Guerra abierta Podemos-Cabify: mantiene su demanda contra el partido por "mentir"
Cabify mantiene la demanda contra Podemos y cuatro de sus dirigentes por "desprestigiarla" y decir que tributa "en un paraíso fiscal"
“¡Aplaudid, que ya vienen!”. Decenas de taxistas se agruparon hoy a mediodía a las puertas del juzgado de primera instancia de Madrid para recibir, entre vítores, aplausos y gritos de “¡Sí se puede!” y “¡A por ellos, oe!” a Podemos. Del partido acudieron cuatro de sus dirigentes - la portavoz, Irene Montero, el responsable de Sociedad Civil, Rafael Mayoral, el cofundador, Juan Carlos Monedero y el secretario de Organización, Pablo Echenique - que aparecieron en taxi y abrazaron a varios taxistas al bajar. Al primero, a Peseto Loco: el líder más radical de la lucha entre el taxi y las empresas que operan con coches VTC, que en España son Uber y Cabify. Recordemos que Peseto Loco (que en realidad se llama Nacho Castillo y nació en Algete en 1982) fue condenado a una multa en 2016 por disparar con una pistola de aire comprimido contra un coche de Cabify.
“[Podemos] son los únicos que han hablado claro y han dado la cara por nosotros”, comenta Castillo a este periódico. “El tema de las licencias VTC no hace falta que nos lo cuenten y no importa a los ciudadanos. Pero el de Delaware [el estado estadounidense en el que Cabify tiene la matriz] sí. Y no nos afecta sólo a nosotros, sino a todos los españoles”.
Los taxistas esperaban a Podemos porque Cabify ha demandado al partido por “dañar su derecho al honor”. Hoy se celebraba el acto de conciliación entre ambas partes. Podemos no ha querido conciliar, así que Cabify mantendrá su demanda: dice que lleva “más de un año sufriendo mensajes que buscan desprestigiarla” y pide que rectifiquen y “digan la verdad”.
Podemos lleva tiempo cargando, a través de tuits y publicaciones en prensa (como este artículo de Monedero en Público) contra Cabify. Le acusa de tres cosas: de no pagar impuestos en España, de basar su negocio en la precariedad laboral y de competir deslealmente contra el taxi. El punto que más ha calado es el primero, que los dirigentes de Podemos han repetido a la saciedad antes de entrar.
“Denunciaremos que una multinacional con sede en paraíso fiscal haya sido capaz de ponernos una demanda”, ha dicho Irene Montero. “Y denunciaremos, por supuesto, todas las prácticas de elusión fiscal de aquellas empresas que no tributan en España o que lo hacen, como Cabify, declarando pérdidas y costando más de un millón de euros a las arcas públicas”.
¿Qué pasa en Delaware?
Cabify tiene, como muchas 'startups' españolas, una sociedad matriz en Delaware, un paraíso fiscal en Estados Unidos que se ha convertido en destino estándar para empresas tecnológicas por las “facilidades” que ofrece: no hay impuesto de sociedades y los fondos de inversión americanos suelen exigir a sus participadas que pongan la sede allí.
“Nunca lo hemos ocultado. Todas las empresas del Ibex tienen su matriz en algún territorio considerado paraíso fiscal”, ha explicado Mariano Silveyra, responsable europeo de Cabify, en una rueda de prensa anterior al acto. ”Ningún inversor americano pone un dólar en tu compañía si no tiene una sociedad en un estado americano, por seguridad jurídica”.
“Muchas empresas van allí porque no hay tributación y pagan menos impuestos que en otros sitios”, apunta el abogado especialista en derecho tecnológico Sergio Carrasco. “Al final, tener la sede en Estados Unidos es mucho más atractivo de cara a inversores de allí. No está prohibido, pero la pregunta es hasta qué punto deben tributar en España si la sede principal está en Delaware y la actividad principal se da aquí”.
Otra de las razones por las que las 'startups' abren sede allí es por el tratamiento fiscal que se le da a las ‘stock options’ (opciones de compra de acciones para repartir entre empleados, con el fin de captar talento y retenerlo). “La única posibilidad de retribuir a los empleados así es crear una sociedad en estados en los que está permitido”, dice Silveyra. “Fíjate: los partidos políticos son responsables de esto, porque en España no hay ley de 'startups'”.
