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El nuevo sistema para controlar tus gastos: medir tu nivel hormonal
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una 'app' y dos dispositivos te ayudan a ahorrar

El nuevo sistema para controlar tus gastos: medir tu nivel hormonal

Un laboratorio de diseño planea ayudar al usuario a ahorrar monitorizando sus niveles hormonales gracias a una ‘app’ y dos dispositivos

Foto: Esta ‘app’ dará consejos al usuario sobre sus decisiones financieras. (Fuente: Method)
Esta ‘app’ dará consejos al usuario sobre sus decisiones financieras. (Fuente: Method)

El dinero y las transacciones que se realizan con él son parte inevitable de la rutina de cualquier ciudadano. En los últimos años, la popularización de las tarjetas de crédito, las transacciones online, los pagos móviles e incluso el uso de criptomonedas como Bitcoin han hecho que el gasto y el dinero se perciban de una forma diferente y que, en ocasiones, los ciudadanos consuman de una forma más desenfadada.

Sin embargo, y más allá de formato en el que se realiza el pago y que puede conducir a gastar de más, hay otro factor, invisible, que influencia de forma notable nuestro comportamiento con el dinero: las hormonas. Varios estudios científicos prueban que los niveles hormonales pueden influir en las decisiones financieras y hacer que se gaste de una forma más irresponsable y, en ocasiones, poco reflexiva.

Que no te controlen las hormonas

Alertados por esta idea y con la idea de combatirla, Method, un estudio de diseño colaborativo, decidió proyectar varias soluciones con el objetivo de medir las hormonas de los consumidores y que pudieran recibir avisos antes de tomar un decisión financiera.

“Nos inspiramos en los estudios sobre la relación entre los niveles de testosterona y la toma de riesgos, sobre el impacto que tiene asumir esos riesgos en bolsa y sobre cómo todo esto pudo contribuir al colapso económico del 2008”, explica a Teknautas Daniel Nacamuli, jefe del departamento de diseño interactivo de la compañía.

Namaculi hace referencia al estudio que afirma que la testosterona y el cortisol afectan a las decisiones económicas hasta tal punto que pueden ocasionar que los actores del mercado financiero opten por comprar activos más arriesgados. Publicada en 'Nature', la investigación demostró que el cortisol influía directamente en la preferencia por el riesgo, mientras que la testosterona era la culpable de un optimismo irreal que se traducía en la creencia de que se producirían futuros cambios (a mejor) en el precio. Ambas hormonas tenían por lo tanto un papel desestabilizador que podía llegar a influir en los mercados, debido a que los trabajadores asumían riesgos innecesarios.

Para evitar este tipo de situaciones y otras decisiones irresponsables por parte de los consumidores que, aunque alejados de la bolsa, también se ven influidos por las hormonas, el equipo de Method desarrolló el concepto de dos dispositivos y una ‘app’ destinados a controlar los niveles hormonales de los usuarios.

Un lector de tarjetas tomaría una muestra de sangre cada vez que el comprador introdujera el PIN, y un cepillo de dientes cogería muestras diarias de saliva

En primer lugar, diseñaron un lector de tarjetas que tomaría una muestra de sangre cada vez que el comprador introdujera el PIN. A continuación idearon un cepillo de dientes que cogería dos muestras diarias de saliva. De esta forma, diariamente y también cada vez que el usuario pagara con tarjeta, se obtendrían datos fisiológicos que podrían emplearse para elaborar un historial sobre los hábitos de gasto y la toma de decisiones en función de las hormonas.

A estos dos dispositivos se uniría una aplicación bancaria que analizaría los resultados y sería la encargada de dar consejos al consumidor sobre sus decisiones financieras y de avisarle cuando fuera a caer en un error motivado por estas mensajeras químicas.

“Registrar las lecturas hormonales con estos dispositivos permite que los datos hormonales se conviertan en la clave para entender los hábitos de gasto del usuario y poder informarle sobre qué decisiones son arriesgadas”, concreta Nacamuli.

De esta forma, si el consumidor tuviera elevados los niveles de testosterona, por ejemplo, la ‘app’ le indicaría que su decisión podría estar motivada por un exceso de optimismo y que debería tener cuidado con los gastos que realice durante la jornada. De la misma manera, un exceso de cortisol también conllevaría un aviso en contra de las decisiones arriesgadas. Un problema con los estrógenos también podría causar un estado de ánimo que influyera en las compras, algo de lo que también alertaría la aplicación.

El banco de la fisiología

El equipo fue un paso más allá y diseñó la organización que se encontraría detrás de esa ‘app’: el banco de la fisiología. “Esta institución es una mezcla entre una organización médica y una financiera. Los empleados son profesionales híbridos que usan los niveles hormonales del paciente para darle consejos monetarios”, explica el jefe de diseño interactivo de Method.

Concebido como una especie de consultorio, estos profesionales utilizarían las lecturas hormonales para trazar estrategias capaces de evitar que los usuarios tomen decisiones irracionales con respecto a su dinero. Entre sus trabajadores se encontrarían, por ejemplo, un médico bancario, que evaluaría a los clientes, y un mentor financiero, que planearía ejercicios y actividades destinadas a “encontrar un balance en los niveles hormonales y convertirlos en estabilidad financiera”.

De momento, tanto el banco de la fisiología como los dispositivos y la ‘app’ son solo un concepto. Sin embargo, parece que el equipo de diseño ha sabido señalar uno de los factores en relación con el gasto que aún no se tienen en cuenta a la hora de manejar la economía.

Mientras los negocios juegan cada vez más con las emociones de sus potenciales clientes para que activar el consumo, la idea de una aplicación que ayude a los usuarios a entender uno de los motivos subyacentes en parte de sus gastos resulta muy interesante, aunque podría tardar un tiempo en hacerse realidad.

El dinero y las transacciones que se realizan con él son parte inevitable de la rutina de cualquier ciudadano. En los últimos años, la popularización de las tarjetas de crédito, las transacciones online, los pagos móviles e incluso el uso de criptomonedas como Bitcoin han hecho que el gasto y el dinero se perciban de una forma diferente y que, en ocasiones, los ciudadanos consuman de una forma más desenfadada.

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