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"Si BQ tributa al 27% y otras tecnológicas al 1%, su ventaja competitiva es enorme"
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alberto méndez, ceo de la empresa

"Si BQ tributa al 27% y otras tecnológicas al 1%, su ventaja competitiva es enorme"

Ocho años después de nacer, la española BQ ha crecido de forma exponencial. Sin dejar de fabricar móviles, ahora apuesta por impresoras 3D y la educación de las generaciones futuras

Foto: Alberto Méndez, CEO de BQ. (Carmen Castellón)
Alberto Méndez, CEO de BQ. (Carmen Castellón)

Acaba de cerrar su mejor año, vendiendo 1,1 millones de ‘smartphones’ y consolidándose como una de las alternativas más sólidas dentro de una de las industrias más duras del mundo: la tecnológica. El Confidencial ha charlado con Alberto Méndez, CEO de BQ, para que nos cuente el estado actual de la compañía y sus planes de futuro.

PREGUNTA. Tras el 'boom' de los 'smartphones', el mercado ha registrado un parón y una ligera caída. Pese a esto, BQ ha incrementado sus ventas. ¿A qué se debe?

RESPUESTA. Creamos productos de altísima fiabilidad y con una de las mejores relaciones calidad-precio. Nuestros clientes han sido testigos de nuestra progresión en los últimos años: partiendo de cero y siendo una compañía nacional, hemos acabado teniendo más de 1.000 empleados y más de 180 ingenieros trabajando en el diseño y desarrollo de cada dispositivo. La gente ha visto este avance, ha creído en nosotros y ha dicho: "Vamos a comprar un BQ".

P. Entre el auge de los móviles chinos 'low cost' y la competencia de las grandes marcas, ¿cuesta cada vez más vender un 'smartphone'?

R. Sí, cada vez cuesta más. En España están entrando cada vez más competidores (sobre todo marcas chinas) pero el mercado no está creciendo. Además, cada vez hay menos diferencias entre los productos de las grandes marcas. Así, para el usuario es difícil tomar una decisión objetiva de qué comprar. Pero es normal, cuando nacieron los 'smartphones' había mucho margen de desarrollo exterior (la pantalla, el material, las cámaras…), ahora casi todo el móvil es pantalla y hay menos espacio para ser diferentes. Hay innovación, si no la industria se pararía, pero está más en el interior del producto.

"En España cada vez están entrando más competidores, sobre todo marcas chinas, por lo que cuesta más vender'"

P. El precio de los móviles es superior a un ordenador, sin embargo debemos cambiar de móvil cada dos años. ¿Existe la obsolescencia programada?

R. No, no existe. Las marcas podrían hacer móviles que duraran diez años pero, ¿serían sus componentes compatibles con las nuevas versiones del sistema operativo? ¿Qué tipo de experiencia de uso daría una cámara que no ha mejorado en diez años? ¿Te imaginas tener tu ordenador con un sistema operativo de hace una década? En los móviles pasa un poco lo mismo. Y no olvidemos el punto estético: los usuarios también quieren tener móviles mejores en cuanto al diseño.

P. ¿Informa BQ a sus usuarios de la vida útil de sus componentes y dispositivos?

R. Partiendo de que no diseñamos nuestros dispositivos con un horizonte temporal determinado (eso sí sería obsolescencia programada), compartimos habitualmente consejos y recomendaciones para que la gente utilice su dispositivo de tal forma que potencie su vida útil, tanto en nuestro blog como en nuestras redes sociales.

P. ¿Cómo han sido los resultados financieros de 2017?

R. Ha sido uno de nuestros mejores años. Hemos cerrado con una facturación de 190 millones de euros (un 5% más que el año anterior), 8,5 millones de Ebitda, con beneficios en todas nuestras divisiones y con más de 1.000 empleados solo en España.

placeholder Foto: Carmen Castellón.
Foto: Carmen Castellón.

P. A las grandes compañías tecnológicas se les acusa siempre de pagar pocos impuestos. ¿Es difícil competir en esas condiciones?

R. Sí, es muy difícil ya que muchas compañías extranjeras incluso tienen ayudas del Estado del que provienen. Si un mercado local es grande y proteccionista, como ha pasado siempre en China, cuando esas compañías salgan al extranjero tendrán un músculo muy grande. A todo esto hay que sumarle que muchas multinacionales construyen estructuras societarias en países para no pagar impuestos. Venden sus productos aquí, pero se llevan sus beneficios a países de baja tributación y no pagan impuestos. Es totalmente legal, pero si BQ tributa al 27% y ellos al 1%, esto les supone una ventaja competitiva enorme. Esto es algo que cada vez preocupa más a la Unión Europea e imagino que en algún momento habrá modificaciones sustanciales.

