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Por qué los europeos que emigraron a Silicon Valley están volviendo a casa
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el viejo continente ofrece motivos de peso

Por qué los europeos que emigraron a Silicon Valley están volviendo a casa

Son varios los motivos que explican que muchos emprendedores se animen a probar suerte en su lugar de nacimiento, en Europa, y abandonen la costa Oeste

Foto: San Francisco es bonita, pero también es una ciudad difícil para vivir. (Pixabay)
San Francisco es bonita, pero también es una ciudad difícil para vivir. (Pixabay)

De momento no hay cifras exactas, pero la tendencia sin duda va en aumento. Aquellos 'techies' europeos que un día hicieron las maletas para viajar a El Dorado, es decir, a Silicon Valley, están regresando a sus patrias. Según cuentan algunos de los que han vuelto, San Francisco, que hace diez o cinco años era el destino predilecto de todo emprendedor, se ha convertido en un lugar donde se puede respirar la competitividad a golpe de talonario (cuesta encontrar buenos informáticos que nadie haya fichado antes) mientras la ciudad ha perdido su encanto.

Ya no son sólo los problemas de gentrificación o aburguesamiento de las ciudades, que están expulsando a muchos colectivos de la zona, sino que las calles parecen haber perdido su alma: hay quien se ha quejado, por ejemplo, de no ver niños correteando.

La gentifricación y el aburguesamiento son algunos de los síntomas de una ciudad que ha perdido el alma

Ante esto, Europa se descubre como un lugar prometedor: el ecosistema de 'startups' ha cambiado mucho en los últimos años (que se lo digan a Berlín o a Londres), hay trabajadores cualificados o con ganas de emprender y los precios no son tan prohibitivos como al otro lado del charco. Sin olvidar que aquí está la familia, claro.

Florian Jourda es uno de los que comparó y decidió regresar. Francés de nacimiento y uno de los primeros trabajadores de Box.com (“el séptimo”, según él), su relación profesional con Estados Unidos comenzó cuando marchó a la Universidad de Berkeley a terminar sus estudios de Ingeniería Mecánica. Tras ello, y aunque fascinado por el ambiente californiano, regresó al país galo. Quería trabajar en una empresa aeroespacial, pero no encontraba nada debido a la crisis y terminó en el negocio de la consultoría. Sin embargo, “no me gustaba nada en absoluto. Era como: ‘Mierda. ¿Qué estoy haciendo con mi vida?’”. Así que gracias a un amigo regresó en 2007 a California, donde vio, desde casi el primer momento, cómo Box.com crecía, salía a bolsa y su valoración se disparaba.

Sin embargo, hace siete meses decidió volver a sus orígenes. Estaba “un poco cansado de San Francisco”. Antes “era muy diversa, muy ecléctica, muy divertida, muy sin rumbo”. En los últimos cinco años se ha vuelvo muy “homogénea”, todo el mundo tiene una 'startup' y la ciudad está llena de informáticos. Ya no es una urbe para periodistas, artistas, doctores… o niños. “¡No ves niños en San Francisco!”, asegura. En cambio, “cuando vuelves a Francia, los ves por todos lados”.

Por otra parte, abrir una nueva empresa allí se ha vuelto muy difícil “porque la competencia es muy dura. Los ingenieros buenos tienen ofertas de Google, de Facebook, de nuevas 'startups' molonas, y también quieren empezar su propia empresa”. Eso no quiere decir que, a pesar de todo, no ame la ciudad, la diversión o el desarrollo personal: “Me dio una enorme energía, una actitud muy positiva”.

Jourda tiene otras razones para volver. En 2007, cuando dejó Francia, “no había 'startups' en absoluto”. En los últimos años, ha visto cómo este ecosistema ha crecido y cómo hasta los estudiantes universitarios querían crear su propia empresa. Cuando en 2014 supo que Blablacar, de origen francés, conseguía 100 millones de dólares en una ronda de financiación, tuvo una especie de epifanía: “Si puedes conseguir tal cantidad de dinero en Francia, significa que no tienes excusas” para no intentar montar algo.

Así decidió hacer las maletas para “ayudar al ecosistema de 'startups' y comenzar una nueva aventura”. De momento, ve su futuro en Francia: “Creo que ha llegado el momento de comenzar una gran compañía internacional en Europa”. Piensa que en el Viejo Continente “hay muchos buenos informáticos, muy cualificados”. En concreto, los galos “son muy buenos en matemáticas, así que si quieres formar un equipo de 'data scientists' es más fácil hacerlo en Francia que en San Francisco”.

El valor de lo exclusivo

“Cuando estás construyendo tu nuevo negocio también miras cuáles son los beneficios de California y cuáles los de Europa. En California soy uno de miles de fundadores. En Escandinavia soy uno de no muchos”. Es la opinión de Jakob Jønck, otro de los europeos que regresaron, en este caso a Dinamarca, su tierra natal. Fundador de Endomondo, una web y aplicación para entrenar, y residente en Estados Unidos durante tres años y medio, abandonó el clima de San Francisco (una de las cosas que sí echa de menos de esas tierras) tras vender la empresa (“el precio era demasiado alto”) y disponerse a fundar un nuevo proyecto: Feast Kitchen, un recetario saludable en forma de app cuyo contenido lo crean chefs internacionales (entre ellos, el español José Andrés).

