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El misterio de la 'megaestructura alienígena' que desconcierta a los científicos
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su brillo ha vuelto a disminuir esta semana

El misterio de la 'megaestructura alienígena' que desconcierta a los científicos

Una estrella que disminuye drásticamente su brillo durante periodos irregulares de tiempo ... ¿Alguien ha dicho aliens?

Foto: Ilustración de una supuesta esfera de Dyson
Ilustración de una supuesta esfera de Dyson

En octubre de 2015, los científicos que operan el telescopio espacial Kepler comenzaron a comentar, entre susurros y codazos, que aquello no podía ser lo que parecía. Porque parecía como si algo (¿una enorme estructura de construcción alienígena, quizá?) estuviese bloqueando parte de la luz de una estrella lejana. Concretamente, hasta el 20% de su luz, lo cual es mucho para un planeta.

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Durante cuatro años, el telescopio se dedicó a observar la misma porción de cielo, esperando captar cómo cada estrella se oscurecía momentáneamente, lo cual indicaría el paso de un exoplaneta por delante. Más de 150.000 estrellas estaban en su punto de mira, pero una llamó especialmente la atención de los astrónomos aficionados que estaban ayudando a los científicos a analizar los datos: la estrella KIC 8462852, situada a 1.480 años luz.

Cuando un exoplaneta pasa por delante de una estrella, la estrella ve atenuado su brillo durante unas horas o unos días, y de forma periódica. Pero KIC 8462852 no encaja en este patrón: su brillo disminuye hasta un 20% y se queda en ese estado entre 5 y 80 días. ¿Qué podía causar esas fluctuaciones tan anómalas?

El primer motivo razonable era un fallo en los datos o un desajuste en el telescopio, algo que los investigadores descartaron unos días después. Algo estaba bloqueando la luz, pero no era un planeta y la estrella era demasiado vieja como para estar rodeada por los anillos de polvo y escombros espaciales que tienden a formarse alredador de las estrellas más jóvenes.

Vuelve a caer su brillo otro 3%

Los astrónomos han permanecido atentos desde las primeras señales, esperando a que las titilaciones de la estrella ocurriesen de nuevo, para recoger más datos que permitiesen desentrañar el misterio. Algo que parece haber ocurrido por fin este pasado fin de semana. El Observatorio Fairborn de Arizona ha confirmado una reuducción del brillo de un 3%, algo que no parece muy importante hasta tener en cuenta que un planeta del tamaño de Júpiter bloquea solo un 1% de la luz de una estrella. Los investigadores han hecho un llamamiento para que tanto astrónomos aficionados como otros grandes observatorios apunten hacia allí sus telescopios y traten de recopilar más datos.

En concreto, quieren saber cómo son las señales que llegan de la estrella, llamada también Tabby's Star o Estrella de Tabby en honor a la astrónoma Tabetha Boyajian, en distintas longitudes de onda, porque cada material bloquea unas longitudes y deja pasar otras, así que esos datos servirían para identificar lo que sea que causa que parte de su radiación no nos llegue o nos llegue reducida en distintos momentos.

Si lo que bloquea la luz es polvo, los datos deberían mostrar subidas en la luz azul y en la ultravioleta. Si hay objetos orbitando en torno a la estrella, como una familia de cometas, los equipos deberían captar el calor que irradien estos objetos. Si efectivamente es una superestructura alien, o algún tipo de proceso interno de la estrella, todas las longitudes de onda deberían alcanzarnos de forma igualada. Los responsables de la investigación dudan que el misterio se vaya a resolver definitivamente de forma inmediata, pero esperan obtener más pistas que permitan ir acotando la respuesta.

¿Qué es eso de una megaestructura alien?

Como siempre que no tenemos una respuesta inmediata para un nuevo fenómeno espacial, la teoría de que este tenga que ver con una civilización alienígena prende en la imaginación de todo el mundo hasta que los científicos, esos recalcitrantes aguafiestas, nos explican que al final, de extraterrestres nada. Claro que, en este caso, ni ellos parecían tenerlo del todo claro.

"Los aliens debería ser siempre la última hipótesis a considerada", explicaba Jason Wright, astrónomo de la universidad Penn State, a The Athlantic cuando se anunció el extraño descubrimiento, "pero es que esto parece algo que construiría una civilización extraterrestre".