En el caso de Cabify, la matriz americana es Maxi Mobility INC y la filial española, Maxi Mobility Spain, que hasta ahora sólo ha dado pérdidas (así que no ha pagado impuesto de sociedades). Pero entre ambas compañías hay otra: Cabify Mobility Internacional, con sede en Madrid. En enero de este año, tal y como adelantó El Economista, Cabify reorganizó su estructura societaria debido a la presión sobre el sector de la Agencia Tributaria: Cabify Mobility Internacional se convirtió en el único accionista de la filial española y la matriz de Delaware traspasó 94 millones de euros a España. En las cuentas de 2016, Cabify Mobility Internacional registró 210.676 euros de resultado antes de impuestos y pagó 30.544 euros en concepto de sociedades. El año anterior no había pagado nada.
Cabify asegura que no consolida cuentas en la matriz de Estados Unidos y que “tributa el 100% de la actividad que genera en España”. “En cualquier caso”, continúa Carrasco, “si tienen trabajadores aquí, arrendan locales aquí y hacen adquisiciones aquí, eso lo pagan”.
Cabify y Podemos: “no van a callarnos”
Tanto la multinacional como el partido han dicho que “no van a callarles” en su guerra contra el otro. Los primeros, porque aprovechan la controversia que genera su negocio - que lleva años cabreando al sector del taxi - para hacer más marketing sobre sí mismos. A la media hora de terminar el acto, la empresa ha publicado otra "carta" para contar sus bondades a Podemos, como ya hizo hace unos meses con el Ayuntamiento de Madrid. Los segundos, porque se han puesto del lado de los taxistas y la han tomado, de momento, contra el modelo laboral de Cabify.
“No permitiremos que las multinacionales humillen a sus trabajadoras y trabajadores”, ha dicho Monedero a la salida. “Estamos cansados de que venga gente a España a hacer lo que le dé la gana”
Respecto a las condiciones, Silveyra ha asegurado que los conductores “tienen un salario digno” y “y no hay ningún tipo de precariedad”. La realidad es que no trabajan directamente para Cabify, sino para empresas subcontratadas. Entre las pancartas que portaban los taxistas, había capturas de un reportaje de Público que recogió recientemente testimonios de empleados que trabajan más de 40 horas semanales por menos de 1.000 euros al mes.
El primer unicornio ibérico
“No buscamos que nos apoyen, aunque nos encantaría: somos la primera startup que se transforma en unicornio en España”. Silveyra ha insistido en que Podemos, con el gremio taxista detrás, sólo busca su desaparición. “Está bien que apoyen a los taxis. Pero ellos no quieren convivir con Cabify. Y lo que no puede pasar es que un partido político se preste a que desaparezcamos”.
En cualquier caso, y por mucho ruido que Cabify haga en España, el 80% de su negocio está fuera: concretamente, en Latinoamérica, donde la guerra no tiene que ver con las licencias ni los taxis sino contra los gigantes Uber y Didi, que les pasan con creces en financiación y pueden permitirse tirar precios y captar a más usuarios. “Pero somos la principal startup española y la que más ha crecido en los últimos años. Eso debería ser motivo de orgullo para la Administración y los partidos. Y aunque el grueso del negocio esté fuera”, ha concluido, “sería muy trágico que nos fuéramos de nuestro país”.
“¡Aplaudid, que ya vienen!”. Decenas de taxistas se agruparon hoy a mediodía a las puertas del juzgado de primera instancia de Madrid para recibir, entre vítores, aplausos y gritos de “¡Sí se puede!” y “¡A por ellos, oe!” a Podemos. Del partido acudieron cuatro de sus dirigentes - la portavoz, Irene Montero, el responsable de Sociedad Civil, Rafael Mayoral, el cofundador, Juan Carlos Monedero y el secretario de Organización, Pablo Echenique - que aparecieron en taxi y abrazaron a varios taxistas al bajar. Al primero, a Peseto Loco: el líder más radical de la lucha entre el taxi y las empresas que operan con coches VTC, que en España son Uber y Cabify. Recordemos que Peseto Loco (que en realidad se llama Nacho Castillo y nació en Algete en 1982) fue condenado a una multa en 2016 por disparar con una pistola de aire comprimido contra un coche de Cabify.