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He trabajado un mes con un gigantesco monitor curvado de 49'': esto es 'porno duro'
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EN FORMATO ULTRAPANORÁMICO

He trabajado un mes con un gigantesco monitor curvado de 49'': esto es 'porno duro'

He convivido con la pantalla QLED de Samsung CHG90, un panel mastodóntico que permite llevar la multitarea y el trabajo diario (y el juego) hasta puntos insospechados

Foto: El pantallón de Samsung, la joya de mi escritorio. (C. Castellón)
El pantallón de Samsung, la joya de mi escritorio. (C. Castellón)

De 20 a 49 pulgadas. De una sola tacada. Cambiar de un día para otro mi monitor de ordenador de la oficina por uno que lo supera dos veces y medio en tamaño era un arma de doble filo. Por una parte es como quien pasa de trabajar —midiendo 1,90— en un pupitre de colegio que a duras penas se sostiene a currar en una mesa de diseño.

Por otra, sus generosas medidas y peso han sido poderosos reclamos para chistes y gracietas teniendo en cuenta que este periodista es de Bilbao. “Ya está el vasco, que se ha comprado un 'tablet' nuevo” y perlas de toda índole sexual han sido recurrentes desde un primer momento.

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Pero no ha sido lo único. Las expresiones de sorpresa se han repetido en múltiples ocasiones. Los "qué narices..." y "qué pasada" han sido habituales cuando mis compañeros de trabajo han visto —más bien divisado— el Samsung QLED CHG90, una pieza mastodóntica que brilla entre los lineales que forman el resto de monitores, de tamaños contenidos y algunos bastante entraditos en años, la verdad.

¿Esto para qué sirve?

placeholder 49 pulgadas da para mucho. (C. Castellón)
49 pulgadas da para mucho. (C. Castellón)

Su silueta curva, su pantalla ultrapanorámica y su resolución (que se queda en medio del camino al 4K) son algunos de sus rasgos más llamativos. Tras esos primeros segundos de adoración, llega la pregunta: “Y esto... ¿para qué te sirve?”.

Al final la 'joyita' cuesta más de 1.250 euros. Y para mí —al igual que para el 80% de la humanidad— es una inversión, digamos, importante. Por eso esta respuesta es tan importante. Es lo que me ha rondado la cabeza desde que la recibí. Eso y la sutil sonrisa de mi jefe insinuando que a 2,5 veces más de pantalla, 2,5 veces más de producción.

Quince 'kilitos' pesa la criatura. Puedes manejarlo solo, sí... pero pide ayuda, por favor

Empecemos por el principio. La instalación. Desde que apareció la carretilla con la caja por la puerta de la oficina estaba claro que este asunto no iba a ser fácil de manejar. Despejé la mesa para albergar a su nuevo inquilino de 15 kilos de peso, 120 centímetros de largo y casi 37 de alto (52 cm con peana). Una medidas que configuran un formato ultrapanorámico de 32:9. A todo esto, cabe mencionar aquí que la criatura viene acompañada por varios accesorios y un embalaje que suman en total cinco kilos de peso. Conclusión: para evitar disgustos, paga una ronda de café en la máquina y que te echen una mano.

Multitarea: ni tanto ni tan poco

placeholder Los marcos de esta pantalla de 49 pulgadas. (C. Castellón)
Los marcos de esta pantalla de 49 pulgadas. (C. Castellón)

¿He trabajado mejor? La respuesta es inequívoca: sí. Pero hay matices; 49 pulgadas son muchas pulgadas. Mucho espacio para repartir. Samsung incluye el 'software' Easy Seatting Box, que te permite configurar rápidamente diferentes espacios de trabajo. Una única pantalla, dos o tres del mismo tamaño. Una más grande y otras dos más pequeñas en un lateral. Seis porciones exactamente iguales. Eso sí, también puedes pasar de todo y aplicar tu lógica.

La primera vez optas por tener el máximo de cosas abiertas. Llegué a tener una decena de ventanas abiertas: Twitter para controlar, la web de El Confidencial abierta, editor de texto, el 'mail', otra cuenta de 'mail', Telegram, WhatsApp Web, Spotify, Google y YouTube. Demasiados estímulos. Un caso de manual de eso de quien mucho abarca, poco aprieta. Empiezo a quitar funcionalidades. Finalmente, opto por la fórmula de dividirla en tres iguales.

Quien mucho abarca, poco aprieta. No usé 10 ventanas al mismo tiempo por no sufrir un colapso

Lo cierto es que es un espacio único. A la hora de editar rápidamente textos, imágenes o vídeos se agradece tener este espacio tan amplio. Algunos se limitan a contestar algo así como que este monitor te da a la hora de trabajar las mismas posibilidades que tener dos pantallas individuales. Negativo. La experiencia es mucho más fluida.

También he de decir que hay veces que te concentras en un tercio lateral y te olvidas del resto. “¿Qué narices haces con vídeos de esquiadores?”, oigo a mis espaldas. Devuelvo la mirada al 'corner' opuesto de donde estaba trabajando. Ahí sigue YouTube. Ahí llevaba dos horitas por lo menos. Reproduciendo vídeos. Uno tras otro.

