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De vender ladrillos a programar en tres meses: nunca es tarde para la informática
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De vender ladrillos a programar en tres meses: nunca es tarde para la informática

Ya sea con cursos intensivos, grados de formación profesional o siendo autodidacta, muchos desarrolladores de 'software' descubrieron su verdadera vocación tarde

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¿El programador nace o se hace? Los 'niños programadores' están de moda y cada vez más colegios enseñan código en alguna de sus asignaturas, pero estos conocimientos también se pueden adquirir de adulto. Muchos programadores que hoy trabajan en 'startups' y grandes empresas se reciclaron y cambiaron de camino al descubrir una nueva pasión.

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En Teknautas hemos hablado con cuatro programadores que, por un motivo u otro, descubrieron su vocación tarde. Todos ellos tienen en común una pasión por los ordenadores desde jóvenes, pero cada uno ha llegado hasta donde está de una forma diferente. Ya sea con un curso intensivo o de manera autodidacta, nunca es tarde para frenar, dar marcha atrás y tomar otra salida en la autopista de la vida. Una lección válida para cualquier carrera que resulta todavía más cierta en este caso: nunca es tarde para programar.

Álvaro: de filología a Oracle

"Estudié filología hispánica e hice el curso de profesor de secundaria pero no me vi capaz de hacer las oposiciones. Comencé a trabajar en otras cosillas como auxiliar administrativo y terminé de comercial en una empresa de venta de materiales de construcción, justo antes de la crisis del ladrillo".

"No me sentía lleno ni me aportaba nada. A mí me gustaba la informática y los ordenadores desde siempre, me los 'apañaba' yo y en el colegio di programación básica. Un amigo desarrollador me comentó que en su empresa metían a gente sin experiencia que empezaba desde cero. Sólo tenía que hacer un curso y, si me gustaba y les gustaba, me cogerían casi seguro".

Es difícil subir en la mismas empresa. La única manera de mejorar es cambiar: encontrar una oferta concreta en la que necesite un perfil como el tuyo

"Era 2007 y tenía entonces 26 años, todavía vivía con mis padres y me pareció el momento ideal. Hice un curso de administrador básico de Oracle en una academia privada. Fueron tres meses en los que me dieron lo básico de bases de datos y GQL, entré en la empresa tal y estuve siete años allí. Ahora estoy en otra consultora".

"Recomiendo que quien tenga unos estudios intente siempre, si le gusta, trabajar de lo suyo; pero que no le afecte si no lo consigue: mientras seas joven y tengas impuslo siempre es buen momento para intentarlo. Yo estoy muy orgulloso de lo que estudié, pero conozco más casos de gente que ha sido capaz de cambiar y no pasa nada".

"Es difícil subir en las mismas empresas, nosotros las llamamos cárnicas. La única manera de mejorar es cambiar: encontrar una oferta concreta en la que necesite un perfil como el tuyo y te paguen más. Es como los seguros, que te ofrecen más por cambiarte. Además echas muchas horas, algunas extras que no te pagan. Te tiene que gustar mucho, pero siempre digo que lo que más me gusta de mi trabajo es tener que resolver problemas que son como puzles".

Marcos: de la hostelería al FP

"Mi familia ha vivido siempre de la hostelería. Cuando tenía quince años e iba al instituto era bastante 'burrote' y me dijeron: '¿No quieres estudiar? Pues al bar'. Estuve casi dos décadas, monté un pub y un restaurante a la vez y al final acabé harto y lo dejé. Me salió un trabajo de repartidor de café y me metí en el mundo de los comerciales vendiendo gas, luz, telefonía y seguros".

Con 32 años me apunté a un módulo de desarrollo de aplicaciones, pero el primer día que fui a clase no sabía nada de programación

"Tendría 32 años cuando cambié. Siempre me había gustado la informática, soy el típico que arreglabla los ordenadores de los amigos, y vi un módulo de grado superior de desarrollo de multiplataforma de dos años y me metí. Consistía en desarrollar aplicaciones, pero el primer día que fui a clase no sabía nada de programación, ni siquiera sabía que iba a programar. Hasta entonces tenía nivel usuario, ¡no sabía dónde me metía!".

