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¿Corto de memoria? Cómo elegir la tarjeta microSD adecuada para tu ‘smartphone’
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la velocidad de lectura es importante

¿Corto de memoria? Cómo elegir la tarjeta microSD adecuada para tu ‘smartphone’

Elegir una buena tarjeta y eliminar todo aquello que no necesitemos es clave para no tener problemas de almacenamiento

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Los móviles hacen de todo y es imposible no dejarse seducir por sus fotos y aplicaciones. A cambio, el usuario debe pagar un peaje en forma de batería, datos... y espacio. Guardar una tonelada de imágenes y 'apps' en nuestro dispositivo hace que su almacenamiento se resienta, y la primera solución es comprar una tarjeta microSD.

Foto: Kees Schouhamer Immink ha hecho posible tres generaciones de discos digitales

Aunque se trate de un accesorio diminuto, desarrollado en el ya lejano año 2005 por la compañía SanDisk, la compra de una de una tarjeta microSD no es algo que haya que tomar a la ligera: a día de hoy, en el mercado hay mucho donde elegir. Velocidad, precio y capacidad son los principales aspectos a tener en cuenta. Todo ello partiendo de una base: que el móvil tenga ranura para una tarjeta microSD. Modelos como el Samsung Galaxy S6, por desgracia, lo tienen más complicado.

Lo más importante a la hora de comprar una de estas tarjetas es su capacidad. Según este dato, el accesorio se clasifica en tres grupos: microSD para aquellas que ofrecen unos 2 GB de memoria, microSDHC en el caso de las que tienen hasta 32 GB y, por último, microSDXC si su espacio es de hasta 2 TB.

La elección parece sencilla, ya que solo habría que decantarse por la de máxima capacidad (en caso de que se ajuste a nuestro presupuesto). En la práctica, resulta un poco más complicado. Primero debemos comprobar cuál es la capacidad máxima que permite el móvil. Mientras los de gama alta suelen ser perfectamente compatibles con las microSDXC, modelos más antiguos como el Moto G se limitan en los a priori suficientes 32 GB y otros como el Galaxy S7 se quedan a medio camino, soportando hasta 200 GB.

No solo de capacidad viven las tarjetas de almacenamiento para móviles. Otro factor a tener en cuenta es la velocidad a la que son capaces de leer y escribir datos. Para descubrirlo tenemos que fijarnos en la cifra que aparece dentro de un semicírculo. Ese número (2,4, 6, 8 o 10) indica la velocidad mínima (en megas) a la que es capaz de escribir y leer datos.

Si el número aparece dentro de una U, y no en el interior de un semicírculo, quiere decir que estamos ante una clase distinta de tarjeta: UHS-I Clase 1 (U1) y UHS-I Clase 3 (U3), que llegaron de la mano de las microSDXC y que tienen una velocidad mínima de 10 y 30 megas por segundo, respectivamente. Su principal ventaja es que pueden alcanzar picos de más de 100 megas por segundo.

Es imprescindible comprobar ese dato para asegurarnos de que mover archivos, abrirlos o guardarlos en la tarjeta serán procesos suficientemente fluidos.

Por menos de 20 euros

La horquilla de precio por excelencia de las tarjetas microSD de 32 gigas. Si bien la enorme mayoría de las que se encuentran por debajo de este precio tienen esa capacidad, no todas ofrecen la misma velocidad mínima de lectura y escritura, por lo que lo ideal es buscar en el mercado aquellas de clase 10 (o UHS) que cuesten menos de 20 euros.

Es el caso de la SanDisk Ultra, de clase 10 y con picos de hasta 80 megas por segundo de escritura y lectura, o la Samsung Evo, también de clase 10. Ambas se encuentran disponibles ahora mismo por algo menos de 15 euros. Por otro lado, aunque sobrepase por unos euros el límite de esta gama de tarjetas, la Samsung Evo de 64 GB cuesta algo menos de 23 euros, por lo que quizás interese plantearse una inversión ligeramente mayor con la que disfrutar de más espacio.

Por menos de 50 euros

Entrar en esta gama implica dar un gran salto en lo que a espacio se refiere. Además, permite elegir: mientras las tarjetas cercanas a los 20 euros son las que ofrecen 64 GB de espacio (siendo de clase 10, además), las que rondan los 50 euros llegan hasta los 128 GB de almacenamiento.

Sucede con la Toshiba EXCERIA, una UHS-I Clase 3 (U3) que puede superar los 90 Mb por segundo de transferencia por solo 45 euros. Por su parte, las hermanas mayores de las dos tarjetas vistas en el apartado anterior, la SanDisk Ultra y la Samsung Evo, tienen poco que envidiarle: con precios de 30 y 40 euros, respectivamente, estas tarjetas de 128 GB de memoria tienen algo menos de velocidad punta que la de Toshiba, pero se trata de una merma apenas significativa.

Alrededor de los 100 euros

Aunque las tarjetas mencionadas ya cumplen su función de sobra para la enorme mayoría de usuarios, algunos necesitan ir más allá si, por ejemplo, su intención es almacenar vídeos en 4K y hacerlo lo más rápido posible. Precisamente es lo que ofrece la Lexar Professional, una tarjeta de 128 GB que ofrece una velocidad de transferencia con picos de hasta 270 Mb por segundo. Su precio, eso sí, no es apto para todos los bolsillos: algo más de 150 euros en el momento de escribir estas líneas.

No obstante, si lo que se necesita es más y más espacio, no es necesario hacer una inversión tan alta. De hecho, la versión de 200 GB de la SanDisk Ultra cuesta 85 euros, aunque su velocidad de transferencia no pasa de los 90 Mb por segundo. Si te sigue pareciendo poco espacio, el mismo fabricante ofrece un modelo de 256 GB con una velocidad de 95 Mb por segundo que, no obstante, cuesta alrededor de 190 euros.

El plan alternativo

Mientras te decides por una tarjeta en concreto, o si no estás dispuesto a hacer el desembolso que requiere, es posible aligerar un poco la memoria de tu móvil de otras formas. Para empezar, si tu terminal cuenta con Android como sistema operativo, dirígete a la opción “Almacenamiento” en el menú de Ajustes y, una vez ahí, a la opción “Aplicaciones”. Ahí podrás ver cuáles son las ‘apps’ que más espacio ocupan. Si alguna de las más exigentes no la estás utilizando a menudo, ya tienes una firme candidata para abandonar tu móvil. El procedimiento en iOS es muy parecido.

También puedes borrar la caché de las ‘apps’, en caso de que no quieras llegar a eliminarlas pero sí quitar de tu móvil todos esos datos que almacena cada una de ellas y que, al fin y al cabo, te están restando algo de espacio.

Además, siempre tienes la opción de subir todas tus fotografías y vídeos a servicios en la nube como Google Fotos o Dropbox, lo que te permitiría eliminarlas por completo de tu teléfono móvil. Con la galería en blanco, ya tienes espacio más que suficiente para seguir capturando imágenes a diestro y siniestro.

Los móviles hacen de todo y es imposible no dejarse seducir por sus fotos y aplicaciones. A cambio, el usuario debe pagar un peaje en forma de batería, datos... y espacio. Guardar una tonelada de imágenes y 'apps' en nuestro dispositivo hace que su almacenamiento se resienta, y la primera solución es comprar una tarjeta microSD.

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