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No tan rápido, Musk: los (serios) problemas de SpaceX en la Tierra antes de ir a Marte
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ni siquiera el falcon 9 es 100% fiable

No tan rápido, Musk: los (serios) problemas de SpaceX en la Tierra antes de ir a Marte

El millonario tiene un plan para viajar al planeta rojo. Para conseguirlo, tiene mucho trabajo por delante, incluido un cohete que explota en la rampa de lanzamiento

Foto: Elon Musk, fundador de SpaceX
Elon Musk, fundador de SpaceX

Elon Musk tiene un plan. Quiere convertir a la humanidad en una especie 'multiplanetaria'. Y para hacerlo quiere construir un gigantesco lanzador con 42 motores y una nave capaz de posarse en Marte, Europa o Encélado con una facilidad pasmosa. Pero Elon Musk tiene un problema. Un problema llamado Falcon 9 y otro problema con los interminables retrasos, tanto con sus propios vehículos como con los acuerdos a los que ha llegado con la NASA. Antes de emprender el viaje al planeta rojo, Musk tiene mucho trabajo por delante en el planeta Tierra.

Foto: (SpaceX)

El pasado 1 de septiembre, un fallo en la segunda etapa de un Falcon 9 destruyó el satélite israelí Amos-6 durante una prueba previa a un lanzamiento. El pasado viernes, más de veinte días después del incidente, SpaceX reconoció que todavía no sabía cuáles habían sido las causas de la explosión aunque reconocía que creía haber encontrado el origen que desencadenó la pérdida de la carga y del lanzador. Las críticas en Twitter no se hicieron esperar y recordaron que la propia NASA señaló otras causas tras el accidente que, en junio de 2015, acabó con una misión de abastecimiento a la Estación Espacial Internacional.

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La explosión de la segunda etapa del Falcon 9 es un síntoma de los problemas que SpaceX todavía no ha logrado solventar. La compañía, creada en 2002, ha sido capaz de lograr hechos impensables hasta hace unos años (como el aterrizaje de la primera etapa en tierra firme o en el Atlántico) pero ha perdido dos cargas en los últimos dos años. La cifra es preocupante si se tiene en cuenta que está previsto que, de cara a 2018, comience a enviar astronautas hasta la Estación Espacial Internacional.

"Se desconoce si ha tenido el mismo problema que cuando explotó en vuelo", explica Raúl Torres, ingeniero aeronáutico y cofundador y CEO de PLD Space, una de las pocas empresas españolas que están tratando de fabricar sus propios lanzadores. "En el primer incidente se rompió un tanque de helio, que va dentro del tanque de oxigeno. Al romperse, el helio líquido salió a presión y eso hizo que el tanque de oxígeno explotara y, con él, la segunda etapa y el Falcon 9. No se sabe si fue un fallo de fabricación, de diseño o un exceso de vibraciones en la primera etapa. Porque si fue un fallo de montaje o de fabricación no tiene por qué estar en vuelo para que el tanque de helio se suelte, puede pasar en la rampa".

Los problemas de SpaceX con los tanques de helio han sido habituales. La compañía tuvo que retrasar sendos lanzamientos en abril y agosto de 2014 por fugas en un tanque que otros fabricantes no acostumbran a incluir en sus diferentes etapas. "El Falcon 9, a diferencia del 1, introdujo depósitos de helio dentro de un tanque de oxígeno, un deposito criogénico dentro de un liquido, introduce una serie de problemas que otras compañias no tienen, porque no es habitual".

Es en la comparación donde SpaceX sufre ante sus rivales. Su más directo competidor en la actualidad, la United Launch Alliance (ULA), un conglomerado formado por Boeing y Lockheed Martin, no ha perdido ningún vehículo desde que se formara en 2006. El contador de vuelos sin error ya supera los 110. Si nos vamos a la otra punta del planeta, el lanzador ruso Soyuz no cuenta con ninguna pérdida humana (aunque algunas misiones, como la T-10-1 se salvaron por los pelos) desde que debutara en 1966, un hito del que no puede presumir la NASA, después de que el desastre del Challenger acabara con las vidas de siete astronautas.

