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La empresa que más vehículos eléctricos vende en España es esta bicicletera vasca
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"Yo tuve una de esas bicicletas"

La empresa que más vehículos eléctricos vende en España es esta bicicletera vasca

Torrot, nacida en 1948 en Vitoria, ha muerto y renacido tres veces. La empresa se ha reinventado con las motos eléctricas y ha multiplicado por 100 sus ingresos en solo tres años

Foto: Iván Contreras, CEO de Torrot. (Foto: Torrot)
Iván Contreras, CEO de Torrot. (Foto: Torrot)

En muchas tiendas de segunda mano aún quedan bicicletas de la marca Torrot, incluida la Cross MX que salía en Verano Azul. La empresa, nacida en 1948 en Vitoria, ha muerto y renacido tres veces: en 1958, cuando Peugeot adquirió la marca y tuvo que cambiar de nombre, en 1991, cuando dejó de fabricar y desapareció durante veinte años, y entre 2011 y 2015, cuando una empresa de motos catalana, primero, y el actual dueño Iván Contreras, después, se hicieron con ella para relanzarla como fabricante de motocicletas eléctricas.

Desde entonces y en sólo tres años, Torrot ha pasado de facturar 400.000 euros a 40 millones. ¿Cómo? Vendiéndole motos eléctricas tanto a Muving - el servicio de motosharing español, las motos amarillas que ves por la calle - como a proveedores extranjeros, donde va la mayoría de su producción: Eddy en Alemania, Scooty en Bélgica, Domino's Pizza en Suiza o Burger King en Andorra para repartidores. En 2017, fue la empresa que más vehículos eléctricos vendió en nuestro país: 1.638 motos, por encima de los 1.327 vehículos de Renault, según datos de la Asociación de Vehículos Elécricos Aedive. En 2018 va por el mismo camino: entre enero y febrero Torrot matriculó 796 motos eléctricas frente a las 674 unidades, juntando furgonetas y coches, de Renault.

Foto: La mítica casa del acantilado (Foto: Pablo Gil y Jaime Bartolomé)

"La marca celebra su 70 aniversario este año", cuenta Iván Contreras, CEO de la actual Torrot. "Lo bueno de esta compañía es que siempre trajo a España la innovación tecnológica sobre dos ruedas: fue la primera que trajo los cambios de marcha en bicicletas. Siempre iba por delante. Cuando cuento que dirijo Torrot, todo el mundo de mi edad me dice: 'yo tuve una de esas bicicletas. Y era fenomenal, no se rompía'".

Antes de meterse en el negocio de las motos, Contreras fue uno de los fundadores de Carbures, una reconocida tecnológica española que nació como spin-off de la Universidad de Cádiz y fabrica piezas de fibra de carbono para el sector aeroespacial (con clientes como Airbus, entre otros).

Compró Torrot en 2015, después de que una asociación de empresas y centros tecnológicos catalanes y andaluces intentara recuperar, sin mucho éxito, la marca. Posteriormente acudió a Black Toro Capital, un fondo de inversión conocido por sus rescates financieros a pymes españolas en apuros (como la heladera Farggi o Zapatos Marypaz), para hacer crecer la empresa: juntos se hicieron con el 100% de Gas Gas (otro fabricante de motocicletas catalán que estaba en quiebra) y cerraron el grupo, que completa, por el acuerdo que tienen, la compañía de las motos amarillas Muving. Muving opera como empresa aparte, aunque el principal accionista es Contreras.

placeholder Las bicis 'irrompibles' de Torrot. (Imagen: todocolección)
Las bicis 'irrompibles' de Torrot. (Imagen: todocolección)

Hoy las tres acuden juntas a eventos de motor para promocionar la "movilidad conectada", las motos de trial y su próximo lanzamiento, el "velocípedo" (una moto con cubierta). En algún punto del mercado quedan vestigios de la Torrot vasca original: varios empleados que intentaron mantener la estela y montaron Togano, otra empresa de bicicletas.

De las pistolas a las bicis

En Vitoria aún puede verse un trocito de la fábrica de bicicletas de Luis Iriondo, fundador de la Torrot original. La empresa nació en la capital alavesa en 1948, aunque algunas fuentes la sitúan en Eibar pocos años atrás.

No fue la única: tras la Primera Guerra Mundial, la industria eibarresa - que tenía cientos de talleres dedicados a la fabricación de armas - vivió un proceso de reconversión en el que, buscando nuevas vías de ingresos, dio con la bici. Los casos más conocidos son Orbea y BH (Beistegui Hermanos): nacieron como fabricantes de pistolas en 1840 y 1909, empezaron a producir bicicletas en los años 20 y casi cien años después siguen en el sector.

