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'Nanopolvo': descubren una forma sencilla y barata para reutilizar chatarra electrónica
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un problema de contaminación en aumento

'Nanopolvo': descubren una forma sencilla y barata para reutilizar chatarra electrónica

Machacando los circuitos se obtienen metales y polímeros, sin necesidad de generar nuevos residuos y contaminar el medioambiente

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El viejo ordenador con Windows 95, el ratón de bola que hace años dejó de funcionar, aquel móvil ‘tonto’ que ahora parece un ladrillo... Son muchos los objetos tecnológicos que han pasado por nuestras vidas. Sea por culpa de la obsolescencia programada, por necesidad o por cambio de gustos, van pasando por nuestras vidas muchísimos dispositivos electrónicos, con sus componentes difíciles de reciclar. En África y Asia hay vertederos elevados a la categoría de ciudad, un verdadero problema social y medioambiental.

Foto: (Foto: Reuters)

Para más inri, los componentes que se reciclan se tratan con químicos que hacen daño al medio ambiente. Quemarlos tampoco es una buena solución. Hay que encontrar alguna alternativa a un problema que también es económico. Y puede que ya exista: un grupo de científicos propone reducirlos a polvo.

Chandra Sekhar Tiwary es uno de ellos. Investigador de la Universidad de Rice y el Instituto de Ciencias de India (en Bangalore), el método que defienden él y sus colegas usa una máquina trituradora que, a baja temperatura (es decir, sin generar el calor que podría haber en una incineradora), separa los diferentes elementos. El polvo que se obtiene es, además, muy fácil de reutilizar.

Cada seis meses la tecnología cambia”, recuerda Tiwary en conversación telefónica con Teknautas. “Cada año llegan nuevas tecnologías y todos quieren tenerlas”. Como consecuencia de esta constante actualización, cada vez se generan más residuos tecnológicos. “Tenemos que resolverlo para no dañar el medioambiente”, advierte. “Y ser respetuoso con el medioambiente significa no generar otros riesgos”. Su intención es que la basura generada no vaya a vertederos, sino que se convierta en nuevos materiales fáciles de reutilizar.

Los miembros de este equipo calculan que la basura electrónica crecerá un 33 % en cuatro años y que, para 2030, llegará a los 1.000 millones de toneladas. Del 80 al 85 % de chatarra electrónica termina en una incineradora o un vertedero. Reciclar esta basura es un quebradero de cabeza para muchos. Por ejemplo, las placas con circuitos integrados tienen un gran número de componentes que se pueden separar y aprovechar para otros usos. Para obtenerlos, se queman o se usan químicos que, lamentablemente, también dejan un rastro tóxico.

De acuerdo a un informe del E-Waste Monitor de la Universidad de Naciones Unidas, la chatarra electrónica es “un reto global” no solo por su incremento, sino también por su tratamiento y prevención, que requiere la participación de agentes diversos (Gobiernos, organizaciones de la sociedad civil…) para abordarlo como una cuestión internacional. Según estimaciones de la institución, cada año se generan en el mundo 48,1 millones de toneladas de basura electrónica y solo 6,5 se recogen de manera oficial. En 2014, el valor de este tipo de desperdicios se cifraba en 48.000 millones de euros.

“El proceso es muy simple y muy fácil”, explica Tiwery. El método que proponen estos científicos separa los elementos de las placas en el interior de una especie de contenedor y a muy baja temperatura, con el fin de obtener nanopartículas de tres componentes: polímeros, metales y óxidos. Estas nanopartículas se pueden usar como material para nuevos productos. Para mantener esas bajas temperaturas, dentro del recipiente circula nitrógeno líquido que mantiene la estructura a unos -119 grados Celsius.

La basura se machaca hasta convertirla en nanopolvo del que obtener los tres componentes citados. El que se haga a bajas temperaturas no es casualidad: según los científicos, los materiales fríos son más fáciles de romper para que se pulvericen. La razón por la que se manejan mejor es que, al estar a tan bajas temperaturas, no tienden a mezclarse (y a contaminarse los unos a los otros). En cambio, si se calientan, hay más probabilidades de que los materiales terminen unidos y pierdan sus cualidades puras.

Las primeras pruebas las hicieron con placas de ratones de ordenador. Una vez triturados con una bola de acero y también bajo la presión de gas argón, se obtuvieron primero los metales y luego los óxidos, en unas partículas con un ancho ínfimo, entre 20 y 100 nanómetros. El proceso puede llevar unas tres horas. Tras ellas, el polvo se lava en agua para separar los componentes.

Levantando el proyecto piloto

“Estamos buscando a personas que vengan a ayudarnos a levantar una planta piloto”, cuenta Tiwery, que ve en ella el germen de una organización dedicada a esta particular forma de reciclaje. Para ello, y con el fin de hacer frente a una mayor cantidad de basura, la idea es que se construyan trituradoras de los materiales más grandes.

De la chatarra electrónica se pueden obtener tres componentes: metales, óxidos y polímeros. “Los metales los podemos usar en aplicaciones metálicas: pintura, cualquier sistema electrónico que quieras usar…” Por otro lado, los polímeros y óxidos se pueden usar para reforzar elementos estructurales.

La práctica del pulverizado para obtener partículas de metales es algo que ya tiene cierta historia. La empresa vasca Metallied empezó a hacerlo en 2007. Dichas partículas se pueden usar en la fabricación de piezas metálicas o vender aparte como polvo para que cada cliente las use como crea conveniente. También, traspasarlas a fluidos para aplicar metales en superficies.

Por otra parte, el nitrógeno y el argón se usan en otros procesos para enfriar y machacar. Por ejemplo, en la crioterapia, que en tratamientos contra el cáncer sirve para destruir tejido maligno. La crioterapia también se usa en tratamientos estéticos, con mayor polémica.

Si las plantas de nanopartículas que estos investigadores quieren desarrollar llegan a buen puerto, los vertederos o la quema y uso de productos químicos para recuperar metales pueden convertirse en cosa del pasado.

El viejo ordenador con Windows 95, el ratón de bola que hace años dejó de funcionar, aquel móvil ‘tonto’ que ahora parece un ladrillo... Son muchos los objetos tecnológicos que han pasado por nuestras vidas. Sea por culpa de la obsolescencia programada, por necesidad o por cambio de gustos, van pasando por nuestras vidas muchísimos dispositivos electrónicos, con sus componentes difíciles de reciclar. En África y Asia hay vertederos elevados a la categoría de ciudad, un verdadero problema social y medioambiental.

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