Lo que debes tener en cuenta para ahorrar si compras tecnología en otro país

Las vacaciones son para relajarse, descubrir nuevos lugares y, según el destino, hacerse con unas buenas compras. Si eres un amante de la tecnología, conseguir chollos tecnológicos fuera de España es posible, sobre todo si viajas a lugares muy concretos, como Estados Unidos o Japón.

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Sin embargo, una vez nos hagamos con esas grandes gangas queda hacerlas entrar en España, un momento crítico por la siempre temida aduana. Y no es lo único: los voltajes de las baterías y las ranuras de los enchufes pueden ser diferentes según los países, por no hablar de nuestra sorpresa al buscar determinados caracteres en un teclado extranjero. Hay una serie de trucos para evitar todos estos sustos y que el ahorro merezca la pena.

Aprovechando el buen momento del euro, resulta atractiva la idea de dejar un hueco en la maleta para hacerse con un ‘gadget’. En Japón y Estados Unidos es donde se encuentran algunas de estas gangas, pero también en China o en Corea del Sur. Cada tecnología tiene precios diferentes según el país. Así, hace unos meses, los iPhone más baratos se encontraban en Japón: 590 euros el iPhone 7, cuando en Amazon o en Fnac son un poco más caros.

Sin embargo, Estados Unidos es el paraíso para quienes desean hacerse con un producto Apple a precio reducido; si eres fan de la marca, visita sus Apple Stores cuando hagas una visita y compara precios: quizá puedas hacerte con un pequeño dispositivo por una diferencia lo suficientemente sustanciosa. Por otra parte, en Japón se venden multitud de cámaras fotográficas a buen precio, por no hablar del edén de los videojuegos que puedes encontrar en muchas ciudades, aunque el barrio de Akihabara, en Tokio, se lleva la palma.

Voltajes y adaptadores

A la hora de adquirir un producto que necesita cargarse, has de tener en cuenta que la corriente eléctrica no funciona con el mismo voltaje en España que en otros países. Así, cuando conectemos nuestro portátil a su flamante cargador, podemos llevarnos un susto sin saber muy bien lo que ha pasado. La frecuencia, que se mide en herzios, también es un factor a tener en cuenta.

El estándar norteamericano se encuentra en los 120 voltios y 60 herzios; el europeo, entre 220 y 240 voltios y 50 herzios. En Japón es mucho más bajo: 100 voltios y 50 o 60 herzios. Hay aparatos que se pueden usar con varios voltajes y que, por lo tanto, no necesitan un transformador, pero deberás comprobarlo en las instrucciones del fabricante.

Para ello, en la tienda podemos indicar a qué país llevamos el dispositivo, con el fin de que nos indiquen si hay que hacer cambios o buscar un transformador para el cargador. A este respecto, quizá también necesitemos un adaptador para conectar la clavija del cargador a nuestra toma de corriente eléctrica. Esto tiene fácil solución, pues en cualquier ferretería de barrio o tienda de electrónica podemos adquirir esos adaptadores. En Japón es común la de dos ranuras verticales y perpendiculares, llamada de tipo A, pero también hay una B que cuenta con una tercera pieza.

Lo mismo pasa con las redes 3G y 4G. Estas funcionan con protocolos diferentes en algunos países. En general, en el caso de los iPhone suele haber correspondencia entre el 4G de Estados Unidos y el nuestro. Otro aspecto que hay que comprobar es si su red funciona con nuestra GSM. De nuevo, en el libro de instrucciones del ‘smartphone’ vendrá toda la información al respecto. En el caso de los teléfonos Android puede que suceda lo mismo: que la conectividad no cumpla los estándares europeos. Esto tiene más probabilidades de suceder con alguna de las marcas chinas ‘low cost’ menos conocidas. Por ello, es mejor informarse antes de realizar la adquisición.

