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He corrido la media maratón "conectada" de Telefónica con su reloj (y nunca más)
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probamos la tecnología de la movistar media maratón

He corrido la media maratón "conectada" de Telefónica con su reloj (y nunca más)

Fallos técnicos, un 'tracker watch' anticuado, mensajes de ánimo inexistentes e incluso problemas con las fotos. Es cierto que fue una prueba, pero del experimento de Telefónica solo se salva la 'app'

Foto: Montaje: G.C.
Montaje: G.C.

Cuando presentó la Movistar Media Maratón de Madrid, Telefónica prometió que sería la “carrera más conectada de la historia”. Iba a ser una especie de prueba del futuro, con pantallas inteligentes, relojes con geolocalizadores y hasta cámaras que sabrían diferenciar y clasificar tu cara para después mandarte tus fotos. Pero no habíamos empezado y ya se había convertido en poco más que una carrera más. Es cierto que era una prueba piloto que debía servir para probar estas iniciativas, pero digamos que toda la magia del 'IoT' (Internet de las cosas) duró hasta que sonó el pistoletazo de salida.

Fue en ese momento, bueno, pongamos, para ser exactos, 10 minutos después, porque yo, todavía 'amateur' en esto de las carreras, me movía en los cajones del final, cuando se empezó a ver que quizá la compañía se había pasado un poquito con eso de hablar de carrera histórica. Todos esos colores, los vídeos de promoción o los anuncios publicitando su tecnología dejaron paso a un recorrido en el que uno no veía más que lo mismo que ve cuando corre cualquier medio maratón, gente (mucha gente), lesiones, y sí, una cuesta arriba continua aunque lo que hubiera fueran bajadas empinadas. Pero lo que es tecnología, se vio bastante poca.

Foto: (Foto: EFE)

Pensándolo bien, lo cierto es que ni siquiera necesité de los primeros metros para saber que esto ya olía un poco raro, es verdad que el título no daba mucha confianza, pero todo se empezó a confirmar al recibir el ‘tracker watch’ que en teoría debía servir para geolocalizar mi posición durante la carrera sin necesidad de llevar un móvil encima. Falta de comunicación o de entendimiento, esa fue mi primera gran decepción: cuando conseguí hacerme con uno de los 1000 ‘trackers’ que Telefónica repartía aleatoriamente para un programa piloto que iban a realizar durante la carrera.

Era lo que más ganas tenía de probar de todo el sistema. La idea era buena, un reloj localizador con tecnología 2G que jubilara y mejorara los sistemas de seguimiento que tienen ahora las carreras populares, sustituyendo a las alfombras y los ‘chips’ en los dorsales y que, de funcionar, podía abrir un nuevo camino para los organizadores de estas pruebas, cansados de 'recortadores' y tramposos. Pero el experimento se quedó lejos de su objetivo.

placeholder Reloj Trackimo creado para la carrera (Foto: Guillermo Cid)
Reloj Trackimo creado para la carrera (Foto: Guillermo Cid)

El reloj, desarrollado por Trackimo, venía con la tarjeta SIM instalada que servía de geolocalizador, pero todo su sistema era tan simple que te sacaba de quicio. En ningún momento llegué a saber si el dispositivo estaba funcionando o no, y no había forma de comprobarlo fehacientemente. Una pantalla luminosa con dos versiones (reloj o podómetro), dos botones y un pequeño libro de instrucciones era toda la ayuda que tenía para entenderme con el dispositivo y, al menos por mi parte, la relación fue un desastre. Después supe que sí que demostró su valía para seguir a los primeros de la carrera por lo que se vio por el canal #0 de Movistar TV, pero para un aficionado faltó cuanto menos, algo de tutorización en el uso del 'tracker'.

Cuando todavía no había comenzado la carrera, el reloj ya se había parado, al igual que el podómetro, y aún sigo preguntándome cuál fue la razón para tal desconexión. Lo que debía ser una solución barata y sencilla para las carreras del futuro se convirtió en un objeto inútil que ni siquiera te aseguraba que estuviera cogiendo bien tu ubicación.

