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Las 'locuras' de Stephen Hawking: de viajar con láseres a buscar extraterrestres
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Las 'locuras' de Stephen Hawking: de viajar con láseres a buscar extraterrestres

El científico vivo más famoso del mundo es un genio irrepetible, que en ocasiones ha hecho declaraciones de lo más extravagantes. Su último proyecto: llegar a Alfa Centauri

Foto: El físico británico Stephen Hawking
El físico británico Stephen Hawking

El físico, astrofísico y cosmólogo británico Stephen Hawking es el científico vivo más popular del mundo, gracias a una mezcla de genio y excentricidad, sumados a la visibilidad que le otorga la enfermedad que padece. Pero algunos investigadores y divulgadores opinan que la fama de Hawking, sin desmerecer su talento, es excesiva. O que el físico 'mea fuera del tiesto' en ocasiones, al opinar de campos diferentes del suyo propio.

"Creo que es uno de los grandes genios de este tiempo, pero hay otros iguales que tienen la desventaja mediática de no ir en silla de ruedas", afirmaba contundente el polifacético investigador Miquel Barceló en esta entrevista a Teknautas. "Fuera del campo de los agujeros negros en el que es experto es como si habla del partido del Barça. Yo no discutiría sobre la guerra de las Galias con un historiador".

Todavía más duro se mostraba el divulgador y periodista científico Antonio Martínez Ron en una entrevista a 'Jot Down', en la que acusaba a Hawking de disfrutar de una fama inmerecida. "Es un físico muy relevante [...] pero no es ni mucho menos lo que los medios venden que es". Como Barceló, defiende la existencia de otros físicos todavía más importantes pero desconocidos.

Los retos tecnológicos de Starshot palidecen frente al más claro de todos: conseguir que la nave transmita información de vuelta a la Tierra

El poder de la 'marca Hawking' provoca que cualquier anuncio en el que intervenga el físico sea recibido con gran expectación. El último ejemplo ha sido la presentación de la iniciativa Starshot para enviar diminutas naves, impulsadas por láseres, a más de cuatro años luz de distancia hasta el sistema estelar de Alfa Centauri. Todo en apenas un par de décadas, aunque las tecnologías actuales requerirían viajes de unos 30.000 años.

Detrás del proyecto está el millonario ruso Yuri Milner, que en el año 2013 otorgó el premio Fundamental Physics Prize —creado por él mismo— a Hawking. Se trata del galardón científico de mayor cuantía del mundo: tres millones de dólares acompañan al galardón. Con semejante subvención a la investigación básica se comprende todavía mejor la presencia del británico en la presentación de Starshot.

Terminator y extraterrestres

¿Es viable Starshot? Como explica el astrofísico Ethan Siegel en su artículo de 'Forbes', la tecnología necesaria para semejante proeza ya existe, o existirá en las próximas décadas. Todo se reduce a una cuestión de tiempo... y dinero. Sobre todo dinero. Porque, como admite con sinceridad la propia nota de prensa de 'Starshot', puede que el 'NanoChip' tenga el coste de fabricación de un iPhone, pero la batería de cientos o miles de láseres necesaria convertiría la iniciativa en el proyecto científico más caro de la historia de la Humanidad. Los 100 millones de dólares que aporta Milner serían, en todo caso, el 1% de lo que requeriría la misión entera.

Los 100 millones de dólares que aporta Milner al proyecto serían, en todo caso, el 1% de lo que requeriría la misión entera

Existen limitaciones técnicas: puesto que los láseres estarían construidos en la Tierra, la atmósfera disiparía buena parte de la luz, reduciendo de forma considerable el impulso inicial. Además, un cuerpo tan ligero como el NanoChip —del tamaño de un sello— comenzaría a girar sin control a menos que un peso lo equilibrara. Estos problemas palidecen frente al más claro de todos ellos: conseguir que la nave transmita información de vuelta a la Tierra. Sin esa posibilidad, el proyecto se convertirá en una forma muy cara de enviar un objeto al espacio profundo, y nada más.

El último proyecto apoyado por Hawking se une a la larga lista de excentricidades del genial físico. En 2014, por ejemplo, ya advirtió que el bosón de Higgs podría destruir el universo; un año antes ya había confesado que se sentía "decepcionado" por su descubrimiento, ya que hacía la física menos interesante.

Hawking también ha pecado de tecnofobia en alguna ocasión, al asegurar que la tecnología "está aumentando la desigualdad en el mundo". En este sentido, se ha mostrado contrario al desarrollo de la Inteligencia Artificial, que bien podría emplearse para desarrollar armas o tomar conciencia y acaparar recursos para sobrevivir, enfrentándose en el proceso al ser humano.

La conquista espacial también ha acaparado la atención del astrofísico. En más de una ocasión ha subrayado la necesidad de colonizar otros planetas para garantizar la supervivencia de la especie —objetivo que, al menos en parte, comparte el proyecto Starshot—. En colaboración con el millonario Milner, Hawking inició un proyecto para buscar vida inteligente en otros planetas; todo ello a pesar de su miedo a que otras civilizaciones nos visitaran: "Se parecería mucho a lo ocurrido cuando Colón desembarcó en América: a los nativos americanos no les fue bien", pronosticaba en una entrevista concedida a 'El País'. Mientras esperamos a que esto suceda, el irrepetible investigador británico continuará sorprendiéndonos desde su silla de ruedas.

El físico, astrofísico y cosmólogo británico Stephen Hawking es el científico vivo más popular del mundo, gracias a una mezcla de genio y excentricidad, sumados a la visibilidad que le otorga la enfermedad que padece. Pero algunos investigadores y divulgadores opinan que la fama de Hawking, sin desmerecer su talento, es excesiva. O que el físico 'mea fuera del tiesto' en ocasiones, al opinar de campos diferentes del suyo propio.

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