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Iriondo montó su fábrica, comenzó a vender bicicletas bajo las marcas CIL y Super CIL (que también se vendió mucho en España, especialmente en el sur) y pronto llegó a un acuerdo con el fabricante francés Terrot. Terrot fue absorbida por Peugeot en 1958 e Iriondo, que se quedó sin licencia para usar esa marca, cambió la 'e' por la 'o' y creó "Torrot".Durante las siguientes tres décadas, la empresa se hizo un importante hueco en el mercado patrio con sus ciclomotores y bicicletas, que aún hoy se venden en tiendas de segunda mano y que destacaban por su robustez. Sus admiradores recuerdan los avances que hizo: Torrot diseñó numerosas innovaciones para bicis y llegó a registrar un modelo de bicicleta urbana plegable similar a las que se llevan ahora.

La empresa quebró en los años 90 y un grupo de trabajadores montó una cooperativa para continuarla. "Se quedaron con la infraestructura que tenía Torrot en Vitoria y crearon Togano", explica el actual dueño de Togano, Agustín Anguita. "Cuando se jubiló el último, lo cogimos nosotros". Las bicicletas Togano se fabrican en Madrid y se distribuyen en toda España. Torrot, por su parte, presentó su último depósito de cuentas en 1991.

Cuando la Torrot vasca cerró, los dueños de Xispa, una empresa de motos catalana, compraron la marca. No hicieron nada con ella hasta 2011, cuando se asociaron con varios inversores (el Instituto Tecnológico Andaluz y la fundación catalana ASCAMM) para fabricar ciclomotores eléctricos. Entonces decidieron utilizarla porque encajaba con su público: la gente de entre 30 y 50 años que recordaría con nostalgia las Torrot. Pusieron 400.000 euros y la relanzaron.

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Durante cuatro años, la compañía avanzó en el prototipo de la Muvi (el ciclomotor eléctrico que hoy le vende a Muving) y empezó a comercializar motos infantiles. Sin embargo, fuentes cercanas a la compañía consideran que era "irrelevante". "Sólo tenían una bicicleta y poco más. Habían comprado la marca, pero no llegaron a desarrollarla. Yo me interesé, les pregunté cuál era su plan y me dijeron: si tienes empuje y visión, aquí tienes entrada", explica Contreras. "Y les compré el 100%".

El año que Contreras entró en Torrot, la compañía facturó 400.000 €; en 2017, cerró con 40 millones y resultado positivo por 1ª vez: 900.000 €

Contreras trabajaba como CEO de Carbures USA, la empresa que había fundado años atrás junto a su primo Rafael. "¿De dónde vengo? Esta compañía es una spin-off de la Universidad de Cádiz. Nació con cuatro personas y, contándolo muy rápido, hoy tiene mil trabajadores, plantas en China, Europa, Estados Unidos, México y cotiza en Bolsa [en el Mercado Alternativo Bursátil]", explica. "Tenemos un buen recorrido". El verano que cayó Gowex, en pleno cuestionamiento del MAB, el auditor de Carbures, PriceWaterHouse Coopers, puso en duda sus cuentas y se suspendió su cotización durante tres meses con el consecuente daño reputacional. La compañía volvió a cotizar en enero de 2015; hoy, factura 80 millones y se prepara para dar el salto al mercado continuo.

Para entonces, Contreras ya había salido. "Llevaba tiempo fabricando piezas para empresas y no veía nunca el producto final. Y mi idea era fabricarlo. No iba a ponerme a hacer aviones, pero hice un programa en el MIT y el plan era cambiar el entorno de movilidad. Me fui de Carbures en 2014 porque quería hacer eso: adquirí Torrot y transformé toda la compañía".

La nueva vida de Torrot (y de Gas Gas)

El año que Contreras entró en Torrot, la compañía facturó 400.000 euros; en 2017, cerró con 40 millones y resultado positivo por primera vez: ganó 900.000 euros.

¿Por qué ha tardado tres años en dar beneficios pese a sus grandes números de facturación? "Teníamos la adquisición de la unidad productiva que estaba en concurso junto a compromisos de deuda con una entidad financiera que arrastramos en 2016 y 2017", explica el CEO. "Pero en 2018 estaremos a tope".

placeholder Las motos eléctricas de Muving
Las motos eléctricas de Muving

En 2015, Contreras acudió a Black Toro Capital, un fondo de inversión al que conocía de su época en Carbures, para comprar la planta de Gas Gas, una antigua fabricante de motos de trial catalana.

