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La ingeniería que ha evitado (de momento) una inundación catastrófica en California
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las tormentas de este jueves mantienen a todos en tensión

La ingeniería que ha evitado (de momento) una inundación catastrófica en California

El exceso de lluvias y un boquete en el aliviadero principal han puesto en alerta a los habitantes de los alrededores de la presa de Oroville, en California

Foto: La presa de Oroville desaloja agua por su compuerta principal y por su aliviadero primario. El penacho de agua que aparece se debe al agujero en el túnel de hormigón.
La presa de Oroville desaloja agua por su compuerta principal y por su aliviadero primario. El penacho de agua que aparece se debe al agujero en el túnel de hormigón.

200.000 californianos miran con desconfianza al cielo durante estos días. La zona que rodea a la presa de Oroville espera la llegada de tormentas durante la noche de este miércoles (madrugada y mañana de este jueves en España), y si estas resultan muy intensas, puede que tengan que ser evacuados. No sería la primera vez esta semana: el pasado domingo tuvieron que abandonar sus hogares durante más de un día después de que la presa junto a la que viven amenazase con fallar e inundar kilómetros a la redonda.

El problema empezó a finales de la semana pasada con una combinación de intensas lluvias y fallos técnicos. Las primeras causaron una gran subida en el nivel del agua de la presa. Los segundos, impidieron que la presa desaguara con normalidad. Entre los dos la situación de riesgo fue aumentando hasta que las autoridades decidieron que lo más seguro era sacar a todos los habitantes de la zona directamente amenazada por el agua. Sin embargo, hace unas horas volvían a sus casas con la presa en condiciones de resistir las próximas lluvias. ¿Qué ha ocurrido exactamente?

¿Qué le pasa a la presa?

“A la presa como tal no le pasa nada, está perfectamente”, asegura Manuel F. Herrador, profesor de la Escuela de Caminos de la Universidade da Coruña y experto en patología y reparación del hormigón. La presa de Oroville es la más alta del estado de California, alcanzando unos 225 metros de altura. “La presión depende directamente de la altura que tiene el agua de la presa, no de su volumen total, así que la que soporta esta presa es enorme. Y aun así, lleva décadas aguantando como una campeona”, bromea.

El problema han sido los aliviaderos, que son los sistemas que tiene cualquier presa para liberar parte del agua y reducir la presión cuando esta aumenta demasiado. El pasado 7 de febrero, los técnicos de la presa observaron irregularidades en el caudal de agua que desaloja el aliviadero principal, un túnel de hormigón que conduce casi 1 millón y medio de litros agua por segundo hasta el río Feather, a varias decenas de metros bajo la presa.

Vale, entonces ¿qué le pasa a los aliviaderos?

Para determinar el origen de esas irregularidades, los operadores cerraron parcialmente el aliviadero, y descubrieron que parte del hormigón que lo forma ya no estaba ahí. Había aparecido un cráter enorme. No está clara la causa del deterioro, pero lo más probable es que se trate de un problema de erosión a causa de la cavitación. “La cavitación es un fenómeno que ocurre cuando en el agua se forman burbujas y estas explotan contra el hormigón”, explica Herrador. “Son explosiones muy, muy pequeñas, pero hay muchas de ellas y son constantes”.

La erosión en estos casos comienza poco a poco, de forma imperceptible, hasta que alcanza un nivel crítico, se crea una grieta y el agua a base de embestir termina llevándose grandes trozos de hormigón por delante.

Mientras se evaluaban los daños, durante el viernes y el sábado, fuertes tormentas causaron intensas lluvias en la región. Como resultado, el nivel de agua subió varios metros en la presa. Empezaba a ser necesario liberar agua para reducir la presión, y el sistema principal de la presa, donde se encuentran las turbinas, no era suficiente.

¿Es el único aliviadero?

No, no lo es. La presa de Oroville tiene un aliviadero secundario, de los llamados por desborde. “El nombre lo dice todo: se encuentra a una determinada altura, y cuando el agua la alcanza, esta se desborda por encima y así se mantiene el nivel de la presa bajo control”, explica Herrador. Para hacerse una idea, es como ese agujero que se encuentra en el lavabo, bajo el grifo, que sirve para desaguarlo si te dejas el agua corriendo con el tapón puesto y evita que el agua se derrame al suelo e inunde tu casa.