A la hora de adquirir un teléfono móvil, comprueba también que las instrucciones vengan en un idioma legible para ti, por si tienes que hacer cambios en la configuración a la hora de usarlo. Quizá hables inglés, pero el chino o el coreano son menos comunes. Por tanto, cerciórate antes de volver a casa. Lo mismo sucede con el resto de tecnologías: no estará de más comprobar si las opciones de configuración, ajustes y otras secciones de los menús vienen en un idioma que entendamos. Esto tiene especial relevancia en la tecnología japonesa, pues algunos de sus productos solo vienen en el idioma oficial del país.

¿Cuál es la garantía?

También hay que informarse de la garantía en cada una de las compras que hagamos. Si el fabricante tiene alguna especie de delegación u oficina en nuestro país, mejor que mejor, ya que así esta nos podrá ayudar con dudas o a reparar nuestro dispositivo sin necesidad de mandarlo al lugar de origen. También, al contar con oficina en España, si tenemos que poner alguna reclamación o pedir ayuda a los órganos de consumo las gestiones se agilizarán.

Hemos de pedir el tique con el sello de la tienda, nuestra garantía (nunca mejor dicho) a la hora de ejercer nuestros derechos

Por si acaso, prueba lo que has comprado antes de salir del país y, a la hora de guardarlo en la maleta, protégelo bien con papeles, prendas de vestir u otros elementos capaces de absorber golpes para que llegue sano y salvo a casa. O, por lo menos, pide en la tienda que te abran la caja para comprobar lo que te estás llevando.

En caso de que el fabricante no tenga oficina en España, hay que preguntar por el periodo para reclamar fallos o roturas. Junto a ello, hemos de pedir el tique con el sello de la tienda, nuestra garantía (nunca mejor dicho) a la hora de ejercer nuestros derechos como consumidores; incluso, nos puede servir para pasar los trámites de aduana. En Estados Unidos, muchas marcas de ordenadores portátiles ofrecen garantía internacional.

La temida aduana

Llega el temido momento en que podríamos tener que abrir nuestras maletas en la aduana. Si hemos comprado la tecnología en otro país de la Unión Europea (por ejemplo, en Reino Unido), no necesitaremos pagar otro impuesto. Cuando salimos de los Veintiocho, la cosa se complica. Según recoge la web de AENA, la Agencia Tributaria fija en 430 euros el límite para no pagar impuestos (150 euros en el caso de menores de 15 años). Son considerados bienes personales o para regalo; por tanto, si tienes en la maleta diez ‘smartphones’ igual no cuela que vas a repartirlos como obsequio a todos los miembros de tu familia.

En algunos países es posible reclamar el IVA de los objetos comprados en las aduanas. Es una política para turistas no residentes. Por ello, guarda todas las facturas cuando hagas una adquisición y preséntalas en el mostrador correspondiente antes de que tu vuelo de regreso parta. Quizá tengas que rellenar algún formulario, así que observa con cuidado lo que estás escribiendo y aclara tus dudas si es necesario.

También puedes adquirir la tecnología en los ‘duty free’. En este caso, no tires los tiques u otros recibos que te den y guárdalos hasta que llegues a casa, por si te preguntan al llegar al destino.

Por otra parte, cuando salimos de España y si tenemos pensado sacar más de 10.000 euros en efectivo con el fin de cambiarlos a la divisa local en el lugar de destino, tenemos que declarar esa abultada cantidad de dinero. Lo haremos rellenando el formulario S-1 antes de salir del aeropuerto. Más vale curarse en salud.

Además, debemos tener en cuenta las limitaciones de cada país a la hora de transportar dispositivos electrónicos en cabina. Quizá no nos quede otra que guardar tabletas, portátiles u otros grandes aparatos en nuestra maleta y facturarla. Si no, puede que tengamos que quedarnos en tierra o desprendernos de ellos, y eso sí que nos fastidiaría nuestras vacaciones cuando estamos en pleno colofón.