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Una Fitbit de catorce quilates: el zaragozano que quiere convertir los 'wearables' en joyas
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Una Fitbit de catorce quilates: el zaragozano que quiere convertir los 'wearables' en joyas

Carlos Martín ha cambiado España por los polos tecnológicos más importantes del planeta para hacer realidad su proyecto: embellecer las pulseras de actividad deportivas.

Foto: El brazalete creado por Carlos Martín se coloca sobre las pulseras de actividad para cambiar totalmente su apariencia (Foto: The Bellafit)
El brazalete creado por Carlos Martín se coloca sobre las pulseras de actividad para cambiar totalmente su apariencia (Foto: The Bellafit)

Más de 10.000 kilómetros separan Barcelona de Shenzhén, la ciudad del sur de China en la que se encuentran la mayor parte de las fábricas de las que salen los dispositivos electrónicos que usamos en el día a día. Además, desde este punto de Asia hasta la actual meca de la tecnología, Silicon Valley, hay una distancia similar. Precisamente, ese desplazamiento desde Cataluña hasta Estados Unidos pasando por Shenzhén es el que ha llevado a cabo Carlos Martín, el ingeniero español que ahora pretende revolucionar el mundo de los ‘wearables’.

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Todo empezó en 2012, cuando la empresa en la que trabajaba este zaragozano afincado en la Ciudad Condal le ofreció trasladarse a la lejana China. “Querían montar un equipo de ingeniería para el mercado local asiático”, recuerda ahora Martín en declaraciones a Teknautas. Dicho y hecho. Sin embargo, sus planes cambiaron y, si la idea original era estar unos dos años en China, Martín terminó quedándose ocho años en Shenzhén con su familia.

De hecho, desde allí le dio tiempo a cambiar de trabajo y preparar su siguiente desembarco, que poco tenía que ver con España: empezó a trabajar desde el país asiático en la fabricante de electrónica PCH, con sede en San Francisco, y pronto le reclamaron en Estados Unidos. “Me ofrecieron ir allí para llevar toda la experiencia de fabricación de China hasta el lugar en el que hacemos todo el diseño”, explica el ingeniero. “En San Francisco hay mucha ingeniería y allí se hace todo el diseño de producto, pero a veces falta la experiencia, saber cómo hacer que el producto se fabrique”, sentencia.

placeholder El español Carlos Martín cambió Barcelona por Shenzhén y ahora pretende cambiar el mundo de los ‘wearables’ desde Silicon Valley (Foto: Carlos Martín)
El español Carlos Martín cambió Barcelona por Shenzhén y ahora pretende cambiar el mundo de los ‘wearables’ desde Silicon Valley (Foto: Carlos Martín)

Fue precisamente en sus años en Shenzhén donde Martín conoció a Karen Whelan, que hoy es su socia en The Bellafit, el proyecto que aúna tecnología y joyería para cambiar la cara al deportivo mundo de las pulseras de actividad. Para ello, han creado distintos modelos de unas singulares piezas cuyo objetivo es embellecer los ‘wearables’ creados por Fitbit y otros fabricantes.

“Karen recibió un Garmin hace dos años porque hace bastante deporte, pero no le gustaba cómo le quedaba si iba de fiesta o si quedaba con sus amigas”, desmenuza Martín a la hora de explicar los orígenes de la compañía que ha fundado junto a Whelan. “Empezamos a trabajar en aquel producto y de ahí surgió The Bellafit”, rememora.

Para aquella idea que surgió a raíz de una necesidad (poder llevar la pulsera de actividad durante las 24 horas de los 7 días de la semana sin que desentone mucho del resto de la ropa), Martín y Whelan pusieron en marcha una primera campaña de ‘crowdfunding’ a través de Kickstarter que terminó en rotundo éxito: gracias a ella, recaudaron más de 16.000 dólares (cerca de 14.000 euros al cambio actual), y The Bellafit cuenta ya con más de 200 pedidos. Pero lejos de quedarse ahí, los creadores de la compañía ahora prueban también suerte en Indiegogo para ampliar ese número de encargos de este primer producto.

¿Qué es?

Con el fin de embellecer las pulseras de actividad, Martín y Whelan han diseñado un brazalete metálico que se coloca sobre el ‘wearable’ en cuestión y que, de hecho, es compatible con los principales dispositivos del mercado: Fitbit, Xiaomi, Garmin, Sony… Actualmente, The Bellafit es compatible con 23 pulseras distintas gracias a tres modelos disponibles en dos tamaños diferentes.

De oro de 14 quilates y en tres colores (oro, oro rosado y plateado), The Bellafit camufla por completo la pulsera de actividad que llevemos en la muñeca, sin taparla. Simplemente, parece una suerte de armazón que, a la hora de la verdad, lo que hace es cambiar por completo el diseño original del dispositivo en cuestión (en la mayoría de los casos, pensado casi en exclusiva para salir a hacer deporte). “No cubre el ‘tracker’, sino que lo realza”, resume su creador.

“Nuestra prioridad es lanzarlo y enviárselo a los que contribuyeron en las campañas de ‘crowdfunding’”, explica Martín, que señala que su principal objetivo es que en el próximo mes de octubre se puedan comenzar los envíos y poner a la venta el producto en su propia página web.

placeholder  El objetivo de la empresa es que los primeros brazaletes estén disponibles en octubre (Foto: The Bellafit)
El objetivo de la empresa es que los primeros brazaletes estén disponibles en octubre (Foto: The Bellafit)

A partir de ahí, los creadores de The Bellafit ya se están planteando qué otros productos pueden crear uniendo moda, tecnología y personalización, una 'Santísima Trinidad' que, según el propio Martín, es una tendencia a la orden del día. “La idea es tener productos tecnológicos que quieras llevar”, plantea. Así, el padre de The Bellafit vaticina por dónde podrían ir los tiros del segundo producto de esta ‘startup’: cargadores externos, productos en los que se puedan usar cuero o telas… “Embellecer un poco la tecnología”, sentencia el ingeniero.

Por ahora, el primer producto de la compañía, ese brazalete que pretende acicalar las poco estéticas pulseras de actividad, está disponible a través de Indiegogo por 75 dólares, algo más de 60 euros al cambio actual. Más allá de carcasas o fundas para los ‘wearables’, esta pieza de joyería creada por un español que vive a caballo entre Silicon Valley y Shenzhén puede ser el producto definitivo para hacer de la personalización todo un arte.

Más de 10.000 kilómetros separan Barcelona de Shenzhén, la ciudad del sur de China en la que se encuentran la mayor parte de las fábricas de las que salen los dispositivos electrónicos que usamos en el día a día. Además, desde este punto de Asia hasta la actual meca de la tecnología, Silicon Valley, hay una distancia similar. Precisamente, ese desplazamiento desde Cataluña hasta Estados Unidos pasando por Shenzhén es el que ha llevado a cabo Carlos Martín, el ingeniero español que ahora pretende revolucionar el mundo de los ‘wearables’.

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