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Del sol al movimiento: formas de cargar tu 'smartphone' que ni siquiera imaginabas
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cuando no puedes esperar a encontrar un enchufe

Del sol al movimiento: formas de cargar tu 'smartphone' que ni siquiera imaginabas

La luz del sol, la fuerza de nuestros brazos o el giro de las ruedas de una bicicleta: son varias las opciones que permiten cargar un móvil sin necesidad de enchufarlo

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El ‘smarphone’ ya se ha convertido en una herramienta fundamental en casi cualquier ámbito de nuestra vida, desde el ocio al trabajo. Pasamos de media algo más de cuatro horas mirando su pantalla, le echamos un vistazo antes de acostarnos y lo consultamos de buena mañana, como si se tratara de un hábito tan necesario como vestirnos o lavarnos los dientes.

Foto: (Martin Abegglen)

Ante tales hábitos de consumo, no es de extrañar que las baterías de los dispositivos no puedan seguir el ritmo y se agoten en unas pocas horas. El temor a que el teléfono se apague y, por tanto, nos quedemos incomunicados, se ha convertido en uno de nuestros mayores miedos. Afortunadamente, cada vez existen más opciones para recargar las existencias energéticas de los móviles sin necesidad de enchufarlos a la red y esquivar la temida nomofobia incluso en ausencia de electricidad.

La alternativa más común son las bases o soportes de carga inalámbrica, que proporcionan energía al dispositivo mediante inducción gracias al campo magnético que generan. Pese a que hace unos años el método resultaba bastante lento, el uso de bobinas de materiales más eficientes y de altas frecuencias para transmitir la corriente entre los aparatos lo han convertido en una solución bastante práctica. No obstante, su velocidad de carga aún no puede competir con la de los cargadores tradicionales: pueden necesitar hasta el triple de tiempo para completar el proceso.

A pesar de que algunos móviles como los Samsung Galaxy S7 o los Moto Z de Motorola permiten este tipo de carga, no está disponible en todas los modelos y marcas, aunque existen carcasas y adaptadores que lo hacen compatible con casi cualquier teléfono. Además de poder elegir entre los cargadores distribuidos por los propios fabricantes y otros de firmas como Belkin, existen alternativas tan originales como las que integran algunos muebles de Ikea, que utilizan el estándar Qi para la transferencia de energía eléctrica, lo mismo que la peculiar base con forma de piedra de QiStone+.

Teléfonos al sol

Más allá de estos soportes, existe otro campo en el que también se están desarrollando dispositivos de carga innovadores, esta vez respetuosos con el medio ambiente (al menos en el plano energético). Se trata de cargadores que incorporan placas fotovoltaicas para captar la energía de los rayos solares y transmitirla al móvil a través de una salida USB de cinco voltios de potencia.

El modelo más adecuado en cada caso dependerá de las preferencias y el presupuesto de cada uno, aunque hay ciertas características básicas que es recomendable tener en cuenta. Por una parte, el material con el que esté fabricado el panel determina en gran medida su rendimiento; la mayoría contienen silicio cristalino, aunque el monocristalino es más eficiente. Por otra, la cantidad de energía absorbida por las placas depende de su superficie, así que los dispositivos demasiado pequeños no son de fiar.

El de Yokkao, por ejemplo, es de tamaño reducido, mientras que los de RAVPower y Poweradd son algo más aparatosos, aunque ofrecen una capacidad mayor, por tanto, permite cargar otros dispositivos, como tabletas o incluso portátiles. También existen otras opciones más imaginativas (aunque menos potentes), como la gorra de Solsol, que lleva las placas solares en la visera y es capaz de cargar un ‘smartphone’ en unas cuatro horas si recibe luz solar directa. O el reloj Uvolt Watch, un estiloso ‘wereable’ con paneles fotovoltaicos.

La energía del movimiento

Como habrás podido imaginar, un cargador solar tiene una desventaja evidente: no vale para nada si el día amanece nublado o si es de noche. Pero hay otra fuente de energía que siempre llevamos encima y que no depende de la meteorología ni de la hora. El movimiento del cuerpo humano puede convertirse en electricidad para cargar nuestro teléfono móvil. ¿Cómo? Pues existen distintas opciones, según el tipo de actividad física que sueles practicar.

Por ejemplo, el de SolePower va integrado en una especie de ‘plantillas inteligentes’ que transforman la fuerza de las pisadas en energía a través de una serie de rotores y bobinas. Esta se almacena en unas pequeñas baterías y, una vez cargadas, la suela puede extraerse para transferirla al ‘smartphone’ vía USB.

Y los amantes de las dos ruedas también tienen un producto a su medida: el SpinPOWER S1, que se ensambla en el manillar de las bicicletas, mientras una de sus piezas se coloca sobre la rueda delantera. Así, el sistema convierte la energía cinética del pedaleo en la electricidad necesaria para, al menos, que el teléfono no se descargue demasiado durante un largo viaje.

AMPY, diseñado para corredores, se lleva en el brazo. Y en el caso del SOScharger, no hace falta ser un deportista nato. Este cargador de emergencia lleva una manivela cuyo giro sirve para alimentar al móvil con electricidad.

El futuro: carga a distancia

Pese a los avances que poco a poco vamos observando en el campo de los cargadores inalámbricos, la verdadera revolución parece estar todavía por llegar. La empresa estadounidense Energous ha desarrollado WattUp, una tecnología que permite cargar los aparatos electrónicos a distancia. Según la compañía, su solución, que utiliza ondas de radiofrecuencia, valdría para alimentar hasta cuatro dispositivos simultáneamente colocados en un radio de casi cinco metros.

Desgraciadamente, todavía no existe ningún ‘smartphone’ compatible con el sistema, más que nada porque la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC por sus siglas en inglés) no lo ha aprobado todavía. Hasta Apple ha tenido que renunciar por el momento a ofrecer a sus usuarios la ventaja de recargar la batería sin tener que levantarse del sofá.

Otra empresa, Ossia, ofrece una variante de este ingenio. Ha concebido Cota, un dispositivo que permite cargar el teléfono a través de las ondas del wifi y Bluetooth en un perímetro de hasta 10 metros de radio, aunque solo puede transmitir una potencia de un vatio (aproximadamente una quinta parte de lo que proporciona un cargador tradicional).

Lo cierto es que ninguna de las opciones disponibles ofrece, de momento, la misma potencia ni intensidad de corriente que los cargadores más tradicionales. Quizá en el futuro podamos olvidarnos de los cables (lo que pretenden los inalámbricos) y del enchufe de pared (como pretenden los solares o cinéticos), pero de momento tenemos que seguir recurriendo a alguno de los dos.

El ‘smarphone’ ya se ha convertido en una herramienta fundamental en casi cualquier ámbito de nuestra vida, desde el ocio al trabajo. Pasamos de media algo más de cuatro horas mirando su pantalla, le echamos un vistazo antes de acostarnos y lo consultamos de buena mañana, como si se tratara de un hábito tan necesario como vestirnos o lavarnos los dientes.

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