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Cinco trucos para mantener en forma tu PC aunque seas un poco manazas
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piérdele el miedo a tu torre

Cinco trucos para mantener en forma tu PC aunque seas un poco manazas

Algunos son gratuitos, en otros tendrán que rascarte el bolsillo. Pero con estos sencillos pasos puedes mejorar el rendimiento de tu máquina

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Si hace un par de años que renovaste tu ordenador de sobremesa, es más que probable que el paso del tiempo y las crecientes especificaciones de programas y videojuegos hayan dejado huella en tu equipo. Pero ello no ha de ser un impedimento para que tu PC pueda mejorar de manera gradual con algunos cambios o para que puedas llevar a cabo algunas tareas muy básicas que le permitan respirar de nuevo como el primer día.

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Te ofrecemos cinco consejos sencillos para ello. Algunos de ellos gratuitos y en otros tendrás que rascarte la cartera (aunque esperamos que no demasiado) para insuflar vida a ese equipo que, con unos pequeños adornos, puede volver a funcionar como cuando llegó a casa por primera vez.

Mantenlo limpio y en un lugar fresco

Es uno de los pilares de la informática que muchos usuarios desoyen de manera repetida. Mantener el polvo alejado de tu máquina y conservarla en un lugar fresco son dos grandes aliados del rendimiento.

El calor es uno de los grandes males a los que se enfrenta un ordenador. Si el procesador se recalienta, o si lo hace la gráfica, el rendimiento de la máquina bajará. Para evitarlo, no está de más mantener el polvo alejado de algunos elementos del ordenador. Si abres la torre, puedes limpiar tú mismo las aspas de los ventiladores del procesador o de la gráfica y no estaría de más que también lo hicieras con la fuente de alimentación. Tener el PC en un lugar ventilado que permita disipar el calor también es recomendable.

Pasta térmica para refrescar el procesador

Entre tu procesador y el disipador que se encarga de expulsar el calor que el primero genera se encuentra una pasta que deberías tratar con cariño y reemplazar con cierta frecuencia. Llamada pasta térmica, es capaz de conducir el calor del procesador hacia el disipador (también lo hace en la tarjeta gráfica) y se puede reemplazar con unas nociones básicas. ¿Lo mejor? No es nada cara.

¿Cada cuánto tiempo deberías hacerlo? En este ámbito hay diferentes opiniones. Si quieres mantener un hábito saludable, puede ponerte una alerta para hacerlo una vez al año aunque también puedes salir de dudas echando un vistazo a la temperatura de tu procesador. Toma mediciones de las temperaturas al poco de haberlo adquirido y compáralas cada poco tiempo. Si han subido de manera considerable y no consigues atajar la subida con otros métodos, es momento de aplicar una nueva mano de pasta. En este enlace tienes soluciones que van desde los tres a los 18 euros.

Ampliar la memoria RAM

Trastear con la placa base puede parecer un rompecabezas pero es bastante más sencillo de lo que parece. Las pastillas de memoria RAM son un buen ejemplo de elemento de 'hardware' fácil de instalar y que va a tener un efecto inmediato en el rendimiento de tu máquina.

Tampoco te lances a lo loco a cambiar la RAM, porque puede que tus problemas de rendimiento estén localizados en otros elementos. Ten en cuenta, por ejemplo, que para poder utilizar configuraciones de más de 4GB necesitas un sistema operativo de 64 bits.

A la hora de plantearte una ampliación de memoria tienes que conocer muy bien qué 'chipset' (el elemento que conecta todos los elementos de la placa base) monta tu ordenador. Por ejemplo, los H81 sólo soportan 16GB, los Haswell llegan hasta 32 mientras que los Skylake se van a 64.

La maniobra de cambio de la memoria no te debería resultar muy complicada. Las placas bases tienen un espacio característico reservado para esta memoria (unas ranuras alargadas que suelen estar agrupadas) y cuentan con unas pestañas a lado y lado para estabilizar cada módulo. Por mucho miedo que le tengas a un ordenador, esta es una de las operaciones más sencillas de ejecutar.

