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Por qué no vas a regalar a nadie una pulsera deportiva por Reyes: ni la ciencia las compra
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PRECIO, FUNCIONES Y CANIBALISMO

Por qué no vas a regalar a nadie una pulsera deportiva por Reyes: ni la ciencia las compra

La deserción de Adidas en el mundo de los 'wearables' oscurece un poco más el futuro de estos productos, en el que apenas el reloj de Apple y las opciones 'low cost' de Xiaomi logran destacar

Foto: Las pulseras deportivas no tienen buen futuro por delante. (Fitbit)
Las pulseras deportivas no tienen buen futuro por delante. (Fitbit)

Hace unos días le regalé a una amiga una Mi Band 2, la pulsera de actividad de Xiaomi, a ver si se mete en la cabeza eso de salir a andar y trotar un poco todos los días. El pasado jueves su novió se me acercó y me dijo: "Oye, menudo regalazo que te has marcado. Nos ha venido genial". Sorprendido, pregunté. "¿Lo está utilizando mucho?". Su respuesta fue inmediata. "¡Qué va! Lo que pasa es que ahora me coge siempre el teléfono, como le vibra la muñeca y tal", dijo en plan cachondeo. Tajante. Y muy clarificador. Los 'wearables' ni se venden (o muy poco) ni se usan como todos esperamos.

El último episodio de esta comercialización anémica ha sido la de Adidas. Les ha entrado el flato en la carrera esta de la tecnología que se viste. Han dicho que se apean de esta competición. Y eso que apenas hace dos años se gastaron 220 millones de euros en Runtastic, una empresa austríaca que había conseguido reunir a 70 millones en un ecosistema de 'apps' de 'running', bienestar y entrenamientos personales, que estaba coqueteando por aquel entonces con varios dispositivos, como relojes y pulseras de actividad. Tiro errado. Toca reorganizarse.

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Tal y como la propia multinacional ha confirmado dejarán de tener una división independiente dirigida a esta materia y centrarán sus esfuerzos en sus dos plataformas: Runstatic y la app Adidas. Son marcas fuertes. Ya el pasado curso canceló su proyecto para crear un reloj inteligente y ahora no dará continuidad a la pulsera deportiva que comercializa en algunos países. Tampoco al 'portfolio' de dispositivos de Runtastic, que incluía desde dispositivos con GPS, bandas deportivas y relojes 'híbridos' (esos que son relojes normales pero con algunos sensores). De momento, han firmado acuerdo de colaboración con Fitbit.

Otros fracasos deportivos

placeholder Nike Fuelband. (Nike)
Nike Fuelband. (Nike)

Las incursiones de las marcas de ropa deportiva en el mundo del 'hardware' no han sido, precisamente, fructíferas. Under Armour se alió con HTC para crear una línea de productos conectados. Se trataba de una báscula, una pulsera y un medidor cardíaco, sostenido por una plataforma que heredaba aspectos de Endomondo y otros sistemas de 'wellness' que había adquirido. A principio de diciembre anunció que al asunto le quedan dos telediarios.

La bomba de humo de Adidas no es única. Nike y Under Armour también patinaron con los 'wearables'

Nike, que ahora disfruta de un buen momento gracias a su alianza con Apple para crear una edición especial del Apple Watch, también fracasó en su momento: en 2014 retiró del mercado la bautizada como Fuelband y fulminó el departamento de 'wearables'. 55 de las 70 personas se fueron a la calle. El resto, reubicados en otros departamentos.

La ciencia tampoco los 'compra'

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(Fitbit)

Si estos síntomas fuesen pocos, diversas investigaciones apuntan a que estos monitores están lejos de cumplir sus objetivos. Un estudio publicado el pasado día 8 de diciembre en el British Journal of Sport Medicine sostenía que "el uso autorregulado de un sensor de actividad portátil" no está "asociado con mejoras en la actividad física, riesgo cardiometabólico o con la sensación subjetiva de tener un mejor estado de salud" tras un ensayo con cientos de personas durante medio año en EEUU.

El informe arrojaba unas conclusiones similares al publicado en 'The Lancet' un año antes. En este caso, los autores del estudio reclutaron a 800 participantes. A la mitad de ellos se les dió un 'wearable' de Fitbit y se les pagó una pequeña recompensa. Lo único que consiguieron con ello es sumar unos 500 pasos más al día e hiciesen 13 minutos más de actividad física cada 24 horas. Cuando se cortaron los incentivos, el esfuerzo cesó. Sólo un 10% de la muestra mantuvo activo y siguió utilizando el monitor. Ninguno de los grupos mejoró en los indicadores físicos que se habían marcado como referencias (peso, capacidad pulmonar, presión sanguinea o percepción del estado físico).

