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Probamos Nest, el termostato inteligente de Google que querrás tener en tu casa
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Nest, filial de Google, ya está en España

Probamos Nest, el termostato inteligente de Google que querrás tener en tu casa

Los termostatos inteligentes de Nest, la compañía de Google, acaban de aterrizar en España. Hemos probado a fondo su modelo de tercera generación. ¿Merece la pena?

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Admitámoslo: un termostato es un cacharro aburrido, uno de esos aparatos del hogar al que apenas prestamos atención. Pero un día algo cambió. Fue a partir de 2010, cuando nació Nest, la 'startup' que se propuso reinventar estos dispositivos. Google la compró en 2014 por 3.200 millones de dólares y ahora la compañía acaba de desembarcar en España. Su promesa: hacer inteligente el control de la temperatura. Hemos probado la tercera generación de su termostato y podemos decir que no decepciona.

Foto: Los nuevos contadores inteligentes transmiten información instantánea de nuestro consumo horario. (EFE)

Nest fue fundada en 2010 por el 'padre' del iPod, Tony Fadell, que un buen día decidió hacer fortuna en el mundo de la domótica. Su termostato ha pasado por tres generaciones, la última de ellas es la que podemos encontrar desde hace pocos días en España. Si tu objetivo es ahorrar energía en estos tiempos en los que la factura de la electricidad parece descontrolarse, entonces el termostato Nest es una buena inversión, pues ese es su objetivo principal.

Instalación sencilla (hasta para los manazas)

No hace falta tener un doctorado en ingeniería para instalar este aparato en la pared, créeme. Es una de las cosas que más miedo me daban, ya que no soy un manitas. Pero el equipo desarrollador de Nest se ha apiadado de almas como la mía y ha hecho que comenzar a usar este aparato sea pan comido.

En primer lugar, quitamos el dispositivo que tengamos instalado y nos fijamos en los cables. Es recomendable tomar una foto en ese momento por si en el futuro necesitamos volver a poner el termostato antiguo. Las instrucciones incluyen unas pegatinas para señalar la función de cada cable que insertaremos en nuestro Nest. Después de eso, basta con fijar la ruedecita en la pared (se incluye una burbuja para comprobar que esté recto) y atornillar.

Nest es compatible con casi todos los sistemas de calefacción individuales (calderas de gas, de gasoil, de condensación, bombas de calor...)

El proceso no debería llevarte más de media hora, a no ser que la cosa se te dé francamente mal. Todo lo que necesitas se incluye en la caja: tornillos, guía de instalación e incluso un panel para ocultar agujeros del termostato anterior. Eso sí, aviso (por experiencia propia) que sería un fastidio tener que ponerlo para tapar los desperfectos porque arruina la apariencia de Nest, así que si sabes tapar agujeros, punto extra.

Una vez colocado, seleccionamos el tipo de vivienda (casa, apartamento, negocio), conectamos el wifi y hacemos un test rápido. Nest es compatible con casi todos los sistemas de calefacción individuales (calderas de gas, de gasoil, de condensación, bombas de calor, calefacción por suelo radiante, sistemas OpenTherm...).

Nada más verlo instalado en la pared pensarás: "Jamás me había fijado en el termostato de mi casa, pero ahora no puedo dejar de mirarlo". El Nest da un toque moderno a tu hogar, resalta en la pared y queda genial. La tercera generación está disponible en cuatro colores: metálico, blanco, negro y cobre, perfecto para combinarlo con el estilo de cualquier habitación. En mi caso, escogí el modelo metálico, que va bien con las paredes blancas y le da un toque futurista al salón de mi casa.

Este modelo presenta una pantalla más grande que los anteriores (2,1 pulgadas), pero es más refinada y tiene un mayor brillo (se nota porque se ve bien desde cualquier rincón de la habitación). No sobresale descaradamente de la pared, tal y como ocurría con modelos anteriores. La pantalla se enciende cuando nos ponemos delante y nos muestra información como la temperatura, el clima y la hora. Contiene un sensor que es capaz de reconocer si la luz del sol le está dando directamente para no descontrolar la temperatura en el hogar.

Nest se tiñe de color negro cuando no está funcionando, azul cuando usamos el aire acondicionado y naranja si usamos la calefacción

Navegar por su menú forma parte del encanto de la experiencia, ya que el anillo exterior nos permite fijar la temperatura rápidamente y revisar los ajustes. Presionando el anillo, confirmaremos la opción. Este es uno de los problemas que resuelve Nest: mi antiguo termostato tenía siete botones y tardé meses en averiguar cómo programarlo. El único inconveniente es introducir la contraseña wifi mediante este sistema de navegación. Se hace un poco pesado, pero solo hay que hacerlo una vez.

La interfaz es totalmente intuitiva. Se teñirá de color negro cuando el termostato no esté funcionando, azul cuando estemos usando el aire acondicionado y naranja cuando utilicemos el aire caliente o la calefacción. Podemos ajustar la temperatura desde la aplicación oficial para iOS, Android o desde el navegador, con nuestra cuenta de acceso a Nest.

