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No lo querrás saber: 32 horas leyendo lo que aceptas al usar WhatsApp y Tinder
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No lo querrás saber: 32 horas leyendo lo que aceptas al usar WhatsApp y Tinder

Una asociación en defensa de los consumidores ha retransmitido en ‘streaming’ la lectura de los términos y condiciones de 33 ‘apps’

Foto: Consejo Noruego del Consumidor
Consejo Noruego del Consumidor

Una marca de 31 horas, 49 minutos y 11 segundos. Este es el tiempo que se ha tardado en leer a viva voz 250.000 palabras en Oslo. Un texto más largo que el Nuevo Testamento o ‘Moby Dick’, aunque más breve que ‘Don Quijote de la Mancha’, cuya lectura ininterrumpida en el Círculo de Bellas Artes noruego requirió más de 40 horas hace apenas unos días.

El sermón en el país nórdico ha sido tedioso no solo por su larguísima duración, sino también por su contenido: los farragosos términos y condiciones de 33 populares aplicaciones, la cifra que de media suele llevar un noruego en su ‘smartphone’. Supuestamente, los usuarios de Instagram, WhatsApp, Tinder, Snapchat, Twitter, Facebook, Netflix, Spotify o Candy Crush hemos leído gran parte de ese grueso volumen de más de 900 páginas. O al menos eso decimos.

We made it! 33 app´s T&C in 31:49:11 #appfail pic.twitter.com/uKYOh1JH6Z

Esta peculiar maratón de lectura, organizada por el Consejo Noruego del Consumidor, demuestra que en la práctica no somos capaces de leer las bases legales de las ‘apps’ que utilizamos a diario. Los contratos que firmamos con los servicios digitales “rozan lo absurdo” y “su alcance, longitud y complejidad hacen virtualmente imposible tomar decisiones buenas e informadas”.

Así lo defiende Finn Myrstad, el director de Política Digital de la institución, que ha sido el encargado de poner el broche final a la ‘readathon’ retransmitida en ‘streaming’ a través de la web de la organización y difundida por Twitter con el ‘hashtag’ #AppFail.

Pese a que el acto era pretendidamente soporífero, ha contado con más de 50.000 espectadores, que suponemos no han aguantado demasiado tiempo escuchando los contratos que ellos mismos han aceptado tras asegurar haberlos leído, la mayor mentira de la red.

32 hours of reading app T&Cs in 12 seconds. https://t.co/JkuiDjLirW #appfail pic.twitter.com/XPUM6Q0f80

El rato más desesperante del encuentro lo ha aportado iTunes: los participantes han tardado la friolera de dos horas y media en leer las 54 páginas de términos y condiciones del servicio de Apple. 120 personas, entre las que figuraban estudiantes, informáticos o incluso políticos han mostrado así la disparatada extensión de estos contratos.

¡Vendo fotos privadas!

“Nos reservamos también el derecho a suspender o dar por terminado el servicio en cualquier momento a nuestro criterio y sin previo aviso”, señala Dropbox. “Usted reconoce y acepta que no tiene ninguna expectativa de privacidad con respecto a la transmisión de cualquier contenido de usuario”, rezan los términos del servicio de Clash of Clans.

“También aceptas que no usarás el ‘software’ de Apple para ningún propósito prohibido en la ley de Estados Unidos, incluyendo, sin limitación, el desarrollo, diseño, fabricación o producción de misiles o armas nucleares, químicas, biológicas o lanzamisiles”, reza una chocante cláusula de iTunes.

Usted reconoce y acepta que no tiene ninguna expectativa de privacidad con respecto a la transmisión de cualquier contenido de usuario

La letra pequeña de las webs nos deja perlas como estas, que se han podido oír en el evento organizado por el Consejo Noruego del Consumidor. A principios de año, esta entidad financiada con fondos públicos inició su campaña #AppFail con un extenso informe en el que analizaba la política de privacidad y los términos de uso de 20 aplicaciones.

En él concluían que algunas de ‘apps’ no informan previamente a los usuarios de los cambios en sus términos, que muchas utilizan términos complicados y confusos con un lenguaje hipotético o que incluso emplean definiciones ambiguas sobre lo que consideraban datos personales.

Por eso, esta organización pide que los contratos que firmamos con estas compañías omitan las cláusulas obvias para simplificar los textos, mejoren las que puedan dar pie a interpretaciones varias, redacten de forma clara y concisa sus especificaciones legales o adopten un estándar común.

Detrás de estas demandas, también está el deseo de que los usuarios nos concienciemos de los pactos que suscribimos. Sin ir más lejos, Twitter se reserva el derecho a usar, copiar, reproducir, procesar, adaptar, modificar, publicar, exponer y distribuir contenidos. “¿Estás interesado en comprar fotografías? ¿Fotografías privadas?” pregunta un ficticio vendedor en la calle haciéndose pasar por una ‘app’ viviente como parte de la campaña #AppFail. Una llamativa manera de hacer reflexionar a los viandantes pegados al ‘smartphone’.

Presionar a veces funciona

Al Consejo Noruego del Consumidor ya le han salido bien algunas jugadas. En 2014, consiguieron que Apple cediera tras presentar una queja ante el defensor del consumidor noruego. En ella explicaban que el servicio de almacenamiento iCloud no notificaba a los usuarios los cambios en sus condiciones de uso convenientemente.

Hace unos meses, esta organización criticaba que la ‘app’ de ‘fitness’ Runkeeper transmitía datos personales de los usuarios a un tercero incluso cuando no estaban utilizando el servicio, un hecho que no estaba recogido en sus términos y condiciones. La compañía se ha justificado diciendo que se trataba de un error en la integración de un anunciante y ha asegurado que ya ha resuelto el problema.

After 33 apps and 32 hours the app term readathon is finished.https://t.co/QCrBo7qrm8 #appfail pic.twitter.com/9DwJq1Un5X

Esta entidad también ha presentado recientemente una queja similar al defensor del consumidor del país nórdico acusando a Tinder de incumplir la actual normativa europea sobre Protección de Datos o la Directiva sobre las cláusulas abusivas de los contratos en sus términos y condiciones. La popular ‘app’ de ligues se mostraba dispuesta a los pocos días a realizar algunos cambios.

Los contratos que firmamos con los servicios digitales “rozan lo absurdo” y “su longitud y complejidad hacen imposible tomar decisiones informadas”

La eliminación de los adjetivos “irrevocable” y “perpetuo” para referirse al consentimiento que se otorga a la compañía para “utilizar, copiar, almacenar, presentar, publicar, reproducir, almacenar, poner, adaptar, modificar o distribuir el contenido” ha sido una de los primeras modificaciones, según el ‘tracker’de Términos y Condiciones del jurista TIC Jorge Morell. Además, ahora se menciona que solo la creación de una cuenta en Tinder vincula al usuario a los términos de uso, mientras que antes se afirmaba que cualquiera quedaba sujeto a sus reglas por el mero hecho de acceder.

Dar visibilidad a la lucha para que los usuarios podamos entender los enrevesados términos y condiciones está llevando a que organizaciones como el Consejo Noruego del Consumidor echen mano a la imaginación con campañas como #AppFail. Hasta han estado dispuestos a leer 250.000 palabras por la causa.

Una marca de 31 horas, 49 minutos y 11 segundos. Este es el tiempo que se ha tardado en leer a viva voz 250.000 palabras en Oslo. Un texto más largo que el Nuevo Testamento o ‘Moby Dick’, aunque más breve que ‘Don Quijote de la Mancha’, cuya lectura ininterrumpida en el Círculo de Bellas Artes noruego requirió más de 40 horas hace apenas unos días.

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