En el caso de la presa, es un muro bajo sobre la ladera de la montaña que comienza a desbordar agua cuanto el nivel del embalse llega a 274 metros. Ante los problemas con el aliviadero principal, los operarios decidieron usar el secundario por primera vez desde que la presa fue construida hace casi 50 años: el agua sobrepasó el aliviadero de emergencia, bajó por la ladera que contiene el embalse y llegó hasta el mismo río Feather.

¿Se solucionó la crisis con esto?

No tan rápido. Este sistema de alivio también tiene sus inconvenientes: como el agua se desliza por la tierra y no sobre una pista canalizada, va erosionando el suelo a su paso, llevándose grava, rocas y cualquier otra cosa que se encuentra a su paso. Esto estaba previsto, y efectivamente ocurrió, pero de una forma más pronunciada de lo que se esperaba: la tierra comenzó a desprenderse y la solidez del muro estaba en peligro. Esto podía llegar a convertirse en un grave problema de seguridad si los niveles de agua seguían altos, el aliviadero seguía siendo necesario y la erosión continuaba avanzando.

Porque ya no había más alternativas. La presa no tiene más sistemas de alivio. Fue entonces cuando se ordenó la evacuación de 180.000 personas que viven en la zona susceptible de inundarse si el agua desborda la presa de forma incontrolada y llega al río.

Por eso, el pasado lunes, se acometieron obras de emergencia para reponer la tierra y rocas erosionadas por el agua desbordada en el aliviadero secundario. También, durante el domingo y el lunes se abrió al máximo la compuerta principal de la presa con el objetivo de desalojar todo el agua posible y hacer descender el agua lo suficiente como para hacer sitio a las lluvias que se esperan para el final de la semana.

Si estaba previsto, ¿por qué no se actuó antes?

La respuesta a esta pregunta todavía no está clara. Según The Sacramento Bee, un periódico local, los ingenieros saben desde hace décadas que si llega el momento de verter el agua de la presa sobre el aliviadero secundario y su colina de tierra y roca, la erosión causada puede ser seria y comprometer la estructura que sostiene el agua, amenazando a las comunidades que viven río abajo.

De 2003 a 2005, tres grupos medioambientales hicieron una propuesta para reforzar este sistema de desagüe de la presa al gobierno federal. El presupuesto que solicitaban era de 100 millones de dólares. La petición no fue atendida. Según los medios locales, un ingeniero consideró que sería una "circunstancia muy rara" tener que utilizar el aliviadero secundario y que, en cualquier caso, "no afectaría al control de la reserva ni pondría en peligro la presa".

¿Sigue habiendo algún riesgo?

Aunque el momento más tenso parece haber pasado y por eso la gente ha podido volver a sus casas, la posibilidad de nuevas lluvias tiene a las autoridades aun en alerta. Seguirán atentos a la erosión de la pendiente por la que baja el agua del aliviadero secundario, que entre el martes y el miércoles fue reforzada contrarreloj, para comprobar que no vuelve a haber peligro de inundaciones. También a que la erosión del aliviadero principal no sigue avanzando y causando más problemas.

“Los fallos en los aliviaderos son habituales. Hay que tener en cuenta la fuerza que tiene el agua que circula por ellos. Por eso son necesarios protocolos de mantenimiento y reparación muy estrictos”, comenta Herrador. En cualquier caso, el ingeniero considera esta historia un buen ejemplo del funcionamiento la ingeniería de presas, “primero por que la redundancia de sistemas de seguridad ha servido para que, más allá del susto, no haya pasado nada, y segundo porque cuando hay una alerta, los sistemas de aviso llegan a todo el mundo”.

200.000 californianos miran con desconfianza al cielo durante estos días. La zona que rodea a la presa de Oroville espera la llegada de tormentas durante la noche de este miércoles (madrugada y mañana de este jueves en España), y si estas resultan muy intensas, puede que tengan que ser evacuados. No sería la primera vez esta semana: el pasado domingo tuvieron que abandonar sus hogares durante más de un día después de que la presa junto a la que viven amenazase con fallar e inundar kilómetros a la redonda.

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