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Sexo y asesinatos con robots: ¿es posible crear un 'Westworld' real en el futuro?
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¿Cuánto tardaremos en enamorarnos de un robot?

Sexo y asesinatos con robots: ¿es posible crear un 'Westworld' real en el futuro?

La serie de HBO plantea el despertar de unos robots muy similares a los humanos. Varios investigadores nos explican qué puede ser real (y qué seguirá siendo ficción) en el futuro

Foto: La actriz Evan Rachel Wood, que interpreta a la robot 'Dolores' en Westworld.
La actriz Evan Rachel Wood, que interpreta a la robot 'Dolores' en Westworld.

Un blanco humanoide dispuesto como el Hombre de Vitruvio representa las proporciones ideales de los robots de ‘Westworld’. Violados, maltratados y tiroteados en un parque temático por la especie que los creó, la serie de HBO nos hace ponernos de parte de esos autómatas del Salvaje Oeste tan similares a nosotros. Jonathan Nolan y Lisa Joy se han basado en el film homónimo de Michael Crichton para crear una ficción apocalíptica, con inteligencias artificiales sometidas que comienzan a darse cuenta de que lo son.

Foto: Mi Robot Vacuum.

Un planteamiento que ha enganchado a millones de fans, ahora ociosos hasta el estreno de la segunda temporada en 2018. Pero, ¿qué piensan los expertos de robótica y de inteligencia artificial sobre la serie? ¿Llegarán los autómatas a engañarnos? ¿Es una preocupación real que tomen consciencia? En Teknautas hemos hablado con varios investigadores para saber qué rasgos de los robots de ‘Westworld’ podrían ser reales y cuáles pertenecen exclusivamente al terreno de la ciencia ficción.

Robots que superan el valle inquietante

Cualquier espectador se identificará más con la bondadosa Dolores, la valiente Maeve o hasta el insulso Teddy que con su creador, el misterioso doctor Ford. Ahora bien, ¿acaso no deberían turbarnos los robots tan inquietantemente similares a nosotros? El investigador japonés Hiroshi Ishiguro lleva años creando Geminoids, robots iguales en apariencia a los humanos, para investigar la hipótesis del valle inquietante. Según dicha teoría, si un autómata antropomórfico es muy similar a un humano (pero no igual), pasamos de sentir empatía a experimentar repulsión por él.

En ‘Westworld’, “podrías decir que los robots están en el otro lado del valle inquietante”, explica Mary Ellen Foster, profesora de la Universidad de Glasgow. “Son básicamente 100% como los humanos, así que a la gente realmente les gusta interactuar con ellos”, añade esta experta en la interacción entre humanos y robots.

Si desarrollar autómatas físicamente similares a los humanos es la parte sencilla, ¿cómo la conseguiremos? ¿Se utilizarán impresoras 3D para trazar desde el globo ocular de un humanoide hasta las fibras musculares de un caballo robótico igual que en la ficción? “Obviamente estamos a años luz de estos prototipos en dos vías, tanto en la parte física como en la parte de inteligencia”, señala Concepción Monje, investigadora del grupo Robotics Lab de la Universidad Carlos III de Madrid.

Eso sí, coincide en que la primera será más fácil de conseguir en un futuro, aunque los avances en robótica estén alejados de ello. “La tecnología da pasos hacia eso, hacia esa naturalidad en la caminata, en la manipulación, en los gestos, en los movimientos… Pero para eso se requiere desarrollar una tecnología de actuadores que hoy por hoy aún está lejos de estar en el mercado”, señala Monje.

Es “una utopía” ver algún día a Evan Rachel Wood cargando sus pilas, las baterías siguen siendo una limitación de los robots actuales

Pese a que la última versión del robot Teo que desarrollan en su universidad sea más ergonómica y los humanoides cada vez se muevan mejor por entornos de laboratorio, lo cierto es que SpotMini, la avanzada mascota robótica de Boston Dynamics, continúa resbalándose con una simple piel de plátano.

No obstante, esta investigadora sí destaca los avances en el desarrollo de pieles artificiales o en el ámbito de la bioimpresión —un grupo de expertos en medicina regenerativa ya ha impreso cartílago, hueso y músculo humano capaz de integrarse en un organismo y sobrevivir—, pero señala que aún “no tenemos ni la tecnología ni los materiales” para desarrollar prototipos tan avanzados.

Igualmente, es “una utopía” que nunca veamos a Evan Rachel Wood cargando sus pilas (aunque tal vez aprovechen su apagado nocturno para ello), teniendo en cuenta que las baterías siguen siendo una limitación de los robots actuales. El propio Jonathan Nolan ha señalado que la construcción de los robots y su fuente de energía es algo que explorarán durante la segunda temporada, y algunos fans ya especulan con que la futurista carga sea inalámbrica.

