Por qué revelar la cuenta falsa de un edil del PP no es delito (el delito es lincharlo)

“El día que se sepa quién eres nos vamos a reír, crack”, así se encaraba el político de ERC Gabriel Rufián con un usuario de Twitter, @JosPastr, más conocido como Pastrana. Con más de 80.000 seguidores en esta red social, el “rival” de Rufián se caracterizaba por ser el azote troll de la izquierda, por sus dardos a Podemos o al independentismo catalán. Bien, hoy ha sido el día en el que las palabras de Rufián se han hecho realidad.

“Pastrana es un alcalde del PP”, anunciaba ayer por la noche el tuitero @Esparroqui. Atando cabos entre las publicaciones del tal Pastrana y las del Facebook del político, ha desarrollado un hilo en el que ha aportado las pruebas suficiente para que personajes de la talla de Ana Pastor y, desde luego, el propio Rufián, lo compartan en sus perfiles entre sorpresa y mofa: mismo gato, misma guitarra, misma casa o mismo estudio de arquitectura. Todo cuadraba.

José Miguel Aspas, el nombre real de Pastrana, es en realidad un concejal de Villar del Cabo (Teruel), según puede leerse en la web del Ayuntamiento. Este diario ha tratado de ponerse en contacto con él pero por el momento no ha obtenido respuesta.

A pesar de no haber una confirmación oficial por parte del edil, Twitter no ha tardado en compartir el hallazgo y el nombre de Pastrana (cuya cuenta ahora es privada) ha coronado los Trending Topics durante toda la mañana. Entre quienes han compartido su verdadera identidad se encuentra curiosamente la conocida tuitera @barbijaputa, que hace unas semanas era el foco de debate al negarse a dar una conferencia con su cara al descubierto para proteger su privacidad.

¿Es delito destapar la identidad?

Revelar la verdadera identidad de una persona que se esconde tras una cuenta de Twitter, no es delito. Así lo explica a El Confidencial el abogado especializado en tecnología e internet Carlos Sánchez-Almeida, que asegura que no se trata de revelación de secretos. “Eso es algo mucho más serio que sí que está en el Código Penal, como la interceptación de comunicaciones o robar correos personales”.

“Dar pie a un linchamiento en redes sociales es más preocupante”, asegura. “Un linchamiento, incitar a la masa a ponerse en contacto con alguien a través de Twitter, sí que es delito”. Insiste, además, en que los comentarios que constituyen delito de odio pueden terminar en una querella criminal.

¿Un cargo público puede tener cuenta anónima?

¿Qué pasa si eres un cargo público y tienes una cuenta anónima con 80.000 seguidores? Sánchez-Almeida remite entonces al derecho a la seudonimización, es decir, a tener un seudónimo. “El reglamento de protección de datos de la UE reconoce este derecho como garante de la libertad de expresión”. Cuenta, incluso, que algunos jueces o fiscales opinan en internet de forma anónima porque “les está vetado opinar de otra forma”. “Para ejercer la libertad de expresión, a veces es necesario el anonimato y mientras no cometa un delito tiene derecho a hacerlo”, continúa.

En este caso, al tratarse de un edil del PP, son muchos usuarios de Twitter los que han asegurado tener el derecho a conocer su identidad. Sánchez-Almeida explica que, en caso de conflicto entre derecho a la intimidad y a difundir una información veraz, prima el derecho a la información. “No pasaría nada si lo hubiera difundido un periodista por ser algo noticiable”, comenta. “No es delito y si lo publicase un periódico no sería perseguirle”. Sin embargo, si hay un linchamiento en Twitter, recuerda, la cosa cambia.

A estas horas, José Miguel Aspas no se ha pronunciado al respecto por lo que, como asegura Almeida, es presunción de inocencia. “Mientras no se demuestre esta condición, el único que puede decir si una persona está detrás de un seudónimo es el poder judicial”.