Varios ensayos arrojan resultados similares: los monitores de actividad no conllevan mejora de la condición física

Si no hay objetivos, no motiva

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(Nike)

Por esas mismas fechas John Jakicic, investigador de la Universidad de Pittsburgh,ya había dado la primera bofetada a la utilidad de estos dispositivos. Sometió a un programa de bajada de peso a varios individuos. Algunos de ellos estaban equipados con uno de estos dispositivos y otros no. Al final de la prueba, el grupo que no tenía ninguno de estos aparatos adelgazó más que la otra parte del ensayo. Todas estas pruebas, según Jakicic, venían a demostrar que "estos aparatos están pensandos" para aficionados al 'fitness' pero que no conseguían atraer al resto del público.

La Southern California University arrojó algo de luz sobre el motivo por el que se abandonaban estos aparatos, incluso cuando se trataba de una terapia. Monitorizó a una serie de pacientes a los que se les había impuesto, como parte de su tratamiento, el uso de un medidor de actividad. Algunos lo abandonaron al cumplir los objetivos, mientras otros lo hicieron por incomodidad (diseño o batería) y otros, simplemente, porque se les olvidaba usarlo. Los encargados de esta prueba aseguraban que "los incentivos" son una parte fundamental a la hora de determinar si estos aparatos acaban acumulando polvo en el cajón o siguen siendo útiles.

El bizcocho subirá pero poco

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(Reuters)

Por mucho que prometa inflarse el pastel en los próximos años (IDC calcula que en 2021 las ventas sean de más de 220 millones. Las de móviles, en 2016, fueron de 1.495 millones), lo cierto que el bizcocho a repartir es y será escaso. Apple y Xiaomi dominan con mano de hierro (con casi la mitad del mercado). Huawei asoma timidamente y Samsung, depende la estadística que consultes también. Garmin y Fitbit (que fagocitó, talonario mediante, Pebble) se colocan en el top cinco del mercado. Son los únicos representantes que se dedican únicamente a las disciplinas deportivas. Sin embargo, casi todos los analistas coinciden en que también han perdido terreno.

Las grandes marcas han incorporado a otros de sus dispositivos funcione para controlar la actividad física. Apple ha añadido varios modos de monitorización de deporte y Samsung, uno de los que más está empujando, ha creado una edición orientada al deporte de su reloj que ha llegado acompañado de un monitor de actividad, que tiene más de reloj que de otra cosa. Unos dispositivos respaldados por Speedo, que ha creado una 'app' para monitorizar la natación.

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(Reuters)

Las perspectivas para lo que viene no parecen mejores. Tanto que la firma de análisis especializada eMarketer sostiene que los altavoces inteligentes al menos en EE UU -uno de los mercados de referencia- van a superar a la tecnología vestible como regalo tecnológico favorito para este año.

En 2015 esta firma de análisis -en línea con el entusiasmo general del mercado- estimó un crecimiento para 2016 del sector de 'wearables' del 60%... Ni al palo. Finalmente creció un 24,7%. Ahora se atreven a profetizar un triste crecimiento del 11,9% el próximo año. En 2019, sostienen, la caída no cesará. El porcentaje de avance se resolverá con un sólo dígito.

Si crecen, será de la mano de los relojes

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(Reuters)

"Aunque los monitores de salud y fitness son los que dominan el mercado -principalmente los de bajo coste como la MiBand de Xiaomi-, cualquier crecimiento que veamos en los usuarios de 'wearables' vendrán de nuevos usuarios de relojes inteligente. A pesar de todo, no hemos visto ningún dispositivo que se haya convertido en un imprescindible. Hasta que eso no ocurra, todo avance será muy conservador".

Una extraña conjugación entre precio, falta de utilidad para el público general y canibalismo con las funciones presentes en móviles y 'apps' (te miden pasos perfectamente y otras variables) y en smartwatches han hecho que las pulseras deportivas empiecen a quedar, salvo honrosas excepciones, en tierra de nadie o para un público muy concreto. No hay que olvidar a otros ilustres caídos del sector como Jawbone o Tom Tom, que ha dejado de fabricar relojes con GPS y bandas para monitorizar la actividad.

Hace unos días le regalé a una amiga una Mi Band 2, la pulsera de actividad de Xiaomi, a ver si se mete en la cabeza eso de salir a andar y trotar un poco todos los días. El pasado jueves su novió se me acercó y me dijo: "Oye, menudo regalazo que te has marcado. Nos ha venido genial". Sorprendido, pregunté. "¿Lo está utilizando mucho?". Su respuesta fue inmediata. "¡Qué va! Lo que pasa es que ahora me coge siempre el teléfono, como le vibra la muñeca y tal", dijo en plan cachondeo. Tajante. Y muy clarificador. Los 'wearables' ni se venden (o muy poco) ni se usan como todos esperamos.

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