Un diseño de oficina

placeholder La parte trasera es más bien discreta. (C. Castellón)
La parte trasera es más bien discreta. (C. Castellón)

Antes de hablar de la calidad de imagen, indudable, detengámonos en el diseño. Colores negros y grises. Convencionales. Si hubiesen optado por el blanco u otra gama crómatica que se alejase de las normas más habituales del aspecto de los ordenadores, el resultado hubiese sido tener una máquina mucho más estridente para tener en la oficina. Punto para Samsung en este aspecto.

El material es plástico, que siempre resta un poquito de prestigio, con la excepción de los bordes que enmarcan la pantalla, de aluminio pulido. Lo cierto es que cuando uno la ve funcionando, poco o nada se fija en la parte trasera. Nada que destacar en este aspecto, salvo la guinda en forma de luz azul que rodea el punto donde se unen la peana y el equipo. Dos detalles en este punto, la versatilidad a la hora de colocar la pantalla gracias a los giros laterales y frontales y la variedad de puertos que incluye (a destacar: dos para HDMI, uno para 'display' y uno para 'mini display').

Una curva muy presente

¿Y la curva? Yo soy un agnóstico de las televisiones curvas. Creo que son un precioso y caro huevo de Fabergé. Siempre que me han hablado de inmersión y otras supuestas virtudes las he puesto en cuarentena. Sin embargo, en este caso, la combinación del formato 32:9 con esta forma sí me ha dado cierta sensación de inmersión, de no tener los elementos tan dispersos y alejados.

El formato ultrapanorámico da algo más de sentido a la curva en esta pantalla

Eso sí, la sensación de inmersión nada o poco tiene que ver con la de privacidad. En medio de una oficina este monitor es lo más parecido a sentirse desnudo. Si quieres hacer algo que no se vea a un tamaño considerable, utiliza el móvil o espérate a llegar a casa.

Uno realmente no es consciente de la resolución que está manejando hasta que enchufa el HDMI al portátil de turno y todo comienza a funcionar. En la prueba hemos utilizado un portátil y un portátil de 'gaming', y no una torre al uso. Fue arrancar el ordenador y ver cómo mi precioso fondo de pantalla de una noche estrellada que se veía a las mil maravillas a 15 pulgadas se estiraba hasta convertirse en un mal intento de 'Píxel Art' en este lienzo de 49.

Calidad de imagen indudable

placeholder Tienes 3 botones para alternar configuraciones. (C.Castellón)
Tienes 3 botones para alternar configuraciones. (C.Castellón)

Cuesta que el ojo, acostumbrado a otras medidas, se haga a manejar las imágenes a 3.840 píxeles por 1080. Obviamente, lo de ver un vídeo adaptado a estas medidas es una locura, así que se mantiene el formato cinematográfico, con dos generosas franjas negras laterales, cada vez que uno da a eso de reproducir pantalla.

Sin embargo, una de las mejores bazas de Samsung es la compatibilidad con HDR, que es sinónimo de una mejor calidad de reproducción. Es una pantalla perfectamente calibrada, tanto en la temperatura de color como en la gama cromática. Su pico de brillo alcanza los 600 nits y aunque hay modelos de la competencia que ofrezcan un rango mayor, el acierto en el resto de apartados hace que la experiencia sea muy grata.

Es indudable la calidad de este pantallón para 'gaming' que hace las delicias de cualquiera

No hay que olvidar que este equipo es una pantalla muy orientada a los 'gamers'. Por tanto han apretado la tasa de refresco a 144 Hz (sus principales rivales se quedan en 100) y un tiempo de respuesta de 1 ms. Esto hace que la experiencia, si utilizas un buen equipo de 'gaming', sea bastante ajustada. En nuestro campo de pruebas han pasado títulos como el 'World of Warcraft' o 'The Witcher 3' y, sencillamente, he tenido que recurrir a coacciones para conseguir recuperar mi 'pantallón'.

placeholder 'Wow' en mi escritorio a todo color. (C.Castellón)
'Wow' en mi escritorio a todo color. (C.Castellón)

Probablemente, pensarás que este monitor es una locura para el currante de oficina normal. Puede que tengas razón. Especialmente cuando ves su precio (a partir de 1.200 euros). Sin embargo, editores de vídeo, gente que necesite controlar varias fuentes de información, diseñadores y un buen puñado de perfiles profesionales encontrarán en este monitor uno de sus deseos más oscuros. 'Porno' duro, dirá más de uno. Eso sí, tiene su precio.

Por supuesto, también es un equipo para valorar por los 'gamers', ya que Samsung se posiciona así en un buen lugar para competir con otras bestias del sector como el Predator x27 de Acer. Quizás no sea, sobre el papel, la que más nitidez ofrezca, pero la conjugación de diseño, tamaño, espacio de pantalla y velocidad de refresco hace que sea uno de los pesos pesados de su categoría.

De 20 a 49 pulgadas. De una sola tacada. Cambiar de un día para otro mi monitor de ordenador de la oficina por uno que lo supera dos veces y medio en tamaño era un arma de doble filo. Por una parte es como quien pasa de trabajar —midiendo 1,90— en un pupitre de colegio que a duras penas se sostiene a currar en una mesa de diseño.

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