Los retos de la inteligencia artificial

“No tenemos una inteligencia artificial que pueda mantener una conversación coherente de más de un minuto o dos”, afirma Mark Riedl, profesor en la Escuela de Informática Interactiva del Instituto Tecnológico de Georgia. “No tenemos todavía una inteligencia artificial que pueda entender lo que le estamos diciendo sin simplificar nuestro discurso”. Centrado en el estudio de la intersección entre inteligencia artificial, mundos virtuales y ‘storytelling’, este investigador ha diseccionado con detalle el futurista funcionamiento de los robots en ‘Westworld’, que por ahora considera poco realista.

“Hay indicios en la serie de que los robots están programados con un número muy grande de reglas ‘if-then’ [si ocurre X, entonces haz Y]. En otras ocasiones, la conversación sobre los robots sugiere algoritmos genéticos”. Estos últimos toman como punto de partida diferentes versiones de algo (por ejemplo, el código de un programa), lo mutan (introducen variaciones aleatorias) y mezclan variantes para ver si mejoran, aunque los avances pueden producirse casi al azar. Tal vez por eso, la ciencia ficción alude a este tipo de algoritmos para explicar la llegada de la superinteligencia.

No tenemos una inteligencia artificial que pueda mantener una conversación coherente de más de un minuto o dos

Riedl ha encontrado algunas lagunas en el modo de enseñar a los anfitriones. Para él, el aprendizaje en ‘Westworld’ es “un arma de doble filo”: se desea que aprendan detalles como los nombres de los huéspedes, pero no que recuerden lo vivido entre un reinicio y otro.

OJO: A partir de este punto, aunque se han evitado los ‘spoilers’, se describen algunas escenas que podrían darte pistas si aún no has visto la primera temporada de ‘Westworld’.

Ashley Stubbs, el encargado de seguridad del parque temático, afirma que una sola línea de código impide que los huéspedes ataquen a los anfitriones. ¿Y en el mundo real? ¿Sería tan fácil persuadir a un autómata tan complejo de que no nos haga ningún daño?

“La directiva suena simple, pero requiere un razonamiento complejo. Sería posible detener a un robot para que no golpee o dispare con un arma a un humano, pero ¿qué hay sobre hacer la zancadilla a alguien en un acantilado o construir una máquina de Rube Goldberg [un mecanismo muy sofisticado que realiza una tarea muy simple] que puede dañar a alguien cuando se desencadena?”, se pregunta Riedl. Y más allá del daño físico, el psicológico es incluso más complejo: “¿Puede un robot hacer algo muy angustioso o muy perjudicial para un ser humano?”

Así que en opinión de este experto en inteligencia artificial, los aspectos más reales de la serie son aquellos en los que el parque temático se asemeja más a un videojuego. Al fin y al cabo, al igual que en ellos, cada humanoide tiene una misión. La única diferencia radicaría en que los “juegos son virtuales y los robots son físicos”.

Precisamente por eso, a este experto le sorprende que no sea una inteligencia artificial la que se encargue de manejar las narrativas de Westworld, sino el humano Lee Sizemore. Aunque sostiene que en este ámbito aún no se ha progresado lo suficiente como para que una inteligencia artificial supervise los acontecimientos del parque sin vigilancia humana, considera que en el futuro que plantea la serie ya existirían sistemas tan avanzados como para que no hiciera falta que el equipo de Delos se ocupara de las narrativas.

¿Impediría la ciencia un ‘Westworld’?

En uno de los primeros capítulos de la primera temporada, Ford comenta a Bernard que los robots comenzaron a pasar el test de Turing pocos años después de la creación del parque. Este padre de la informática propuso en 1950 un juego de la imitación para poner a prueba la inteligencia en las máquinas: un juez se situaría en una habitación y una máquina y un humano en otra. El juez ha de descubrir quién es quién mientras los dos intentan engañarle.

“Ya hay máquinas que frente a un humano le hacen dudar si quien contesta a la interacción es humano o es máquina. Ahí ya se están acercando a un lenguaje bastante natural”, comenta Monje. Hace tres años, un ‘chatbot’ ucraniano convenció a la mayoría de un jurado de que era humano, aunque resultó ser bastante estúpido. Debido a ello, ya hay quien está buscando alternativas al test de Turing.

Espero que para entonces hayamos promulgado una amplia prohibición de los robots visualmente similares a los humanos

Ahora bien, si un robot como el de ‘Westworld’ es tan semejante a un humano en forma y fondo que somos capaces de creernos que es como nosotros, ¿podríamos encerrarlo en un parque para desahogarnos zurrándole? ¿Sería ético hacerlo incluso aunque estuviera menos desarrollado?