Es una idea habitual que podríamos encontrar a esas civilizaciones precisamente por su tecnología. La idea es que a medida que las civilizaciones se hacen más y más avanzadas, necesitarán más energía para impulsar sus formas de vida hipertecnológicas. Quizá por eso, podrían situares recolectores de energía solar alrededor de una estrella, completando su órbita hasta que parte o toda su luz quede bloqueada. Estas hipotéticas estructuras reciben el nombre de esferas de Dyson.

Ya... ¿Y si no son aliens?

A todos los que desearían de corazón que fuesen aliens por la emoción de descubrir otras formas de vida, pero mantienen la cabeza escéptica porque ya hemos oído lo de los aliens más veces para luego llevarnos un chasco les gustará saber que existen otras posibles explicaciones que los científicos han tenido en cuenta para dar respuesta al misterio.

La primera de ellas era la posibilidad de que un agujero negro estuviese tragándose la luz de la estrella, posibilidad que ya quedó descartada. Si un agujero negro se encontrase en las cercanías de KIC 8462852 haría tambalearse a la estrella, algo que sería perfectamente observable desde la Tierra, y no está ocurriendo. Además, de ser así se estarían emitiendo potentes rayos de luz y rayos X, y eso no es lo que los astrónomos están viendo.

Otra posibilidad analizada es que los bajones el brillo se deban a manchas solares, como las que a veces aparecen en nuestro Sol y que causan una disminución en su brillo. Pero esas disminuciones se miden en un porcentaje de unas pocas décimas. Para alcanzar una reducción del brillo del 20%, esas manchas tendrían que ser entre 10 y 100 veces mayores de lo que se ha podido observar en ninguna estrella hasta ahora. Aunque no imposible, esta explicación parece poco probable.

La teoría de que una familia de grandes cometas se encuentre atascada en la órbita de la estrella y bloquee su luz de forma irregular es otra de las posibles explicaciones. Eso sí, si ese es el motivo, deben orbitar bastante lejos de la estrella o los equipos de los astrónomos podrían captar el calor que deberían desprender, y no es así. Los científicos también consideran esta explicación poco probable.

La última, y más probable

En enero de este año, científicos de la Universidad de Columbia y la Universidad de California Berkeley publicaban una nueva posible explicación. Sugerían que el extraño parpadeo de la estrella podía ser el resultado de un planeta que hubiese consumido en algún momento del pasado, resultando en una enorme explosión de brillo del que la estrella se está ahora recuperando. Los restos de ese planeta podrían estar pasando ahora ante la estrella, causando las caídas ocasionales en su brillo.

Para llegar a esta conclusión, revisaron los datos iniciales captados por el Kepler en los que se reflejaban unas reducciones del 15 y el 22% del brillo, y tuvieron también en cuenta todos los datos posteriores y el comportamiento a medio plazo de la estrella. Comprobaron que entre 1890 y 1989 el brillo de la estrella se había reducido un 14%, y luego se había reducido un 3% en los cuatro años que el telescopio había seguido a la estrella de forma continua.

Los científicos calcularon que la estrella probablemente habría engullido un planeta (o varios), hace aproximadamente 10.000 años, lo que habría provocado un aumento temporal de su brillo, del que ahora se estaría recuperando, lo cual explicaría los cambios en el largo plazo. Después, determinaron que las reducciones ocurridas varias veces en los últimos años podrían deberse a los restos de este planeta (o planetas) pasando por delante de la estrella.

Según sus conclusiones, pudo tratarse de un solo planeta del tamaño de Júpiter, o de un gran número de objetos más pequeños. Esta segunda posibilidad es más tentadora, ya que un gran número de objetos habría generado un campo de escombros espaciales que sería consistente con las disminuciones de brillo observados en los últimos años.

En octubre de 2015, los científicos que operan el telescopio espacial Kepler comenzaron a comentar, entre susurros y codazos, que aquello no podía ser lo que parecía. Porque parecía como si algo (¿una enorme estructura de construcción alienígena, quizá?) estuviese bloqueando parte de la luz de una estrella lejana. Concretamente, hasta el 20% de su luz, lo cual es mucho para un planeta.

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