Los retrasos de hoy son los problemas de mañana

SpaceX no sólo se ha retrasado en los acuerdos que tiene firmados con la NASA. También está llegando tarde, con años respecto a la hoja de ruta prevista, al vuelo inaugural del Falcon Heavy, el cohete pesado con el que pretende competir con el Delta IV Heavy de la ULA. Se anunció el primer vuelo para finales de 2012 y la última noticia es que no será hasta 2017 cuando efectúe el vuelo inaugural. "Tiene 27 motores Merlin, como los del Falcon 9. Musk ya dijo en una entrevista que el mayor problema era hacerlos funcionar", ilustra Torres.

Se pueden poner muchos peros al plan que Musk desveló ayer en Guadalajara. La hoja de ruta es muy optimista, el coste de desarrollo va a ser muy grande y es más que probable que los plazos que puso sobre la mesa no se vayan a cumplir ni por asomo.

"SpaceX vende que hacer un lanzador con más motores es más seguro. Tiene un punto de demagogia", opina Torres cuando habla del futuro lanzador del Interplanetary Transport System. Ese cohete, más grande que el Saturno V, implica una serie de retos, y de peligros, que van más allá de escalar el proceso de fabricación de un Falcon 9.

"Poner más motores no es más seguro. Es más difícil", opina Torres sobre el plan de colocar hasta 42 propulsores Raptor en la base del lanzador propuesto por Musk. "Depende del punto de vista. Si uno falla en vuelo, se puede seguir volando. Pero un motor suele fallar porque explota. Y, si eso sucede, afecta a los motores contiguos por lo que es probable que afecte a alguno, este afecte al resto y provoque una reacción en cadena".

La escala del cohete que propone Musk es tan grande que una explosión en la rampa de lanzamiento equivaldría "a una bomba como la de Hiroshima"

El responsable de PLD Space también recuerda que una explosión en vehículo de ese tamaño y con tanto combustible equivaldría a una bomba "más destructiva que la de Hiroshima".

El oscuro recuerdo del N1

Uno de los (muchos) motivos por los que Estados Unidos ganó la carrera espacial fue la incapacidad de la URSS de diseñar un lanzador equivalente al Saturno V. El vehículo pensado para llevar a los cosmonautas a la Luna, el N1, nunca llegó a completar un vuelo satisfactorio y todas sus pruebas se contaron por sonadísimos fracasos.

Uno de los problemas que presentaba el diseño del N1 era su elevado número de motores. "La URSS no tenía tiempo de fabricar los F1 del Saturno V así que cogió el motor que ya tenían, el NK33, y lo acoplaron en 'clúster'. Pero cuando tienes un motor en fase de depuración puedes tener errores de integración o del propio motor", ilustra Torres.

¿Por qué opta SpaceX por una táctica que, en el pasado, no dio grandes resultados? En palabras de Torres, el reto es mayúsculo pero tiene una explicación tecnológica: "Es más fácil hacer motores pequeños y juntar muchos que combinar su potencia y hacerlos más grandes".

Un plazo "ridículo"

Para Torres, los plazos que Musk presentó ayer no se van a poder cumplir. "Tener el cohete en la rampa de lanzamiento en dos años es rídiculo", asegura. El CEO de PLD Space recuerda los retrasos del Falcon Heavy y advierte que un cohete de esta escala no es tan sencillo como "escalar un Falcon 9".

Pero Torres, que ayer quedó asombrado ante la charla de Musk, también recuerda que la primera vez que vio el vídeo conceptual de un Falcon 9 aterrizando después de haber colocado una carga en órbita le entró la risa. En cuestión de años, se había convertido en realidad. Quién sabe cuántos años tardará Musk en hacer realidad esta nueva visión... si es que consigue cumplirla.

Elon Musk tiene un plan. Quiere convertir a la humanidad en una especie 'multiplanetaria'. Y para hacerlo quiere construir un gigantesco lanzador con 42 motores y una nave capaz de posarse en Marte, Europa o Encélado con una facilidad pasmosa. Pero Elon Musk tiene un problema. Un problema llamado Falcon 9 y otro problema con los interminables retrasos, tanto con sus propios vehículos como con los acuerdos a los que ha llegado con la NASA. Antes de emprender el viaje al planeta rojo, Musk tiene mucho trabajo por delante en el planeta Tierra.

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