Es noticia
Las series y los vídeos de gatitos que devoras han disparado la factura de la luz
  1. Tecnología
consumo masivo, de youtube a netflix

Las series y los vídeos de gatitos que devoras han disparado la factura de la luz

Internet no duerme y los servidores que almacenan los vídeos de YouTube y Netflix, tampoco. Cada vez que le das al play, contribuyes a que aumente la factura eléctrica global de la red

Foto:

¿Eres de los que pasas de un vídeo a otro en YouTube sin poder evitarlo? ¿Ves diariamente uno o varios capítulos de alguna serie en Netflix? ¿Sueles dar una vuelta por Vimeo en busca de novedades? ¿Habrá hoy un solo usuario habitual de internet que responda negativamente a alguna de las preguntas anteriores (si no a todas)?

El tráfico relacionado con el consumo de vídeos suponía el 67 % del global en 2014 y aumentará hasta alcanzar el 80 % en 2019, según el último informe de la empresa de telecomunicaciones Cisco sobre contenido audiovisual en la red. Somos unos devoradores insaciables de vídeos y contribuimos con ello a engordar una factura eléctrica global que, por fortuna, ninguno recibimos en el buzón de casa.

“Todo el contenido de internet está alojado en servidores conectados a la red eléctrica 24 horas al día, 365 días al año”, explica a Teknautas Jordi Oliver, investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona y director de Inédit, una consultora sobre sostenibilidad. En otras palabras: internet no duerme ni se apaga.

Los centros de datos, según señala Oliver, son los principales responsables del ingente consumo de energía de todo lo que hacemos en la red. Además de los equipos, los sistemas de refrigeración también trabajan constantemente. En 2010, el gasto de estas instalaciones suponía entre el 1,1 y el 1,5 % del cómputo global, según el análisis de Jonathan Koomey, consultor e investigador de la Universidad de Stanford.

Las tecnologías de la información y la comunicación (entendidas como internet, el big data y la nube) necesitan energía en cada fase de su implementación: desde las fábricas y cadenas de montaje de los equipos hasta los centros de datos y las redes de comunicación, pasando por los dispositivos personales.

Algunos estudios han asignado cifras estimadas al consumo anual de este ecosistema (lo sitúan entre 1.100 y 1.800 teravatios por hora), pero casi siempre acaban dejando fuera algún eslabón de la cadena.

Una reacción en cadena con cada clic

Al encender la luz solo activas la bombilla de una lámpara, pero reproducir un vídeo de YouTube, iTunes, Vimeo o Netflix pone en funcionamiento gran cantidad de dispositivos a lo largo y ancho del planeta: tanto los que integran las redes de comunicación como los servidores.

Todos los vídeos de YouTube están almacenados en los equipos almacén de Google, localizados en los centros de datos que el gigante de Mountain View tiene diseminados por Europa, Asia y Estados Unidos.

“Cuanto más grande es una empresa, más servidores necesita, más energía utiliza y más emisiones contaminantes genera”, aclara Oliver. La electricidad puede provenir de fuentes renovables, gas natural, carbón o elementos nucleares. “Cada una de ellas tiene unas emisiones asociadas”, indica el investigador.

“Si un día abrimos una cuenta de YouTube y colgamos un vídeo, allí queda”, prosigue. No importa si nadie lo ve nunca, permanecerá guardado en el servidor listo para ser reproducido.

Netflix, por su parte, anunció el verano pasado del cierre de su último centro de datos, para depender completamente de Amazon Web Services y de los servidores de las empresas que forman parte de su red de comunicaciones, como Interxion, que brinda los contenidos en España.

Desde Greenpeace pronostican que a partir de 2017 disminuirá el número de centros de datos (sobre todo los pequeños) y se aplicarán mejores medidas para aumentar la eficiencia de los nuevos. Sin embargo, se construirán más instalaciones megalómanas y aumentará la cantidad de dispositivos conectados, con lo que el consumo energético se verá poco afectado.

Soluciones tecnológicas y humanas

¿Qué hacer entonces? “Pese a que tanto grandes empresas como servicios de hosting han comenzado a trabajar con energías renovables, es solo parte de la solución: el consumo de internet no puede ser cubierto 100 % con fuentes renovables”, sostiene Oliver.

Los investigadores ya trabajan en nuevas tecnologías que incorporar a los centros y las redes para incrementar su eficiencia. La última, un chip desarrollado por la Universidad de California, el MIT y la Universidad de Colorado que, en vez de electricidad, utiliza la luz para transportar la información.

El investigador apunta al aumento de contenidos como uno de los principales problemas. “Cada día guardamos bytes de información en correos, carpetas de Dropbox; lo que significa que consumimos más energía para mantener todos nuestros datos”, advierte. “Incluso los correos spam se procesan y almacenan”.

La nube nos permite ahorrar espacio en nuestro disco duro, pero Oliver invita a la moderación. “Intentemos mantener la información en nuestros ordenadores y no en un servidor remoto que funciona todo el año”, aunque lo haga de manera eficiente.

Nos controlamos para no pasarnos con la factura de la luz, pero esta no llega al buzón y afecta mínimamente a nuestro bolsillo. “Los usuarios no son conscientes de lo que hay detrás de la pantalla del ordenador, por eso no desarrollan hábitos que minimicen el consumo”, sentencia el experto.

¿Eres de los que pasas de un vídeo a otro en YouTube sin poder evitarlo? ¿Ves diariamente uno o varios capítulos de alguna serie en Netflix? ¿Sueles dar una vuelta por Vimeo en busca de novedades? ¿Habrá hoy un solo usuario habitual de internet que responda negativamente a alguna de las preguntas anteriores (si no a todas)?

YouTube
El redactor recomienda