"No teníamos problemas de caja, lo que teníamos era un problema de fabricación. Necesitábamos un sitio para fabricar nuestros vehículos", explica. "Yo encontré la fábrica de Gas Gas, que estaba en concurso, y como no podía entrar sólo porque mi bolsillo no daba para más fui a buscarlos a ellos, que sé que se dedican a esto. Les dije: oye, podemos juntarlo con vuestro capital y Torrot. Les encantó. Capté capital para adquirir todo el concurso de Gas Gas". El grupo Torrot - Gas Gas quedó entonces dividido en el 40% para Contreras y el 60% para Black Toro Capital.

Aunque estén bajo el mismo paraguas, ambas marcas y productos están diferenciados. "Gas Gas es off-road. Una de las motos fue campeona del mundo de trial eléctrico, estuvo muy bien", cuenta Contreras. "Y Torrot es la parte urbana y eléctrica. Tenemos desde bici eléctrica hasta moto. La Muvi ha sido líder en venta de scooters en España, por encima de las de gasolina".

La clave de la Muvi: su batería extraíble

La Muvi, el scooter eléctrico, es la joya de la corona de Torrot: es la moto amarilla de Muving y del resto de operadores que la usan con otros colores en el mundo, tanto para 'apps' de 'motosharing' como para repartidores. Su fábrica en Girona produjo 3.200 unidades en 2017. La moto, cuentan, tiene una serie de características que la hacen adecuada para los servicios urbanos de moto compartida: es ligera, las ruedas son altas y se les puede limitar la velocidad. Pero la clave está en su batería extraíble: lleva dos y un cargador debajo del asiento.

placeholder El scooter eléctrico Muvi, de Torrot.
El scooter eléctrico Muvi, de Torrot.

"Es muy cómodo para las operaciones de sharing", explica Contreras. "Las empresas se gastan menos dinero que teniendo que mover la moto entera. En otros servicios, va alguien con un coche recogiéndolas y cargándolas. Por eso para el modelo B2B viene bien". Torrot vende la Muvi por 3.500 euros para el cliente final, aunque la mayoría de la producción se vende en flotas - a un precio menor.

Sus esfuerzos van ahora a consolidar su Muvi y a fabricar y promocionar su nuevo producto. Torrot ha desarrollado una moto de tres ruedas con cubierta a la que llama Velocípedo, que venderá tanto a consumidor final como a empresas de reparto. "Son dos modelos: uno cubierto para dos personas con autonomía de casi 200 km y batería y uno cargo, donde la capacidad de carga está adaptada para repartos de última milla". La producción se hará íntegra en España, otro valor que destacan: concretamente en Cádiz, en la antigua fábrica de Altadis. La están remodelando y esperan que esté operativa para producir en masa a finales de 2018.

Hay tanta deslocalización de empresas de automoción que estamos convencidos de que en Cádiz hay talento que aprovechar

La elección de Cádiz tiene que ver con los orígenes de Contreras. Muving también tiene la sede allí. "En la fábrica actual estamos limitados con tres líneas de ensamblaje, así que buscamos otro sitio en España. Podemos hacer el desarrollo de la compañía donde creamos oportuno. El espacio en Cádiz es zona franca y eso nos viene muy bien. Enviamos fuera de España el 85% de nuestra fabricación, siendo Francia y Alemania los mercados principales", explica.

Como ya hicieran con la historia de la Torrot vasca original, la empresa ha aprovechado una antigua creación gaditana para revestir su promoción: el primer velocípedo español se fabricó allí. "En el S.XIX la gente se movía con caballos, que también contaminaban y creaban conflicto de tráfico con los carruajes. Un señor de la familia Bruschet que tenía una fundición de hierro en Cádiz se inventó una bicicleta de tres ruedas, a la que llamó velocípedo. Fue el primero en sacarlo en Europa. Así que hemos cogido el 'storytelling'", concluye. "Pero es que hay tanta deslocalización de empresas de automoción que estamos convencidos de que allí hay talento que aprovechar".

En muchas tiendas de segunda mano aún quedan bicicletas de la marca Torrot, incluida la Cross MX que salía en Verano Azul. La empresa, nacida en 1948 en Vitoria, ha muerto y renacido tres veces: en 1958, cuando Peugeot adquirió la marca y tuvo que cambiar de nombre, en 1991, cuando dejó de fabricar y desapareció durante veinte años, y entre 2011 y 2015, cuando una empresa de motos catalana, primero, y el actual dueño Iván Contreras, después, se hicieron con ella para relanzarla como fabricante de motocicletas eléctricas.

Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)
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