Xiaomi, sino que es algo típico de los fabricantes chinos.
Cuenta con una solución de inteligencia artificial. Aquí los 'retoques' que imprime a las imágenes este algoritmo son más disimulados que en otros casos vistos hasta ahora. Por último, valorar la fotografía nocturna. Se maneja bastante bien, aunque aquí se ven ciertas carencias, pero nada que ver con otros móviles de este precio. La delantera se queda con 20 megapíxeles y modo retrato por 'software'.
¿Es un móvil para mí?
329 euros. Cuando lo anunciaron, me parecía ridículo pedir solo ese dinero viendo el menú. Y eso que no le había hincado el diente. Ahora que lo he probado, me sigue dando la risa. Es el típico terminal comodín que acabas recomendando a esos que te piden un móvil para todo pero que no cueste mucho. Obviamente, hay renuncias. El plástico o la ausencia de NFC es una de ellas. Si no utilizas el pago móvil, tampoco lo echarás de menos.
Móviles como el Pocophone F1 hacen que uno se pregunte el valor real de los móviles
En la presentación en Europa, presumían de que algunos medios de prestigio habían dicho que estaban "redefiniendo la gama alta". Tampoco hay que venirse arriba, la verdad. El Pocophone no es un 'top' en lo que se refiere a especificaciones. El mayor mérito de estos terminales es poner en cuestión el valor real del mercado de los 'smartphones'. Obviamente, se venden móviles de 1.000 o 1.300 euros porque se compran. Pero uno inevitablemente se pregunta si hay argumentos suficientes como para sostener esas diferencias brutales en el precio. Sea como sea la resolución de este debate, el Pocophone F1 huele a chollazo.
Pocophone F1. PO-CO-FÓN. El nombre... tiene tela. Telita. Viene de la otra punta del mundo. En India y China sonará muy bien, pero los caprichos del lenguaje hacen que suene cañí a más no poder por estas latitudes. Pero que nadie se lleve a equívoco. No es ninguna cortina de humo. Bajo esta singular etiqueta, se encuentra el último invento de Xiaomi. El rey del 'low cost' ha hecho el más difícil todavía. Por resumir, lo que ha conseguido con este terminal solo es equiparable al arte que tiene cierto supermercado patrio con el 'hummus' de su marca blanca.