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El creador del Partido Pirata: "En Islandia podemos gobernar, la gente está harta"
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Rick Falkvinge creó el partido pirata en 2005

El creador del Partido Pirata: "En Islandia podemos gobernar, la gente está harta"

Tras la dimisión del primer ministro en Islandia por los papeles de Panamá, una fuerza política acapara la intención de voto: el Partido Pirata. Hablamos con su fundador

Foto: Rick Falkvinge, fundador del primer Partido Pirata en Europa
Rick Falkvinge, fundador del primer Partido Pirata en Europa

Rick Falkvinge no es pirata ni su nombre es Rick, pero está encantado de que le llamen así. Se ríe cuando le pregunto por su nombre real. Es Dick Greger y se lo cambió cuando era adolescente. "Estaba harto. Por aquel entonces casi todas las páginas de internet me bloqueaban por considerarlo un insulto ['dick', en inglés, significa 'pene']. Cambié la primera letra y, de paso, el apellido completo". Escogió Falkvinge, que en sueco significa "ala de halcón". Así fue como internet cambió literalmente su vida. Y no solo su nombre. Años después, este programador y emprendedor fundaría el Partido Pirata en Estocolmo, una organización presente en decenas de países en todo el mundo y que ahora mismo en Islandia, tras la dimisión de su primer ministro por el escándalo de los papeles de Panamá, ya es la primera fuerza en intención de voto: un 43% de los islandeses les votarían.

Falkvinge pregunta al otro lado del teléfono desde Suecia por los papeles de Panamá. "Debe ser un trabajo ingente", señala. Para él estas filtraciones demuestran que ahora es más fácil que nunca cazar a los mentirosos y corruptos. "Internet se ha convertido en la herramienta que los destapa. Ya lo vimos con Snowden. Si alguien como EEUU no fue capaz de guardar sus secretos más sucios, nadie está salvo. Si eres un político o un alto cargo y has hecho algo ilegal o amoral, tiembla, al final saldrá a la luz".

La filtración de los papeles de Panamá, asegura Falkvinge, es además la prueba de que aún hay esperanza para lograr sociedades más transparentes. Ese es justo uno de los pilares sobre los que se asienta la ideología del Partido Pirata que él fundó en 2005: transparencia. Los otros: apertura, privacidad y copyright (o, mejor dicho, ausencia del mismo). Los cuatro objetivos giran alrededor de la red como herramienta básica que debe ser desregulada y liberada de los intereses de gobiernos y corporaciones.

Falkvinge estuvo al frente del Partido Pirata sueco, el primero creado en el mundo, hasta el 2011. En el 2009 logró algo sorprendente: un 7,1% de los votos en Suecia en las elecciones europeas, lo que le valió un asiento en el Parlamento en Bruselas. También llegaron las polémicas, como sus líos de faldas o sus polémicas declaraciones de que la libertad de prensa debería prevalecer sobre la prohibición de poseer pornografía infantil. "Hubo mentiras y ataques, se sacaron muchas cosas de contexto. En el 2011 decidí que había llegado el momento de ceder el testigo y dedicarme a hablar de las ideas del partido, más que liderarlo", explica Falkvinge a Tenautas.

Pocos 'piratas' en España

Entr el 2005 y el 2011, la idea de crear una organización que aspirara al poder para defender la red y tumbar el copyright caló hondo. Decenas de países, desde Alemania y Francia, pasando por España, Italia, Polonia o Islandia, siguieron el modelo creado por Falkvinge. Pero hoy, más de una década después, el resultado es bastante desigual. En algunos lugares como Islandia las últimas encuestas sitúan al Partido Pirata al frente en intención de voto; en otros, su protagonismo se ha reducido de forma sustancial, como en Alemania, o ha desaparecido casi por completo, como en España.