Hazte con un disco duro SSD

Las memorias de estado sólido comienzan a ofrecer mejores prestaciones a precios cada vez menores. Todavía están lejos de aportar grandes almacenamientos (1 o 2TB) a precios de derribo pero se pueden encontrar unidades de 500GB por 139 euros.

No te recomendamos renovar el disco duro por puro capricho. Dicho esto, si quieres utilizar el equipo para jugar a videojuegos o para ejecutar acciones en las que se exija mucho de la unidad, el cambio respecto a uno convencional es notable. Basta con echar un ojo a la tasa de transferencia para comprender que la información viaja más rápido en un SSD, que puede leer datos a más de 500 MB/s, mientras que en uno tradicional lo hace a unos 80MB/s.

Un disco SSD te puede ayudar a evitar los cuellos de botella a la hora de jugar y te sorprenderá por su velocidad, y silencio. Y su instalación no tiene grandes secretos. Eso sí, te recomendamos que sigas una táctica habitual entre usuarios con discos SSD y te hagas con una segunda unidad, de las de toda la vida, que puedes utilizar a modo de almacén. Para ejecutar aplicaciones y ver películas no necesitas las tasas de transferencia que te ofrece un disco sólido.

¿Cambio el procesador o la gráfica?

En ocasiones, cambiar uno de estos dos elementos puede darle un empujón a tu PC. En otros, puede que lo que realmente necesites sea cambiar los dos componentes a la vez (y, con ello, la placa base y la RAM). Ten presente que cada elemento tiene su función y que mejorarlos a lo loco no tiene por qué aumentar el rendimiento que quieres extraer del PC.

Si tu ordenador tiene problemas para ejecutar varios programas a la vez, si le cuesta reproducir determinados vídeos o si, en general, se mueve con lentitud, es posible que la solución se encuentre en el cambio de procesador. Ten cuidado a la hora de comprar uno, ya que no todos los procesadores son compatibles con todas las placas bases. Asesórate bien del modelo de placa que tienes y qué tipo de procesadores puedes añadir.

A no ser que busques el máximo rendimiento con un i7, cuyos precios sobrepasan los 300 euros, es probable que un i5 supla todas tus necesidades. Los puedes encontrar a partir de 150 euros.

Si, por el contrario, tus juegos sudan la gota gorda para mantener una tasa estable de 'frames' por segundo y no puedes jugar con la configuración al máximo nivel, el problema lo tienes en la tarjeta gráfica. Aquí sí que es probable que tengas que rascarte el bolsillo, y mucho, en función de lo que estés buscando. De nuevo, tienes que andar con ojo y vigilar que tu placa base, y hasta tu fuente de de alimentación, sean compatibles con la gráfica si no quieres tener problemas.

Si tus juegos no logran una tasa estable de fps y no puedes jugar con la configuración al más alto nivel, el problema lo tienes en la tarjeta gráfica

A diferencia del procesador o de un disco duro, instalar una tarjeta gráfica es uno de los elementos más sencillos del ordenador, como puedes comprobar en este vídeo.

En líneas generales, piensa bien antes de tomar decisiones, identifica bien qué elementos de tu ordenador se han quedado atrás y cuáles puedes mejorar sin obligarte a grandes cambios. Darle una segunda juventud a tu PC puede ser cuestión de un una hora de trabajo y unos pocos cientos de euros.

Si hace un par de años que renovaste tu ordenador de sobremesa, es más que probable que el paso del tiempo y las crecientes especificaciones de programas y videojuegos hayan dejado huella en tu equipo. Pero ello no ha de ser un impedimento para que tu PC pueda mejorar de manera gradual con algunos cambios o para que puedas llevar a cabo algunas tareas muy básicas que le permitan respirar de nuevo como el primer día.

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