Adiós a levantarnos con frío por la mañana

Programar un termostato normal es todo un enredo. Con Nest ocurre todo lo contrario. Tras varios días configurándolo a 21 grados a las 7:00 para ir calentando la casa, aprendió que esa era mi hora de levantarme y me daba los buenos días activando el aire caliente en la casa y animándome a madrugar. ¿Sabéis cuántas veces he tenido que volver a casa porque se me había olvidado apagar el maldito termostato? Con Nest, uno ya no se preocupa de esas cosas, porque detecta cuándo nos vamos y apaga el aire. Además, la aplicación te ayuda a controlar la temperatura del hogar desde cualquier parte.

Un problema de las anteriores generaciones es que sus sensores no eran capaces de reconocer correctamente si nos encontrábamos en casa o no, por lo que la temperatura se descontrolaba. Ahora todo funciona a través del 'smartphone', que es el que dicta a Nest dónde estamos. Para ello, tendremos que dar permiso a Google para usar nuestra localización en todo momento.

El 'software' incluye una hoja verde que nos muestra si estamos ahorrando en energía. El sistema se adapta para reducir el consumo de kilovatios, algo que podemos comprobar en los informes estadísticos que ofrece. Cada día veremos cuánto hemos consumido y comenzaremos a ver cómo, poco a poco, ahorramos algo más. Es algo que me costó trabajo comprobar en mi factura a lo largo del tiempo, porque con las subidas y bajadas de precio es difícil calcularlo exactamente. Pero de lo que sí estoy seguro es de haber ahorrado al poder apagarlo a distancia en caso de que me lo dejara encendido y estuviera de viaje.

El termostato se combina a la perfección con otros productos de la compañía, como la cámara de seguridad y los sensores de humo (aunque este último aún no está a la venta en España). Desde la web de Nest, podemos controlar todos estos elementos con comodidad (aunque, desafortunadamente, tras la adquisición de Google, hay algún que otro recorte de servicios en la cámara de seguridad). También podemos controlarlo por voz con Alexa, el asistente de Amazon, y Google Home. Funciona con comandos de IFTTT y otros productos de domótica como los enchufes WeMo y luces LIFX. Una pega importante es que, de momento, Siri no parece responder a los comandos relacionados con Nest.

Si quieres usar tu termostato inteligente Nest con la cámara de seguridad y recetas IFTTT, puedes configurar el sistema para que detecte cuándo te estás acercando a tu casa para que vaya preparando la temperatura ideal.

El único 'pero' que destacamos es el hecho de que Nest no cuente con sensores de temperatura remotos. Uno de sus principales rivales en estos momentos, el Ecobee3, sí que es capaz de controlar la temperatura en otras habitaciones. ¿Qué quiere decir esto? Si tienes el Nest en el salón de casa y pones la calefacción, pero te encuentras en tu cuarto en ese momento, Nest solo medirá la temperatura del salón. Esto provoca que en algunos momentos me achicharre en mi habitación, porque el calor se concentra más rápido, mientras que en el salón puede hacer más frío. Lo bueno: puedes apagarlo en un clic desde el teléfono.

¿Me lo compro?

Me imagino a mi madre leyendo este artículo y pidiéndome un Nest por su cumpleaños, pero pensará que es demasiado complicado tecnológicamente para ella. No lo es. Cualquiera puede instalarlo y configurarlo en menos de media hora, por lo que no tengas miedo al frente de los cables y los tornillos.

¿Qué pasa si vives con más personas? Existe una configuración de cuentas por familia. De esta forma, el aparato sabe si hay diferentes miembros del hogar en casa para ajustar la temperatura o apagar el termostato. Es decir, si tú te vas de casa pero tu pareja se queda, Nest no se apagará porque detectará la presencia de la otra persona gracias a la localización de su teléfono. Cada miembro del hogar tiene acceso a su propio perfil, así que no hace falta compartir.

El termostato inteligente Nest es una buena compra, aunque su precio puede resultar elevado en un primer momento (250 euros). Su instalación es sencilla y luce realmente bien en el hogar. Si te puedes permitir el gasto, mi recomendación es clara: jubila tu viejo termostato y dale una oportunidad a Nest. Ganarás en comodidad y ahorrarás algunos euros al mes en la factura de la luz.

Admitámoslo: un termostato es un cacharro aburrido, uno de esos aparatos del hogar al que apenas prestamos atención. Pero un día algo cambió. Fue a partir de 2010, cuando nació Nest, la 'startup' que se propuso reinventar estos dispositivos. Google la compró en 2014 por 3.200 millones de dólares y ahora la compañía acaba de desembarcar en España. Su promesa: hacer inteligente el control de la temperatura. Hemos probado la tercera generación de su termostato y podemos decir que no decepciona.

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