"Estuve un año en una empresa, primero de becario, cogiendo experiencia. Ahora estoy fijo en una compañía que desarrolla 'apps' para otras desde hace un año y medio".

"De lo que más me arrepiento es de no haberlo hecho antes, porque podría haber estado durante el 'boom' de las aplicaciones pero he llegado cuando ya está casi todo inventado. Yo aconsejo a quien le interese que se meta. Me gusta darle al coco aunque es paliza, pero no lo cambio aunque tenga que trabajar algún sábado".

Jorge: bibliotecario autodidacta

"Yo hice bibliotecononomía y documentación, aunque siempre me gustó más la informática. Ahora que lo pienso no sé por qué me decidí por biblioteconomía, si he tenido ordenador desde siempre y me gustaba más programar que jugar, me decían que no podía ser bueno estar todo el día con el PC. Pero la vida me llevó a trabajar en bibliotecas pero me llamó la atención este mundo en el que se crean cosas que luego funcionan, me parecía mucho más divertido".

Hay que pasar muchas horas delante del ordenador y te tiene que gustar, pero siempre hacen falta programadores

"Soy autodidacta: empecé de pequeño con el lenguaje de programación BASIC en mi Commodore 64. Cuando llegó internet me abrió un mundo y pude aprender por mi cuenta. He hecho cursos, claro. A la velocidad que evoluciona este sector o te formas o te quedas atrás. Tendría unos 29 años cuando entré en mi empresa actual, en la que ahora soy responsable de departamento web y nuevas tecnologías".

"Las tecnologías se actualizan tanto que nunca es tarde para aprender, cualquiera que tenga interés se puede meter. Este mundo cambia tan deprisa que no hace falta tener carrera ni llevar mil años, aunque yo aconsejo formarse en la medida de lo posible. En cualquier caso ahora sacan un nuevo lenguaje de programación para hacer 'apps' y el primero que se lo sepa se convierte en experto".

"Hay que pasar muchas horas delante del ordenador y te tiene que gustar, pero siempre hacen falta programadores".

Pau: de piloto militar a un curso intensivo

"Quería ser piloto militar y estudié programación para ello, pero luego por cuestiones médicas no pude hacer la carrera militar y empecé ingeniería informática, aunque no la acabé. La verdad es que siempre me había interesado la informática, desde pequeño, y ya había hecho cursos y formación autodidacta".

"Con treinta años cerré la empresa que tenía, di un giro radical e hice un curso intensivo bastante completo llamado Ironhack. Consistía en un mes de preparación previa y de otros dos más con horarios de 9 de la mañana a 8 e incluso 10 de la noche, más un proyecto final".

En este sector la edad no tiene importancia: priman sólo los conocimientos, la formación y tu capacidad de aprendizaje

"Estos cursos cuestan 6.500 euros pero dan bolsa de trabajo: a las dos semanas de acabar estás contratado, aunque yo acabé en una 'startup' porque vi una oferta en internet. Los recomiendo si puedes dedicar tres meses en exclusiva a esto, aunque también hay otros de fin de semana que duran seis meses.".

"En este sector la edad no tiene ningún tipo de importancia: priman sólo los conocimientos, la formación y tu capacidad de aprendizaje. Dan igual tu procedencia o si has trabajado en un sector u otro, de hecho eso es positivo. Una compañera mía durante el curso era ama de casa y ahora es programadora en una empresa. Además, el rango de sueldos con la escasez actual es muy bueno, así como las condiciones. No te va a faltar 'curro'".

¿El programador nace o se hace? Los 'niños programadores' están de moda y cada vez más colegios enseñan código en alguna de sus asignaturas, pero estos conocimientos también se pueden adquirir de adulto. Muchos programadores que hoy trabajan en 'startups' y grandes empresas se reciclaron y cambiaron de camino al descubrir una nueva pasión.

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