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El observatorio de Calar Alto busca nuevo socio para sobrevivir a la incertidumbre
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Jesús aceituno es su nuevo director

El observatorio de Calar Alto busca nuevo socio para sobrevivir a la incertidumbre

Situado en la sierra de Filabres, en Almería, es uno de los centros astronómicos más importantes del continente. Alemania se retira en 2018, y busca nuevo socio

Foto: Observatorio Astronómico Hispano-Alemán de Calar Alto, en Almería (Foto: Instituto de Astrofísica de Andalucía)
Observatorio Astronómico Hispano-Alemán de Calar Alto, en Almería (Foto: Instituto de Astrofísica de Andalucía)

"Los astrofísicos tenemos un problema: que tenemos un laboratorio, pero no podemos tocarlo", explica con humor Jesús Aceituno, desde esta semana el nuevo director del Observatorio Astronómico Hispano-Alemán de Calar Alto, en la sierra de Almería. Desde sus instrumentos y telescopios, que hacen de este lugar uno de los observatorios más importantes de Europa, se investiga de la única forma que pueden hacerlo los astrofísicos: mirando al cielo.

Foto: El observatorio de Calar Alto, en la sierra de Filabres, Almería (iaas.es)

"Tenemos que acumular información mirando al cielo durante muchas horas para detectar patrones y así establecer teorías. Nuestro conocimiento se basa en esa información, que usamos para afinar las estadísticas y entender qué son y cómo funcionan los fenómenos fundamentales para entender el cosmos", continúa.

Situado a 2.100 metros de altura en la sierra de Filabres, Almería, Calar Alto es un lugar privilegiado para estudiar el cielo del sur del continente por varios motivos. El primero es su ubicación, abundante en cielos despejados y escaso de turbulencias y contaminación, en el que el 70% del tiempo es útil para observaciones ("esto es una barbaridad, en la mayoría de los observatorios es del 60%"). El segundo es su instrumentación, especialmente CARMENES, un equipo con el que no solo se pueden detectar exoplanetas parecidos a la Tierra y situados en zonas habitables, sino también conseguir información sobre la composición de su atmósfera, algo que, asegura Aceituno, lo hace único en el mundo.

La gente que trabaja aquí tiene una enorme vocación. Si seguimos funcionando con resultados excelentes es porque la plantilla ha dado un 140% de sí misma

El tercero es la plantilla y su "garra", como la define Aceituno. "Calar Alto es un lugar particular en el sentido de que la gente que trabaja aquí tiene una enorme vocación. Si seguimos funcionando con resultados excelentes es porque la plantilla ha dado un 140% de sí misma. Queda mucho trabajo por delante, pero gracias a eso hemos conseguido sacar adelante proyectos que podían haber peligrado".

2014, un año crítico

Con esto se refiere a la crisis que en primavera de 2014 estuvo a punto de provocar el cierre del observatorio. Lo que antes de la crisis económica había sido un centro puntero en toda Europa y una joya de la colaboración científica entre España y Alemania, vio reducirse su presupuesto (no así su trabajo ni sus resultados) desde los 4,2 millones de euros aportados a partes iguales por los dos países en 2010 hasta los 1,6.

La crisis pudo suponer no solo el despido de la treintena de personas que trabajaban allí, sino la interrupción de ambiciosos proyectos científicos de participación internacional. "Tiramos adelante y lo superamos. Así conseguimos terminar CARMENES en el tiempo previsto, y eso que coordinar un proyecto de siete millones de euros y con la participación de tres instituciones internacionales en medio de aquello no fue nada fácil", explica Aceituno.

A causa de aquella crisis, el entonces director José María Quintana renunció a su puesto por verse incapaz de gestionar el centro con ese presupuesto, y Aceituno asumió el cargo de vicedirector, en el que ha estado desempeñando en la práctica las funciones de director en lo que se refiere a representación y administración del centro. Su nombramiento como nuevo director sirve para respaldar su gestión con la que, como cuenta un trabajador del centro, que prefiere no dar su nombre," ha hecho todo lo que ha podido para mantener el centro el pie".

"A pesar de todas las dificultades, tanto económicas (reducciones de salario) como emocionales (despido de varios compañeros, aumento de la carga de trabajo, incertidumbre) el centro sigue produciendo datos ininterrumpidamente y desarrollando nueva instrumentación, manteniendo todo en marcha sin ningún efecto negativo para el científico que espera recibir sus datos a tiempo", explican los trabajadores.

En busca de un nuevo socio para 2019

La idoneidad del emplazamiento, su equipamiento único, la "garra" de la plantilla y el nombramiento de Aceituno como máximo responsable son las cartas que juega Calar Alto para su próximo gran desafío.

A finales de 2018 está previsto que concluya la participación alemana, así que Aceituno ya está manos a la obra para encontrar otros socios y fuentes de financiación que mantengan el observatorio en marcha más allá de 2019.

Con este objetivo se celebrará los próximos 13 y 14 de octubre en Granada una reunión en la que equipos internacionales propondrán y evaluarán programas científicos para llevar a cabo con los telescopios y los equipos del observatorio. De una reunión similar nació el exitoso CARMENES, y Aceituno tiene esperanzas en que el resultado se repita. Nada se concretará hasta la reunión, pero asegura que han manifestado interés equipos de Francia, EEUU y China entre otros.

¿Orgullo? Orgullo sentiremos dentro de cincuenta años, cuando los datos que aquí producimos hayan dado tres premios Nobel, ¡por lo menos!

Planificar un futuro de proyectos relevantes y competitivos es el primer paso para seguir funcionando. “Nosotros elaboramos el plan y luego viene la financiación. Presentamos un informe y decimos 'Oye, vamos a hacer algo importante, innovador a nivel de la astrofísica mundial, puntero… Y merece la pena que nos financies'”.
Sabe que haber superado una crisis como la de 2014 sin haber dejado de funcionar es una excelente carta de presentación, y tampoco esconde el hecho de que, en comparación con otros observatorios, el que él dirige es muy rentable: “La relación entre el coste y el ritmo de publicaciones que se obtienen con los datos de Calar Alto es muy alto”.

Para consideraciones menos tangibles, ahora Aceituno no tiene mucho tiempo. “¿Orgullo? Orgullo sentiremos dentro de cincuenta años, cuando los datos que aquí producimos hayan dado tres premios Nobel, ¡por lo menos!”.

"Los astrofísicos tenemos un problema: que tenemos un laboratorio, pero no podemos tocarlo", explica con humor Jesús Aceituno, desde esta semana el nuevo director del Observatorio Astronómico Hispano-Alemán de Calar Alto, en la sierra de Almería. Desde sus instrumentos y telescopios, que hacen de este lugar uno de los observatorios más importantes de Europa, se investiga de la única forma que pueden hacerlo los astrofísicos: mirando al cielo.

Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Almería
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