P. BQ fabrica sus impresoras 3D en España pero los 'smartphones' en el extranjero. ¿Por qué?

R. Básicamente por ecosistema. Cuando fabricas tecnología no puedes hacerlo tú solo, siempre necesitas a compañías externas. Ahora mismo no podríamos fabricar nuestros móviles en España, no hay proveedores de componentes. Sin embargo, para las impresoras 3D sí tenemos todo lo que necesitamos, por eso fabricamos en Navarra.

"¿Puedes hacer móviles que duren diez años? Sí, pero necesitarás otros materiales que serán mucho más caros"

P. ¿Y no sería viable enviar a España esos materiales y fabricar aquí los dispositivos?

R. Aunque enviáramos aquí los componentes, fabricar lejos de tus proveedores es tremendamente arriesgado: si ocurriera algún problema en la cadena de producción, el proveedor tendría que recorrer miles de kilómetros hasta tu fábrica para solucionarlo, por lo que los tiempos se dilatarían exponencialmente. En un sector como el tecnológico en el que el ‘time to market’ es tan importante, es un riesgo enorme.

P. A la hora de salir al mercado, ¿cuesta quitarse de encima el complejo de ser español?

R. No hay ningún complejo, pero lo cierto es que es difícil. A los usuarios les pueden gustar tus terminales pero tanto la competencia como los canales de distribución son muy duros y se necesita un músculo financiero enorme. A pesar de eso, ya hay divisiones en las que vendemos más fuera que dentro, como las impresoras 3D.

P. ¿Ha perdido Europa la batalla de la innovación con EEUU y China? ¿O tiene cosas que decir aún?

R. Bueno, esto siempre va por sectores. En otros sectores quizá Europa sea innovadora pero la tecnología de consumo la ha abandonado, no la considera un elemento estratégico y ha preferido centrarse en industrias que tienen más margen de beneficio.

placeholder Foto: Carmen Castellón.
Foto: Carmen Castellón.

P. Juguemos a adivinar el futuro: dentro de 10 años, ¿qué productos cree que serán los más vendidos?

R. Yo creo que va a seguir siendo el móvil. Podrá mutar, cambiar sus formas o evolucionar pero creo que los usuarios seguiremos necesitando los teléfonos móviles. Respecto a qué tecnologías que ahora nos parecen muy lejanas serán de uso cotidiano, creo que el internet de las cosas, la inteligencia artificial, el 'machine learning' o los coches autónomos dejarán de parecernos tecnología del futuro y serán el presente. Pero el sector tecnológico es complicado de predecir, porque avanza muy rápido y requiere que las empresas tengamos una capacidad de innovación y adaptación brutal. Grandes líderes del sector acabaron fuera de la competición por no entenderlo.

P. ¿Qué papel jugará en este escenario tecnológico la educación?

R. Veo una transformación social enorme gracias a la tecnología. Es necesario que las personas estén preparadas para trabajar con ella creándola, manteniéndola y supervisándola, y para ello, es imprescindible que preparemos a los niños para que se conviertan en adultos capaces de hacerlo. Eso solo es posible con la educación. De hecho, acabamos de lanzar bMaker, que es una solución de aprendizaje de robótica y programación en el aula y que precisamente va en esa dirección.

P. ¿Es ético que los trabajadores no cualificados (y que no tengan recursos para formarse) se vayan a ver sustituidos por máquinas?

R. En el siglo XIX, el 80% de las personas trabajaban para aprovisionar de alimentos a la población mundial y hoy esta cifra es de un 3%. Lo importante es preparar a las siguientes generaciones para crear tecnología e interactuar con ella. De hecho, es el único camino para convertirnos en una sociedad con un tejido científico, empresarial e industrial que nos sitúe como un país fabricante, tecnológico e innovador.

Acaba de cerrar su mejor año, vendiendo 1,1 millones de ‘smartphones’ y consolidándose como una de las alternativas más sólidas dentro de una de las industrias más duras del mundo: la tecnológica. El Confidencial ha charlado con Alberto Méndez, CEO de BQ, para que nos cuente el estado actual de la compañía y sus planes de futuro.

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