“Espero que para entonces hayamos promulgado una amplia prohibición de los robots visualmente similares a los humanos”, defiende Stuart Russell, experto en inteligencia artificial y profesor de la Universidad de California en Berkeley. “Abusar de robots no humanoides es aún así una mala idea, y si los robots son suficientemente inteligentes, sospecho que la mayoría de gente también encontraría difícil hacerlo”.

Russell fue el primer firmante y uno de los principales impulsores de una carta abierta suscrita por 7.000 expertos en el campo de la inteligencia artificial que reclamaba evitar los “potenciales inconvenientes” si las máquinas no respetaban los valores humanos. La misiva fue el resultado de un evento organizado por el Instituto por el Futuro de la Vida (FLI por sus siglas en inglés). Esta institución también ha celebrado recientemente una conferencia en la que se han alumbrado los 23 principios de Asilomar para que el desarrollo del campo sea el adecuado. El primero es precisamente que el objetivo de la investigación sea crear inteligencia beneficiosa.

Tanto Russell como Ramón López de Mántaras, director del Instituto de Investigación de Inteligencia Artificial del CSIC, han apoyado esos principios. “Éticamente es muy cuestionable que se pueda maltratar a una máquina sobre todo si es muy parecida a un ser humano”, señala el investigador español. “No creo que sea posible que los robots tengan conciencia y estados mentales. Aún suponiendo que yo me equivoque, si llegaran a existir, lo más probable es que se les otorgaran derechos [....] El derecho a no ser maltratados, a no ser asesinados… porque lo que plantea esta serie es de una sociedad muy enferma”.

De un modo u otro, Riedl subraya que la creación de un parque como el de ‘Westworld’ en el mundo real tampoco tendría sentido, más allá de lo ético, porque sería “poco práctico, ineficiente y costoso desde una perspectiva económica”.

La conciencia, ¿un debate filosófico?

Por qué despiertan los robots de ‘Westworld’ es una de las grandes incógnitas que plantea la serie de HBO. En los primeros capítulos, Anthony Hopkins menciona la teoría de la mente bicameral, formulada por el psicólogo Julian Jaynes en los 70. Según esta controvertida hipótesis, rechazada hoy por la comunidad científica, las acciones de los humanos antes de la aparición de la escritura estaban determinadas por las voces de los dioses que escuchaban en su cabeza. Después, los dioses se callaron, se rompió la mente bicameral y emergió la conciencia.

Aunque no vamos a entrar en detalles sobre cómo se resuelve en la serie este dilema, ¿es la conciencia una preocupación real de los expertos? “Es una preocupación de los filósofos, pero a la gente de inteligencia artificial nos importa un bledo la conciencia porque no creemos que sea posible nunca que la tengan, es pura ciencia ficción”, indica López de Mántaras.

La conciencia sigue siendo un misterio, y no tenemos ni idea de cómo hacer robots conscientes

Al fin y al cabo, ¿por qué sabemos que la tenemos si aún no está muy claro cómo funciona? “Lo sé porque yo tengo, pero no porque haya un test de si [los demás] tienen consciencia”, afirma. López de Mántaras considera que sí podrán llegar a desarrollarse inteligencias artificiales generales, que sean capaces de “resolver un abanico de problemas” y no solo de ganarnos al póker. Ahora bien, de ahí a que tengan estados mentales “hay un abismo”.

“La conciencia sigue siendo un misterio, y no tenemos ni idea de cómo hacer robots conscientes”, coincide Stuart Russell. “El gran riesgo es la competencia de la máquina, combinada con el error humano a la hora de especificar objetivos incompletos o incorrectos para las máquinas”. A su juicio, el peligro no es que las máquinas superinteligentes sean conscientes o intrínsecamente malvadas en el futuro, sino que perdamos el control sobre ellas.

“Los sistemas de inteligencia artificial maximizan un objetivo”, reflexiona Riedl, así que , “depende de cuál sea el objetivo”. Este investigador no cree que una sangrienta batalla entre robots y humanos como la que se prevé en ‘Westworld’ sea una “conclusión inevitable”, y recuerda que todo lo que se hable en ese tema es por el momento “pura especulación”. Así que podemos disfrutar y sufrir contemplando el nuevo gran éxito de la HBO sin temor real a pensar que, al menos en el corto plazo, robots conscientes vendrán a por nosotros.

Un blanco humanoide dispuesto como el Hombre de Vitruvio representa las proporciones ideales de los robots de ‘Westworld’. Violados, maltratados y tiroteados en un parque temático por la especie que los creó, la serie de HBO nos hace ponernos de parte de esos autómatas del Salvaje Oeste tan similares a nosotros. Jonathan Nolan y Lisa Joy se han basado en el film homónimo de Michael Crichton para crear una ficción apocalíptica, con inteligencias artificiales sometidas que comienzan a darse cuenta de que lo son.

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