"Estamos aprendiendo. Somos una nueva generación de fuerzas políticas, de activistas, un poco como los verdes en los 80 y los 90. Algunos estudios demuestran que lleva unos 20 años conseguir tu primer puesto en el Parlamento de un país. Para llegar ahí necesitamos cometer muchos errores, saber qué funciona y qué no", explica Falkvinge. Y pone a Islandia como ejemplo de lo que podría ocurrir en otros países.

"Islandia acababa de salir del colapso financiero y bancario que destruyó su economía, comenzaba a recuperarse. Que de repente se sepa cómo algunos de sus políticos tenían intereses secretos en todas esas negociaciones financieras y además evadían impuestos, es un gran 'shock'. Allí podemos llegar a gobernar, la gente está harta. Somos una opción política en la que confían muchos jóvenes", explica.

Queremos proteger las libertades civiles, asegurarnos de que se respetan en el mundo digital; ahora mismo esas libertades no existen

Está por ver si se trata de un repunte aislado o algo a largo plazo. Falkvinge está convencido que los "atropellos" que se están realizando en todo el mundo sobre nuestra privacidad y libertad en internet harán que renazca la idea de un Partido Pirata fuerte. "Queremos proteger las libertades civiles, asegurarnos de que se respetan en el mundo digital. Porque ahora mismo esas libertades no existen. Nuestros padres tenían la posibilidad de enviarse cartas selladas. Esas cartas eran anónimas. Nadie tenía la habilidad, ni tampoco el derecho, de espiar quién se comunicaba entre sí. Era algo que se daba por hecho. Sin embargo, ninguna de estas libertades civiles se han traslado a las siguientes generaciones en un mundo digital. Básicamente, nos han robado la libertad en internet".

Falkvinge rebate además una idea preconcebida sobre la privacidad online: que no nos importa. "La frase de que si no tienes nada que esconder no tienes de qué preocuparte por si te espían es una estupidez, es absolutamente falsa. A quien diga eso habría que preguntarle si les daría igual que hubiera una cámara en el cuarto de baño. Como seres humanos tenemos un derecho y una necesidad fundamental a la privacidad. Cuando vamos al baño y cerramos la puerta, no ocurre nada ilegal ni secreto ahí dentro, pero queremos privacidad. Pasa lo mismo en internet, solo que no somos conscientes de ello".

Otra de las demandas históricas del Partido Pirata, la de tumbar la industria del copyright, sigue presente más fuerte que nunca. Según Falkvinge, solo 1 entre 10.000 músicos ve un céntimo de los derechos que les pagan las discográficas. "Los artistas no están en problemas, son los intermediarios parásitos de la industria los que están en problemas, por eso quieren perpetuar el modelo del copyright. Yo me descargo música y series, claro que lo hago. Todo el mundo lo hace. Y eso no es robar. Es infringir un sistema de distribución que es altamente inmoral y no debería existir porque es incompatible con la idea original de internet".

¿Cuál es la solución, entonces? ¿Los nuevos modelos planteados por Netflix o Spotify? "La verdad, no lo sé. Pero no nos corresponde a los políticos crear nuevos modelos de negocio. Nos corresponde regular o desregular para que el propio mercado encuentre su camino. Eso es lo que planteamos en toda Europa".

Rick Falkvinge no es pirata ni su nombre es Rick, pero está encantado de que le llamen así. Se ríe cuando le pregunto por su nombre real. Es Dick Greger y se lo cambió cuando era adolescente. "Estaba harto. Por aquel entonces casi todas las páginas de internet me bloqueaban por considerarlo un insulto ['dick', en inglés, significa 'pene']. Cambié la primera letra y, de paso, el apellido completo". Escogió Falkvinge, que en sueco significa "ala de halcón". Así fue como internet cambió literalmente su vida. Y no solo su nombre. Años después, este programador y emprendedor fundaría el Partido Pirata en Estocolmo, una organización presente en decenas de países en todo el mundo y que ahora mismo en Islandia, tras la dimisión de su primer ministro por el escándalo de los papeles de Panamá, ya es la primera fuerza en intención de voto: un 43% de los islandeses les votarían.

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