La competitividad que se respira en Silicon Valley no existe, o al menos no del mismo modo, en Europa. Al ser pocos los emprendedores con ideas interesantes, a su juicio, es fácil atraer talento, que es “tan bueno como en California”. De hecho, Jønck no descarta un modelo de empresa con oficinas en Berlín, Copenhague o hasta Silicon Valley. Lo mejor de los dos mundos para el éxito, pero con los precios y la familia de la vieja Europa. Porque los seres queridos fueron otra de las razones que lo llevaron a plantearse su regreso.

“Volver a Europa es una gran decisión que no necesariamente tiene que ver con la tecnología y las compañías tecnológicas, sino más con las relaciones familiares”, explica. Su segundo hijo, de dos años y medio (el otro tiene seis), nació en Estados Unidos. Muchos amigos quedaron en Europa y los abuelos apenas veían a los niños. A ello se suma que un hermano gemelo de Jønck tiene hijos de la misma edad o, lo que es lo mismo, primos para jugar. Argumentos de peso.

“¿Cuándo vuelves a casa?”

Lars Fjeldsoe-Nielsen fue el que hizo notar este fenómeno de retorno. "Mitad danés y mitad portugués", tal y como lo describió TechCrunch, abandonó en septiembre de 2015 su puesto de ejecutivo de Uber en San Francisco para trasladarse a Londres, donde trabaja en la compañía de capital riesgo Balderton.

Apenas llevaba un año y medio en la aplicación de economía colaborativa cuando decidió dejar su cargo directivo. Los motivos fueron muy simples: su esposa y él querían estar más cerca de la familia, que se encontraba en Reino Unido y Dinamarca. En una entrevista con Business Insider, Fjeldsoe-Nielsen afirmó que un número en alza de fundadores europeos de 'startups' están volviendo desde Silicon Valley para crear un nuevo negocio en Europa o invertir en otros que se estén desarrollando. “Es definitivamente una tendencia que he visto”, asegura ahora a Teknautas. “Cada vez más”.

Fjeldsoe-Nielsen se mudó a Estados Unidos en 2008. Se unió al primer equipo de Dropbox. Llegaba al valle en un momento de esplendor para las comunicaciones móviles: el iPhone se había lanzado en junio de 2007 y los 'smartphones' con Android también querían su parte del pastel. En Dropbox formó parte de la división móvil y estableció contactos con compañías como Samsung o HTC para desarrollar la 'app' del servicio de almacenamiento en la nube.

En California se encontraba con muchos europeos tanto fuera como dentro de las empresas en las que trabajó. “Había un tema muy común entre ellos”, explica. “¿Cuándo vuelves a casa?”, se preguntaban los unos a los otros. Pronto Europa les daría razones para volver.

Fjeldsoe-Nielsen se topó en California con un puñado de europeos que siempre tenían un tema de conversación en común: “¿Cuándo vuelves a casa?“

Desde que está en Balderton, el exejecutivo de Uber viaja por toda Europa para conocer nuevos proyectos en los que invertir. Allí se ha encontrado con mucha gente que ha regresado. “Todos tenían lo mismo en común. Había dos razones para volver. Una es que la gente quería estar cerca de sus familias. La otra, y por la que creo que veremos más gente regresar, es que hay una comunidad de emprendimiento muy fuerte” en los países europeos.

Para él, “ha habido un cambio cultural en la actitud de estudiantes y emprendedores, comparado a 2007 o 2008”. Entonces, “no era guay ser emprendedor”. Ahora sí. “Hay mucha gente creando 'startups', haciendo negocios”, en un ecosistema que anima a los emprendedores a asumir riesgos. El ejecutivo explica que también se debe a la educación superior: hay un gran número de personas con estudios técnicos que quieren lanzarse a montar su idea o que tienen un perfil atractivo para que alguien en Europa los contrate. Por último, los que regresan, como Jorda, quieren compartir conocimientos o lecciones aprendidas.

Mientras los precios, los salarios competitivos y el ambiente dificultan la vida en Silicon Valley, un nuevo El Dorado se desarrolla en Europa. Hay mucho que hacer, un ambiente motivador y materia prima humana de calidad. Además, expertos que se han forjado en el valle del silicio y dispuestos a enseñar están de vuelta. ¿Qué más se puede pedir?

De momento no hay cifras exactas, pero la tendencia sin duda va en aumento. Aquellos 'techies' europeos que un día hicieron las maletas para viajar a El Dorado, es decir, a Silicon Valley, están regresando a sus patrias. Según cuentan algunos de los que han vuelto, San Francisco, que hace diez o cinco años era el destino predilecto de todo emprendedor, se ha convertido en un lugar donde se puede respirar la competitividad a golpe de talonario (cuesta encontrar buenos informáticos que nadie haya fichado antes) mientras la ciudad ha perdido su encanto.

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