Por suerte, me llevé también el móvil a la carrera y conseguí que la localización funcionase. Aunque siempre me quedará la duda de qué habría pasado si hubiese confiado ciegamente en mi amigo Trackimo y su rara forma de comunicarse con el mundo.

placeholder El 'tracker' de Trackimo (Foto: G.C.)
El 'tracker' de Trackimo (Foto: G.C.)

El bochorno de las pantallas 'inteligentes'

Pero sigamos adelante, que 21 kilómetros dan para mucho. El siguiente invento tecnológico que me debía encontrar por el camino, tras la salida y mi mala experiencia con el ‘tracker’, eran las pantallas LED en las que tenía que ver proyectados los mensajes de ánimo de mi familia y amigos para que me motivaran y me sintiera más arropado. Menos mal que mi cabeza iba bien porque si llega a ser por los textos me quedo en la mitad de la carrera.

Movistar prometía que al pasar por los kilómetros 10, 15 y 20 su sistema 'omnicanal' identificaría tu dorsal y mandaría la señal a las pantallas para que pusieran los mensajes personalizados que te estaban mandando la gente a través de la 'app'. Pero cuando pasé yo, nada de eso ocurrió. En algunas me encontré anuncios para otras personas como a un tal Ramón que decían que era mejor que Perico, y en otras directamente palabras generales del estilo “venga, que tú puedes”. Faltaron claramente más pantallas y quizá algo de rapidez en el cambio de los mensajes. ¿Lo peor de todo? Que los textos que me enviaban a mí no solo no llegaron a las pantallas sino que ni siquiera llegaron a mi móvil. Se perdieron por el camino.

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Pantallas inteligentes (Foto: G.C.)

La 'app', lo único salvable

Continué mi carrera como si fuera una más, y la acabé sin la sensación de haber hecho una media maratón que pudiera anticipar el futuro del ‘running’, y con un tapón a la llegada que desquició a todos, aunque ahí la tecnología tiene poco que ver. Pero sí hay algo que se salva, con matices. La ‘app’ de la prueba funcionó con cierta solvencia, con un buen seguimiento de los participantes, rapidez y pocas molestias. Al menos ahí Telefónica cumplió algo de lo que prometía: mi familia y amigos pudieron seguir sin problema mi recorrido, ver mis tiempos y hasta dónde me paraba. Eso sí, también ellos se llevaron todos esos datos que ofrecía a través de la 'app'.

placeholder Imágenes de la aplicación (Montaje: G.C.)
Imágenes de la aplicación (Montaje: G.C.)

Los matices vienen por la falta de información tras la carrera. Telefónica, por ejemplo, ha tenido que dar explicaciones por la no aparición de las fotos de la carrera que debía haber personalizado por dorsal, y todo por los fallos en el diseño, y en el desarrollo de la 'app'. Por no hablar de los errores en los cronómetros.

Tres días después de haber terminado la prueba sigo pensando que Telefónica no se equivoca a la hora de apostar por mejorar en la tecnología de las carreras y que cosas como el 'tracker' estoy seguro de que serán claves en las pruebas que vengan con los años, pero si lo visto este domingo es el futuro del ‘running’ se parece demasiado al presente.

Cuando presentó la Movistar Media Maratón de Madrid, Telefónica prometió que sería la “carrera más conectada de la historia”. Iba a ser una especie de prueba del futuro, con pantallas inteligentes, relojes con geolocalizadores y hasta cámaras que sabrían diferenciar y clasificar tu cara para después mandarte tus fotos. Pero no habíamos empezado y ya se había convertido en poco más que una carrera más. Es cierto que era una prueba piloto que debía servir para probar estas iniciativas, pero digamos que toda la magia del 'IoT' (Internet de las cosas) duró hasta que sonó el pistoletazo de salida.

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